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tal, sin mas interes que el de su propia barata subsistencia. Llamábase este benefactor oscuro, Juan Nieto, i el viérnes 16 de junio de 1568 pidió permiso al cabildo «para entrar a servir en el hospital a los pobres, con que le diesen de comer i vestir moderadamente, por amor de Dios.»

El cabildo proveyó a esta jenerosa solicitud con el siguiente acuerdo, que pone de manifiesto su consagracion al deber, porque resulta que la corporacion asistia al Hospital todos los sábados i le visitaba:-«Se le proveyó que estos señores hablaran a los diputados mañana sábado, como acostumbran ir al dicho hospital, i darán la respuesta de si se puede hacer lo que se pide.»

Lamentable i verdaderamente vergonzosa era, por tanto, en su conjunto la situacion del Hospital del Socorro cuando contaba ya mas de medio siglo de existencia, i cuando impelido de su jeneroso celo por el bien público, de que dejara tan altos testimonios el presidente Alonso de Rivera, determinó emprender una reforma radical cuya ejecucion formará la segunda época del Hospital del Socorro de Santiago.

IV

SAN JUAN DE DIOS.

(LOS PADRES CAPACHOS I SUS REFORMAS.)

Alonso de Rivera envia a Lima al jeneral Perez de Urusandi a solicitar padres de San Juan de Dios para los hospitales de Concepcion i de Santiago.-Concédelos el virei Esquilache i lo aprueba el rei.- El primer prior de San Juan de Dios, frai Gabriel de Molina.-Firma Alonso de Rivera el primer reglamento del Hospital de San Juan de Dios, el mismo dia de su muerte.-Constitucion civil i administracion relijiosa del Hospital.Se recibe Molina de el de Concepcion.-Niégase el cabildo de Santiago a entregarle el del Socorro.-Apela el procurador de ciudad a la Audiencia -Manda ésta entregar la casa, i los capitulares obedecen.-Proceso curioso que se siguió con este motivo.- Intrigas posteriores i denuncios del obispo al rei.-Triunfan los padres.-El Hospital del Socorro comienza a llamarse de San Juan de Dios.-Los Padres Capachos. -Su réjimen interno i sus mejoras.-Mobiliario del Hospital en 1638, ilo que costaba una jeringa hace tres siglos.-La dieta de los enfermos.-Los carneros i las vacas de Bilauquen.-Bizcochuelos i regalías de los enfermos. -Las menestras de los padres i sus precios a principios del siglo XVII.→→ Su viña i chácara de la ciudad.-El pescado en la cuaresma.-Comparaciones con el presente.-La botica i sus drogas.-El prior Avila i el proveedor Avila. Todo queda en casa,.-El servicio del Hospital-Sus médicos en el siglo XVII.-El cirujano mayor Alvaro Diaz, i su diploma.-Las rentas del Hospital.-Su déficit permanente.-Cuentas detalladas del bienio de 1636-38. Sus benefactores en el siglo XVII.-El carpintero Juan Bernal. -Don Luis de las Cuevas.-Trasmision de la propiedad agrícola en Chile. El escribano Maldonado i su esposa.-Don Antonio de Ovalle, i Peñalolen.Conpran los padres la estancia de Curacaví i vuelven a venderla.-Muerte del padre Francisco el pecador.-Terremoto de 1647.--Decadencia del Hospital. El fiscal de la Real Audiencia denuncia al rei los abusos de los padres de San Juan de Dios.-Reconvencion que éstos reciben i pauta para su gobierno. Estadística del Hospital de San Juan de Dios durante los primeros 47 años de su nuevo réjimen.-Médicos latinos a fines del siglo XVII.-EL doctor Galindo.-El clérigo portugues Lopez Caguinca.

Dolido Alonso de Rivera, que fué uno de los mas laboriosos i mas probos gobernadores de Chi

le, no aventajado por ninguno en noble magnanimidad, pues dejó a sus hijas por herencia la misericordia de los clautros; dolido, decíamos, i avergonzado en sus últimos años del casi total abandono en que yacia el Hospital del Socorro en Santiago, i del que juntamente corria otro establecimiento mas pequeño fundado en Concepcion para los soldados, encargó en el postrer año de su gobierno a uno de sus mas famosos lugartenientes que solicitase en Lima el envío de la órden recien creada de los Padres hospitalarios de San Juan de Dios, cuyo fundador habia muerto en Granada mucho despues de la fundacion de Santiago, i no habia sido colocado todavía, ni lo seria ántes de un siglo, en la categoría de los santos.

Llamábase aquel emisario el jeneral don Juan Perez de Urusandi, que fué varias veces correjidor de Santiago, i que a la sazon (1616) recorria el mar Pacífico en demanda de piratas holandeses.

De arribada en el Callao, durante el curso de esta espedicion, cumplió con el encargo de su jefe el capitan chileno, solicitando cuatro frailes hospitalarios del virei don Francisco de Borja, príncipe de Esquilache, quien otorgó de buen grado la gracia (abril 13 de 1616), aprobándola algo mas tarde el rei Felipe III.

Vino a la cabeza de aquella escasa comitiva de reformadores un gran personaje, natural de la Mancha, llamado frai Gabriel de Molina, hombre de consejo, que, segun las crónicas, fué consultor íntimo del obispo Salcedo en los casos difíciles de su gobierno, que fueron muchos.

Acompañábale tambien un fraile humilde, cuyo nombre era Francisco de Velasco, pero que nunca usó en Chile sino el de Francisco el pecador, a ejemplo de su fervoroso maestro i fundador San Juan de Dios, este sublime Jil Blas de la caridad moderna,-prófugo de su casa en Portugal a los nueve años, zagal en Castilla, soldado en Francia, aventurero en Hungría, labrador en Ceuta, i por último, negociante, enfermero i santo en la ciudad de Granada, donde murió jóven todavía i convertido, en 1550.

Su canonizacion solo tuvo lugar ciento veinte i nueve años mas tarde, celebrándose con gran pompa en Santiago en 1679.-Cuando vinieron sus milites a Chile, no era todavía sino simple ervo de Dios, como Bardesi.

Fueron recibidos los padres de San

Juan de Rivera, a

Dios con gran regocijo por Alonso de quien hallaron moribundo en Concepcion. Pero tuvo aquel hombre de grande alma el contento mayor de firmar las capitulaciones de su recepcion i réjimen el mismo dia que fué el último de su noble vida (marzo 7 de 1617).

Segun esas capitulaciones, que fueron el primitivo reglamento del Hospital de San Juan de Dios, quedaban los padres reconocidos como libres administradores de las casas de Concepcion i de Santiago, en cuanto a su rejimen interno, pero sujetos espresamente al patronato real, es decir, a la autoridad civil, que hasta esa época habia representado el cabildo de la capital i sus mayordomos mayores o diputados. En consecuencia, el

la comunidad hospitalaria debia rendir cuentas de su jestion, i el presidente se reservaba el derecho de nombrar todos los funcionarios laicos de la casa,—el cirujano, el barbero i aun el capellan. La administracion era, por tanto, mista, mitad laică i mitad eclesiástica.

* * *

Recibido el prior Molina de la casa de Concepcion, trasladóse sin demora a la de Santiago. Pero

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