Imágenes de páginas
PDF
EPUB

puede medirse por lo excesivo de los padecimientos del pueblo inva dido, y aun es de justicia decir: que el brillo y la importancia de las hazañas héróicas de los conquistadores de México, han adquirido cierta triste celebridad que ha realzado sus yerros y crímenes, aun mas de lo que era debido.

,Es justo, pues, como tantas veces lo hemos establecido, que aunque no escusemos sus excesos, juzguemos imparcialmente su conducta comparándola con la de otras naciones en igualdad de circunstancias, y que no la véamos solamente al traves de los males que la guerra trao consigo inseparablemente. Mas no corramos un velo sobre esos males, porque el historiador no tiene por qué retraerse de pintar con sus verdaderos colores las atrocidades de aquellos, cuyos triunfos quiere circundar con una aureola de falsa gloria; pero que rompiendo los vínculos de la confraternidad, han alcanzado sus triunfos armando al hermano contra el hermano, embruteciendo al que ya era civilizado y encendiendo en el seno de los bárbaros, pasiones infernales.

„Pero de cualquier modo que se considere á la conquista bajo el aspecto moral, como proeza militar debe llenarnos de asombro. Que un puñado de aventureros armados y equipados de muy diver sas maneras, hayan arribado á las playas de un imperio poderoso habitado por una raza feroz y belicosa, y que despreciando á las prohibiciones reiteradas del soberano, hayan penetrado hasta el corazon del pais, sin conocer ni la lengua ni la tierra, sin guia ni brújula que los condujese, sin idea de las dificultades que tendrian que vencer, totalmente ignorantes de si el paso que iban á dar inmediatamente los pondria en tierra enemiga ó en un desierto, caminando en completa oscuridad, por decirlo así; que aunque casi derrotados, en su primer encuentro hayan osado penetrar en el interior del imperio y arrojarse sin vacilar en medio de los enemigos; que lejos de amedrentarse al ver el poderío y civilizacion de la nacion, se hayan confirmado en su primera resolucion; que hayan aprisionado al monarca y ejecutado á su presencia y á la del pueblo á sus ministros, que arrojados de las puertas de la ciudad, hayan reunido sus diseminados restos, y merced á un plan bien combinado de operaciones, hijo de la política y de la intrepidez, hayan logrado sojuzgar á la capital y asentar su poder sobre todo el pais; que todo esto se haya hecho por un puñado de desvalidos aventureros, es casi un milagro, que seria inverosímil si se contase en un romance, y que no tiene igual en la historia.

,,Sin embargo, esto no debe entenderse muy literalmente, porque seria una injusticia hecha á los aztecas, al menos por lo tocante á su fama militar, atribuir esclusivamente á los españoles el mérito de la conquista: para que esto fuese así, seria necesario suponerlos armados del encantado escudo de Ruggiero y de la mágica lanza de Astolfo que derribaba de un solo bote á centenares. El imperio

indio se puede decir que fué conquistado por indios. El primer encuentro terrible y sangriento entre españoles y tlascaltecas que estuvo en el punto de causar la ruina de los primeros, no fué realmente sino el principio de sus victorias. Entonces se ganaron el poderoso apoyo de un aliado al que se refugiaron en la hora de la desgracia, y que sirvió de centro ó núcleo para reunir en rededor á todas las demás razas indígenas, y con las fuerzas confederadas prepararse el golpe decisivo. El imperio azteca ha sido minado y derribado por mano de sus vasallos dirigidos es cierto por la sagacidad y política europea. Si ese imperio hubiese sido compacto, habria provocado y burlado el furor de los invasores; pero tal como estaba, se puede considerar que la capital estaba disgregada del resto del imperio, así es que el golpe que recibió, y que si la hubiese guarecido la lealtad y el patriotismo de todos no la habría conmovido, la sacudió tan violentamente que la derrumbó completamente. Este suceso puede servir de prueba de que un gobierno que no descansa en las simpatías de sus súbditos no puede durar largo tiempo; de que las instituciones humanas, cuando no tienden á la prosperidad y bienestar de todos, tienen de caer por precision, si no por efecto de los progresos de la civilizacion, por mano de la violencia; si no por causas internas, por esternas. ¿Y quién lamentará su caida?...."

[ocr errors]

CAPITULO VII.

Desde la caida del imperio azteca hasta el establecimiento del vireinato de Nueva España.

TORTURA DEL REY CUAUHTIMOTZIN: pacificacion de todo el pais. Gobierno municipal: expedicion à Michoacan: expediciones a otras provincias del pais: reedificacion de la capital: embajada a Castilla: llegada de Cristóbal de Tápia a Veracruz. Cortés es nombrado gobernador y capitan general de Nueva-España: llegada de Francisco de Garay al rio de Pánuco. Defeccion de Cristóbal de Olid: expedicion de Cortés à la provincia de Honduras: suplicio de Cuauhtemotzin: disturbios de México: vuelta 'de Cortés: desconfianza de la corte de Castilla. El gobierno se divide entre Estrada y Sandoval. Cárlos V nombra de único gobernador al tesorero Estrada: Cortés es desterrado de la ciudad de México. Cortés vuelve a España: muerte de Gonzalo de Sandoval: la nueva audiencia de México: Excomulgacion de los oidores de la audiencia: expedicion de Nuño de Guzman contra los chichimecas: llegada de Cortés a Veracruz. Llegada a México de los nuevos oidores que debian gobernar la Nueva

f

España: disensiones entre éstos y el marqués del Valle. Cortés forma una expedicion para hacer nuevos descubrimientos. Expedicion de Cortés al mar del Sur.

TORTURA DEL REY CUAUHTEMOTZIN: pacificacion de todo el pais (1521). El conquistador de México, huyendo del horrible aspecto de su conquista, y del aire apestado que se respiraba en aquel recinto, dejó algunos castellanos para cuidar de la policía de tanto cúmulo de ruinas, y pasó á establecerse con el resto de sus tropas á Coyoacan, hermosa ciudad al extremo de la calzada, situada á dos leguas de México. Habiendo reunido allí á todos sus aliados, les distribuyó el botin hecho en la capital del imperio, sin incluir dos mil cuatrocientos marcos de oro en tejos, cuyo presente envió poco despues al monarca de Castilla. Los indios nobles recibieron las piedras preciosas, las plumas de ricos colores, las telas y los muebles de valor; y los soldados tomaron las capas, las armas y varios objetos de adorno. Cortés colmó de beneficios á todas estas naciones americanas, garantizó su libertad, les prometió tierras y los licenció, dejándoles la libre eleccion de establecerse en la nueva capital. Las poblaciones vecinas á los lagos, quedaron á su disposicion; las empleó en las campañas succesivas, y le fueron muy útiles para contribuir á la entera sumision del Anáhuac. Al regresar á su pais los fieles guerreros de Tlascala, saquearon la hermosa ciudad de Tezcoco y destruyeron una parte de sus edificios. La política de Cortés no fué indiferente á esta barbárie. Era Tezcoco la segunda poblacion del imperio, y la antigua capital de un reino enemigo de los aztecas de tiempo inmemorial. Ninguna huella de la anterior magnificencia del pais, debia recordar á los indígenas la independencia que iban á perder para siempre, mediante á que al viejo Anáhuac estaba reservada sin excepcion la suerte de México. En celebridad de la toma de esta última ciudad, fué Coyoacan designada para las fiestas civiles y religiosas. Cortés dió una gran comida á todo su ejército, y como algunos soldados no habian encontrado asiento en las mesas que se habian aderezado, hubo allí confusion y orgía á un mismo tiempo. Bernal Diaz hace un cuadro muy mordaz de aquellos regocijos, en los que no faltaron escándalos de bastante consideracion. Despues de comer se pusieron á bailar los soldados y oficiales, vestidos de punta en blanco, con jóvenes mexicanas casi desnudas. El religioso Olmedo se llenó de indiguacion á la vista de tan asqueroso espectáculo, manifestando que no era aquel el modo mas conveniente de dar gracias a Dios por sus mercedes. Al siguiente dia se celebró el triunfo de una manera digna del cristianismo. El padre Olmedo dijo una misa cantada y predicó algunos sermones sobre la moral, despues de los cuales se llevó en procesiou la imágen de la Virgen. Todo el ejército

asistió á esta ceremonia con grande recogimiento y devocion, vol. vió á predicar el padre Bartolomé, y despues al son de timbales y trompetas, y al estruendo del cañon, se dieron gracias a Dios por la victoria.

Nuevos cuidados ocuparon luego á los vencedores; pues creyendo que bajo las ruinas de México habria escondidos muchos tesoros, se pusieron á registrarlas con la mas viva actividad; pero no encontraron mas que cadáveres de los desgraciados aztecas. El valor del oro y alhajas en el saqueo de aquella grandiosa ciudad, no pasó de la cantidad de trescientos cincuenta mil escudos, suma muy inferior á la que se habian repartido la víspera de la memorable noche triste. La murmuracion se hizo entonces general en todo el campamento, y el tesorero Alderete, hablando en nombre de Cárlos V y reclamando activas investigaciones, fué el individuo que se pronunció mas irritado contra semejante circunstancia. Los descontentos le tomaron por su intérprete sosteniendo que Cortés se entendia con Cuauhtemotzin, y Cortés para evitar las consecuencias de tamaña acusacion, se hizo culpable de uno de los crímencs mas bárbaros de la historia; pues mandó dar la tortura de fuego lento al rey de México y al cacique de Tacuba. Este tormento no les arrancó ninguna confesion, hasta el punto de haber quedado atónitos los españoles que los contemplaban. El cacique hizo oir sus quejas de dolor al cabo de algun tiempo; pero el valeroso Cuauhtemotzin, considerando esta demostracion como un efecto de delicadeza, le dijo friamente:,,Hombre muelle y de poco corazon, ¿piensas que estoy ,,yo en algun delicioso baño?" Cortés avergonzado de su inhumanidad, mandó que cesara el tormento del infeliz monarca de México, pues ya el de Tacuba habia espirado en medio de los mayores dolores. Se dijo que el tesoro real habia sido arrojado al lago algunos dias antes del sitio, y habiéndose buscado infructuosamente como la vez primera, se renovaron las murmuraciones de los descontentos (1).

Hernan Cortés, para distraer la atencion de sus tropas y ocuparlas en algo, hizo salir algunos destacamentos de españoles, acompañados de indios de Tezcoco, con el encargo de esplorar el pais, examinar las diferentes líneas de comunicacion, y de inquirir sobre todo los sitios de minas de o10 y plata.

(1) La relacion del indio Ixtlilxochitl nada dice en cuanto al suplicio de Cuauhtemotzin. Habla solo de un oficial del rey, & quien se le quemaron los piés por orden de Cortés, pero sin resultado. Otros mexicanos declararon que los tesoros de la corona se habian arrojado al canal que servia de desagiie al lago, en donde era imposible hallarlos. Si se ha de dar crédito & esta misma relacion, Cortés no se limitó á aquel solo acto de crueldad; se hizo pagar por muchos nobles mexicanos gruesas cantidades, para salvar sua vidas y evitar el tormento. El gefe de Tezcoco, aliado de los españoles, se vió obligado á rescatar a un hermano suyo que habia servido en el ejército mexicano, é iba a ser ahorcado.

A la noticia de la caida de México, los grandes estados independientes que se habian sostenido con tanta pena contra las fuerzas de la potente capital, temblaron de tener que luchar contra los terribles extrangeros que la habian destruido. Los menos distantes se apresuraron á apaciguar al vencedor por medio de una pronta sumision. El rey de Michoacan, príncipe el mas poderoso despues de Moctezuma, fué el primero que mandó embajadores al campo castellano. Cortés los detuvo algunos dias, hizo que sus tropas maniobrasen á su presencia, y les habló del mar del Sur, de cuya existencia tenia ya algunas nociones. Supo por ellos que podria llegarse á ese punto atravesando sus provincias. Los despidió cargados de presentes y admirados de su poder, acompañados de dos españoles, de varios señores indios, y de algunos intérpretes que hablaban' el mexicano y el otomie. Llevaban la mision de esplorar el pais; de informarse de sus riquezas y del sitio mas propio para formar una gran colonia.

Gobierno municipal: expedicion á Michoacan: expediciones a otras provincias del pais: reedificacion de la capital: embajada a Castilla: llegada de Cristobal de Tápia á Veracruz (1522). Destruido el imperio despótico de los aztecas, entró á reemplazarle el gobierno civil de los primeros conquistadores. Habiéndolos reunido Cortés en la ciudad de Coyoacan, nombraron alcaldes y regidores de los mas benemeritos de entre ellos. En seguida repartió entre sus soldados las tierras conquistadas, poniendo en práctica el odioso repartimiento de los indios, sopretesto de proporcionarles los medios de instruirse en el cristianismo; pero este sistema degeneró muy pronto en opresion y tiranía. Esta distribucion ocasionó á Cortés graves disgustos y pesadumbres; porque sus compañeros de armas, viéndose pospuestos á otros menos dignos que ellos, le echaron en cara el olvido de suis constantes servicios.

Cuando estuvieron de regreso los enviados al reino de Michoacan, á quienes acompañaba un hermano del rey, y mas, de mil indios, dijeron á Cortés:,,Este gran reino es admirable, parece el Paraiso ,,terrenal. Su capital es casi tan magnífica como lo era México. "Un inmenso lago, el de Pátzcuaro, con orillas pintorescas se estien,,de á sus piés y refleja sus suntuosos edificios. Allí puede formar,,se un establecimiento con la seguridad de hallar tierras fértiles, ,,minas de oro, y un clima benigno y embalsamado." Estas noticias determinaron á Cortés á asegurarse de tan hermosa comarca, poniendo bajo las órdenes de Olid cien infantes y cuarenta caballos para llenar su objeto. Este oficial ocupó la real ciudad sin combatir, y fiel despues á sus instrucciones, pasó á la provincia de Colima y comenzó á investigar el paradero del mar del Sur.

A esta expedicion se deben las primeras nociones estensas del Michoacan, que se encuentran reunidas en Herrera y que ahora presentamos en compendio. El Michoacan ó Mechoacan, cuyo nom

« AnteriorContinuar »