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y la borla de sagrados cánones en el año de 1817. Matriculado en el colegio de abogados, comenzó á ejercer su profesion con grande aplauso; pero inclinándole la carrera de la Iglesia, recibió el sagrado órden del subdiáconado en 1801. Despues de cinco años de pertenecer al estado eclesiástico, y pasados dos años, recibió el órden de presbítero y despues todas las funciones de sacerdote, en las que se ocupó asiduamente, absolviendo los pecados en el confesonario, pregonando los misterios del catolicismo desde la tribuna del Espíritu Santo, y defendiendo las causas en que podia ejercer segun los cánones. En 1807 le nombró el ilustrísimo Sr. Lizana cura interino de la parroquia de Santa Ana; en 1810, la venerable Congregacion del Colegio y Hospital de San Pedro, le eligió para rector del establecimiento; en 1811 fué nombrado capellan de Santa Brígida, y en 1820 se le concedió en propiedad el curato de la Santa Veracruz, últimamente el de San Miguel, y si la ambicion le hubiera dominado, sin duda que habria llegado á las más altas gerarquías eclesiásticas. En la curia fué nombrado relator en 1804 y ocupó esta plaza por espacio de 17 años; en 1811 le eligió el ilustrísimo y venerable señor dean y cabildo para su secretario de gobierno: como promotor fiscal que fué desde 1804 en la ruidosa causa de los religiosos Betlemitas Fr. José de San Ignacio, Fr. Gerónimo de San José y Fr. Vicente de San Simon, trabajó sin estipendio alguno, y aún haciendo de su peculio las erogaciones necesarias, hasta poner la causa al cabo de siete años en estado de sentencia, que recayó de acuerdo con su pedimento, y fué confirmada por el rey: fué defensor de matrimonios, y en este empleo molesto y delicadɔ es proverbial el celo con que trabajó, é innumerables las familias en que restableció la armonía y paz domésticas; y ocupó otras muchas plazas en que dió constantemente pruebas de su gran capacidad y de la rectitud y bondad de su carácter.

En 19 de Noviembre de 1810, expidió el Gobierno cédula habilitándole para que pudiese ejercer la abogacía en todas las causas que se le encargaran, y procedió en ellas con tal mesura, gravedad y justificacion, que en los cincuenta y dos años de tra

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legaron a seis los negocios fallados condie antes de obtener la gracia del Gobierno, e cucargó la defensa de las religiosas de la cán cà cả hồ de fosto de 1812 comenzó á ser abogado pra merepoittaa: lo fué del convento de Santa Brígipos xato ditoso en estos negocios, lo que aumentó la gaya nnkers en su talento y persona. Como defen

de la inquisicion, á muchos arrancó de la muerte, 26, of tribunal, atendiendo á sus trabajos, le expidió si, tudo de abogado de presos propietario: tambien Vend" \ex Todos hasta los presos de la Acordada, y muchos Công C galexdig, sin recibir otra retribucion que su bien ganataketo sincero. Como político, sus ideas eran li

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te abogado mexicano, falleció en 1852.

de su carácter le hicieron sumamente estimable. do sus biógrafos, que jamás patrocinó el Sr. Aguiguno que no fuese de extricta justicia; tal era la d de su caracter.

ALAMAN, Lúcas.

Nació este célebre historiador en la ciudad de Guanajuato, el

1 de Octubre de 1792.

to el estudio de las matemáticas en el Colegio de la Conopson de sa ciudad natal, habiendo ántes aprendido el idioma

Sus dos maestros en las ciencias exactas, D. José Rojas AP Rafael Dávalos, tuvieron una suerte funesta. El primero the victima del odioso tribunal de la Inquisicion, y el segundo o fusilado por Calleja en 1810, por haber fundido piezas de

artillería para el ejército de Hidalgo. ¡Anomalía digna de notarse: Alaman fué más tarde el defensor más ardiente que ha tenido el Gobierno que sacrificó á sus maestros!

En el Colegio de Minas de México recibió lecciones de mineralogía, de D. Andrés del Rio, uno de los sabios que han dado más lustre á aquel seminario, y cuya pérdida lamentan todavía los amigos de las ciencias; allí mismo se instruyó en física y química, y con D. Vicente Cervantes cursó botánica. Ya por ese tiempo habia obtenido una instruccion nada vulgar de los clásicos latinos, y que sin duda contribuyó á formar el gusto literario de que tan hermosas pruebas ha dado despues en el plan y en el desempeño de sus obras, que han circulado con aplauso en el extranjero y en nuestro país.

Eu 21 de Enero de 1814 se embarcó pára España, pasó de allí á Francia, teniendo la fortuna de estar presente al desenlace de la epopeya del imperio francés, y de conocer al guerrero que conquistó tantas naciones, humilló tantos tronos y batió tantos ejércitos. Pasó en seguida á las pintorescas montañas de Escocia, y pudo ver la entrada de los ejércitos aliados, pues á poco tiempo volvió á Paris.

Recorrió toda la Italia, sembrada de recuerdos ilustres, de magnífleas ruinas y de monumentos acabados en el ramo de las bellas artes. Vió á la risueña Nápoles iluminada por el Vesubio, á la reina del Adriático durmiendo acariciada por las olas, y entró á la soberbia catedral de Milan, admirando sus maravillas. Tantos países y escenas tan hermosas, tantos modelos del arte tan perfectos, deben haber influido en su organizacion, perfeccionando su gusto. Visitó la Suiza, las orillas del Rhin, y se detuvo en Freyberg para completar sus estudios en minería. Recorrió despues la Prusia y el Hannover, y para estudiar el griego se detuvo en la universidad de Gottinga; y tambien dió un paseo per la Holanda y por Flandes.

Durante su permanencia en Paris, adonde regresó, siguió los cursos de química en el colegio de Francia, y los de ciencias naturales en el Jardin de Plantas. En todas estas excursiones le valieron mucho las cartas de recomendacion que le proporciona

bajos en ese ramo, no llegaron á seis los negocios fallados contra sus clientes; desde antes de obtener la gracia del Gobierno, el Ilmo. Sr. Lizana le encargó la defensa de las religiosas de la Encarnacion; en 26 de Agosto de 1812 comenzó á ser abogado de la iglesia metropolitana; lo fué del convento de Santa Brígida, y siempre salió airoso en estos negocios, lo que aumentó la reputacion y la confianza en su talento y persona. Como defensor de presos de la inquisicion, á muchos arrancó de la muerte, y el año de 16, el tribunal, atendiendo á sus trabajos, le expidió desde 1801, el título de abogado de presos propietario: tambien extendió sus trabajos hasta los presos de la Acordada, y muchos pobres patrocinó, sin recibir otra retribucion que su bien ganada gratitud y un afecto sincero. Como político, sus ideas eran liberales, y se le vió entre los miembros de la asamblea de notables contribuyendo á la formacion de las Bases Orgánicas, y ocupando tambien un puesto en el senado.

Este eminente abogado mexicano, falleció en 1852.

Las prendas de su carácter le hicieron sumamente estimable. Asegura uno de sus biógrafos, que jamás patrocinó el Sr. Aguirre negocio alguno que no fuese de extricta justicia; tal era la rectitud de su carácter.

ALAMAN, Lúcas.

Nació este célebre historiador en la ciudad de Guanajuato, el 18 de Octubre de 1792.

Hizo el estudio de las matemáticas en el Colegio de la Concepcion de su ciudad natal, habiendo ántes aprendido el idioma latino. Sus dos maestros en las ciencias exactas, D. José Rojas y D. Rafael Dávalos, tuvieron una suerte funesta. El primero fué víctima del odioso tribunal de la Inquisicion, y el segundo fué fusilado por Calleja en 1810, por haber funtlido piezas de

artillería para el ejército de Hidalgo. ¡Anomalía digna de notarse: Alaman fué más tarde el defensor más ardiente que ha tenido el Gobierno que sacrificó á sus maestros!

En el Colegio de Minas de México recibió lecciones de mineralogía, de D. Andrés del Rio, uno de los sabios que han dado más lustre á aquel seminario, y cuya pérdida lamentan todavía los amigos de las ciencias; allí mismo se instruyó en física y química, y con D. Vicente Cervantes cursó botánica. Ya por ese tiempo habia obtenido una instruccion nada `vulgar de los clásicos latinos, y que sin duda contribuyó á formar el gusto literario de que tan hermosas pruebas ha dado despues en el plan y en el desempeño de sus obras, que han circulado con aplauso en el extranjero y en nuestro país.

En 21 de Enero de 1814 se embarcó para España, pasó de allí á Francia, teniendo la fortuna de estar presente al desenlace de la epopeya del imperio francés, y de conocer al guerrero que conquistó tantas naciones, humilló tantos tronos y batió tantos ejércitos. Pasó en seguida á las pintorescas montañas de Escocia, y pudo ver la entrada de los ejércitos aliados, pues á poco tiempo volvió á Paris.

Recorrió toda la Italia, sembrada de recuerdos ilustres, de magnífleas ruinas y de monumentos acabados en el ramo de las bellas artes. Vió á la risueña Nápoles iluminada por el Vesubio, á la reina del Adriático durmiendo acariciada por las olas, y entró á la soberbia catedral de Milan, admirando sus maravillas. Tantos países y escenas tan hermosas, tantos modelos del arte tan perfectos, deben haber influido en su organizacion, perfeccionando su gusto. Visitó la Suiza, las orillas del Rhin, y se detuvo en Freyberg para completar sus estudios en minería. Recorrió despues la Prusia y el Hannover, y para estudiar el griego se detuvo en la universidad de Gottinga; y tambien dió un paseo per la Holanda y por Flandes.

Durante su permanencia en Paris, adonde regresó, siguió los cursos de química en el colegio de Francia, y los de ciencias naturales en el Jardin de Plantas. En todas estas excursiones le valieron mucho las cartas de recomendacion que le proporciona

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