Imágenes de páginas
PDF
EPUB

ABALÁ: pueblo del partido de la capital de Yucatan, cabecera de curato, situado á los 20° 40' latitud N., y los 83° 29' longitud O. de Cádiz, distante 9 leguas camino de herradura al S. de Mérida: tiene escuela de primeras letras pagada de los fondos públicos, por 15 pesos al mes con 63 alumnos: 3,781 hab. con su comprension que la componen, 11 haciendas de campo con crias de ganado vacuno y caballar y dos sitios ó ranchos de indí genas. Tiene iglesia, casa cural y consistorial de cal y canto, y las demas son de palmas de guano. Su subsistencia depende principalmente de las labranzas de la tierra para el cultivo del maiz. Tie

uno consta de 576 varas cuadradas ó superficiales, que en su mayor parte corresponden á los propietarios de las fincas rústicas, vecinos de la capital. El henequen da 3 arrobas de filamento por mecate al año, y hoy vale 13 reales la arroba. Despues de la siembra cuesta un real anualmente su cultivo. Sus terrenos son pedregosos.-A. G. R.

con la buena acogida que su obra habia alcanzado, | idioma latíno con facilidad y con inspiracion, corse dedicó á limarla y corregirla, y la aumentó has-rectamente y con afluencia. ta treinta y tres cantos, que fueron impresos en Venecia, en 1773, por su mismo autor, disfrazado bajo el nombre de Labbeo Salenopolitano, que quiere decir, el abad mexicano ó abad natural de la Ciudad de la Luna, pues el antiguo nombre de México se deriva de Mextli, que quiere decir Luna. Al leer aquellos cantos el cardenal Zanotti, matemático y poeta de Bolonia, dijo que queria conocer al autor de aquel poema divino, al que juzgaba benemérito de la religion y de las letras. El erudito Clemente Vanneti, secretario de una academia fundada por María Teresa de Austria, reina de Hungría, escribió al P. Abadiano una carta llena de elogios á su obra, y acompañó á dicha carta un diploma de académi-ne 5,356 mecates de matas de henequen que cada co, con el sobrenombre de Agiólogo, que quiere decir, el que habla ó trata de cosas santas. El abate Serrano, ex-jesuita valenciano, y que entendia altamente de poesía, escribió muchos elogios del P. Abadiano y de sus cantos. A los sabios Lampillas y Hervás pareció esta obra egregia, inmortal y digna del siglo de Augusto. No contento todavía, ni envanecido el P. Abadiano con las alabanzas de que se habia hecho digno, corrigió nuevamente su poema, y con el aumento de otros cinco cantos lo reimprimió en Ferrara en 1775. Finalmente, en Bolonia, adonde pasó á buscar un temperamento mas favorable á su salud, concluyó la idea que se habia propuesto de presentar al público una suma completa de los misterios de la religion, cantados digna y heroicamente en cuarenta y tres cantos latinos. Esta nueva edicion del poema de Abadiano se hizo en Cecena en 1780. Algunos meses antes habia fallecido ya su ilustre autor, en un suelo estranjero, pero rodeado en sus últimos momentos de los jesuitas sus compatriotas, y de otros literatos que lamentaron su muerte (acaecida el 30 de setiembre de 1779), y adornaron su sepulcro con bellas inscripciones. El P. Abadiano, muriendo desterrado, tuvo á lo menos el consuelo de haber dejado un nombre ilustre entre los literatos de su siglo, de haber honrado á su pais, presentando á la Europa sus escritos como una prueba de la cultura é ilustracion de México.

ABARCA (D. ROQUE): brigadier de los ejércitos reales, comandante general, presidente de la audiencia é intendente de Guadalajara, en el año de 1810: este jefe, en cuya época estalló la revolucion de independencia, no solo no contribuyó á contenerla y reprimirla en las provincias confinantes, sino que dejándola propagarse en la de su mando, por su debilidad y desaciertos fué causa de que tomase aquélla mayor vuelo y acrecentamiento. "Desavenido, dice el Sr. Alaman, con la audiencia y con los comerciantes europeos de Guadalajara desde la prision de Iturrigaray, cuyo hecho desaprobó, aunque sin dejar de reconocer á la autoridad que en lugar de aquel se estableció, la suya desde entonces vino á ser incierta y vacilante, y aun trató de deponerlo del mando el partido que contra él se formó, lo que no llegó á tener efecto por no haberse podido convenir en el modo de ejecutarlo. Luego que se empezaron á sentir los primeros movimientos de la revolucion, Abarca en vez de hacer uso del poder que sus diversas investiduras le daban, teniendo en su mano el mando miliCuando en su respetable vejez preparaba el P. tar, político y la administracion de la hacienda, se Abadiano la última edicion de un poema, que le ha- dejó despojar de las facultades que legítimamente bia granjeado tanta fama, dedicó sus trabajos lite- le pertenecian, permitiendo el establecimiento de rarios á la juventud de México, á una juventud á launa junta compuesta de letrados, eclesiásticos y que él habia instruido; á una juventud que estudiaba todavía con aprecio á los clásicos latinos, y que buscaba en los escritos de Virgilio, de Catulo y de Horacio inspiraciones y bellezas que, como todas las obras del genio, son en su género únicas é inimitables. En el dia la facilidad de poseer los idiomas frances é italiano, y la propension que tenemos á los estudios que no exigen un grande esfuerzo men tal, ni una dedicacion de muchos años, han hecho abandonar hasta cierto punto el estudio de los poe tas y de los oradores antiguos. Cuando renazca el gusto por aquel ramo de literatura, se conocerá mejor que ahora todo el mérito de un literato que, como el P. ABADIANO, logró escribir y versificar en

particulares, que aunque tomó el nombre de "auxi-, liar del gobierno," vino á ser absoluta, quedando anulado el jefe superior; y débil y enervada entre muchos la autoridad, cuando mas necesario era que fuese unida y robusta, y estuviese ejercida por uno solo," Estas pocas palabras esplican lo bastante las desgracias todas ocurridas en Guadalajara, á que dió ocasion Abarca por su debilidad y cobardía. A pocos dias de dado el grito de libertad en el pueblo de Dolores por el cura Hidalgo y demas caudillos, resonó el mismo por otros jefes en diversos lugares de los Departamentos de Michoacan y Guanajuato, y en el de Jalisco por D. José Antonio Torres, que sublevó los pueblos de Colima, planes

del cual daba órden á las guardias para que los dejasen salir en su compañía. Abarca pidió que se le juzgase en consejo de guerra para vindicar su conducta; pero el gobierno español no accedió á su solicitud, ni tampoco lo restituyó á su empleo, babiendo entregado el mando á D. José de la Cruz: permaneció todavía en Guadalajara algun tiempo, y murió despues en Panamá en viaje para España.-J. M. D.

de tierracaliente, Sayula, Zacoalco y otros inmediatos al Rio-grande: á fines de octubre, pues, todos ellos estaban en conflagracion. Abarca, para contener sus progresos, paso sobre las armas mas de 12,000 hombres, así de las milicias provinciales, como de la indiada del Departamento, que lejos de haber servido para la defensa que se propuso, solo fueron á su vez auxiliares de los independientes, pasándose á sus filas: levantáronse tambien en la ciudad otras compañías de volunta- ABARCA (FLORENCIO DE): natural de la ciurios, compuestas de jóvenes del comercio, cursantes dad de Murcia, y hermano coadjutor de la Comde la universidad y aun individuos de ambos cleros, pañía de Jesus. Habiendo pasado de secular á que no fueron tampoco nada útiles para el fin que nuestra América, un suceso desgraciado de que fué se propusieron los europeos y el prelado de aquella testigo en la ciudad de Puebla, lo decidió á abradiócesis, en cuyo palacio se reunian á toque de cam-zar el estado religioso, y tomó la sotana de jesuita pana para salir al campo á hacer sus ejercicios. El en el noviciado de Tepotzotlan, siendo desde el pripeligro comun no hizo cautos á esos hombres, ni mer dia, y durante los cincuenta y cinco años que los movió á obrar de acuerdo en sus disposiciones: vivió en la religion, un perfecto dechado de los reunos solo cuidaban de sus intereses personales, yligiosos de su estado, que deben reunir á la labono querian contribuïr ni con un peso para los indis- riosidad de Marta la contemplacion de María. Despensables gastos, no obstante el ejemplo de Abar- empeñó en diversos colegios los humildes ministeca que aprontó 5,000 ps. de su peculio para ellos; rios de su profesion, á entera satisfaccion de sus otros perseguian á los mejores oficiales del go superiores y edificacion de la comunidad, de suerte bernador; otros, en fin, entre los cuales fueron los que era llamado la regla viva de los coadjutores de principales el oidor Recacho y el propietario Villa- la Compañía. Pero lo que en él mas sobresalió fué señor, se improvisaron militares y sacrificaron por el talento que Dios le habia dado de enseñar á los su ineptitud no poco número de gente en la Barca niños en los primeros rudimentos de la escuela, en y Zacoalco. Estos descalabros hicieron ya imposi- los colegios de Guadiana, Mérida, Ciudad Real y ble la defensa de Guadalajara: gran parte de los Guatemala, en la cual vivió los treinta y seis años europeos, el obispo, y los valientes oidores Alva y últimos de su vida, logrando el fruto de su vigilanel mencionado Recacho, huyeron de la ciudad y se te aplicacion en innumerables discípulos, que fueembarcaron por San Blas, dejando comprometido ron ornamento de las repúblicas, clero y religiones. a Abarca con un puñado de reclutas, incapaces de En esta ocupacion descubrió el singular dón del contener las fuerzas de los sublevados, que enorgu- cielo de esplicar la doctrina cristiana con tal clarillecidos con sus triunfos se acercaban á posesionar- dad y tan bien acomodados símiles y ejemplos, que se de la capital del Departamento. En este estado muchos estudiantes teólogos que cursaban con los de cosas, ora porque Abarca desconfiase, y con jus- jesuitas, tenian por especial delicia ir los sábados ticia, del buen éxito de la defensa, ora porque en á oirle esplicar la doctrina; y este ejercicio frecuenrealidad estuviese enfermo, como algunos dicen, taba todas las noches con los sirvientes de la casa, resignó el mando en el ayuntamiento y se retiró al despues de haber rezado con ellos el rosario: y los pueblo de Analco. En estas circunstancias entra superiores lo enviaban especialmente en tiempo de ron las tropas independientes en la capital de la cuaresma y misiones á que esplicase la doctrina á Nueva Galicia, el 11 de noviembre de 1810, per- los presos de las cárceles. Juntaba á esto el hermaneciendo durante la ocupacion de la ciudad por mano Florencio un tiernísimo afecto á la Compa- . dichas tropas, el brigadier Abarca, en la casa de ñía y á su instituto, del cual hablaba con espresiola corregidora de Bolaños, donde fué asistido por nes de altísima veneracion, y tenia apuntado de su aquella señora y su hija en una grave enfermedad linda letra cuanto encontraba en los libros que leia que sufrió. Haciendo Hidalgo mucho aprecio de él, conducente á su mayor lustre. Y mucho mas mosquiso ganarlo á su partido, fundado acaso en las di- traba su amor en la observancia de las reglas, en ferencias que este jefe habia tenido con la junta y la humildad con que se preciaba de su estado de con los europeos, ofreciéndole el empleo de capitan coadjutor, en una estremada pobreza, sin que jageneral que Abarca rehusó con la mayor firmeza, mas se viese que usase cosa nueva, y así andaba con esponiéndose a perder la vida: durante los asesina- los vestidos llenos de remiendos, que él mismo cotos y demas desórdenes cometidos en aquella ca- sia con sus mauos y con cualquiera bilo y de dipital, Abarca permaneció oculto, y no salió de la versos colores que encontraba; en una angélica cascasa en que se le habia dado hospitalidad hasta tidad que mostraba en el recato de sus acciones, la entrada del ejército real, mandado por los bri huyendo cuanto podia de concursos de mujeres; en gadieres Calleja y Cruz despues de la célebre ba- una ciega obediencia á los superiores y á su confetalla de Calderon. Segun refiere el Sr. Alaman, sor á quien todas las noches daba cuenta de su conAbarca debió su salvacion á D. Mariano Abaso- ciencia; en una continua oracion y presencia de Dios, lo, que lo sacó de la prision á él y á mas de cien prorumpiendo á menudo, aun en las calles, en fereuropeos, prevaliéndose para ello de su empleo de vorosas jaculatorias, fuera de gastar cuantos ratos brigadier de las tropas independientes, en virtud podia en el coro, dando entonces rienda suelta á las

lágrimas, de que tuvo dón especial del cielo; y fi- | tomándolas en emulsion ú horchata, en cantidad de nalmente, en tan entrañable caridad con sus her- dos dracmas por libra de agua. manos, que era el consuelo y alivio de todos, principalmente en sus enfermedades. Con estas virtudes se ganó el amor y estimacion de los señores obispos, presidentes y oidores, prebendados y sagradas religiones, y el R. P. provincial de San Francisco le tenia dada patente de hermandad, haciéndole participante de todas las oraciones y sufragios de la religion. Murió á 26 de mayo de 1714, de mas de sesenta y seis años de edad, y su entierro fué solemnísimo, con asistencia de todas las religiones, ayuntamiento de la ciudad, nobleza é innumerable pueblo, y al tiempo de llevarlo á la sepultura cargaron el cuerpo dos dignidades de la iglesia catedral y los dos alcaldes ordinarios de la ciudad.

J. M. D.

ABASOLO: cabecera de la municipalidad de su nombre, en el partido de Salinas Victoria, estado de Nuevo-Leon, á distancia de 11 leguas al N. de su capital. Produce maiz y caña de azúcar, estrayéndose de ésta diez mil arrobas de piloncillo al año. Comprende siete haciendas, y su poblacion es de 2,176 hab. Nacen anualmente 75 individuos y mueren 55. Sus fondos municipales producen 340 pesos cada año. Tiene una escuela pública á que concurren diariamente 30 niños. Lat. N. 26° 15', long. O. de México 0° 15'.-J. S. N.

ABOLICION (1): se da este nombre, así como el de Estincion y Supresion, al acto por el cual quedan reducidas las órdenes religiosas al estado secular, relajándose los votos y dispensando la observancia de sus reglas á los individuos que las componen, sea cual fuere la calidad de la obligaciou á que se hayan comprometido en virtud de su profesion. Antes de hablar de las comunidades, que así han sido suprimidas por decretos conciliares ó pontificios, debemos advertir dos cosas interesantes: primera, que aunque en la aprobacion de una órden religiosa, como enseña S. Alfonso Ligorio con Belarmino, Valencia y otros teólogos, la Iglesia no puede errar aprobando su instituto y reglas, por cuanto esta materia pertenece á las costumbres, y en su decision es infalible, pues ella equivale á decir: "estas reglas son buenas y camino seguro para la salvacion y perfeccion evangélica, pudiendo abrazarlas por lo mismo el que quisiere;" no por esto es menos cierto que admitir muchas comunidades, mas bien es del resorte de la prudencia, y aun de la política, como escribe Melchor Cano, y por esta razon, punto tambien de pura disciplina: la segunda, que su supresion por motivos fundados, ó solo por la voluntad del Sumo Pontífice, no equi. vale de ninguna manera á condenar aquel género ABDIAS (PROFECIA DE): aunque algunos creen de vida primeramente aprobado, lo que seria una que Abdias fué contemporáneo de los tres prece- contradicion que no cabe en la indefectibilidad de dentes, Oséas, Joel y Amós, parece mas probable la Iglesia, sino únicamente á disolver los lazos de que vivió en tiempo de Ezechiel, y que profetizó union y disciplina que estrechaban entre sí á los despues que Nabuchodonosor destruyó á Jerusa- individuos de aquel cuerpo. Esta última considelem, esto es, por los años de 3420. Aunque se ob- racion es una consecuencia forzosa y necesaria de serva bastante semejanza entre lo que dice Abdías la primera: la Iglesia tiene poder para calificar de y lo que se lee en Jeremías, cap. XLIX, y en Eze- santo un instituto, y consentir que muchos indivichiel, cap. xxv, no se sigue de esto que Abdías duos se reunan á observar sus reglas; y lo tiene haya tomado de aquellos su profecía. Dirigió ésta igualmente para disolverlo, cuando así lo juzgue principalmente á los idumeos, á los cuales intima conveniente. Pero como dice el Dr. Balmes, así colos castigos que les enviará Dios por el modo inhu-mo el instituto no es santo porque lo aprueba la mano con que habian tratado al pueblo de Judá, ó de Jacob, hermano suyo. Profetiza la ruina de la idolatría y el establecimiento del reino de JesuChristo. Algunos entienden tambien anunciada en esta profecía la segunda venida de Jesu-Christo en gloria y majestad.—f. t. a.

ABEJONES (S. MIGUEL): pueblo del distrito de Villa-Alta, partido de Ixtlan, departamento de Oajaca, situado en la falda de un cerro; goza de temperamento templado; tiene 454 hab., dista 17 leguas de la capital y 23 de su cabecera.

ABELMOSCO 6 ALGALIA (HIBISCUS ABELMOSCHUS, L.): esta planta se cultiva en los jardines, y se halla bastante propagada en Córdoba, segun informes de algunos de sus habitantes.

Estos aseguran que sus semillas producen efectos muy favorables en las mordeduras de las víboras ponzoñosas, muy comunes en aquellos contornos, tomando interiormente el cocimiento de ellas, lavando con él la parte mordida, y aplicando despues sobre ella las mismas semillas machacadas en forma de cataplasma.

Iglesia, sino que ésta lo aprueba por la santidad que en sí encierra; de la misma manera, cuando queda suprimido por convenir así, aunque ninguno pueda ya abrazarlo en cuanto á su régimen, título, hábito, ú observancias secundarias, siempre en lo sustancial permanece santo, y ninguno, sin suma temeridad, puede condenarlo ni hacer de él impías calificaciones.

Sin entrar en la cuestion de cuándo comenzaron los institutos monásticos, que algunos escritores hacen subir hasta el tiempo de los apóstoles, es muy claro que su establecimiento emana directamente de la misma religion cristiana, que recomienda la observancia de los consejos evangélicos, el retiro, la penitencia y la abstraccion de todos los cuidados terrenos. "Aquellos, dice Casiano, que conservaban el fervor apostólico, recordando la primitiva

(1) Aunque este artículo, que se olvidó colocar en su lugar correspondiente en el "Diccionario," parecerá á algunos estraño al objeto del Apéndice, no lo es, por la relacion que tiene con los de la historia de los jesuitas y juaninos de México, á los que sirve de com2

Dichas semillas se reputan por antiespasmódicas plemento.-EE.
APENDICE. TOMO I.

[blocks in formation]
[ocr errors]

ABO

taños de San Agustin, de las que se hizo particu lar mencion en el cánon de la materia. Este regla mento se observó mal, dice Receveur; pero tampoco era fácil su observancia, porque como advierte muy sabiamente el citado Dr. Balmes, naciendo nuevas necesidades en la Iglesia, debian nacer tambien nuevos cuerpos propios para satisfacerlas, al mismo tiempo que para repeler los nuevos ataques que se le dieran por sus enemigos, valiéndose en su defensa de las mismas armas que estos empleaban en sus asaltos.

perfeccion, se apartaron de las ciudades y del trato de los que pensaban serles lícito un género de vida menos severo, y empezaron á escoger lugares retirados y secretos donde pudiesen practicar particularmente lo que recordaban que los apóstoles habian establecido en general por todo el cuerpo de la Iglesia; y así comenzó á formarse la disciplina de los que se habian separado de aquel contagio. Andando el tiempo, como vivian apartados de los fieles y se abstenian del matrimonio, y ademas se privaban de la comunicacion del mundo y aun de sus propias familias, se les llamó monjes à causa de su vida singular y solitaria." De aquí se in- bado y confirmado por el papa Inocencio III, fué Pero sea de esto lo que fuere, este concilio aprofiere, no solo la antigüedad de los institutos monás- el primero en suprimir varias religiones, aunque de ticos, que en los siglos de las persecuciones de la diversa manera que posteriormente se ha hecho, Iglesia estaban confinados á los yermos y desiertos, pues previno únicamente, que las que no quisiesen y despues en tiempos mas prósperos pasaron á es- reunirse á las aprobadas por la silla apostólica, tablecerse en las grandes y pequeñas poblaciones, "cerrasen sus noviciados y no admitieran nuevas casino que, sea lo que fuere de la contradiccion que sas y fundaciones; incorporándose las antiguas sesufrau por el espíritu de impiedad, siempre subsis- gun fuesen muriendo los religiosos, á las órdenes tirán como un precioso fruto de la religion verda- mencionadas en el cánon." Varias fueron las relidera, como una necesaria consecuencia de las má-giones que quedaron suprimidas por este decreto, ximas del Evangelio. De esta verdad ha sido testigo el mundo en todas épocas; hoy mismo, despues de las grandes calamidades que han sufrido las comunidades religiosas, y el odio que les profesa la escuela filosófica y revolucionaria, que tantos secuaces cuenta en las naciones, apenas hay en estas alguna paz y órden, cuando vuelven á presentarse en su seno las antiguas instituciones monásticas, ó nacen otras nuevas que vuelvan á incorporarse hombres y mujeres, animados del deseo de su salva-viduos y sus ningunos destinos ni ocupaciones úticion y de ser útiles á sus semejantes.

así como lo fué posteriormente la de los servitas, de que despues hablaremos, fundada en 1213, por el concilio II de Leon.

tada posteriormente por varios papas con otras reEsta medida de precaucion y prudencia fué adop ligiones por mas o menos graves motivos, aunque nunca sin permitir las defensas de los acusados, ni proceder "solo gubernativamente," sino en tal cual insignificantes por el cortísimo número de sus indi

á sus delitos, decadencia y defectos, y aun formales. Los mas de esas órdenes suprimidas agregaban les desobediencias á disposiciones pontificias, como se echa de ver en sus mismas bulas de estincion.

Al principio solo se reunian los monjes y monjas bajo la direccion de algun hombre ó mujer de notoria fama de santidad y prudencia, y acomodaban su vida á los preceptos y consejos que de su boca recibian. Posteriormente el derecho de aprobar templarios. Sobre esta famosa órden se ha escriLos primeros que nos presenta la historia son los una religion fue peculiar á los obispos en sus res- to mucho en pro y contra: sin entrar en esta cuespectivas diócesis, de las que solian difuudirse á otras tion, solamente haremos observar con el historiador con la aprobacion y licencia de sus respectivos or- Berault Bercastel, que no solamente fueron oidos, dinarios. Pero como por desgracia de la humani- á pesar de que ellos mismos en decenas se denundad, aun en las cosas mas santas se introducen abu- ciaban reos, y de crímenes enormisimos, sino que sos, para impedir que un celo indiscreto multiplicase se mandó a todas las diócesis en donde los habia, en demasía las órdenes religiosas; y notándose ade- que se reunieran concilios provinciales, que á ellos mas que de esa misma multiplicidad se originaba se llamaran los templarios de su jurisdiccion con la confusion y el desórden, la silla apostólica alte-sus abogados, y se les oyesen sus defensas; y los conró el curso seguido hasta entonces por la disciplina eclesiástica, haciendo intervenir su autoridad en las fundaciones que se habian hecho, examinando al mismo tiempo las reglas á que habian de sujetarse para su aprobacion los diferentes institutos. Esta providencia se hacia tanto mas necesaria, cuanto que en los siglos XII y XIII se desplegó de tal manera la inclinacion á nuevas fundaciones, que sin la vigilancia de la autoridad eclesiástica habrian resultado inconvenientes de cuantía. Esto movió al concilio IV de Letran, reunido en 1215, á dar un decreto para que no se fundasen nuevas casas religiosas, sino que las que quisieran establecerse tomasen una de las reglas de las que habian sido aprobadas inmediatamente por la silla apostólica, como la de Santo Domingo, S. Francisco, el Cármen y ermi

cilios juzgaron y sentenciaron con pleno conocimienlos inquisidores, dos religiosos dominicos y dos franto. A los obispos se ordenó que se asociaran con ciscanos, de los de mayor ciencia y virtud. Los muchísimos concilios provinciales se celebraron. Los templarios y sus patronos asistieron á ellos; en casi todos, ellos mismos confesaban sus crímenes; y por lo mismo, todos los concilios los condenaron. No contento con todo esto Clemente V, convocó el concilio general de Viena, adonde fué citado el gran quisieran; y por mas de tres años se prolongaron maestre y los reos, para alegar en su favor cuanto exámenes, pesquisas, audiencias y juicios. El concilio se abstuvo de dar sentencia definitiva en el particular; sin embargo, los abolió el citado Clemente V en 1312, y la circunspeccion con que obró

saliendo airosos en esa resistencia, por posteriores disposiciones pontificias. Seremos breves para ocuparnos de la ruidosa supresion de los jesuitas en el siglo pasado.

la hace resaltar el referido historiador, que se esplica en estos términos: "Segun las reglas del derecho, nadie puede ser testigo en propia causa: los testimonios contra los templarios (verdaderos ó falsos) venian de ellos mismos. La publicidad de estos testimonios los habia difamado en términos de que ya no podian subsistir; pero como no se tenian mas que las declaraciones de estos caballeros, muchos de los cuales confesaban y negaban alternativamente, no permitia el rigor del derecho fallar de otra manera que por via de precaucion y reglamento apostólico. Esto fué lo que hizo Clemente, probando de esta manera su respeto por las reglas, sutituto abolido, se cuentan algunos santos, como S. discrecion y su equidad." Téngase esto presente para lo que diremos de otra religion mucho mas célebre en su caida, que la de los templarios.

El mismo Clemente V suprimió á las Beginas un año antes que á la última comunidad de que acabamos de hablar. La órden militar de los caballeros de S. Lázaro, fué suprimida, ignoramos en qué fecha, por Inocencio VII.

[ocr errors]

Aunque Inocencio V declaró suprimidos á los servitas por Gregorio X, y ademas, por el Concilio II de Leon, el hecho fué que siguieron subsistiendo y multiplicándose, a pesar de aquellas disposiciones. Todavía mas: se intimó formalmente la supresion de su órden á S. Felipe Benicio, general en aquel tiempo, y no obstante entre los muchos que tomaron el habito é hicieron profesion del ins

Sepulcro, S. Peregrino Laziosi y los BB. Buenaventura de Pistoya, Andres de Burgo, y Ubaldo de Florencia. Lo que mas admira es, que dicho santo general, sin nueva aprobacion apostólica, estendió su religion á las mujeres é instituyó la órden de las siervas de María, llamado de las "Manteletas," y con sus propias manos vistió el hábito á Santa Juliana Falconeri, y la promovió á la solem. ne profesion. Cualquiera condenaria esta falta de obediencia á unos decretos tan terminantes; pero lo cierto es que no solo la Iglesia no creyó culpables á estos religiosos, en el hecho de haber canonizado á los individuos que hemos mencionado, en

En 1570 fueron suprimidos por S. Pio V los bumillados, con quienes se agotaron todos los medios de arreglarlos, á pesar de la notoriedad de su infame conducta, que llegó á término de tratar de asesinar á S. Carlos Borromeo, nombrado su visitador para reducirlos al órden, á quien dispararon á que-tre ellos al general que resistió los decretos, sino maropa un mosquetazo, del que solo escapó por un milagro.

En 1592 fué suprimida en Italia y otras provincias la órden de San Juan de Dios, por el papa Clemente VIII.

Urbano VIII suprimió en 1626 á los conventuales reformados; y en 1643 á la congregacion de S. Ambrosio y S. Bernabé "Ad nemus," cuyo breve espidió su succesor Inocencio X, confirmando la supresion en 1645.

El mismo Inocencio, en el referido año redujo a simple congregacion sin ningunos votos, como la de S. Felipe Neri, a la órden de pobres de la madre de Dios de las escuelas pías (Esculapios): en 1650 suprimió á la órden de San Basilio "de Armenis;" y en 1651 á la congregacion de presbíteros regulares del Buen Jesus.

Clemente IX suprimió en 1668 otras tres órdenes, la de los canónigos reglares de San Jorge "in Alga," á los gerónimos de Fiesoli y á los jesuatos fundados por S. Juan Columbino.

que posteriormente en 1254 la aprobó de nuevo Alejandro IV, y en 1362 la confirmó Benedicto XI poniéndola bajo la regla de S. Agustin. En cuanto á las Beginas, nos enseña la historia que la constitucion de Clemente V que las abolió, tan no fué aceptada en toda la Iglesia, que muchos obispos de Alemania y Flandes, siguieron dando el hábito y admitiendo á la solemne profesion á cuantas pretendian abrazar ese instituto.

La autoridad secular ha hecho tambien resistencia á admitir las bulas de supresion, cuando lo han creido conveniente. Así es que cuando Inocencio VII suprimió la órden militar de los caballeros de San Lazaro, los de Francia recurrieron al senado de Paris, el cual decretó que no se ejecutase la abolicion, y subsistió y se propagó la órden por muchos años, sin que jamas se hubiese puesto en duda su canonicidad. Con los hospitalarios de San Juan de Dios pasó lo mismo en España, donde no fué aceptada la bula de Clemente VIII: siguieron sin novedad recibiendo novicios y propagando sus esEstas son las principales religiones suprimidas tablecimientos sin contradiccion por parte de la sidespues del concilio Lateranense hasta el siglo lla apostólica: el célebre Juan Pecador, que aquel XVII. Pero antes de pasar á referir la mas céle- tiempo gobernaba las provincias españolas, ha sido bre de todas estas supresiones, hecha cien años des- declarado en nuestros dias bienaventurado, por el pues (1773) por Clemente XIV, debemos esponer actual pontifice Pio IX, sin haber sido obstáculo algunos hechos históricos, relativos á estas mismas, aquella desobediencia. En Portugal sucedió cosa y que prueban que aunque la aprobacion de las ór- semejante con los canónigos de San Juan Evangedenes religiosas por la silla apostólica es un punto, lista, que siguieron recibiendo novicios, no creyéncomo ya dijimos antes, en que la Iglesia es infali- dose comprendidos en la supresion de los canóni ble, como que toca á las costumbres; no es del mis-gos regulares de San Jorge "in Alga" hecha por mo género sino de pura disciplina la abolicion; que puede ser resistida, y lo ha sido en efecto por los soberanos, por los obispos y aun por los mismos regulares, cuando no han creido justificada esta providencia, no solo sin ningun gravámen, sino aun

Clemente IX, de la que era un ramo la de ese reiuo.

Por lo respectivo a los esculapios es muy notable la conducta de su fundador San José de Calazans: suprimida su órden por Inocencio X, siguió recibiendo novicios en Polonia, Moravia, Austria y

« AnteriorContinuar »