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zo; y como cárcel se nos designó un cuarto miserable de la Prefectura. A nuestra vista se pusieron en dos puertas laterales nuevos candados y en la entrada un centinela de vista armado. Durante nuestro encarcelamiento, tuvimos que sufrir, por dos veces las injurias por parte de un oficial de la Prefec

tura.

El 14 de marzo, á las 3 y media de la tarde, me hizo venir á la sala un tal señor Felipe S Masías, titulándose fiscal de mi asunto, y me sometió á un corto interrogatorio en presencia de un sólo amanuense. Ese señor lo terminó una hora despues, declarándome que mis indicaciones le eran insuficientes y que me separarían á una celda apartada. Me hizo firmar mis declaraciones, entregándome después al oficial de guardia de la Prefectura, quien me llevó á un calabozo oscuro donde se encerraba un criminal con grillos. ¡Qué sorpresa, qué vergüenza!

No puedo entrar en la descripción de este espacio oscuro y pestífero; y digo solamente, que el hombre que allí se encontraba ya á mi entrada, tenía que satisfacer sus necesidades y que yo infaliblemente hubiera tenido que enfermarme gravemente dentro de pocos días en tal pestilencia.

A las 6 de la tarde me hicieron saber que el Prefecto, con conocimiento del señor Mas, nos hizo la proposición de rebajar las sumas exigidas á su mitad y que nos daría un recibo de empréstito forzoso y que, por consiguiente, yo tenía que pagar 2,000 soles.

Yo y mis compartes aceptamos esta proposición para salvarnos de otros insultos más, y fui puesto en libertad á las nueve de la noche después de dejar la celda mencionada á las seis.

Por consiguiente, mi prisión duró tres días y dos noches y llevé estos acontecimientos en un oficio á conocimiento de la Corte Superior, del cual US. encontrará copia adjunta.

Estos son los hechos que llevo á conocimiento de US. De ellos se deduce, por lo pronto, que fuí privado de libertad personal de una manera injusta y afrentosa, siendo el único móvil de todo procedimiento una vil extorción. La colonia alemana, como la Agencia Consular, goza en esta de buena reputación, la que por los referidos hechos ha sufrido un gran contraste y necesita un serio reparo.

Me permito adjuntar, para el conocimiento de US., el último decreto del general Mas, fecha 1.° de Abril. En consecuencia de este decreto, pedí al señor Prefecto un pasaporte para salir del Cuzco, lo que se me negó terminantemente.

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Copia.-ANEXO N.° 1.-Sello de la Subprefectura é Intendencia del Cuzco.-Marzo 8 de 1895.-A las autoridades del tránsito hasta Urubamba.-Los jefes de las casas fuertes de esta plaza, señores D. Isidro Lambarri, D. Federico Kraemer, D. Enrique Ochsner, marchan á la ciudad de Urubamba con el fin de asegurar sus intereses en aquella localidad. En su virtud, se les concede franco y seguro salvo conducto para que puedan viajar libremente sin ser molestados en el tránsito,-Dios guarde á US.-(Firmado)—Pablo de Latorre.

ANEXO N.° 2.-Señor Coronel Prefecto del Departamento: Isidro de Lambarri, Enrique Ochsner y Federico Kraemer ante US. nos presentamos respetuosamente á exponer: que habiendo sido notificados, primero para el pago de dos mil soles cada uno, sin motivo, ni razón que lo justifique; y al habernos negado á ello: segundo, ser detenidos en prisión; tenemos que llamar la atención de US. sobre estos hechos que consideramos en menoscabo de nuestra libertad individual, de los intereses que representamos respectivamente, porque tenemos la convicción de no haber faltado á ninguna ley ni disposición prefectural.

En esta virtud, suplicamos á US. examinar detenidamente y con imparcialidad el asunto en cuestión, á fin de que, procediendo con justicia, se sirva dictar inmediatamente nuestra libertad, que no dudamos obtenerla, porque el mero hecho de haber ido nosotros á Urubamba con pasaporte en forma expedido por el señor Subprefecto y con el fin de cautelar nuestros intereses confiados á D. Leonardo López, amenazados por la invasión de montoneros á ese lugar, no puede ser motivo que justifique nuestra detención ni pago de la suma expresada.Por tanto:-A US. pedimos que tenga á bien etc.-Cuzco, marzo 12 de 1895.-Dios guarde á US. muchos años.-Federico Kraemer.-Isidro Lambarri.-Enrique Ochsner.

ANEXO N.° 3.-Iltmo, señor:-Federico Kraemer, de nacionalidad alemana, Agente Consular del Imperio Alemán y representante de la casa comercial de "Emmel Hermanos" en esta plaza, ante US. I. respetuosamente me presento y digo:

Que el 8 del presente mes el señor don César Lomellini, comereiante en esta plaza, me hizo saber que el señor don Leo

nardo López, comerciante en Urubamba, había mandado avisar por medio de un fletero, quien había llegado de Urubamba para el señor Lomellini, que los intereses y propiedades del referido señor López en Urubamba corrían gran peligro por la invasión de montoneros á ese pueblo y que el tal señor López había abandonado su casa en Urubamba y se encontraba de fuga.

Como el señor López es deudor de sumas bastante crecidas á la casa que represento, lo mismo que á otras casas comerciales en esta plaza, me puse de acuerdo con el señor D. Isidro de Lambarri, Vicecónsul de España y jefe de la casa comercial de los señores Miguel Forga é hijos, y con el señor D, Enrique Ochsner, representante de la casa comercial de los señores "Braillard Hermanos y Cia.", y convenimos en ponernos inmediatamente en marcha para Urubamba, para salvar los intereses comerciales que teníamos en este pueblo.

Acto continuo me acerqué con los señores Lambarri y Ochsner á la Intendencia de Policía de este Cercado, pidiendo un pasaporte ó salvo conducto, y encontramos solo al señor secretario, D. Enrique Alcázar, quien nos dijo que el señor Intendente no estaba en su despacho y probablemente almorzando; pero que alistaría el solicitado pasaporte para el regreso del señor Intendente.

Efectivamente, más ó menos á las 12 del día, fué entregado á un empleado de la casa de los señores Miguel Forga é hijos el solicitado pasaporte, firmado por el señor D. Pablo de Latorre, Intendente de Policía de este cercado, y expresándose en él claramente el objeto de nuestro viaje á Urubamba. Con este requisito, nos pusimos (yo y los señores Lambarri y Ochsner) en marcha para Urubamba más o menos á la 1 del día, llegando á este pueblo, más ó menos, á las 6 de la tarde.

Al día siguiente, 9 del presente mes, me presenté con mis compañeros al que se titulaba jefe de la montonera, para pedir las garantías necesarias para el señor López, y expusimos que el señor López nos era deudor por sumas crecidas y, por consiguiente, manejaba intereses ajenos, y como eramos extranjeros estos intereses debían ser respetados como tales. Este jefe entonces nos dijo que el señor López tenía todas las garantías que necesitaba y que sólo deseaba que se presentase donde él.

Después de esto, tratábamos de averiguar el paradero del señor López, lo que con felicidad logramos, llegando á saber que el señor López se encontraba en una finca denominada "Yanahuara", entre Urubamba y Ollantaimbo, más ó menos, á legua y media de distancia. Fuimos allí, encontrando efectivamente al señor López en esta finca y llevándolo á Urubamba con nosotros, para presentarlo al titulado jefe de la montonera. En esta entrevista, este jefe nos repitió que quedaba el señor Lopez con todas las garantías necesarias para ejercer su

comercio y sus industrias. En todo esto, se nos fué el día 9, y como habíamos llenado el objeto de nuestro viaje, regresamos al día siguiente, el 10 del presente, para el Cuzco, adonde llegamos, más o menos, á las 5 de la tarde.

A mi regreso fuí avisado, por un empleado de la casa, que en la noche del 8, el día de mi salida, había venido un oficial, mandado por el señor General Prefecto Mas, á pedir con mucha exigencia la devolución del pasaporte que nos había otorgado el señor Intendente, á lo cual contestó el empleado que ya no era posible acceder á este pedido, puesto que yo ya había salido y en la hora debía estar ya en Urubamba.

En la mañana del 10 de este mes, como es del dominio pú. blico, se fué el señor General Prefecto con dirección á Sicuani, dejando en su lugar, como Prefecto accidental, al señor Coronel ingeniero don Antonio Marzo.

El día 11 de este mes, fuí llamado, junto con los señores Lambarri y Ochsner, más ó menos á las 12 y media del día, á la Prefectura, donde el señor Prefecto accidental nos mostró un decreto dejado por el señor General Mas, antes de su partida, y según el cual fuimos notificados de pagar cada uno de nosotros dos mil soles, por haber ido á Urubamba sin conocimiento del señor Mas, y á mí se me imponía, además, una multa de dos mil soles, por haber ido mi hermano, Gustavo Kraemer, á Arequipa, llevando correspondencia secreta para la montonera, contra cuya última acusación protesté al momento, exponiendo al señor Coronel Prefecto acidental, que mi hermano fué mandado por asuntos comerciales á nuestra casa principal que se encontraba establecida en Arequipa, como lo prueba también la correspondencia que ha llevado, la cual es estrictamente comercial, y de la cual conservo copias, para presentarlas en su debido tiempo. Al mismo tiempo, hice presente al señor Coronel Prefecto accidental, que mi hermano sacó su pasaporte en forma legal de aquí á Sicuani. El señor Coronel Prefecto nos dijo que quedábamos notificados de pagar las sumas referidas, es decir, yo cuatro mil soles, y los señores Lambarri y Cchsner cada uno dos mil soles, ó, en caso contrario, quedar detenidos; á lo cual contestamos los tres que no podíamos pagar, de ningún modo, las multas que se nos imponía, puesto que no habiamos faltado á ninguna ley del país, ni decreto prefectural, y que si el señor Intendente no estaba autorizado para dar el pasaporte referido, había que hacer responsable por sus hechos á

este señor.

Entonces el señor Coronel Prefecto accidental se hizo mostrar el pasaporte otorgado por el señor Intendente, don Pablo Latorre, y lo encontró conforme. Después de esto, nos dejó el señor Coronel Prefecto accidental, en libertad, bajo palabra de honor, hasta el siguiente día, para que pudiera telegrafiar al

ñor General Mas á Puno, y esperar la resolución que tomaba este funcionario.

Al día siguiente, fecha 12 del presente, fuimos llamados, nuevamente, por el señor Coronel Prefecto accidental, quien nos dijo que el señor General Mas insistía en el pago de las sumas que se nos había impuesto, ó en el caso contrario, quedábamos detenidos; á lo que dijimos que no podiamos pagar, alegando los mismos motivos del día anterior.

Quedámos, pues, presos desde horas doce de este mismo día. El señor Lambarri protestaba entonces de palabra contra su prisión, en vista del caracter oficial que investía, como Vicecónsul de España, porque estaba, como súbdito español, bajo el amparo de las leyes, de la Constitución y, en especial, bajo los tratados consulares que ofrecen la inmunidad personal á los cónsules, vice-cónsules, agentes consulares, etc., excepto en los casos que la legislación califica de crímenes ó delitos graves que merecen, pena corporis aflictiva, á cuya protesta me adhería yo en mi caracter de Agente Consular del Imperio Alemán.

No se nos prestó oído. También presentamos los tres un recurso colectivo al señor Coronel Prefecto accidental, solicitando nuestra libertad; á lo cual tampoco se nos ha contestado.

El día 14 del presente, más ó menos á las horas tres y me. dia de la tarde, me hizo llamar un señor Felipe Masías, quien se titulaba fiscal en el asunto de mi prisión, haciéndome, en presencia de un oficial que servía de escribiente, varias preguntas, las cuales contesté, según la verdad. Cuando, más o menos á horas 4 y media de la tarde, este señor Masías hizo cesar las preguntas y me dijo que mis contestaciones no le eran satisfactorias y tendría que marchar á un calabozo, entregándome pocos momentos después al oficial de guardia, quien me puso, según orden recibida, en un calabozo inmundo, sucio y asqueroso, donde ya se encontraba un tal Manuel Salas, quien llevaba barra de grillos.

En este lugar quedaba hasta las seis de la tarde, hora en que me hicieron saber que el señor Coronel Prefecto accidental, después de haber conferenciado, por telégrafo, con el señor General Mas, nos ofreció rebajarnos la mitad de las sumas impuestas y darnos un recibo como empréstito forzoso; cuya oferta fué aceptada por nosotros á fin de evitarnos más ofensas é insultos.

A las 9 de la noche nos pusieron en libertad, después de una prisión de 3 días y dos noches

Tales son los hechos con que he sido agraviado, que los pongo en conocimiento de US. I, para los fines á que hubiere lugar; desprendiéndose, desde luego, como consecuencia, que sin motivo, ni razón que lo justifique, me veo privado de las garantías iudividuales de que debo gozar, según la Constitu

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