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BOLIVIA

Desavenencias entre el Perú y Bolivia.-Tratado de alianza presentado por el gobierno de Boli via.-No es aceptado por el del Perú.-Media. ción de Chile.-Tratados de Arequipa.

Excelentísimo Señor:

Desde que Bolivia quiso depositar en mis manos sus destinos, juré ante el pueblo, y en el fondo de mi cora zón, establecer mis políticas sobre la paz y la más perfecta armonía con todos los Estados del continente. Entre estos, el Perú, que me debe la mas alta y distinguida consideración, y que tantas analogías tiene con la República boliviana, ocupó con preferencia mi atención para estrechar entre ambos los lazos que la naturaleza y sus mútuos intereses demandaban.

Consecuente á mis principios y al particular afecto que siempre he profesado á la República peruana, recibí y traté con la mayor benevolencia á su Ministro Plenipotenciario, don Mariano Alvarez, creyendo que su mision produjese los buenos efectos que se propusieron, sin duda, los dos gobiernos. Desgraciadamente la legación se ha retirado sin que se aproveche de la constante buena disposición de la de Bolivia, y que debe su ponerse en el del Perú. Aun con mayor sentimiento he oido que se difunden rumores alarmantes, cuyo origen no es concebible, y que tienden á turbar la buena armonía que siempre debe existir entre los dos pueblos.

Con el objeto, pues, de desvanecerlos, y de que el retiro de la legación peruana no deje paralizados tan cordiales sentimientos, he nombrado Ministro Plenipotenciario y Enviado extraordinario, cerca de la persona de V. E., al Ministro de la cor

te suprema de justicia, D. Casimiro Olañeta, que espero llenará debidamente el objeto de su misión. Deseo que su persona sea grata á V. E., y que la acoja favorablemente, dándole entera fe y crédito á cuanto le dijere; especialmente cuando le exponga mis ardientes votos por la prosperidad de la República peruana, porque desaparezcan para siempre cualesquiera ruinores que pudieran turbar su buena inteligencia con Bolivia; y porque el Perú y Bolivia sean siempre pueblos hermanos y amigos leales.

Dada, firmada, sellada y refrendada por el Ministro de Relaciones Exteriores en el palacio de gobierno en Chuquisaca, á 6 de octubre de 1830, vigésimo de la independencia.

ANDRÉS SANTA CRUZ.

El Ministro de Estado del Despacho de Relaciones Exterio

res;

Mariano Henrique Calvo.

Excelentísmo señor Presidente de la República Peruana.

Excelentísimo señor:

Nunca pudo dudar la República del Perú, cuyos destinos accidentalmente presido, que las gratas relaciones que V. E. ha adquirido con ella, debían excitar su muy noble política á estrechar, por pactos y convenciones amigables, unos vínculos que formó la misma naturaleza entre dos pueblos vecinos, y que hace en sí disolubles la perfecta analogía de su carácter, uso y costumbres. Prueba bien ilustre de estas generosas disposiciones se ha servido dar V. E. al Perú en el nombramiento de un enviado digno bajo de todos aspectos de las más altas confianzas de un gobierno liberal, y el que por estos justos títulos, y la intachable formalidad de sus credenciales, he tenido el placer de convenir en que sea reconocido en su muy honroso carácter diplomático. La feliz coincidencia de este nombramiento con el que yo acababa de hacer de igual misión cerca de V. E. en D. Manuel Ferreyros, es una prueba lisonjera de que los dos gobiernos simpatizan en sus intenciones justas, liberales y be

néficas, y que gloriosamente se disputan la satisfacción de hacer felices sus pueblos, y el derecho á sus mas dulces bendi

ciones.

Con tan dichosos auspicios, veremos reunirse en Arequipa nuestros dignos enviados, y ocuparse con el honor y patriotismo que los caracterizan en los importantes objetos de una negociación que, sin duda, hará perdurables los vínculos que estrechan á las dos repúblicas; desvanecerá los rumores alarmantes que se han esparcido con mengua de la dignidad de ambos gobiernos; y hará desesperar de su caprichoso empeño á los enemigos de la América que desean vernos envueltos en los horrores de la anarquia y calculan sus ventajas sobre nuestra inexperiencia y disensiones.

Yo reputaré siempre, como un accidente el mas lisonjero á la muy sincera afección personal que profeso á V. E., el que me ha proporcionado reunir nuestros esfuerzos, para trabajar juntos en la estable tranquilidad y engrandecimiento de dos Estados privilegiados por la naturaleza.

Dada, firmada, sellada y refrendada por el Ministro de estado del Despacho de Relaciones Exteriores.

Casa del gobierno, en la plaza del Callao, á 15 de enero de 1831.-12.° de la independencia.

ANTONIO GUTIERREZ DE LA FUENTE.

El Ministro de Relaciones Exteriores.

Carlos Pedemonte.

Excmo. señor Presidente de la República de Bolivia.

Legación Boliviana cerca del gobierno del Perú

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Puno, 23 de diciembre de 1830.

Al señor Ministro de Estado en el departamento de Relaciones
Exteriores de la República Peruana.

Señor Ministro:

El infrascrito, nombrado Ministro plenipotenciario de la República de Bolivia,cerca de la del Perú, tiene la honra de dirigirse, por la primera vez, al señor Ministro de Relaciones Exteriores, para rogarle se digne poner en las respetables manos de su gobierno la adjunta carta credencial, y asegurarle que nada desea tanto el digno jefe que la firma, como persuadirle de su franca amistad, á la vez que de la gratitud y del aprecio, sin límites, con que mira los lazos sagrados que le unen á la patria de su fortuna y gloria.

Las calamidades públicas de los Estados americanos han sido interminables después que vencieron á sus injustos opresores. Disturbios interiores, desconfianzas recíprocas, y aún quizá recelos infundados, alejaron los vínculos de la cordial fraternidad á que la naturaleza de las cosas los va formando. Entre el Perú y Bolivia, los motivos de paz inalterables son mucho más fuertes, puesto que sus conveniencias y necesidades son casi idénticas. Desgraciadamente los falsos informes de un ministro de discordia, que siendo americano debería negociar la armonía, han paralizado la amistad sólida á que son llamadas ambas naciones.

El gobierno de Bolivia se propone restablecer las buenas inteligencias con el del Perú, por medio de tratados recíprocamente ventajosos que, asegurando su existencia política, abran las fuentes de su engrandecimiento. Desea con ardor intenso celebrar pactos de alianza para resistir al enemigo común, de límites con el fin de evitar pequeños incidentes que suelen turbar la quietud, y de comercio para mover la riqueza pública, los goces y la civilización. Estos son los objetos sagrados con que S. E. el presidente de Bolivia ha elegido de agente al que se complace con la idea de poder llenar intenciones tan laudables. Siempre fiel á las órdenes que he recibido, nada pedirá que

no sea digno y altamente honorable á la nación peruana, esperando de la cooperación de su gobierno y de la sabiduría de su ministerio los mejores resultados en la grata empresa á que es enviado. Los principios nobles y francos, que dirigen la política de ambos gabinetes, los hacen presentir.

Muy sensible le ha sido al que suscribe no marchar á la capital de Lima á ofrecer estos mismos sentimientos en persona. Las circunstancias en que llegó á pisar el territorio peruano le obligaròn á dirigirse cerca de la persona de S. E. el presidente que se hallaba en el Cuzco. Creyéndolo revestido de la autoridad ejecutiva nacional, ocurrió el infrascrito al uso de las fórmulas establecidas en la diplomacia, y se le contestó que S E., sin facultades para recibir ministros extranjeros, las pediría al gobierno. Con este motivo, trabajando por otra parte en proporcionar una entrevista á los jefes de ambas naciones, ha permanecido la legación boliviana en estos puntos hasta que llegaran las suficientes autorizaciones para tratar con legitimidad. Queriendo, por último, llenar los deseos de su gobierno, se dirigió á la secretaría de S. E. el presidente para que se sirviese instruirle de las últimas determinaciones del gobierno peruano. Se le ha contestado que el gobierno del Perú se presta á que el infrascrito desempeñe su misión cerca de S. E. el presidente; pero con la calidad de que se remitan las credenciales, para que hallándolas ajustadas á las reglas diplomáticas, se les ponga el exequatur. En consecuencia, y solo por el deseo de quitar recelos, como de convencer á la nación peruana de las sinceras intenciones del gobierno de Bolivia, remite el que suscribe la carta autógrafa que debería eutregar personalmente; esperan do del señor Ministro de Relaciones Exteriores un pronto despa. cho, para transar definitivamente las cuestiones que han tenien alarma á ambos Estados.

do

El infrascrito se considera el hombre mas feliz de la tierra, si su celo, por mantener la confianza de dos pueblos destinados á una eterna amistad, merece el agrado del gobierno peruano; quedando satisfecha su ambición, si puede llenar las instruc ciones del jefe de Bolivia, que son de paz, de fraternidad y de un eminente respeto al derecho internacional. Nada ya tendrá que apetecer, si regresando á su patria lleva, en recompensa de sus sinceros deseos, la concordia y amistad del Perú con Bolivia, el aprecio del gobierno peruano, y una profunda gratitud al ilustre pueblo que preside.

Quiera el señor Ministro, á quien el infrascrito se dirige, manifestar á su gobierno estos mismos cord ales sentimientos, y admitir la primera expresión con que respetuosamente le saluda su obsecuente y atento servidor.

CASIMIRO OLAÑETA.

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