Notas acerca del cultivo en camellones: agricultura de los indígenas de Cuba y Haití

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E. Leroux, 1881 - 111 páginas

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Página 87 - venden miel de abejas y cera y miel de cañas de maíz, que son tan melosas y dulces, como las de azúcar y miel de unas plantas que se llaman en las otras islas maguey, que es muy mejor que arrope; y destas plantas facen azúcar y vino, que
Página 72 - por la otra chupan ó sorben ó reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborracha, y así diz que no sienten el cansancio. Estos mosquetes ó como los llamaremos llaman ellos tabacos. Españoles conocí yo en esta isla española, que los acostumbraron
Página 97 - de Oviedo y Valdés. — Publícala la Real Academia de la Historia, cotejada con el códice original, enriquecida con las enmiendas)' adiciones del autor, é ilustrada con la vida y el juicio de las
Página 53 - como lo sufre la longitud y latitud del árbol de que la hacen; y por debaxo es llana y no le dexan quilla, como á nuestras barcas y navios. Estas he visto de porte de quarenta y cinqüenta hombres, y tan anchas, que podría estar de través una pipa holgadamente entre los indios flecheros...
Página 73 - xeme ó menos, de la groseza del dedo menor de la mano; y estos cañutos tenian dos cañones respondientes á uno é todo en una pieza. Y los dos ponían en las ventanas de las narices é el otro en el humo ó
Página 77 - luenga, en su lenguaje; allí hablaban como en algarabía, ó como alemanes confusamente, no sé qué cosas y palabras. Con esto eran dignos del coloquio de las estatuas y oráculos, ó por mejor decir del enemigo de la naturaleza humana; por esta manera se les descubrían los secretos, y ellos profetaban ó adivinaban; de allí
Página 74 - ya lo usan, en especial algunos que están tocados del mal de las búas, porque dicen los tales ^que en aquel tiempo que. están assi transportados no sienten los dolores de su enfermedad, y no me paresce que es esto otra cosa sino estar muerto en vida el que tal hace ; lo
Página 70 - el desparcir de la simiente, quedando la tierra rasa, pénense cinco ó seys indios (é mas é menos, segund la posibilidad del labrador) uno desviado del otro un passo, en ala puestos, y con sendos palos ó macanas en las manos, y dan un golpe en tierra con aquel palo de
Página 72 - Españoles conocí yo en esta isla española, que los acostumbraron á tomar, que siendo reprendidos por ello, diciéndoles que aquello era vicio, respondían que no era en su mano dejarlos de tomar; no sé qué sabor ó provecho hallaban en ellos

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