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no; achaque de las obras humanas, como lo tiene ya notado un escritor antiguo. Más todavía: á pesar del crecido número de artículos recogidos, faltan otros infinitos y acaso no poco importantes; así es la verdad, y no se han puesto porque no he podido haberlos á las manos. Todo esto viene á concluir en que el conjunto es incompleto: téngase presente, por respuesta, que ofrecieron los editores un Apéndice y no un Diccionario completo, que ojalá poseyéramos, de las cosas de México.

A pesar de nulidades de tanta cuantía, tiene el libro la ventaja de contener únicamente noticias de nuestra República, habiendo desechado lo mucho de cosas estranjeras que se podria haber traducido ó tomado de innumerables fuentes; las pocas escepciones que se encuentren, son debidas á la consecuencia que se debe guardar á los señores colaboradores, por artículos que tenian remitidos tiempos hace, y que por no haber llegado oportunamente no tuvieron lugar en donde les correspondia. Bajo este aspecto, es la primera obra que entre nosotros vé la luz pública; y si bien repito que no es completa, es absolutamente nueva, y servirá, como acopio de materiales, de conocer lo que falta, de facilitar la formacion de otra obra mejor, y de advertir á quienes pretendan seguir el mismo camino: no es el "Diccionario histórico, geográfico, mitológico, &c.," de México; pero es ya un principio de él, una base, que en mi orgullo pienso no es inútil. Por poco que sea mio en este libro, me ha costado fatigas y disgustos, desvelos y amarguras; le he consagrado, aunque por fuerza, muchas horas de dolor y de padecimientos; tal vez por eso le juzgue con cariño, y le atribuya mas valor del que en sí tiene.

Para darle mérito real, invito formalmente á las personas amantes de nuestro pais, para que escriban y remitan á la redaccion sus producciones: si en cada lugar importante uno solo de sus moradores se molestara por un corto tiempo, tendriamos bien pronto una compilacion de provecho incalculable para los mexicanos. Quien así quiera ayudar á la labor, no tenga en cuenta que pasó la oportunidad, porque ya se imprimió lo relativo á tal ó tal letra; al fin del Apéndice tendrán colocacion esos artículos, que en manera alguna quedarán perdidos. Admito tambien consejos, de los cuales me aprovecharé; críticas, siempre que sean instructivas y decorosas; no me daré por ofendido de ellas, y al fin del libro prometo ponerlas, si no se insertan antes en alguna otra publicacion. Pero quien con acierto critica, el tiempo que emplea en el ingrato empeño de probar defectos, pudiera consagrarlo en reformar el artículo criticado, con lo cual, nadie quedará mortificado y el público sacará positivo provecho.

Parte de las ideas antes asentadas, fueron ya emitidas en los prólogos de los tomos del DICCIONARIO; por eso no las amplío, ni insisto mas en ellas, pareciéndome demasiado lo dicho, para hablar de tan corta labor. No terminaré sin em

bargo, antes de advertir á los lectores, que la parte de noticias eclesiásticas está á cargo del Sr. D. Mariano Dávila, como se verá, escritor infatigable, y muy lleno con la lectura de nuestras olvidadas crónicas. El agradecimiento me obliga á pagar otra deuda: mi buen amigo el Sr. D. Miguel Sedano, me ha ayudado empeñosamente en mis trabajos, dejando sus distracciones para encerrarse conmigo á escribir, y á coordinar lo escrito: sin él no hubiera podido en verdad avanzar mucho camino.

MEXICO, OCTUBRE DE 1855.

Manuel Orozco

Berra.

y

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APÉNDICE

AL

DICCIONARIO UNIVERSAL

DE HISTORIA Y DE GEOGRAFÍA

A: su pronunciacion resulta de la emision de la voz y de cierta postura de la boca que consiste en abrirla medianamente, teniendo la lengua en su manera de estar natural y ordinaria, y sin mas movimiento de ella que el que se causa por la contraccion con que se produce el aliento sonoro. Entra en la combinacion de los diptongos ae, ai, ao, au, ca, ia, oa y ua; y en los triptongos iai, uai. Algunas veces se le encuentra duplicada en las palabras.—a entre los griegos, es una letra numeral que vale 1.-A, preposicion, antepuesta á un infinitivo ó á varios sustantivos, forma una interjeccion imperativa, siempre que á principie la frase, y el verbo ó nombre la terά mine, como en ¡A estudiar! ¡A trabajar! ¡A caballo! ¡A las armas!-A, es partícula afirmativa en á fe de caballero.

AB 6 ABBA: dos voces, hebrea aquella y esta syríaca, que significan Padre. No podian usar de ellas los hijos de la esclava.-F. T. A.

ABADES DE GUADALUPE: en el artículo "Colegiata" se ha referido la fundacion y todo lo conducente á este negocio, desde su establecimiento hasta la época presente: así es que únicamente nos limitaremos á dar la serie de los individuos que han obtenido esta dignidad, con las noticias, aunque escasas, que hemos podido recoger de algunos de ellos, advirtiendo de paso, que aunque segun las constituciones de la dicha Colegiata, sus abades debian ser doctores en dos facultades, posteriormente se dispensó este punto, con la condicion de que nunAPENDICE.-Toмс I.

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ca dejarian de tener ese grado aunque fuese en una sola facultad. El órden de los referidos señores abades es el que sigue:

1. Sr. D. Juan Antonio de Alarcon y Ocaña, natural de la ciudad de Veracruz, doctor eu cánones por la universidad de México, y de leyes por la de Avila, en España; sugeto de una infatigable constancia, resolucion intrépida, actividad y prendas tan cabales, como elegido de lo alto para verificar la ereccion de esta Colegiata: falleció en México á 31 de agosto de 1757, y el mismo dia se trasladó á su iglesia colegial, conducido por los religiosos de San Hipólito y numeroso concurso, con luces de hachas: llegó al santuario á los tres cuartos para las diez de la noche, al concluirse las ochenta campanadas de su vacante. El dia 2 del siguiente mes se hizo su funeral con la mayor pompa y general sentimiento de la numerosa asistencia de religiones y distinguidas personas del estado eclesiástico y secular, haciendo de preste en la vigilia y responso el Illmo. Sr. arzobispo Dr. D. Manuel Rubio y Salinas. Su retrato se ha colocado en la sala capitular de la misma colegiata, con una inscripcion latina muy elocuente y espresiva.

2. Sr. Dr. D. Miguel Cervera.

3. Sr. Dr. D. Diego Sanchez Pareja; falleció provisto canónigo de la santa iglesia de la Puebla. 4. Sr. Dr. D. José Félix Colorado: fabricó el colegio de Infantes.

5. D. Juan Joaquin Zopeña.

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6. Sr. Dr. D. Ignacio Ramon Moreno, Fernan- | que han obtenido esta dignidad, han sido retratadez de Lara, colegial de oposicion del seminario dos y colocados en la sala capitular.-J. M. D. Tridentino de México; catedrático de filosofía; doc- ABADIANO (P. DIEGO JOSÉ): entre muchos tor teólogo y consiliario de la universidad; cara y sabios jesuitas que salieron de México por el dejuez eclesiástico de Teguiapan, Hueipoxtla, Jilote- creto de la estincion de la Compañía, ocupaba un pec y Cuyoacan; canónigo de la misma insigne Co- lugar distinguido como literato, el P. Diego José legiata; primer capellan y confesor de las religiosas Abadiano. No habiendo hallado mas noticias sobre capuchinas de dicho santuario; consultado en pri- su vida que las que publicó el Sr. Beristain en su mer lugar por la real cámara de las Indias para Biblioteca hispano-americana, estractamos de esta canónigo penitenciario de la metropolitana de Mé obra los puntos necesarios para dar idea del mérito xico; agraciado, por su virtud y mérito, por el rey literario del P. Abadiano, y del grande concepto Cárlos IV, con la cruz de la real y distinguida ór- que sus escritos le granjearon. Es muy honroso para den española de Cárlos III: falleció el dia 16 de nuestro pais el haber podido presentar ante la Euroabril del año de 1800, á los 74 de su edad. pa, á fines del siglo anterior, literatos tan instruidos como Abadiano, Clavijero y otros jesuitas, igualmente estimables por su erudicion y por su ciencia.

7.o Sr. Dr. D. Francisco Velez Escalante: colegial que fué del Tridentino seminario de México; catedrático de filosofía en el mismo; cura interino de Jilotepec, propietario de Malacatepec, Tepotzotlan y Salto del Agua; canónigo magistral y cura de almas en la insigne Colegiata de Santa María de Guadalupe; capellan de las muy reverendas madres capuchinas de la misma: murió el año de 1806.

8. Sr. Dr. D. Francisco Beye Cisneros, Prado y Zúñiga, natural de la ciudad de México: colegial que fué del seminario Tridentino, doctoral de la misma Colegiata, catedrático de derecho, decreto é instituta de la universidad, rector por dos veces electo de la misma, abogado de las audiencias de México y Guadalajara, rector por dos veces del ilustre colegio de abogados y sinodal examinador perpetuo del mismo, catedrático de práctica del citado colegio Tridentino y rector del mismo: prestó grandes servicios al santuario, y sobre todos el muy útil del establecimiento de la lotería que subsiste hasta los tiempos presentes para el culto del mismo santuario.

El P. Diego José Abadiano nació en una hacienda de labor, cerca del pueblo de Jiquilpan (limites de las diócesis de Michoacan y Guadalajara), á 1.o de julio de 1727. Sus padres eran ricos, y le proporcionaron maestros que le enseñaran en su misma casa las primeras letras y la latinidad. En esta capital estudió filosofía en el colegio de San Ildefonso. Entró á la Compañía de Jesus el 24 de julio de 1741, y enseñó en esta misma capital y en el colegio de Zacatecas la Retórica, la Filosofía, el Derecho canónico y el Derecho civil. Formó su buen gusto literario por la lectura de las obras de Garcilaso, Mendoza y Granada, y de Virgilio, Terencio y Ciceron. Recomendaba á sus discípulos en jurisprudencia, los comentarios de Arnoldo Vinio, y no permitia en sus cátedras las sofisterías у sutilezas del escolasticismo. Antes de los cuarenta años perdió la salud; y habiendo sido ineficaz para él la asistencia de los médicos, se dedicó con el mayor empeño al estudio de la medicina, por los autores mas escogidos, y á su instruccion en aquella ciencia debió el haber prolongado su vida hasta los cincuenta y dos años de edad. Salió de México en 1767, sien11. Illmo. Sr. Dr. D. Antonio María de Jesus do entonces rector del colegio de Querétaro; y haCampos y Moreno, natural de San Felipe del Obrabiendo llegado á Italia, fijó en Ferrara su resije, del arzobispado de México; colegial catedrático de latinidad y filosofía, vicerector sustituto del Tridentino colegio seminario de esta ciudad; prebendado y luego canónigo de la misma insigne Colegiata; capellan de las religiosas capuchinas: en 18 de octubre de 1835 se consagró obispo "in partibus infidelium" de Resina.

9. Sr. Dr. D. Domingo Hernandez.

10. Sr. Dr. D. Agustin Beye Cisneros, hermano del Sr. D. Francisco.

12. Illmo. y Exmo. Sr. Dr. D. Francisco de Paula Alonso Ruiz de Conejares, natural de la ciudad de Corella, en el reino de Navarra; primer abad mitrado de esta insigne y nacional Colegiata. Su Santidad el soberano pontífice Pio IX le agració particularmente con el uso de los pontificales; y el supremo gobierno de México le condecoró con la nacional y distinguida órden de Guadalupe, y lo hizo uno de los vocales de su asamblea, &c., &c., por las relevantes prendas que lo distinguieron.

Estas son las únicas noticias que hemos podido recoger de los señores abades de la insigne y nacional Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe; bien escasas por cierto, y tomadas de algunos de los retratos de dichos señores; pues ni aun todos los

dencia.

Ya entonces habia escrito en latin el P. Abadiano varios opúsculos teológicos, que se hallan en la biblioteca de la universidad de esta ciudad; habia redactado tambien un Compendio de Álgebra, que quedó manuscrito. Dejó escrito en italiano un Tratado del conocimiento de Dios; en español una Geografia hidráulica, ó descripcion de los rios mas famosos de la tierra, y varias Eglogas de Virgilio, traducidas en verso castellano.

Pero la obra que mereció una grande celebridad literaria al P. Abadiano, fué un poema latino que publicó bajo el título de HEROICA DE DEO Carmina. Comenzó á escribir esta obra en Querétaro, y la continuó en su destierro de Ferrara. Sin noticia del autor se publicó aquel poema en veintinueve cantos, imprimiéndose en Madrid en 1769. La edicion se hizo por otro mexicano, el Dr. Gamarra, bajo el título de Musa-America. Un literato muy erudito, Juan Lami, teólogo de José II y prefecto de la biblioteca Ricardiana, hizo un grande elogio del poema latino de Abadiano. El autor, lejos de envanecerse

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