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figuras, y los símbolos de los dias en que acontecieron los sucesos que allí se refieren, con los caracteres numéricos que les corresponden.

Como las 20 trecenas no contienen mas que 13 meses del primer calendario, ó 260 dias; para completar el año de 365, volvian á comenzar la cuenta en el décimocuarto mes con el mismo símbolo y número Ce Cipactli, y corrian los otros cinco meses y cinco dias, ó 105 dias restantes, repitiendo los mismos símbolos y números de las primeras ocho trecenas, concurriendo el último de los

periodo, y doy una estensa esplicacion de él, com- | Museo, donde se señalan los años con sus propias probada con eclipses, así observados en los años pretéritos, como calculados para los futuros. Como el año solar comun constaba de 365 dias, y este calendario no contenia mas que 260 pensaron algunos autores, y entre ellos el P. Torquemada, que era puramente supersticioso; pero los que llegaron á penetrar el primor que contiene, y supieron algo de su uso, que fueron los que el mismo Torquemada dice que alabaron su cuenta por ingeniosa, lo tuvieron por un calendario astronómico y cronológico. El uso de él no era, como hemos dicho, para la gente vulgar; lo tenian sola-cinco Nemontemi con el carácter Ce Cohuatl, primente los hombres instruidos y los sacerdotes, quienes se servian de él para sus ritos, y para anunciar al pueblo los dias en que se celebraban sus principales fiestas. Su disposicion era en la forma siguiente.

1. Ce Cipactli.
2. Ome Ehecatl.
3. Yei Calli.

4. Nahui Cuetzpalin.
5. Macuili Cohuatl.

6. Chicuace, Miquiztli.
7. Chicome Mazatl.

8. Chicuei Tochtli.

9. Chicuhnahui Atl.

10. Matlactli Itzcuintli.

11. Matlactli on ce Ozomatli.

12. Matlactli omome Malinalli.
13. Matlactli omey Acatl.

1. Ce Ocelotl.

2. Ome Quauhtli.

3. Yei Cozcaquauhtli.
4. Nahui Ollin.

5. Macuili Tecpatl.
6. Chicuace Quiahuitl.
7. Chicome Xochitl.
8. Chicuei Cipactli.

9. Chicuhnahui Ehecatl.
10. Matlactli Calli.

11. Matlactli on ce Cuetzpalin.
12. Matlactli omome Cohuatl.
13. Matlactli omey Miquiztli.

mero de la nona trecena. Pero como la repeticion de unos mismos símbolos y números debia causar confusion, por no saberse si se referian á los 13 primeros meses del año solar, ó á los cinco últi mos, en que se volvian á contar aquellos mismos símbolos y números de las primeras ocho trecenas; distinguian ingeniosamente los últimos 100 dias útiles, añadiéndoles otros símbolos que llamaban Acompañados, los cuales se espresaban juntamente con los de los dias corrientes: y de esta suerte nunca se podian equivocar, ni dudarse á qué tiempo del año correspondian los símbolos y números semejantes de los dias que citaban con el órden de su segundo calendario ó ciclo lunar.

Para inteligencia de esto, es necesario advertir, que á cada uno de los símbolos de los dias suponian los indios especial dominio en aquel dia que le tocaba; le hacian particular fiesta, y le atribuian peculiar influjo en las cosas sublunares, como signos y planetas que colocaron en su sistema astrológico. Mas no eran solos los símbolos de los dias á quienes atribuyeron este dominio; lo dividieron tambien en otros signos nocturnos, de los cuales algunos tenian el mismo nombre y la misma figura que los de los dias; pero los distinguian con cierta divisa que denotaba estar elevados á mayor dignidad. Suponian á los primeros el gobierno desde el medio dia hasta la media noche, y á los segundos desde la media noche hasta el siguiente medio dia; y á las figuras que representaban á estos segundos daban el título de acompañados, ó señores de la noche. Estos eran nueve, y se iban distribuyendo sucesivamente por el órden que se referirá, en toda aquella serie de 260 dias ó 20 Y de esta manera se van continuando las demas trecenas: á ellos no se les fijaba carácter alguno trecenas de dias, hasta completar las veinte. sin numérico, y solo se distinguian por el órden que que en todas ellas se encuentre repetido un mismo guardaban (que nunca se alteraba en este calensímbolo con igual número. Y como el primero de dario, si no era en el Tonalamátl, en que los saestos símbolos, que es Ce Cipactli, concurria siem- cerdotes solian trasferir alguna fiesta, ó hacian pre con el dia primero del año solar comun (11); concurrir en otra, por algun motivo particular, en los primeros trece meses de él, que componen otro de estos símbolos; pero pasada esta interruplos 260 dias de este periodo, no tenian necesidad cion, volvian á continuar por el mismo órden con las personas instruidas de referirse en sus datas al que comenzaban), y por el número que llevaban número de dias de ninguno de aquellos meses, sino consigo los símbolos de los dias. Hacian los indios señalar el número y símbolo de la trecena que le tanto aprecio de los nueve acompañados, que les correspondia. Y en esta forma tengo una historia daban, por antonomasia, el título de Quecholli, en lengua mexicana, con sus figuras y caracteres nombre de un pájaro de rica y hermosa pluma, que numéricos, de la peregrinacion que hicieron los tol-era entre ellos de mucha estimacion, y tenian detecas Icxicohuatl, y Quetzaltehueyac, copiada de la que refiere Boturini en el §. I. del catálogo de su

dicado un mes entero á su nombre: era símbolo de los amantes, y lo invocaban en los casamientos con

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De esta manera se van acompañando los dias de este calendario con los símbolos nocturnos, los cuales sirven para hacer conocer á qué mes del año corresponden los dias de las primeras 8 trecenas que se repetian; porque cuando referian algun dia que se contuviera en los trece primeros meses del primer calendario, esto es, dentro del periodo de 260 dias de este segundo, no tenian necesidad de citar su acompañado, sino solamente el nombre absoluto del dia; pero cuando la data pasaba de los 260, ó que hacia relacion á los últimos cinco meses del calendario solar, en que se repetian los mismos símbolos y números de los 260, entonces aplicaban, por distintivo, el acompañado que en aquellos últimos cinco meses le correspondian, y de esta suerte se sabia puntualmente cuál era el dia del mes solar que le tocaba, sin necesidad de nombrarlo. Más: como los acompañados eran solamente 9, y los dias de este segundo calendario 260, no podian completar el periodo, y sobraba 1, que era Quiahuitl, el cual, en la nueva cuenta que se formaba para arreglarlo al solar, venia ya á acompañar á Cipactli, quien en el principio del año habia tenido por compañero á Tletl; y así, aunque eran unos mismos los símbolos y caracteres numéricos de los dias que se repetian, eran diferentes los acompañados que les correspondian en los últimos cinco meses del año comun. Y por esta razon no dejaban algunos indios de citar en sus historias, por elegancia de su narracion, los símbolos de los dias, juntos con sus acompañados; ya fueran en las ocho primeras trecenas, que se referian á los primeros cinco meses solares, y ya en los últimos con que completaban el año, como lo hace repetidas veces Cristóbal del Castillo.

De estos señores de la noche tuvo noticias, aunque confusas, el caballero Boturini, y los equivocó con otra serie de igual número de acompañados que añadian los astrólogos judiciarios en el Tonalamátl: y es de admirar, que habiendo tenido un original de esta especie de calendario supersticioso, que él llama Ritual, y cita en el §. 30 núm. 2 del catálogo de su Museo, donde se hallan las dos series de acompañados á los dias de las trecenas, no hubiera sabido distinguir cuáles eran los señores de la noche, y cuáles aquellos signos de que se servian para sus falsas adivinaciones y pronósticos genetliacos, y hubiera confundido tanto su inteligencia; aunque es bastante difícil comprender perfectamente esta especie de calendario, por contenerse en él no solamente el catálogo de sus fiestas idolátricas, sino tambien una multitud de supersticiones, de que tratan muy poco los historiadores indios. En mi citada obra doy alguna esplicacion de lo mas sustancial que contiene, con la puntual copia, que hice sacar de él, á la cual añadí las dos planas que faltaban en el original. A mas de las figuras que representaban los dias, Los nombres y órden de los nueve acompañados, y los señores de la noche, se ven en el Tonalamátl son los mismos que refiere D. Cristóbal del Cas-y hace de ellas particular mencion el mismo Castillo, indio que escribió la erudita historia en lengua mexicana de la venida de los de esta nacion, y de la conquista hecha por los españoles (12), el cual los coloca como aquí se espresan, y corres ponden a los que están figurados en la primera serie despues de los geroglíficos de los dias, en el Tonalamátl.

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tillo, tratando de este segundo calendario), otras figuras que colocaban en los ángulos superiores de él, de mayor magnitud, y pintadas de cuerpo entero, las cuales refiere Boturini en el citado § 30, número 2 del catálogo de su Museo. Éstas representaban á los dioses que adoraban los mexicanos, y les daban lugar preferente entre sus planetas y signos celestes, atribuyéndoles mayor y mas estenso dominio que á los demas, por no limitárselo á solo un dia ó una noche, sino á toda la trecena, que respectivamente les correspondia; ó solos ó acompañados con otros de los mismos planetas, figurándolos tambien todos aquellos atributos que les suponian.

En el § 1. dimos solamente una idea general y absoluta de lo que era el sistema de los calendarios de los indios, sin determinar el tiempo y modo que tenian de comenzar el año, ni el mes primero de él, por no ser allí necesaria su esplicacion; pero para poder entender todo lo que se halla representado en la segunda piedra, de que vamos á tratar, es menester no solo tener antes á la vista combinados sus calendarios, principalmente los de los mexica

nos, á cuyo sistema se refieren todas las figuras que | cualquier suceso, ó referir alguna historia, era el se contienen en ella, sino concordar su año solar inverso del que nosotros observamos en nuestras escon el lunar; ó, lo que es lo mismo, ajustar el ca-crituras, comenzando ellos por la mano derecha, y lendario que constaba de 18 meses, de á 20 dias siguiendo hacia la izquierda; fué fácil, que los que cada uno, que llamaban Tonalpohualli, ó cuenta del ignoraban este método, tomaran, por ejemplo, el sol, con el de 20 semanas, ó periodos de 13 dias, símbolo que tenia el último mes, segun el órden innombrado Metztlapohualli, ó cuenta de la luna; que diano, y lo supusieran por primero, conforme al órpor ser esta especie de calendario lunar el que te- den directo de que usamos. Y así aconteció á los nia señaladas las fiestas que se celebraban cada que comenzaron á contar el año por Atemoztli, que dia, le llamaron tambien, como queda dicho, Cemil- ciertamente era el último de los 18 meses, pues es huitlapohualiztli (13), ó cuenta de los dias festivos. constante que al fin del último de ellos se añadian' Concordados estos dos calendarios entre sí, es igual- los cinco días nemontemi; y estos tenian su lugar mente necesario saber la correspondencia que te- en Atemoztli, como asienta el mismo Cristóbal del nian con el nuestro; para que unidos y combinados Castillo, en el referido lugar (21). En la lámina los tres, se entiendan fácilmente todas las inscrip- de Gemelli, donde se contienen todos los verdadeciones y geroglíficos contenidos en la piedra. ros símbolos de los meses, no solo no atinaron con Del primer calendario trataron algunos autores el principio, sino que confundieron la serie de ellos, españoles; pero todos varian en cuanto al primero por haber querido disponerlos en el órden natural de sus meses, si no son aquellos que se han copiado y directo; pues habiendo invertido el que guardaunos de otros; no obstante, guardan el órden de la ban en el original, dejaron, por descuido, en la cosérie de ellos. Mas como á cada uno de los 18 me- pia el pájaro, que es el símbolo del mes Quecholli, ses daban diferentes nombres, ya por el efecto á en el lugar que tenia antes, y le subscribieron el que se disponia, ya por el tiempo en que debia con- nombre Tozoztli; y al geroglífico de este mes el nomcurrir, y ya por las fiestas que en él se celebraban, bre Quecholli del pájaro: de donde vino que se conse confundieron los mismos autores, olvidando algu- fundiera el abate Clavigero, y dijera, que no sabia nos de los nombres principales, y tomando como qué pájaro fuera aquel, ni lo que significaba (22): propio de un mes, otro de los nombres accesorios y la misma ignorancia confiesa por lo respectivo al que correspondian á sus inmediatos. El cronista mes décimocuarto, segun el órden en que los coloGomara, diciendo que eran diez y ocho los meses, ca, que en el sistema de Gemelli, y en su lámina es asienta veintitres nombres, sin hacer mencion entre el décimotercio. Pero como el copiante del origiellos del mes Xochilhuitl (14). El P. Torquemada nal indiano no conoció que cada figura tenia su siglo refiere como mes mexicano (15), y no lo espresanificacion particular, no cuidó de enmendar el yeren la série que pone de ellos (16), cuyos defectos son bastantes para confundir á cualquiera que pretenda entender y situar en sus verdaderos lugares y tiempos los meses de este primer calendario. En la historia que tengo escrita de la Cronología indiana, esplico difusamente lo que pertenece á esta materia, para su perfecta inteligencia, y desvanezco todas las dudas y contradicciones que resultan de la varia colocacion y nomenclatura de los 18 meses de que constaba el año mexicano, en cuyo número convienen todos uniformemente.

ro, pensando que quedaba corregido con inscribirles los nombres de los meses, siguiendo la serie de ellos por el órden regular y directo.

No han sido menos las diferencias que se hallan entre los autores en cuanto al tiempo en que los mexicanos comenzaban el año: los PP. Torquemada y Leon, á quienes sigue el P. Betancurt, le dan principio el dia primero ó segundo de nuestro febrero. El P. Valadés, el dia primero de marzo: D. Fernando de Alva Ixtlixochitl, el 20 del mismo marzo: el P. Acosta, á quien sigue el Abate Clavigero, el dia 26 de febrero; y el Dr. Gemelli y D. Mariano Veytia, el dia 10 de abril: mas esta varie

Sobre cuál sea el primero de estos 18 meses, ha habido tambien varias diferencias entre los escritores, queriendo unos que empezara el año por Xi-dad de opiniones demuestra la falsedad de sus sislomanaliztli, ó Atlcahualco (17); otros por Tlacaxipehualiztli, ó Cohuailhuil (18), y otros por Atemoztli (19). Esta variedad de opiniones conoció el historiador indio, Cristóbal del Castillo, y la refiere en su citado manuscrito (20). La razon de esta diferencia es, porque como figuraban los mexicanos este primer calendario en forma circular, dividido en 18 casillas iguales, y no le circunscribian la culebra, como en el círculo de los años (donde la cabeza de ésta, y última inflexion que hacia la cola, denotaban el principio y fin del ciclo), ni ponian divisa alguna para que se conociera cuál era el primer mes; tomaron aquellos primeros historiadores el que mas les acomodaba para dar principio al año, segun la idea que tenian formada para comenzarlo. A esto se añade, que como el método que observaban los indios en sus pinturas, para representar

temas, pues un mismo año no podia comenzar por todos estos dias; ni en dos, ó mas años pudiera haber tan grandes diferencias, constando del mismo número de dias que nuestros años civiles. Pero aun mas se manifiesta la falsedad, si se atiende á los meses mexicanos comparados con los nuestros. Los PP. Torquemada y Betancurt fijan el dia primero de Xilomanaliztli ó Atlcahualco al dia 1.o de febrero; el P. Leon, al dia 2, en que suponen comenzar el año mexicano; pero el abate Clavigero fija este mismo dia primero de Atlcahualco, con principio del año, en el dia 26 del propio febrero, en que los otros autores contaban ya 4, ó 5 dias del segundo mes Tlacaxipehualiztli. El P. Valadés lo empieza por éste, y su primero dia dice, concurrir con el 1. de marzo; y el Dr. Gemelli, que tambien comienza el año por este mismo mes Tlacaxipehualiztli, pone

el primero dia de él correspondiente al 10 de nuesto abril: donde se ven 40 dias de diferencia en cuanto al principio del año, comezándose por un mismo mes mexicano. Si se cotejan las demas opiniones, se hallarán otras diferencias notables, que hago ver en mi citada obra, y omito aquí por no alargar mas este artículo, y porque en lo que se ha de decir adelante, se manifiestan por sí mismos sus errores. Lo que causa admiracion es, la gran contradiccion en que incurre Torquemada, diciendo, que empezaba el año en 1.° de febrero (23), y en otros lugares no muy distantes, que se acababa en diciembre, y empezaba este mismo mes. Hablando, pues, de la fiesta del fuego nuevo, que sacaban al fin del ciclo de 52 años, dice: "Llegados, pues, al "lugar arriba dicho, si no era el punto de media "noche, aguardaban á que lo fuese; lo cual cono"cian en que las pleyadas, que son las que nosotros " llamamos cabrillas, estaban encumbradas en me"dio del cielo; porque era el tiempo de este jubileo "cuando en el año salen estas estrellas con el principio de la noche.... Hecha esta ceremonia, y pacto nuevo con los falsos dioses, todos, cada cual en su casa renovaba sus alhajas, y se vestian de "vestidos nuevos, y esteraban la casa con nuevos "petates ó esteras, y (como hemos dicho) todo lo que era necesario para el ornato y culto de los dioses, se renovaba, y era nuevo, en señal del año | nuevo que se comenzaba.... Y para la certifica"cion de esto, tomaban por señal el movimiento "de las cabrillas ó pleyadas la noche de esta fies"ta, que ellos llamaban Toxiuhmolpia, la cual (como decimos en otra parte), caía de tal manera, que las dichas pleyadas ó cabrillas estaban en "medio del cielo á la media noche, en respecto del "horizonte mexicano, que comunmente es en el mes "de diciembre. Y en esta misma noche sacaban el fuego nuevo (24).”

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De estas espresiones, que no tuvo presentes el autor, se manifiesta, que acababan los mexicanos, como es verdad, el último año de su ciclo, en el mes de diciembre. Si se concuerda la observacion que hacian de las pleyadas para conocer la media noche (25) con lo que dice el mismo autor en otro lugar, sobre la fiesta que hacian en el solsticio de invierno (26) á los dioses de la agua; se deduce, que este era el término de comparacion de sus años, y con arreglo á él corregian el año civil. Se deduce tambien, que correspondiendo, en sentir del propio autor, el mes Atemoztli á nuestro diciembre, éste, y no Itzcalli, era el último mes del año mexicano. Se comprueba mas esto con la autoridad de Cristóbal del Castillo, que queda citada, sobre que en este mes Atemoztli coincidian los cinco dias nemontemi, que todos convienen en que se intercalaban al fin del último mes. Luego ninguno de los meses, que se han pretendido por todos los autores citados colocar al principio del año, puede ser el primero, si no es el que siguiere á Atemoztli: ni el tiempo en que lo comenzaban puede ser otro, que el inmediato siguiente al solsticio de invierno.

La correspondencia de los meses mexicanos con los nuestros (que refieren los PP. Torquemada,

Leon y Betancurt), es casi la verdadera; y solo consiste la diferencia en unos pocos de dias que retroceden respecto de los que legítimamente debian concurrir con los nuestros; en cuyo retroceso no guardaron uniformidad, siendo mas la diferencia en unos meses que en otros, por no haber tenido presente el error que en aquellos tiempos habia en nuestro calendario, ni los dias que debian contar de menos los indios, segun iban retirándose del principio de su ciclo. Pero los meses que asienta el P. Valadés en su lámina, concurren próximamente con los nuestros, con sola la diferencia constante de 9 dias, que cuenta de mas, por haber dado á luz su obra el año 1579, esto es, tres años antes de la correccion gregoriana; de manera que quitando estos 9 dias, viene á concurrir, por ejemplo, el dia primero del mes Tlacaxipehualiztli con el dia primero de marzo; aunque tampoco este padre tuvo cuenta con los que iban perdiendo los indios en cada cnadriennio del ciclo. Mas aunque convengan bien los meses de estos autores con los nuestros, con estas diferencias de dias, no conviene el principio del año con el mes y tiempo que le corresponde, y dista tanto en órden á esto, cuanto distan las pleyadas del meridiano á la media noche el dia primero de marzo.

Empezaba, pues, á contarse el año mexicano por el mes nombrado Itzcalli, cuyo primero dia concurria con el dia 9 de nuestro enero, al principio del ciclo de 52 años; pero por constar cada uno de estos años de solos 365 dias, la diferencia de casi 6 horas mas que tiene el año solar, hacia que al quinto año hubieran perdido un dia, y lo empezaran á contar el 8 del mismo enero; el año noveno lo empezaban el dia 7: el décimotercio, el dia 6; y así de los demas años, hasta el último del ciclo, que venia á coincidir su principio con el dia 27 de diciembre, y á finalizar el último de los cinco dias Nemontemi en el 26 del mismo diciembre. Despreciados, como inútiles, en sentir de los indios, estos cinco dias, daban fin al ciclo ó último año de él de 360 dias útiles, el 21 del mismo mes, que es el dia del solsticio hiémal. Acabado así el ciclo en este dia 21, esperaban á que pasasen los cinco nemontemi, poseidos del temor, de que en el último de ellos se habia de acabar el mundo, como lo tenian creido; por lo que apagaban sus fuegos, rompian sus alhajas, y todo lo que tenian en sus casas, sin reservar cosa alguna, por juzgar que eran ya todas inútiles. Pero el quinto dia nemontemi, viendo que no habia muerto el sol, como pensaban, quedaban consolados, creyendo que habia de durar el mundo, por lo menos, otros cincuenta y dos años; y se disponian para sus fiestas, que comenzaban el dia siguiente, dirigiendo su procesion al cerro de Iztapalapan, nombrado Huixachtecatl (27), donde sacaban el fuego nuevo y comenzaban las grandes fiestas, que hacian á sus dioses seculares, las cuales duraban todos aquellos 12 6 13 dias, que solo les servian de corregir el tiempo, por la pérdida que habian tenido de otros tantos, en el decurso del ciclo, y quedaba así arreglado el año civil con el solar trópico; volviendo á empezar el nuevo ciclo el mismo dia 9 de enero.

Dije aquellos 12 ó 13 dias, porque efectivamente un año intercalaban 12 y otro 13 dias, ó lo que es lo mismo, doce dias y medio en cada uno ó 25 en el doble periodo, nombrado cehuehuetiliztli, que constaba de 104 años, como se ha dicho antes, empezando á contar los dias intercalares, en el primer ciclo, desde la media noche del 26 de diciembre, conforme al método ordinario de contar el tiempo civil, desde una media noche á otra; pero los terminaban el dia 8 de enero al medio dia: y desde este punto, en que comienza el dia 9, segun el estilo astronómico, empezaban á contar el primer año del siguiente ciclo; de manera, que todos los dias del primer ciclo, se contaban desde la media noche, y todos los del segundo, desde el medio dia; pero lo terminaban á la media noche del dia 26 de diciembre, como antes, siguiendo despues las fiestas, que duraban otros doce dias y medio, con lo cual quedaban intercalados los 25 dias en el periodo mayor ó doble ciclo, de 104 años. El que esta intercalacion se hiciera de este modo, consta por la diferencia de horas del dia, en que sacaban el fuego nuevo y hacian el sacrificio de un cautivo. Ya vimos (segun el P. Torquemada) que hacian esta operacion à la media noche ó cerca de ella, formando los sacerdotes una solemne procesion que salia del templo al anochecer y caminaba hasta el cerro Huixachtecatl, cerca de Iztapalapan, donde esperaban el tiempo de la culminacion de las pleyadas, para ejecutar este sacrificio. Pero otro autor contemporáneo de Torquemada, de igual carácter é instruccion en las cosas de los indios (de cuyos escritos hace mencion el mismo Torquemada en algunas partes de su obra) dice que se hacia esta ceremonia y sacrificio de dia, saliendo en procesion al amanecer, para ir por el fuego nuevo. Esta asercion (que no contradice Torquemada ni en cuanto á las circunstancias, ni en cuanto al tiempo en que sacaban el fuego nuevo) manifiesta que la estraccion de él se hacia unas veces de dia y otras de noche. El autor es el P. José Acosta, (28) cuyas palabras son estas: "Al cabo de los "cincuenta y dos años que se cerraba la rueda, "usaban de una ceremonia donosa, y era, que la úl"tima noche quebraban cuantas vasijas tenian, y "apagaban cuantas lumbres habia, diciendo: que "en una de las ruedas habia de fenecer el mundo, "y que por ventura seria aquella en que se hallaban; "y que pues se habia de acabar el mundo, no ha"bian de guisar ni comer: que para qué eran vasi"jas ni lumbre; y así se estaban toda la noche, di"ciendo que quizá no amaneceira mas; velando con "gran atencion todos, para ver si amanecia. En "viendo que venia el dia, tocaban muchos atambo"res y bocinas y flautas, y otros instrumentos de "regocijo y alegría, diciendo que ya Dios les alar"gaba otro siglo, que eran cincuenta y dos años, y "comenzaban otra rueda. Sacaban el dia que ama"necia para principio de otro siglo, lumbre nueva, "y compraban vasos de nuevo, ollas y todo lo ne"cesario para guisar de comer: y iban todos por "lumbre nueva donde la sacaba el sumo sacerdote, "precediendo una solemnísima procesion, en haciAPENDICE.-TOмO I.

"miento de gracias porque les habia amanecido y "prorogádoles otro siglo."

Todos contestan en que desde la fundacion de México se sacaba el fuego nuevo en el cerro Huixachtecatl, junto á Iztapalapan, mas de dos leguas distante de la ciudad; y conviniendo Torquemada en que á la estraccion del fuego precedia una solemnísima procesion, con paso muy grave, á que dice llamaban teonenemi, (29) es consiguiente que saliendo despues de haber amanecido, tardaran la mayor parte de la mañana en llegar á Iztapalapan y que ejecutaran esta ceremonia en punto de medio dia, que conocian muy bien por las meridianas en que lo observaban, como se dirá despues. De que se deduce, que los dias de uno de sus ciclos, se comenzaban á contar desde el medio dia, y los de otro, desde la media noche, y por consiguiente, que los dias que gastaban en sus fiestas seculares, que servian para completar el ciclo y arreglar su año civil al solar trópico, eran solos doce y medio, pues de otra manera, hubieran hallado los españoles del tiempo de la conquista y los primeros religiosos que vinieron próximamente despues de ella, unas grandes diferencias entre los años mexicanos y los nuestros; no habiendo observado mas que unos pocos dias, en que variaban unos respecto de otros, por el error que habia en nuestro calendario, y por el retroceso de los bisiestos que habian omitido los indios, que en el año 3 Calli, correspondiente al nuestro 1521, en que se tomó la ciudad, fueron solos cuatro dias; los que rebajados de los nueve completos, que contaban de mas nuestros españoles, eran solo cinco dias los que habia de diferencia entre la cuenta de estos y la de los mexicanos, aunque segun el órden de sus símbolos, fueron 13 (30).

Los nombres que daban á los meses los indios mexicanos y de otras provincias, segun Gomara y los PP. Valadés, Torquemada, Leon y Betancurt, y el órden de colocarlos, conforme los asienta Cristóbal del Castillo, son los siguientes:

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