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Deseando elevarse á mayor altura y dedicar sus fuerzas á composiciones más serias, acabó pronto la particion de su ópera "Leonor," que dividió en dos actos. Fué escrito en libreto por Carlos Bozetti, poeta italiano refugiado en Francia. Esta ópera permanece inédita, pues su autor pensaba hacer un viaje á Italia para que en aquellos teatros se estrenase; pero sí se conocen algunos hermosos fragmentos de ella, y su cavatina fué cantada en Paris por la célebre Jenny de Rossignon en el teatro italiano, recibiéndola el público con estrepitosos aplausos, y los inteligentes con muestras de aprecio.

Pronto escribió el jóven maestro otra ópera que intituló “La Giovanna di Castiglia," tambien en dos actos; recibió el libreto del literato florentino Temístocles Solera, autor de una magnífica oda á la reina de España. De esta ópera dice uno de sus biógrafos: "Todo es italiano en Giovanna, todo es poético y sentimental, todo revela la profunda sensibilidad y conocimiento del corazon humano. Cada frase, cada modulacion, cada nota conmueve, entusiasma y arrebata, y el corazon palpita, ya de gozo inefable, ya con esa tristeza tranquila y poética que inspiran los gemidos de las brisas, las voces de los torrentes, los gorgeos de los zenzontles, los arrullos de las tórtolas, las melodías, en fin, misteriosas y sublimes de la naturaleza á la hora apacible de la caida de la tarde."

Escribió despues la obra que más reputacion le dió en Francia, su célebre y poética "Ave María," para la iglesia de Nuestra Señora de Loreto de Paris, donde se ejecutó en la funcion del Mes de María en Mayo de 1850. El manuscrito fué para órgano, y á peticion de Jenny de Rossignon, que tenia un placer particular en cantarla, Baca la escribió para orquesta en el corto tiempo de seis horas. De esta obra se hizo una edicion de lujo en Paris, y Baca la dedicó, como recuerdo de gratitud, á su maestro D. José Antonio Gómez, y lleva al frente un grabado sobre acero, de la Catedral de México, y una biografía de su autor, escrita en francés por el distinguido español D. José Bermúdez de Castro; de ella copiamos los siguientes fragmentos: "Hé aquí un nuevo compositor que nos llega de la antigua patria de

Moctezuma y Cuactimoc, cuyo mérito notable y cuya indisputable originalidad, que nadie ha puesto en duda, prueban que el genio humano es esencialmente cosmopolita, y que no hay nacion que de él esté privada en la superficie de la tierra."

"Baca es un jóven mexicano, dotado de una fecundidad prodigiosa, amante de la música como de una querida, y habla de su arte con una vehemencia entusiasta y contagiosa. En sus momentos de expansion entre sus amigos, suele improvisar en el piano un torrente de melodías llenas de fuerza ó de dulzura, con la ligera prodigalidad que caracteriza á las naturalezas artísticas."

"Todo el mundo artístico recuerda aquella admirable Ave María tan bien ejecutada por la señorita Rossignon, cuya voz vibrante y patética es demasiado conocida del pueblo parisiense para que ahora nos detengamos en elogiarla. En cuanto á nosotros, jamás podremos olvidar aquella noche deliciosa que hace época en nuestra existencia. Jamás hemos sentido trasportes tan voluptuosos y al propio tiempo tan castos y tan puros. Entónces fué cuando comprendimos los efectos de la Gracia Divina que de súbito convierte los corazones. Estábamos como una esponja empapada en agua de olor; por todo nuestro sér pasaban corrientes proféticas de una dicha celestial, y todo el auditorio sentia tambien aquel seductor arrobamiento. Hemos visto que una jóven del pueblo en su delantal recogia sus lágrimas casi divinas, mientras que el hermoso rostro de una inglesa, alterado por el éxtasis, dejaba ver sus ojos, de un azul celeste, levantados al cielo é inundados en lágrimas de inefable ternura."

"Las melodías del autor del Ave María inspiran sentimientos de una dicha celeste, ó hacen pensar en la más bella, en la más irresistible de las pasiones, en el amor; pero en el amor tierno y caballeresco de los héroes del Tasso, ó en el ideal y melancólico de Romeo, y de ningun modo en las galanterías de los héroes del Ariosto, ni en la volcánica incandescencia del Otelo."

"En resúmen, el Sr. Baca pertenece á la escuela que pudiera llamarse femenina, donde toma un lugar al lado de Rafael, de Virgilio, de Fenelon, de Racine, de Cánova, y más inmedia

tamente de Passiello, de Bellini y de todas las naturalezas suaves y contemplativas, cuya imaginacion está guiada por el sentimiento. Sus más bellas composiciones evocan naturalmente la idea de un campo esmaltado de lirios y de margaritas, iluminado por el vaporoso rayo de la luna ó tambien de los reflejos. brillantes de esmeralda y amatista en el ceniciento seno de la paloma que el amor agita é inspira."

Baca viajó por Inglaterra, Bélgica é Italia, y trató en Francia, demostrando su admiracion por la literatura, á Julio Janin, á los hijos de Víctor Hugo, al célebre Zorrilla y á otras notabilidades.

En 1852 llegó á su patria despues de tan larga ausencia, y todos los periódicos, reconociendo el mérito del jóven compositor, le saludaron con merecidos elogios, y la Ilustracion Mexicana publicó una elegante biografía escrita por el Sr. D. Francisco Zarco.

Por esta época se hallaba en México la Sra. Koska, célebre artista francesa, que obtuvo un primer premio en el Conservatorio de Paris, siendo muy aplaudida en los teatros de Burdeos, Marsella y otras ciudades de Francia y tambien la Alta Californía. Dió varios conciertos en el teatro Nacional de México, y se empeñó en cantar algo de nuestro jóven artista, y escogió su celebre Ave María; el Sr. Laugier, artista muy distinguido, tambien cooperó á la realizacion de tan feliz pensamiento, y Baca correspondió á su empeño escribiendo expresamente para él la parte de trompa que embelleció más su obra. El público mexicano recibió con estrepitosos aplausos esta composicion, y su autor fué llamado á la escena con el mayor entusiasmo; su reputacion entónces se hizo más universal.

Pero Baca estaba inquieto por volver á Europa, para seguir adelantando con el estudio de las obras maestras del arte, y con el objeto de hacer representar sus óperas en Italia; acaso tambien motivaba este deseo ardiente el presentimiento de una próxima desgracia. Cuando ménos lo esperaban sus amigos, en la lozanía de la juventud y disfrutando de salud, se vió atacado de cólico, y á los tres dias de enfermedad murió el año de 1855.

BARANDA, Pedro Sainz de.

De un marino distinguido á quien cupo en suerte tomar parte en uno de los combates más célebres de nuestro siglo, del Sr. D. Pedro Sainz de Baranda, padre del General que hoy manda una de las zonas militares, y del jurisconsulto que dignamente desempeña la cartera de Justicia, vamos á hablar.

Nació en la ciudad de Campeche el dia 13 de Marzo de 1787, y fué hijo de D. Pedro de Baranda, Ministro de la Real Hacienda, y de Da Josefina Barreiro y Fuente.

Instruido en las primeras letras, enviáronle sus padres á España, á la edad de once años, á fin de que hiciese sus estudios en la Academia del Departamento del Ferrol y emprendiese la carrera de marino á que habia sido destinado. Estudió un curso completo de matemáticas en todos sus ramos, y calificado su aprovechamiento y aptitud, obtuvo el despacho de guardia marina, embarcándose el dia 18 de Octubre de 1803 á bordo del navío "San Fulgencio" que salió luego á campaña en la escuadra que mandaba el célebre marino D. Domingo Grandallana.

Baranda sostuvo su puesto con honor, tomando parte en todos los combates que tuvieron lugar entónces y que fueron muy frecuentes; se admiraba en él no solo su valor y serenidad, sino tambien su educacion y buenas maneras.

Cuando, rota la paz de Amiens, á pesar de la firme resolucion de España de guardar completa neutralidad entre la Francia é Inglaterra, á causa de las exigencias de Napoleon y del Ministro inglés, despues de varios atentados cometidos por la marina inglesa, la escuadra franco-hispana se hallaba en Cádiz, esperando que la inglesa desembocase el extrecho de Gibraltar para atacarla, el guardia marino D. Pedro de Baranda estaba á bordo del navío "Santa Ana al mando de D. Ignacio Alava. En 21 de Octubre de 1805 tuvo lugar la memorable batalla de Trafalgar. En ella combatió con denuedo D. Pedro Sainz de Baranda,

y recibió tres graves heridas, y por el mérito que contrajo fué nombrado, el 9 de Noviembre del mismo año, alférez de fragata; pero habiéndole obligado á desembarcar el estado de sus heridas, hizo el servicio en los batallones de marina.

El 10 de Octubre de 1806 se embarcó de nuevo en "El Príncípe de Asturias," y el 15 del mismo pasó al apostadero de Cádiz mandando la cañonera núm. 44, en la que tuvo distintas acciones de guerra con la escuadra enemiga que bloqueaba el puerto, distinguiéndose en el combate sobre la costa de Chipiona, que dió por resultado el apresamiento de ocho mil fusiles.

Tambien se halló el Sr. Baranda en las acciones generales de todo el apostadero que mandaba el Brigadier D. José María Ortega. Desembarcó de nuevo por hábersele destinado á hacer el servicio en las brigadas de artillería de marina, y obtenida real licencia para volver á América, reembarcose en Mayo de 1808 en el pailebot "Centinela." Al mando de este buque salió de Cádiz para la Costafirme, en medio de catorce navíos y seis fragatas enemigas que bloqueban el puerto. Entró en la Guayra á principios de Mayo siguiente, y subió á Caracas con pliegos interesantes al real servicio. Salió poco despues de la Guayra, y dejando iguales pliegos en la isla de Cuba, entró en Campeche á fines de Junio. Iniciada la guerra de España contra la Francia, no quiso ya hacer uso de la licencia ilimitada que tenia, y ofreció sus servicios al Gobierno. Aceptada la oferta, el Capitan General D. Benito Pérez le nombró Comandante del pailebot de guerra "Antenor." Con este buque diose á la vela en Campeche el 9 de Octubre de 1808, conduciendo caudales y pliegos para la Habana. El 8 de Diciembre salió de este puerto para la isla de Santo Domingo, en cuya conquista se estaba entónces. Allí desempeñó comisiones de riesgo, hasta que terminada la Campaña fué nombrado para arreglar ciertas estipulaciones con el Supremo Jefe de los Estados de Haití. Desempeñó este honorífico encargo á satisfaccion de sus superiores, y salió del Guarico para Baracoa y la Habana, y de allí á Campeche, de donde volvió á hacerse á la vela para Panzacola con pliegos importantes del Gobierno.

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