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"de detalles y de particularidad: quiere conocer bien, en la intimidad á los hombres que dejaron imágen de su "alma. Los pormenores mas minuciosos concernientes á "ellos, se recojen con cuidado y se leen con placer y gran "deseo"-Aceptando la idea del historiador de Bolivar vo á esforzarme en cuanto me sea posible para imitarla. Y en este concepto, perdóneseme si me excediese en algo al referir los pequeños accidentes de ese período histórico.

La ciudad de Guayaquil está situada en la ribera norte del rio Guayas, á 60 leguas sudoeste poco mas ó menos de la de Quito, colindando por el sur con la provincia de Piura, última del Perú. En 1820, ella contaba veinte mil habitantes. Dicho rio es navegable hasta por fragatas de guerra, no solo en las 36 leguas que dista la ciudad de la embocadura del golfo, sino por seis ó mas rio arriba; haliandose establecido en el arrabal del norte el principal ó único astillero de la costa del mar Pacífico. Desde la época de la conquista de Pizarro, fué Guayaquil provincia integrante del vireinato de Lima, y por circunstancias accidentales quedó interrumpida esta dependencia por unos pocos años á fines del siglo pasado, por haberla agregodo el Monarca al de Santa-Fé; mas por real órden del 7 de julio de 1803, volvió á reincorporarla al del Perú, como puede verse por el siguiente oficio del Virei al gobernador intendente de la provincia, documento quizá poco conocido en nuestros pueblos. Dice así:

"El Exmo. señor Virey de Santa-Fé con fecha "6 de Diciembre último, me ha comunicado la real ❝ órden de 7 de Julio del año próximo pasado, en (6 que manda S. M. que el gobierno de esta plaza y

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su provincia, sea dependiente en lo sucesivo del "vireinato del Perú, del mismo modo que lo ha "sido hasta ahora de el de Santa-Fé: y habiéndose "dado por mi el debido cumplimiento á la sobera"na determinacion, lo aviso á V. para su inteligencia-Dios guarde á V. muchos años-Guayaquil y Enero 17 de 1804-Bartolomé Cucalon y "Villamayor-Señor Administrador de Aduana. 4 Y leyendo otra ocasion las crónicas de Lima, encontré confirmando este hecho, en las "Tres. Epocas del Perú" páj. 146 pues se dice " Año de 1804. "Siendo virey el señor don Gabriel de Avilés y del "Fierro, marques de Avilés, presidente que fué de "Chile, teniente general, y virey de Buenos Aires, "pasó de virey al Perú por la carrera de Potosí, "á consecuencia de haber muerto en Lima D. Am"brosio O'Higgins marques de Osorno-Llegó nue- • "vamente la declaratoria de guerra contra Ingla

terra. Con este motivo se reincorporó á este "vircinato el gobierno de Guayaquil. "

Tal era el estado civil y político en que se hallaba esa ciudad, cuando dió el grito de libertad é

[4] Este oficio que orijinal existia en el archivo de 'a Aduana de

Guayaquil, lo of leer entonces muchas veces, y puede verse ademas en las Memor as de D. José de la Riya-Agüic o [a] Pruvonena, tomo 1 páj. 235.

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independencia el 9 de octubre de 1820, asi que tuvo noticia que la espedicion libertadora del Perú habia desembarcado en Pisco, pues esa era la consigna que el jeneral San Martin diera á los pueblos en sus proclamas. Y si este grito pudo ser consecuencia de las chispas mal apagadas de las convulsiones de Quito en 1809 y 810, y de la conflagracion que el almirante Brown produjo en el Pacifico á principios de 1816, cuando con su escuadrilla paseó el pabellon arjentino por sus costas dilatadas, es cuestion que no se ha establecido ni ventilado todavia.

Pero lo que se puede asegurar es, que Guayaquil como pueblo del Perú, inflamado por el entusiasmo que las proclamas de San Martin habian difundido, declaró su emancipacion, y los magistrados que de. ella surjieran, se colocaron bajo la ejida del Jefe que se los inspiraba.

y

Y es un hecho que nadie se atreverá á poner en duda, que el nuevo gobierno despachó de propósito una comision de los señores teniente coronel don Miguel de Letamendi y capitan D. José Villamil, solicitando la proteccion del jeneral San Martin ofreciéndole como primicias de su pronunciamiento varios trofeos militares como ser, un jeneral prisionero, (el brigadier D. Pascual Vivero, Intendente de la provincia), once entre gefes y oficiales, y la bandera del batallon de Granaderos de Reserva; trofeos que se recibieron en el puerto de Ancon el 4 de no-. viembre del mismo año 20, cuyos pormenores ya he descrito en otra vez,

Tambien aqui es el lugar, en mi concepto, de hacer notar una circunstancia que no dejará de llamar la atencion, cuando menos, de los que no han tenido oportunidad o motivo de conocer esos acaecimientos como ocurridos en rejiones tan lejanas y tan sin contacto con nuestros pueblos.

El 9 de octubre de 1820, erijióse en Guayaquil, á imitacion de lo que hizo Buenos Aires el 25 de Mayo de 1810, una Junta Gubernativa que la compusieron los señores Dr. D. José Joaquin de Olmedo, como presidente y como vocales, el ciudadano D. Francisco Roca y coronel D. Rafael Jimena, todos naturales del pais y de las familias mas principales.

Esta Junta en su programa de medidas de preferencia, tuvo el señalamiento de la bandera con que debiera darse á conocer como ciudad marítima, en el nuevo rol de Estado independiente con que asomaba al mundo. Puesto el asunto á resolucion, no elijieron los colores de la española que acababan de arriar, ni los de la holandesa ó inglesa que algu na vez pudieron ver en buques piratas ó de viageros que visitaran sus costas.

Tampoco recordaron los de la chilena que lord Cochrane hizo conocer en noviembre de 1819, y mucho menos los del iris de Colombia, su colindante por el norte; sino que se llevaron la preferencia el azul y blanco por razones que ni entonces ni despues he oído esplicar; pero quiza no falte quien atribuya alguna coincidencia con la que Brown desplegó en el Guayas en 1816! Poco importa, empero, esta ó

cualquiera otra analojía de colores, por cuanto basta saberse que la insignia adoptada entonces por Guayaquil fué, sobre un cuadrilongo blanco, un cuadro azul en la parte superior en forma de escudo y encima de este una estrella blanca de cinco picos al centro. Asi pues, la bandera y la cucarda vinieron á ser la azul y blanca.

Fué otra de las medidas del nuevo gobierno, organízar inmediatamente una division de tropas de línea de las tres armas, hasta el número de 1400 hombres, sobre la base de las que dieron el grito de libertad el 9 de octubre. Mandó acuartelar ademas, como 2000 milicianos de infanteria y caballeria, bien armados, y municionados; con sus correspondientes Jefes y oficiales para contener cualquier tentativa reaccionaria que pretendiese su vecino el presidente de Quito,

Los Sres. Letamendi y Villamil instruyeron al je neral San Martin de todos los pormenores, apoyandose en ellos para acerle el pedido que su gobierno les habia encargado con encarecimiento, en particular si fueren necesarias operaciones de guerra.

En esta virtud, persuadido el jeneral de la necesi-.. dad y conveniencia de atender esa demanda, el 9 de noviembre de 1820, hizo marchar desde el puerto de Ancon y en la misma goleta "Alcance", al` primer edecan suyo coronel D. Tomas Guido, en calidad de Ajente diplomático ó confidencial cerca del nuevo gobierno, á cumplimentarlo como dijo y que verificase algunos arreglos tendentes á la causa

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