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Chillan el tercer aniversario de la declaracion de la independencia con un contento que aquel pueblo no habia conocido.

Chillan se vió desde entónces mucho ménos hostigado por las correrías de las montoneras enemigas; i si no fué el centro de las operaciones militares, puesto que el grueso de las tropas patriotas quedó establecido en Concepcion, de allí salieron numerosos comisarios a recojer noticias de las bandas realistas que permanecian al otro lado del Biobío, i a fomentar entre ellas la desercion. Algunos de esos ajentes debian entrar en comunicaciones con ciertos caudillos realistas que parecian inclinados a abandonar una causa perdida, i otros llevaban el encargo de promover la rebelion contra los jefes, i aun de deshacerse de éstos por cualquier medio. Por el momento, estas dilijencias no produjeron resultado; pero, como veremos mas adelante, no fueron infructuosas (24).

8. Infructuosa campaña del jeneral Freire al sur del Biobío.

8. El jeneral Freire, entre tanto, habia permanecido en Concepcion despues de sus triunfos, sin intentar empresa alguna para completar la destruccion del enemigo. En los últimos dias de diciembre, cuando se hubo convencido de la falsía de las proposiciones de paz hechas por Benavídes, i cuando hubo recibido los socorros de víveres i municiones enviados de Santiago i los refuerzos de tropas de caballería enviados de Chillan por el coronel Prieto, se decidió a operar al otro lado del Biobío. Un cacique de los llanos de Lumaco, llamado Venancio Coihuepan, hombre mas culto que la jeneralidad de los indios, i que siempre se habia mostrado inclinado en favor de los patriotas, habia pedido al intendente de Concepcion un cuerpo de soldados para ata. car a otros bárbaros que hacian armas por los realistas. Creyendo que ésta era una coyuntura favorable para escarmentar a los indios, Freire organizó una columna de trescientos jinetes de buenas tropas, i el 28 de diciembre los hizo partir para Lumaco a cargo del sarjento mayor don Francisco Ibañez, soldado rudo, pero de gran valor i acostumbrado a soportar las fatigas de la guerra.

En su marcha, pudo conocer Ibañez los destrozos ejecutados recientemente por las bandas realistas. Yumbel estaba en su mayor parte incendiado, i Nacimiento era un monton de ruinas. Hallándose un

(24) A los datos que sobre estos accidentes contiene la correspondencia oficial i particular del coronel I'rieto, se agregan los que consigna la relacion del comisario Castellon, que segun se ve allí, estaba en el secreto de estos planes i fué un útil cooperador del coronel Prieto,

poco al sur de esta plaza en los primeros dias de enero de 1821, fué atacado por los indios que regresaban batidos en los contornos de Chillan; pero éstos no pudieron resistir a una carga de los jinetes patriotas, i se dispersaron fácilmente. Mas adelante, al reunirse en Lumaco con el cacique Venancio, pudo conocer que la discordia reinaba entre las tribus de bárbaros, i que en efecto, los pobladores de la mayor parte del valle central del territorio, no secundaban en sus correrías a los indios de la rejion de la costa, que eran los mas firmes aliados de Benavides. Como Venancio quisiera pasar a Nacimiento con una gran comitiva de mocetones a celebrar una conferencia con el jeneral Freire, convino Ibañez en dejar allí cincuenta hombres de su tropa a cargo del capitan don Luis Salazar para la defensa de aquellas tribus amigas. El 12 de enero, cuando Ibañez i Venancio se habian alejado de esos lugares en marcha hácia Nacimiento, los indios rebeldes, exitados por algunos oficiales realistas, cayeron sobre Lumaco en número considerable. Siguióse una sangrienta refriega en que Salazar i sus aliados escarmentaron rudamente a los enemigos. Otros peque. ños encuentros dieron el mismo resultado; i si ellos no bastaron para poner término a las hostilidades de esos bárbaros, contribuyeron a disminuir el prestijio que entre ellos gozaban las armas del rei.

Aquellas operaciones, sin embargo, no podian tener una gran trascendencia. El mismo Freire, que las habia dispuesto, en vez de em. prender una vigorosa persecucion de los restos desordenados del ejército enemigo, no parecia atribuirles mucha importancia. Sabiendo que Venancio habia llegado a Nacimiento, i que lo citaba para combinar su plan de operaciones contra el enemigo, el jeneral en jefe se resolvió con mui poco empeño a acudir a ese llamamiento. El 3 de febrero salió de Concepcion con cerca de ochocientos hombres, i emprendió la marcha con mucha lentitud por la orilla derecha del Biobío. A su paso por Talcamávida, i en seguida en Santa Juana, cuando hubo pasado aquel rio, pudo convencerse de la desorganizacion a que estaba reducido el enemigo. En vez de hallar partidas de éste que hostilizaran a las fuerzas patriotas, se presentaban aquí i allá grupos de individuos que habiendo servido en las guerrillas realistas, acudian ahora a deponer las armas para alcanzar su perdon. Uno de ellos fué un teniente español llamado don Manuel Canario, que despues de haber prestado útiles servicios a los realistas, pasó a prestarlos con igual decision a los patriotas.

La conferencia del cacique Venancio con el jeneral Freire, se verificó en los contornos de la plaza de Nacimiento el 21 de febrero. Los

mocetones que acompañaban a aquel caudillo, pedian con instancias los regalos que segun la costumbre tradicional, se les distribuian en cada parlamento con las autoridades españolas; i como el jefe chileno no los tenia, llegó a producirse cierto descontento. El cacique Venancio exijia que las fuerzas patriotas penetraran al territorio araucano para ir a destruir las tribus hostiles que capitaneaba otro cacique prestijioso llamado Mariloan. Estas exijencias creaban a Freire una situacion mui embarazosa, pero le fué necesario desentenderse de ellas con varios pretestos. Se limitó a acompañar a los indios hasta los campos de Angol que se decian amenazados por una agresion de Mariloan, i aunque esta noticia era infundada, dejó en aquellos lugares doscientos cincuenta soldados para ausiliar a Venancio. En estas dilijencias, fueron batidas algunas pequeñas montoneras realistas.

Todas éstas eran ventajas casi insignificantes, i no podian tener ninguna eficacia para concluir la destruccion del enemigo, que en esos momentos reconcentraba los últimos restos de sus fuerzas en Arauco i en los campos vecinos. Freire, que desde los triunfos alcanzados en Talcahuano i Concepcion, habia dejado correr tres meses enteros sin acometer la persecucion resuelta que habria podido consumar la dispersion de las bandas de Benavides, resolvió ahora emprenderla, pero no puso en ella la actividad que habria sido necesaria El 25 de febrero, a su paso por Santa Juana, vió que esta plaza habia sido incendiada recientemente por una partida realista, i que en otros puntos de la línea fronteriza comenzaban a reaparecer fuerzas enemigas, que le obligaron a destacar una parte de sus tropas. "Yo, dice el mismo Freire, me dirijí para Arauco; i hallándome el dia 5 (de marzo) a distancia de cinco leguas, observé que el enemigo habia incendiado la plaza i todos los ranchos de paja de aquellas inmediaciones. Sin embargo, con. tinué mi marcha hasta el rio Carampangue, desde donde reconocí que todo estaba reducido a cenizas, sin que se presentase a la vista mas que una corta partida enemiga que habia ido en retirada desde Colcura, en donde, por su precipitada fuga, dejó en el campo algunos animales. En vez de continuar la persecucion o de tratar de establecer una guarnicion en aquellos lugares para atraerse a los numerosos dispersos que habia dejado el enemigo, i que andaban vagando por los bosques, Freire dispuso la vuelta a Concepcion, i llegaba a esta ciudad el 7 de marzo (25).

Aunque ese mismo dia fué sorprendido en el distrito de Puchacai

(25) Oficio de Freire al ministerio de la guerra, Concepcion, 13 de marzo de 1821.

un empecinado montonero realista llamado Juan Ignacio Chavez, cuyos secuaces pasaron a engrosar las fuerzas patriotas, i aunque éstas alcanzaron otras ventajas en varios puntos vecinos a la frontera, es lo cierto que Freire no habia sacado todo el fruto que debia espe rarse de los grandes triunfos obtenidos. Benavides i sus parciales, cuya destruccion parecia completa, i habria podido serlo en efecto, tuvieron tiempo para reponerse de sus quebrantos, para cometer nuevos atentados i para amenazar otra vez mas la tranquilidad de la frontera i de la República.

TOMO XIII

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