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IX.

Unas cuantas palabras para concluir.

En la introduccion á "Los Hombres Ilustres Mexicanos," dijimos que nuestras biografías vendrian á ser una historia de México, y hemos cumplido hasta donde es posible con este compromiso. Nos ocupamos de una época mejor que de un personaje, como lo hacemos hoy, tanto por aquella causa, como porque para ciertos estudios biográficos suelen proporcionarnos pocos datos los historiadores. Respecto del hijo de Da Marina, hemos encontrado muy poco en los autores que consultamos.

No es de extrañarse, pues, que no fijemos el dia del naci miento de D. Martin Cortés ni el de su muerte; ignoramos esto; solo hemos notado que despues de los sucesos referidos ninguno de los hijos del conquistador figuró en los puestos públicos. Respecto de los amigos de ellos, solo nos encontramos con el nombre de Luis Ponce de Leon, quien perteneció al ayuntamiento de 1580. Sin duda los recelosos conquistadores no creyeron deber confiar, despues de la conspiracion que fracasó, de ninguno de los que se habian manifes do poco contentos con la dominacion extranjera.

Sin embargo, los historiadores nos pintan á D. Martin Cortés amable, melancólico, apacible y de un bello aspecto personal. Era enfermizo, y á pesar de hallarse quebrantada gravemente su salud á la llegada á México de Muñoz, fué llevado al potro del tormento á expiar de una manera digna y honrosa, puesto que el dolor y la desesperacion no le arrancaron ningunas revelaciones, el supuesto delito de amar la independencia de su patria. Se nos olvidaba decir que D. Martin sufrió, como su hermano D. Luis, la pena de la confiscacion de sus bienes y que fué desterrado á España, en donde "murió á poco tiempo á consecuencia de sus martirios y pesares," pesares y martirios que han hecho grata su memoria en el corazon de cuantos quieren la autonomía y la libertad de México, por cuya causa se sacrificó el hijo de D: Marina.

AGUSTIN R. GONZALEZ.

T. II-15.

BARTOLOMÉ DE MEDINA.

I.

L descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo cam_ biaron por completo la faz de la civilizacion y del comercio. No solo la maravillosa aparicion de un nuevo continente, las variantes que recibió la ciencia en sus textos y dogmas, fueron el producto de la intuicion y audacia de Colon, de los viajes de Vespucio y del valor de los conquistadores, sino que las hermosas y variadas producciones de las comarcas descubiertas, su riqueza natural, dieron á la nacion que las conquistara una importancia repentina y deslumbradora; su comercio aumentó, se despoblaron sus ciudades para venir á poblar las colonias, y la sed de oro y de fan tásticas aventuras, trastornando los cerebros, trajo á estos países á los fundadores de una nueva sociedad, cuyo destino habia de variar tanto con el curso del tiempo.

Uno de los ramos de mayor explotacion despues de la conquista fué la minería; preocupaciones vulgares hicieron que los colonos se dedicaran casi exclusivamente á la extraccion del oro y de la plata, viendo con descuido la de otros minerales como el fierro, el plomo y el mercurio, y tambien aunque en menor escala la agricultura, de modo que á los pocos años de consumada la conquista, ya se habian fundado importantes poblaciones cerca de los minerales y en sitios que llevaron el nombre de reales mas tarde.

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