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de gozo estos habitantes, en cuyos corazones será
eterna la memoria del monarca que tanto procura
el engrandecimiento de esta ciudad, la de su sabio
ministro el Exmo. Sr. D. Diego de Gardoqui, y la
del Exmo. Sr. virey marques de Branciforte, con
cuya alta proteccion no podrá dejar de ser cada
vez mayor su felicidad.

CONTINENCIA: aconsejada por Jesu-Christo
y por S. Pablo: deben guardarla los ministros del
Señor.-F. T. a.

CONTLA: pueblo del distrito de Cuquio, partido de Guadalajara, departamento de Jalisco; su poblacion 322 habitantes y su distancia de su cabecera de distrito 17 leguas; siendo la que tiene de la de su partido 2 leguas al N. N. O. En lo demas conviene con Cuacuala.

El ilustre ayuntamiento para manifestar su indecible gratitud á la confianza y al imponderable beneficio que le ha dispensado la paternal clemencia del rey, dispuso que se celebrara una solemne misa con sermon, en que ademas de dar gracias á Dios, único orígen de todas las felicidades, por tan señalada merced, le pidiera todo este reconocido público por la conservacion de la augusta y preciosa vida del mas piadoso de los monarcas nuestro amado soberano el señor D. Cárlos IV (que Dios guarde) y en efecto se verificó el 7 del corriente, estando espuesto el Santísimo Sacramento en la iglesia parroquial, en cuya principal puerta estaba con la música del real cuerpo de artillería formada la compañía de granaderos del regimienCONTRAREVOLUCION DE LOS CAPI to de la Corona, que hizo las descargas acostumbradas y los correspondientes honores á la ciudad, que salió de sus casas capitulares presidida de su TULADOS (1821): el estado de discordia entre gobernador é intendente interino el Sr. D. Pedro Iturbide y el congreso, tuvo las consecuencias que Ponce, ingeniero director de los reales ejércitos, eran de temer promoviendo la contrarevolucion llevando delante formado el nuevo tribunal, com- intentada por las tropas capituladas y dirigida despuesto del prior, cónsules, escribano y porteros; y de el castillo de Ulúa por el general D. José Dárecibidos que fueron ambos cuerpos por el clero en vila, ó mas bien por el brigadier D. Francisco Leso entre Iturbide y el congreso. Desde principios la forma acostumbrada con el ayuntamiento, tomó maur, que dió motivo á un rompimiento estrepitoéste su respectivo asiento, y á su frente el consulado el que tenia dispuesto para esta suntuosa fun- de enero habian ocurrido algunos disturbios en Tocion, que se concluyó con el Te Deum, y á que con- luca, causados por el regimiento del Infante D. currieron todas las comunidades religiosas, vecinos Cárlos y otras tropas de la guarnicion de México distinguidos, cuerpos militares, jefes y subalternos que estaban acuarteladas en aquella ciudad espede todas las reales oficinas, individuos del comercio, rando su embarque, á las que se acusaba de faltas y finalmente, lo mas lucido de ambos sexos, habien- graves de disciplina é insultos á los vecinos, teniendo á todos merecido los mayores aplausos la es- do un lenguaje altanero y amenazador que hacia celente oracion que sin embargo de la estrechez del créer que intentaban algun movimiento, dando ma tiempo pronunció el R. P. Fr. Mariano Guzman, yor valor á estos temores, la circunstancia de-hacomisario del venerable Tercer Orden de N. S. P. S. ber llegado por aquellos mismos dias al castillo de Francisco, en la que con la delicadeza propia del Ulúa 400 hombres mandados de la Habana á relugar que ocupaba, y con sábia y oportuna erudi- levar ó reforzar aquella guarnicion. Iturbide re cion, para demostrar que el tribunal del consulado solvió desarmar aquellas tropas, mas para debe ser fomento del patriotismo y mayor prospe- la resistencia que podian oponer, dispuso que el geridad del comercio, manifestó las ventajas que éste neral Liñan fuese á Toluca y que él mismo diese la produce á la sociedad, y los beneficios que deben órden al efecto: hizo tambien marchar algunas fueresperarse de este nuevo deseado establecimiento: zas á las órdenes de Echávarri, y publicó una proexhortó al prior y cónsules á la recta administra- clama imprudente y jactaneiosa. Todo se calmó cion de justicia, sin la cual los tribunales institui- con la presencia de Liñan, y tanto este como Echádos para felicidad de los pueblos causan en ellos su varri, se interesaron para que se dejasen las armas mas irreparable ruina: animó á todos al exacto á aquellos soldados, que se manifestaban resueltos cumplimiento del instituto, para que tengan cum-á resistir entregarlas y cuya partida se procuró plido efecto los importantes fines que han movido al real ánimo para la creacion de este cuerpo, y finalmente inspiró en todo el auditorio el reconocimiento que exige la bondad del soberano que tan generosamente nos ha favorecido.

Concluida la funcion se leyó en la sala capitular el superior oficio del Exino. Sr. virey, en que aprobando esta religiosa demostracion que la ciudad tenia acordada para celebrar tan plausible suceso, ofrece S. E., como se esperaba de su notorio é ilustrado celo, proteger y auxiliar con todas sus facultades el nuevo consulado en cumplimiento de los particulares encargos de S. M. que se ha dignado confiarle la importante comision de decidir las competencias que puedan ocurrir; y vista tan agradable contestacion, se han acabado de colmar

evitar

apresurar, poniéndose en marcha la primera divi-
sion al mando del mismo Liñan, quien fletó los bu
ques necesarios para su traslacion á la Habana, y
demas.
se situó en Jalapa para disponer el embarque de los

Quedó todo sereno por entonces, y aunque Iturbide escribió á Dávila para persuadirle entregase el castillo, con cuyo intento comisionó al ministro de la guerra Medina y Dávila, respondió rehusánzas académicas en que Iturbide procuraba hacer dolo: estas contestaciones eran una especie de pieostentacion de su elocuencia persuasiva, alegando las razones comunes de pertenecer aquella fortaleza al imperio mexicano, por hacer parte de un pais que España nunca tuvo derecho para poseer, y estar dispuestas las córtes de aquella nacion á reco

nocer la independencia, amenazando á Dávila si no contestaba dentro de seis horas, con todas las fuerzas del imperio y con una escuadra de dos fragatas y doce goletas que babia mandado construir en los Estados Unidos y que no habia dinero con que pagarla, á lo que Dávila, antiguo militar, que no conocia mas principios que los de la obediencia, replicaba que su deber era conservar la fortaleza que el rey habia puesto á su cuidado, la que entregaria si las córtes lo decretaban así, y que aunque hasta entonces no habia causado daño alguno á la ciudad de Veracruz, y antes bien habia conservado libre su comercio, si era atacado se defenderia en cumplimiento de su obligacion. Dávila, sin embargo, esperando sacar partido de las disensiones entre Iturbide y el congreso, escribió al primero en 23 de marzo una carta, cuyo contenido era de muy diversa importancia. Manifestá bale en ella el interes que tomaba por su persona: la admiracion que como hombre estaba dispuesto á tributar, á quien habia sido capaz de ejecutar una empresa, por cuya medio aspiró á evitar los males que iban á venir sobre su pais, empresa que el tiempo acaso descubriria el principio de que provenia; pero que lejos de conseguirlo, veia que aquel mismo pais, cuya salvacion habia deseado, caminaba á pasos agigantados á su ruina y al estado mas cierto de anarquía: que no eran los diputados del congreso mexicano los que habian de salvar la nave del estado, con la que perecerian siendo todos víctimas de su demasiado amor propio y poco juicio: que la oposicion que iba de dia en dia en aumento contra la persona de Iturbide, habia de tener por resultado seguro su ruina, porque su existencia política estaba en contradiccion con la del congreso, y con la de otras personas que por celos habian de coadyuvar á hacerlo perecer. Deciale que volver atras no es deshonroso, cuando se ha errado de buena fe, y conocido el error se trata de repararlo, y en conclusion, le proponia obrar de acuerdo con el mismo Dávila, para poner las cosas en un punto tal, que el gobierno español, escarmentado con la leccion que habia recibido, pudiese adoptar medidas que conciliasen su decoro con los verdaderos intereses de este pais, contando para la ejecucion con las tropas espedicionarias que estaban próximas á embarcarse en Veracruz que Dávila detendria, con las que se hallaban en otros puntos, con las del pais que Iturbide tenia á su disposicion, y con todo el partido español, que aunque sofocado, se declararia en favor de la reaccion presentándosele la oportunidad, ofreciéndole en nombre del rey y de la nacion española, cuantas seguridades pudiese apetecer, así como la recompensa correspondiente al gran servicio que iba á prestar.

Los cuerpos espedicionarios con que Dávila contaba para la reaccion que intentaba, estaban distribuidos en diferentes lugares, en espera de continuar su viaje á embarcarse en Veracruz luego que hubiese buques y dinero. El de Ordenes militares se hallaba en Tezcuco; el de Castilla en Cuernavaca; Zamora en Guadalupe; y cuatro compañías de Zaragoza en Nopalucan, camino de Puebla á Ve

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racruz: el primero y segundo de estos cuerpos, no podian llamarse capitulados, pues eran parte de la guarnicion de México, de donde habian salido por órden de O-Donojú, sin capitulacion alguna: los otros habian capitulado en diversos puntos. Liñan al marchar con la primera division, habia dejado prevenido á los comandantes, siguiesen las órdenes que Iturbide les diese para verificar sus marchas; pero algunos oficiales, especialmente Buceli, el mismo que habia tramado la revolucion hecha en México para despojar del mando á Apodaca, estaban en correspondencia con Dávila, y aun habian despachado enviados para ponerse de acuerdo con él para lo que se intentaba. La carta de Dávila que se ha estractado, no llegó á manos de Iturbide hasta el 2 de abril, y en el mismo dia Buceli, en quien habia recaido el mando del regimiento de Ordenes, por haber hecho artificiosamente los oficiales que estaban en la trama, que el coronel Peña fuese a México a solicitar de Iturbide que no se desarmase al cuerpo como se habia hecho correr la voz tenerlo resuelto, lo puso sobre las armas saliendo de Tezcuco con direccion á Chalco, para reunirse en Juchi con el batallon de Castilla y emprender juntos la marcha hácia Veracruz, como Dávila se los habia mandado, contando tambien con promover una sublevacion en la Tierracaliente, en la que habia muchos adictos al gobierno español; pero el batallon de Castilla no se movió de su puesto, y el de Zamora no quiso tomar parte en el movimiento, de que su comandante dió conocimiento á Iturbide. Las cuatro compañías de Zaragoza que estaban en Nopalucan, debian marchar á las órdenes del teniente coronel Galindo, á sorprender el castillo de Perote, mientras que una parte de la guarnicion del castillo de Ulúa y de las tropas de la primera division ya á bordo de los buques que habian de conducirla á la Habana, desembarcando en Tuxpan, protegia el movimiento de los pueblos de la Serranía, en la que el partido español era fuerte. Galindo en vez de marchar sobre Perote, se dirigió á Zacapuaxtla, en donde entró en la noche del 3, con el objeto de apoderarse de la artillería que allí habia y de la persona del comandante D. Mariano Alonso Luque, que logró difícilmente escapar sin tener tiempo de vestirse. El movimiento de las tropas de Tezcuco, causó grande inquietud en Méxi co, dándosele mayor importancia, porque habiendo llegado en aquellas circunstancias á las inmedia ciones de la capital el general Cruz que se dirigia á Veracruz á embarcarse, se tuvo por seguro ha berse hecho con su conocimiento y que él mismo se pondria á la cabeza de la contrarevolucion, por lo que se le dió órden para que no pasase adelante. Iturbide mandó marchar inmediatamente hácia Chalco al marsiscal de campo D. Anastasio Bustamante, que habia sucedido á Sotarriba en el empleo de capitan general de la provincia, llevando consigo unos 300 á 400 caballos que de pronto pu dieron salir á las órdenes de Echávarri (e), Moreno (e) y Unda.

Aunque todas las providencias que el caso pedia eran propias del poder ejecutivo, segun la costum

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bre establecida en España de dar conocimiento de | yor parte de los diputados no sabian qué cosa era
todo al congreso, Iturbide á las cinco de la maña- el Rubicon, ni para qué lo habia pasado César: su-
na del dia 3, pasó oficio al presidente de éste para bió con esto de punto la efervescencia; mas para
que citase á sesion, teniendo que anunciar en ella proceder con órden, se acordó mandar una comi-
ocurrencias de la mayor importancia á la salud del sion á Iturbide, pidiéndole otros documentos si los
imperio, y dar cuenta de las providencias que habia tenia, ademas de los presentados, pues estos no
tomado y de las que faltaba que tomar, para lo cual bastaban para venir en conocimiento de quiénes
era indispensable la deliberacion y acuerdo del con- eran los reos contra quienes se dirigia la acu-
greso, a cuyo fin pasaria á esponer de palabra cuan- sacion. Volvió entonces á la sesion y acusó nomi-
to fuese necesario para el acierto. Era á la sazon nalmente al presidente Horbegoso y á los diputados
presidente el brigadier Horbegoso, y estando en la Fagoaga, Odoardo, Echarte, Lombardo y otros,
Semana Santa, el congreso habia acordado suspen- hasta once; y como entre ellos se comprendiesen
der sus sesiones. Sin embargo, por lo estraordina- los hombres mas considerados del congreso, su acu-
rio del caso, se reunió el miércoles santo, 3 de abril, sacion fué oida con grande indignacion. Siguió ha-
á las once y media de la mañana, y luego que el ciendo la recomendacion personal tantas veces re-
presidente informó del motivo por que se le habia petida de sus servicios, desprendimiento y resolu-
convocado, hizo un diputado la observacion de que cion en que estaba, de no admitir la corona con
el generalísimo no podia concurrir por sí solo á la que por muchos se le brindaba, teniendo fuerzas y
sesion sino con la regencia, y despues de alguna dis- disposicion para sostener á su familia viviendo pri-
cusion, se acordó que así se le manifestase por ofi- vadamente con ella. Retiróse entonces otra vez, y
cio: no habia podido todavía despacharse éste, el diputado Múzquiz, de quien hemos hablado re-
cuando se avisó que el generalísimo llegaba: reci- firiendo sus acciones en la insurreccion, propuso se
biósele y tomó asiento al lado del presidente, quien le declarase traidor; muchos diputados se pusieron
puso en sus manos el oficio que iba á dirigírsele, en pié en apoyo de la proposicion que hubiera sido
informándole verbalmente de lo acordado por el aprobada, si Fagoaga, subiendo á la tribuna, no se
congreso. Instruido de ello, dijo: que la necesidad hubiese opuesto, manifestando todos los males que
era urgentísima, que la salud del estado estaba en iban á resultar de aquella precipitada resolucion:
peligro, y por último, pidió que se nombrase una persuadidos por sus razones, retiraron su voto los
comision del seno del congreso, por cuyo conducto que se habian apresurado á darlo.
manifestaria las medidas que habia tomado, y de
que no tenia noticia la regencia por tratarse de un
asunto puramente militar, retirándose entretanto,
como lo hizo, para que el congreso pudiese delibe-
rar libremente, el cual insistió en lo acordado, aña-
diendo que la sesion seria permanente y secreta,
suspendiéndose mientras llegaba la regencia.

Habiendo entrado ésta y tomado asiento, volvió
á abrirse la sesion, y Yañez manifestó que la regen-
cia ignoraba el motivo porque habia sido llamada;
que habia notado mucha agitacion en el público, y
estrañaba que no se le hubiese comunicado la cau-
sa de que procedia: Iturbide dijo entonces: "Por-
que hay traidores en la regencia y en el congreso,
como lo manifiestan estos documentos," poniendo
unos papeles sobre la mesa: Yañez, que entendió
ser él de quien Iturbide hablaba, repuso con in-
dignacion: "¿Cómo es eso de traidores? Vd. es el
traidor." Iturbide replicó con mayor enojo, y fué
menester que el presidente llamase al órden, reti-
rándose Iturbide y la regencia á la secretaría. Le-
yéronse entonces los documentos presentados por
Iturbide, que se reducian á la carta que Dávila le
habia escrito, y no hallando en ella nada en que
fundar sospecha alguna contra los diputados, se le-
vantó un murmullo desordenado, acusando los unos
á Iturbide por las sospechas que queria hacer re-
caer sobre el congreso, y considerando otros como
un acto de traicion el estar en correspondencia con
el jefe enemigo, como lo probaba la carta misma
de Dávila. Sosegado un poco el tumulto, tomó la
palabra Odoardo, diciendo: "Señor, César ha pa-
esado el Rubicon:" esta frase pronunciada con ener-
gía, produjo tanto mayor efecto, cuanto que la ma-

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Volvióse á abrir la sesion pública á las siete y media de la noche, para anunciar á la multitud que esperaba fuera y llenó de tropel las galerías, el resultado de tan larga discusion, estar asegurada la tranquilidad pública, y que nada habia que temer el congreso y dispuesto á sacrificarse por su conserpor la suerte del imperio, de que estaba encargado vacion, con lo que se levantó la sesion en medio de los aplausos mas vivos de los concurrentes. Los diconsideputados temieron que en aquel dia fuese disuelto el congreso á viva fuerza, y que para esto habia hecho Iturbide que le acompañase un grueso rable de caballería á las órdenes de Epitacio Sanchez, en quien tenia absoluta confianza, por cuyo motivo, habiendo llegado tropa del regimiento de Celaya á reforzar la guardia del congreso, el presidente Horbegoso no quiso admitirla, teniéndola por sospechosa.

Aunque el dia siguiente fuese Jueves Santo, hubo sesion para decidir sobre la acusacion hecha por Iturbide contra los once diputados: luego que se abrió, el Dr. San Martiu hizo proposicion para que. se llamase al ministro de la guerra é informase sobre las medidas que se habian tomado para prevenir los riesgos de que el generalísimo habia instruido al congreso, pues aunque lo habia hecho exagerándolos sin duda mucho, nada habia dicho con respecto á las primeras. Otros diputados pidieron que se llamase tambien al de relaciones y al de hacienda, para saber con qué arbitrios se contaba para la manutencion de la tropa en la campaña, y mientras venian, el congreso en sesion secreta se ocupó de la acusacion hecha por Iturbide contra los once diputados, Abierta de nuevo la pública,

se dió lectura al decreto acordado en aquella, por | riano Villaurrutia y D. Pablo Unda, con las que el que el congreso declaró, "que los diputados acu- se adelantó sobre los capitulados, los cuales se resados por el generalísimo no habian desmerecido plegaron al cerro del Güipilo, y desconcertados por su confianza, y al contrario, estaba plenamente sa- haberse frustrado la combinacion, abandonados tisfecho de su conducta," haciéndose notar que es por algunos de sus jefes y careciendo ya de objeto ta votacion habia sido nominal y por unanimidad. el movimiento, rindieron las armas con corta resisPor el informe del ministro de hacienda y por lo tencia, entregándose á discrecion. Bustamante, en que instruyó la comision respectiva, el congreso el parte que dió á Iturbide, "pretende haberse dequedó satisfecho de que habia los fondos necesarios fendido con resolucion;" pero lo contradice el hepara la tropa que habia marchado contra los capi-cho, de que despues de tres horas que dijo haber tulados, y Fagoaga aseguró que por aquel mes no faltarian para el pago del soldado.

Como los ministros no podian dar las noticias que se les pedian sobre las providencias que habian sido dictadas por el generalísimo, de que no tenian conocimiento, se acordó se retirasen y "que se remitiesen á la regencia los documentos presentados el dia anterior por el generalísimo, para que impuesta de ellos y de las medidas tomadas por él mismo, procediese con arreglo á sus facultades; y si considerase que en las del congreso habia alguna otra que debiera tomarse, lo manifestase para que se ocupase inmediatamente de ella." Esto es lo que debió haberse hecho desde el principio y ni aun habia necesidad de decirlo, pero como este suceso habia puesto de manifiesto los inconvenientes que traia el que hubiese una autoridad independiente de la regencia, cual era la del generalísimo, el Dr. Osores pidió que la comision encargada de formar el reglamento de aquella, lo presentase en la primera sesion que hubiese despues de Pascua, á lo que Odoardo contestó, que en el del año de 1813, formado por las córtes de España para la de aquel reino, que estaba mandado se observase por la del imperio, se habia prevenido todo lo necesario para tales casos, por lo que el congreso podia y debia reclamar su cumplimiento. Esta fué la terminacion que tuvo este ruidoso suceso, en el que Iturbide se condujo con suma indiscrecion y ligereza, atrayéndose un desaire con que su autoridad quedó abatida y su reputacion considerablemente menoscabada.

durado la accion, en la que alguna parte de la caballería independiente llegó á combatir á la arma blanca contra 400 hombres de escelente infantería, la pérdida de los imperiales no fuese mas que de dos muertos, nueve heridos y un contuso. La de los vencidos tampoco fué grande, aunque se dijo en el mismo parte no poderse saber con puntualidad, porque los indios del pueblo, por aprovecharse de la ropa de los muertos, los habian enterrado ocultamente. El regimiento entero de Ordenes quedó prisionero en número de 380 hombres, inclusos 44 offciales, y aunque los soldados quedaron despojados de sus bien provistas mochilas, fueron todos tratados con humanidad, llevando los oficiales mexicanos á los de los rendidos en sus propios caballos, y alojándolos á todos en sus casas los vecinos de Chalco, á cuyo lugar se les condujo. De allí se les llevó á México, en donde entraron el Sábado de Gloria, al mismo tiempo que se hacian á la vela en Veracruz los buques en que navegaba la primera division, que habia marchado á aquel puerto con Liñan. Iturbide recomendó escesivamente la accion á la regencia, como si de ella hubiese dependido la salvacion del imperio, proponiendo se diese la gran cruz de Guadalupe, cuando estuviesen aprobados por el congreso los estatutos de la Orden, á Bustamante; letras de servicio á Echávarri, que era brigadier; el grado de coronel á los comandantes de las tres columnas de ataque y al de los cívicos de Chalco, Velazquez; una cruz á los oficiales y un escudo de premio á las demas clases de sargento abajo, todo lo cual fué aprobado por la regencia. Mauliaá y la infantería obtuvieron los mismos premios, aurque ésta habia llegado despues de la accion, y solo habia sido empleada en la custodia de los prisioneros.

Bustamante entretanto, habiéndosele juntado en el pueblo de Tenango en la mañana del dia 3, los piquetes de caballería que habian salido de México la noche anterior, se dirigió con poco mas de 300 caballos al de Juchi, con el objeto de impedir la reunion del regimiento de Ordenes que habia mar- En Zacapuaxtla, el teniente coronel Galindo, chado á aquel punto con el de Castilla, que como viendo que Luque reunia número considerable de hemos dicho, debia venir de Cuernavaca, segun la gente, no pudiéndose sostener en la poblacion cla combinacion dispuesta para el movimiento intenta- vó los cañones que allí habia tomado, inutilizó las do. Aunque este general se proponia aguardar la municiones que no pudo llevar y emprendió la marllegada de los granaderos imperiales, que tambien cha al pueblo de Tlatlauqui, en el que contaba con habian salido de México á las órdenes del teniente partidarios; y aunque lo hostilizó Luque en toda la coronel Mauliaá, y estaban en camino acelerando marcha causándole alguna pérdida, llegó á aquel su marcha todo lo posible, resolvió atacar inmedia- lugar guiado por el capitan que habia sido de reatamente á los espedicionarios con solo la caballe- listas del mismo, D. Joaquin Bonilla, y por otros ría, notando que al aproximarse abandonaban el vecinos. Desde allí dió aviso á Liñan del movimienpueblo para tomar posicion en las alturas inmediato que habia emprendido, desobedeciendo sus órdetas, y destacando á Echávarri con 80 dragones de su regimiento, que era el 1.o, para que observase los movimientos del enemigo, distribuyó el resto de su fuerza en tres columnas, mandadas por los tenientes coroneles D. Santiago Moreno (e), D. Ma

nes, pero en cumplimiento de las de otro general español, que no podia ocultársele quién fuese, el cual le habian mandado proclamar al rey y al gobierno español y situarse en el punto en que se hallaba, en donde seria reforzado por una fuerte divi

que estaban embarcadas y que Dávila queria se dirigiesen á aquel punto, en el que se embarcaron para la Habana los batallones de Zamora y Castilla. Terminada de esta manera la contrarevolucion intentada, se dió permiso á Cruz, que como hemos dicho, habia recibido órden de detenerse en las inmediaciones de México, para continuar su viaje, como lo verificó, habiendo estado á visitarlo Iturbide en la hacienda de la Patera, cerca de Guadalupe, y tenido con él larga conferencia.

sion que desembarcaria en Tuxpan, contando con todo el partido sensato del reino, la mayor parte de sus tropas, y con los vecinos de aquel pueblo y sus inmediaciones, que no bajarian de ocho mil, todos los cuales se habian armado y estaban decididos á sacrificarse por la causa que habian abrazado. Liñan, desaprobando su conducta, le mandó volver á Nopalucan y puso todo en conocimiento de la regencia, manifestando á ésta, que no obedeciéndolo las tropas que habian ejecutado el movimiento, las Los prisioneros de Juchi fueron puestos en el ediabandonaba á su suerte, no restándole otra cosa que hacer, que pasar á Veracruz con los piquetes ficio de la inquisicion en México, y se comenzó á que habian quedado en aquellas inmediaciones á instruirles causa, estando encargado como fiscal de embarcarse para la Habana, con cuyo fin pedia se la formacion de la sumaria de los principales oficiale mandase la mayor brevedad el batallon de Za- les, el coronel Mendivil. Por las declaraciones que mora, que se habia mantenido obediente á sus ór-se les tomaron, resultó comprobado haberse intendenes, y el de Castilla, si como suponia, lo estaba

tambien.

El capitan general de la provincia, Luaces, que se hallaba en Veracruz atendiendo al embarque de las tropas que lo estaban efectuando, en vista de las comunicaciones que Liñan le dirigió informándolo de todo lo ocurrido, volvió prontamente á Jalapa y dispuso que saliese el coronel Santa-Anna con el cuerpo de su mando y la caballería que pudiese reunir, á cubrir la sierra de Jalacingo y proteger á aquellos nacionales, al mismo tiempo quel el coro nel Calderon, que por la ausencia de Luaces tenia á su cargo la comandancia de Puebla, se puso en movimiento por órden de Iturbide con las tropas que habia en aquella ciudad, tras de las cuales siguieron los Granaderos imperiales que desde Juchi marcharon adonde pudiesen ser necesarios, por disposicion del generalísimo. Galindo, viéndose amenazado por fuerzas á que no podia resistir, retrocedió á Nopalucan en cumplimiento de las órdenes de Liñan, y su gente fué desarmada por Calderon en la hacienda de la Concepcion, dejando á los oficiales las espadas, y conducida á Puebla, así como tambien el cura de Tlatlauqui y demas individuos de aquel lugar que se declararon en favor de la contrarevolucion. Tal fué el triste fin que tuvieron los dos cuerpos espedicionarios mas brillantes que vinieron á la Nueva-España.

á

tado una contrarevolucion por el general Dávila, por cuyas órdenes habian obrado los jefes y oficiales que ejecutaron el movimiento, los cuales reconocieron que no se les habia faltado en nada por el gobierno de México, habiéndoseles asistido con sus pagas de preferencia á las tropas mexicanas que carecian de ellas, á causa de las angustias del erario nacional. Hubo mucho empeño en el congreso para su castigo; pero debiendo ser juzgados y sentenciados en la forma prescrita por las leyes los que se probase haber sido culpables, y esta misma prevencion se hizo por acuerdo del congreso al geque dió al coroneral Luaces, en vista de la órden nel Santa-Anna para que pasase por las armas los que resultasen delincuentes por la sumaria que se les formase. Dudábase qué pena debia imponérseles, y considerando los delitos contra la independencia, como de lesa majestad, se decretó por punto general, quedasen sujetos á las que las leyes imponen á éste; mas habiendo hecho observar el diputado de Michoacan, Camacho, que los individuos del regimiento de Ordenes, no podian ser tenidos por reos contra la independencia como un mexicano que conspirase contra ella, D. Manuel de Mier y Teran, que habia sido nombrado diputado por Chiapas, al pasar por aquella provincia mandando la artillería de la espedicion de Guatemala, esplicó con el buen juicio y claridad que acostumbraba en todos sus disTemióse que el batallon del mismo cuerpo de Za- cursos, que los militares de aquel cuerpo no estaragoza que capituló en Querétaro y estaba en mar-ban ligados con ningun juramento de fidelidad al cha á las órdenes de Bocinos para embarcarse en imperio, ni tampoco con capitulacion alguna, pues Tampico, tomase parte en el movimiento de las de- no se habia celebrado con la guarnicion de México, mas tropas de su clase, por lo que Iturbide hizo las y que en la situacion ambigua en que habian quedaprevenciones convenientes al comandante de San do, solo podian ser considerados como huéspedes, Luis, D. Zenon Fernandez: éste, sin esperarlas, segun Iturbide los habia llamado en una contestaluego que tuvo noticia de la salida de Tezcuco del cion á Márquez Donallo, cuando mandaba el acanregimiento de Ordenes, tomó las medidas necesa- tonamiento de Toluca. El decreto, sin embargo, se rias para que se acercase á Tula, donde se hallaba publicó, pero sin hacerse aplicacion de él á los cael de Zaragoza, un número de tropas considerable, pitulados, y así permanecieron hasta que fueron que observase sus movimientos en su marcha hasta conducidos á la costa los que quisieron seguir sus embarcarse en Tampico, como lo verificó. Las dis- banderas, quedando en libertad los que prefirieron posiciones que el coronel Calderon tomó para res-permanecer en el pais, y lo mismo sucedió con los guardar el camino de Tuxpan, si desembarcaba en de las compañías de Zaragoza que estaban presos aquel puerto la espedicion que debia salir de Ve en Puebla. Estas fueron las últimas tropas esparacruz, fueron innecesarias, no habiéndose efectua-ñolas que habian quedado en el imperio. do desembarco alguno, por haberse rehusado á hacerlo el batallon de Navarra y las demas tropas

CONTRERAS (ILLMO. SR. D. Fr. DIEGO): natural de la ciudad de México y religioso agustino

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