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ble, se comen dos docenas diariamente. El gasto semanal de la cocina de San Juan de Dios podia llegar en aquel tiempo a diez o quince pesos, como hoi pasa de quinientos en esa propia casa. El de la primera semana del mes que acaba de espirar (del 1.o al 7 de junio), fué de 551 pesos, incluyendo dia por medio un buei gordo, que el filántropo Jaña vende a 44 pesos i a plazo indefinido. Los bueyes de los Padres Capachos no costaban mas precio que el del cuchillo para degollarlos, i sus dueños tenian de ahorro el cuero. La sal valia entonces cuatro pesos el quintal, como los higos, i este era el desengraso ordinario de los enfermos i de los frailes. En cambio, un jamon para esclusivo regalo de los últimos, costábales solo un peso.

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La botica de San Juan de Dios era tan pobre como su hospital. Surtíala un mercader llamado Gonzalez de Avila, i no sabemos si fuese pariente del prior, aunque ha sido costumbre de este pais tan alabado de probo, «que todo quede en casa,» i lo mismo ha rezado con priores i con presidentes hasta el reciente dia, prueba que el daño está en la masa de la sangre como la lepra. En el año mencionado compráronse drogas por mayor i enca

jonadas, por valor de 344 pesos 4 reales, i quedóse debiendo 338 pesos i 7 reales por el prior Avila al boticario Avila. Fuera de esto, el prior apunta en sus cuentas como compradas por separado, 20 onzas de sen, 50 libras de cañafistula, a peso la libra, i 4 onzas de canela a 3 reales la onza.

De otros gastos no es posible hacer equitativo reparto i adjudicacion, porque no se sabe si eran jolgorios de los pacientes o el ordinario de los frailes.-Pertenecen a este jénero de cuentas las que siguen, con su propia redaccion: «cuatro reales de peines»-«un papel de alfileres en 6 reales»-«sesenta pesos de paño» i «526 varas de bramante». Costó el último lienzo 729 pesos, i si fué comprado para las sábanas del prior de la órden, parece que lo que es los enfermos de hoi, están mejor regalados en las suyas de tocuyo.

Como aparejo completamente frailesco figuran en las cuentas del prior Avila cinco sombreros de paño en 40 pesos, i veinte pares de zapatos a peso cada par; doce frazadas blancas a 6 pesos, doce negras a 4 pesos, i diezinueve patacones de conservas del Cuzco. No tenian mal capacho los Padres Capachos!

Al propio tiempo tuvo el Hospital en ese mismo período (1636-638) alguna entrada estraordinaria; 'pues, ademas de 524 carneros sobrantes vendidos a 4 reales, de 160 pesos de grasa de la estancia i 56 pesos de trigo, sacáronse 40 pesos de un vestido de paño azul que dejó a la cabecera de su cama, al emprender en mangas de camisa su última jornada, un vecino llamado Agustin de Aranda, i de una capa i silla (que no dicen fuera de montar o de asentarse) que legó al Hospital otro de sus inquilinos. Llamábase éste Juan Gonzalez, natural de las Canarias.

Hacian el servicio de los enfermos los mismos frailes, sus legos i sus esclavos. De los vientres de las hembras, que en el año de 1636 cuidaban a las enfermas, nacieron cinco niños, es decir, cinco esclavos, pero se murieron cuatro negros. Un capitan llamado don Juan de Valenzuela dió de regalo a los padres en ese año un africano, i con esto parece que el número de frailes, de empleados, de esclavos i de enfermos era de cuarenta en el año mencionado, porque el prior Gomez de Avila

compró cuarenta bulas que le costaron 23 pesos i 3 reales.

El cirujano que asistia a los enfermos de San Juan de Dios en la época avanzada que ya alcanzamos, llamábase Juan Rodriguez, que otros dicen Juan Flamenco, porque probablemente seria oriundo de los Paises Bajos. Su salario era de 150 pesos al año (lo que hoi gana un médico en una visita a los suburbios) i el del barbero 50 pesos. La propina habia bajado mas de doscientos por ciento desde los tiempos del protomédico Alonso del Castillo (1576); pero siquiera esta última se pagaba en patacones, que no en choclos.

El nombre del último empleado - nombre de mulato i matador-era Mateo Diaz.

Antes que éstos habia sido el cirujano mayor del Hospital de San Juan de Dios un tal Alvaro Diaz, que residia en Chile desde principios de aquel siglo, i fué nombrado para aquel destino por el presidente Fernandez de Córdoba, el 3 de febrero de 1627, conforme a las capitulaciones ya citadas

del prior Molina con el presidente Alonso de Rivera. Su diploma es notable en razon del figurar como el mas antiguo de que tengamos copia i noticia, por lo cual i por las circunstancias particulares que contiene, vamos a trascribirlo de los libros de cabildo en su parte esencial, que es como sigue: -«Por cuanto conviene nombrar persona de experiencia en el arte de cirujía que usse y exerza del dicho oficio de cirujano mayor del hospital de la ciudad de Santiago. Y por que las calidades que para el efecto se requieren, concurren en la de Alvaro Dias, residente en ésta, por aver servido a su magestad de veinte y quatro años a esta parte en el oficio de cirujano del hospital real de esta ciudad, ÿ aver dado en todo muy buena cuenta, en cuya consideracion, y por que fio de su persona, que en lo de adelante lo continuará en la misma conformidad y que procurará en todo la salud i utilidad de los enfermos del dicho hospital. Por la presente, en nombre de su magestad y como su gobernador y capitan general y en virtud de sus reales poderes, nombro i proveo a vos el dicho Alvaro Dias por cirujano mayor del dicho hospital de la ciudad de Santiago y os doi poder y facultad para que como tal usseis y exerzais el dicho cargo en todos: los cassos y cossas a él anexas y concernientes se

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