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II. Que aun sin esperar la ratificación del traidor Orbegoso, introdujo su ejército en el territorio peruano, manifestando de este modo su verdadera intención de invadirlo y conquistarlo sin embozo, lo que ha confesado públicamente en carca que dirigió desde el Cuzco á su cómplice el traidor, contestando á los cargos que éste le hizo en otra de 3 de agosto de 1838;

III. Que al pisar el invasor el territorio peruano declaró en Puno, á 10 de julio, su sistema de dividirlo, y de sostener con sus bayonetas el tratado proditorio;

IV. Que después de haber asesinado á los prisioneros de Yanacocha, declaró, por sus decretos de 17 y 29 de agosto, que tendrían igual suerte todos los ciudadanos del Perú que no hostilizasen al ejército nacional, poniendo fuera de la ley al general Salaverry, á los jefes y á los escritores que se opusiesen á su plan de invasión y conquista.

V. Que, consecuente con tan horribles principios, ha derramado en los cadalsos levantados en las plazas de Arequipa y Cuzco, la sangre de los mismos prisioneros, con quienes duran. te la lucha había pactado la regularización de la guerra; que así mismo ha condenado á la expatriación á innumerables peruanos y reducido á esclavitud á los soldados prisioneros para que sirviésen en sus haciendas;

VI. Que en la época funesta de su mando destrozó la Repú blica Peruana: extinguió la ilustración: degradó vilmente y de propósito la dignidad del Perú, y el honor de sus hijos: comprometió de intento su reposo futuro: trastornó su régimen legal y las leyes fundamentales del sistema popular representativo, dando en todo el fatal ejemplo de la intervención armada y de la conquista, con que amenázó á todas la Repúblicas SudAmericanas;

VII. Que lanzado del territorio peruano por la indignación de los pueblos, y después que á consecuencia de su derrota en Ancachs fingió ridículamente conformarse con su suerte, publicando decretos de renuncia y dimisión voluntaria del mando que ejercía en el Perú y Bolivia, sigue conspirando desde Gua.

te de la Cámara de Diputados.-Jervasio Alvares. senador Secretario.-A. Ave lino Cueto, Diputado Secretario.

Excmo. señor Presidente de la República.

Cúmplase, comuníquese y publiquese.

Lima, diciembre 15 de 1847.

Rúbrica de S. E.-Dávila.

yaquil contra la libertad é independencia de las mismas Repúblicas, llamando la atención general por tan abominable conducta: y, en fin, que es de absoluta necesidad tomar medidas de seguridad y represión contra el enemigo de las libertades de América;

Declara:

Andrés Santa Cruz es enemigo capital del Perú.

Y en consecuencia decreta:

Art. 1. Andrés Santa Cruz ha perdido todos los derechos, honores y empleos que obtuvo en el Perú antes de la invasión.

2. Se autoriza á todos los funcionarios públicos y ciudadanos para que lo entreguen vivo ó muerto si osare pisar el territorio peruano.

3. El que lo hiciere es benemérito á la patria y acreedor á las recompensas que el gobierno tenga á bien señalar por tan importante servicio á la causa de la América.

4. Quedan sujetos á las penas señaladas contra los traidores todas las autoridades ó personas que á sabiendas se nieguen á aprehenderlo ó contribuyan á su evasión en el caso de presentarse en cualquier punto de la República.

Comuníquese al poder ejecutivo,para que disponga lo necesario á su cumplimiento.

Dado en la sala de sesiones del congreso, en Huancayo, á 21 de setiembre de 1839.

JUAN FRANCISCO DE REYES, diputado vicepresidente.

Pio Vicente Rosel, diputado secretario.

Ramón Aspur, diputado secretario.

El Ministro de Estado en el despacho de Gobierno y Relaciones Exteriores queda encargado de su cumplimiento.

Por tanto: imprímase, publíquese y circulese.

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Dado en la casa de gobierno, en Huancayo, á 21 de setiembre de 1839.

AGUSTIN GAMARRA.

Por O. de S. E.

Benito Lazo.

Ejército de Bolivia

General en jefe

Cuartel General en La Paz, á 20 de abril de 1839.

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Al señor general don Juan Crisóstomo Torrico, jefe superior, militar y político de los Departamentos del sur del

Perú.

Señor General:

Por comunicaciones que acabo de recibir de esa ciudad, sé que las tropas bolivianas que el teniente coronel don Fructuoso Peña, conducía á Bolivia por esa ruta, han sido incorporadas á las filas del Perú, y los oficiales detenidos en calidad de presos. Esta providencia del todo agena del estado de las relaciones de ambas Repúblicas, ha roto de improviso la capitulación de Coracora, destruyendo una de las garantias mas sagradas con que aquellas tropas podian contar en la situación en que se hallaban. Ni por un momento juzgo que este procedimiento haya nacido de disposiciones hostiles por parte de las autoridades de ese territorio: antes bien, estoy persuadido de que algún motivo distinto (que yo no alcanzo á calcular) ha obligado á tomar provisionalmente aquella medida; pero sea cual fuere este motivo, es de suponerse que haya cesado muy luego, hallándose ambos Estados en disposición de restablecer de la manera mas sólida y positiva sus antiguas relaciones y de fortificar mas y mas los vínculos de amistad con que la naturaleza los ha unido.

Dentro de muy pocos días debe de salir de esta ciudad la legación boliviana destinada á este importante objeto; y todas

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las circunstancias llaman á las dos naciones á vivir en fraternal unión y armonía. Bajo de este concepto yo espero de los generosos sentimientos de US. y del interés con que mira los negocios de su patria, que en cuanto su autoridad se lo permita, influirá directa y decididamente en la revocación de las órdenes dadas contra los individuos del ejército boliviano, y en la libre restitución de ellos á esta República.

Con este motivo,me es satisfactorio renovar á US. las protestas de mi distinguido aprecio.

Dios guarde á US. señor general.

JOSÉ BALLIVIAN.

República Peruana

Comandancia General

de los departamentos del Sur

Arequipa, Abril 27 de 1839.

Al Excmo. señor General don José Ballivian, General en jefe de los ejércitos de Bolivia.

Excmo. señor:

Anoche me ha sido entregada la respetable comunicación de V. E. de 20 del presente, que me propongo satisfacer.

sito

Las tropas bolivianas, conducidas desde Coracora por el teniente coronel don Fructuoso Peña, no han sido enroladas en las filas de los batallones peruanos, sino puestas en un depóseparado, donde permanecen bien asistidas. Semejante medida ha sido solamente de precaución y seguridad, por exigirlo asi las circunstancias, mas no porque me propusiese hacerlas servir, pues el Perú no necesitaba de ellas para reforzar sus fuertes ba tallones. Las soldados son considerados y pagados clel mismo modo que los nuestros; y no tendrán motivo de queja sobre el tratamiento que reciben. Sus oficiales, sin embargo, han quedado en libertad bajo su palabra de honor, que quebrantado los mas, poniéndose en fuga. He tomado estas medidas hasta esperar órdenes de mi gobierno, á cuya resolución me he sometido en este punto, y en los demas que tie

han

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nen relación con las capitulaciones de Coracora que V. E. reclama.

Yó, señor Excmo. no he debido proceder de otro modo. Tampoco he debido dejar pasar tropas á Bolivia con quien se han roto todos los vínculos de concordia y fraternidad desde que un ejército boliviano pisó al Perú con aprobación de su gobierno y de sus Congresos y contra pactos expresos y sagra. dos, para intervenir en la guerra civil y sostener su división en dos Estados. Mientras la antigua concordia no sea restablecida por tratados definitivos que dejen satisfechas completamente nuestras quejas y reparadas las injurias inferidas á nuestro honor y pabellones, los soldados de Bolivia no deben ser tratados sino como prisioneros de guerra á quienes se ha tomado con las armas en la mano.

Me es muy satisfactorio que el gobierno boliviano tenga ya nombrados los individuos de la Legación que deben arreglar nuestros negocios. Nada será más grato á mi corazón, ni satisfará tanto mis deseos como ver restablecidos los vínculos de amistad entre dos Repúblicas hermanas,

Yó, por mi parte, protesto á V. E. dar las órdenes necesarias para que los prisioneros bolivianos sean bien tratados, sin embargo de que lo han sido antes de recibir la respetable comunicación de V. E.

Con este motivo, tengo el honor de reiterar á V. E. mis respetos, como su atento, obsecuente, servidor.

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Excmo. Señor

JUAN CRISÓSTOMO TORRICO.

Todos los documentos relativos al esta blecimiento y terminación de la Confederación Perú-Bolivian a, se registran en el Tomo II.

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