Visiones del Quijote

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Editorial Renacimiento, 2005 - 376 páginas

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Contenido

Libros que enloquecieron al Quijote 22222
30
Discurso preliminar Juan Antonio Pellicer
36
Crítica de la realidad Teodomiro Ibáñez
42
Vueltas y vueltas al Quijote Max Aub
135
Delirios de Grandeza Castilla del Pino
148
De Falstaff a don Quijote Antonio Espina
161
La imagen poética Federico García Lorca
175
Don Quijote europeo Salvador de Madariaga
192
El elogio de la locura Antonio Vilanova
266
El Quijote en la Casa Blanca John J Allen y Patricia S Finch
276
Sobre la tristeza de Don Quijote Roger Batra
284
Goethe y Cervantes Joseph Bickermann
292
El Quijote de Pierre Menard Magias parciales del Quijote Jorge Luis Borges
299
Historia personal del Quijote Alfredo Bryce Echenique
305
Aventuras Albert Camus
309
Tortura Sigmund Freud
322

Don Quijote y San Francisco José Antonio Merino
207
Fantasía y Razón moderna Carlos París
220
Don Quijote anarquista Carmen Riera
226
Desocupado lector Juan Carlos Rodríguez
233
Carácter y destino Rafael Sánchez Ferlosio
246
Instrucciones Fernando Savater
252
El caballero de la rienda Andrés Trapiello
260
Primera Lectura Enrique Heine
335
Un encuentro de dos mundos Dante Medina
349
La rara invención Edward C Riley
362
La perenne atracción del Quijote Henryk Ziomek
375
Capítulo III
Visiones del siglo XX
Derechos de autor

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Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 124 - En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Página 28 - ... ni menudos ni crecidos porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados y peor puestos porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño; la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; este digo que es el rostro del autor de La Calatea y de Don Quijote de la Mancha...
Página 194 - La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Página 141 - Quijote que las volviesen a cubrir, y dijo a los que las llevaban: — -Por buen agüero he tenido, hermanos, haber visto lo que he visto, porque estos santos y caballeros profesaron lo que yo profeso, que es el ejercicio de las armas; sino que la diferencia que hay entre mí y ellos es que ellos fueron santos y pelearon a lo divino, y yo soy pecador y peleo a lo humano. Ellos conquistaron el cielo a fuerza de brazos, porque el cielo padece fuerza, y yo hasta agora no sé lo que conquisto a fuerza...
Página 40 - Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse.
Página 28 - Este que veis aquí, de rostro aguileno, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro; los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que morena; algo...
Página 246 - Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos...
Página 102 - Ora por nosotros, señor de los tristes, que de fuerza alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; ¡que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón!
Página 103 - Ruega generoso, piados'o, orgulloso; ruega casto, puro, celeste, animoso; por nos intercede, suplica por nos, pues casi ya estamos sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.
Página 41 - Y, pues esta vuestra escritura no mira a más que a deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías...

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