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gos y habia arrebatado dos sobrinos del mismo ODonojú, que murieron en el corto espacio de dos horas y media y se enterraron juntos en una misma tarde, siete oficiales de su comitiva, y unos cien hombres de la tropa y marinería del navío Asia. Esperábalo á la puerta de la Merced, Santa-Anna con una escolta lucida de gente de su division, con la que lo condujo hasta Jalapa: de allí pasó á Córdoba adonde llegó el 23. Iturbide lo verificó al anochecer el mismo dia, y fué recibido con los mayores aplausos, habiendo quitado el pueblo las mulas del coche para conducirlo á brazo á su posada, iluminando los vecinos espontáneamente la villa. Fué luego á cumplimentar á O-Donojú y á su esposa, y el dia siguiente en que por ser festivo, oyeron misa ambos generales en los oratorios formados en sus respectivos alojamientos, volvió Iturbide á ver á O-Donojú, y despues de saludarlo, le dijo: "Supuesta la buena fe y armonía con que nos conducimos en este negocio, supongo que será muy fácil cosa que desatemos el nudo sin romperlo." Convenidos entonces los puntos principales del tratado, se dieron á los secretarios de uno y otro jefe, y el Lic. Dominguez que lo era de Iturbide, presentó la minuta, en la que O-Donojú no varió mas que dos espresiones, que eran en su elogio.

supiese con certeza y con las formalidades corres- ello la enfermedad propia de las costas de esta parpondientes, lo que las córtes y el rey hubiesen re-te de América, que entonces hacia grandes estrasuelto, sosteniendo hasta el término que debia llegar, el juramento que tanto él mismo como las autoridades todas habian hecho, de conservar la integridad de las Españas, conforme á lo preveni do en la constitucion política de la monarquía. Solicitó sin embargo Novella de Iturbide que concediese libre paso á dos comisionados que trataba de mandar á O-Donojú, en lo que aquel convino, aunque insistió en nota de 15 de agosto, en que seria necesario, como ya lo habia propuesto, celebrar un armisticio mientras el mismo Iturbide volvia de Córdoba, adonde iba á tener la entre vista convenida con O-Donojú, á cuyo efecto nombró al coronel Filisola y teniente coronel Calvo, quienes debian hallarse en Ayotla á las tres de la tarde del mismo dia, para concurrir en aquel punto con los que con tal objeto nombrase Novella. Este comisionó para ir á hablar con O-Donojú, á los coroneles Castro y Diaz de Luna, los cuales llegaron hasta Tezcuco, pero no se les permitió pasar adelante por órden de Iturbide, á pretesto de no haberse verificado el armisticio, contra lo que Novella reclamó por no haber sido condicional el permiso del paso de sus comisionados, en prueba de lo cual hizo pública la comunicacion de Iturbide. Parece que el verdadero motivo fué, haber éste pensado que no era conveniente que los comisionados de Novella hablasen antes que él con O-Donojú, por lo que valiéndose de aquel pretesto, les impidió el paso.

La inmediacion en que Iturbide se hallaba en Zoquiapa, de la hacienda de Chapingo, en la que residia desde la capitulacion de Puebla el coronel marques de Vivanco, le proporcionó hacer que éste se adhiriese á la causa de la independencia. Rehusó desde luego el marques las primeras propuestas que se le hicieron por Iturbide, mas éste lo persuadió manifestándole, que cualesquiera que fuesen sus principios de lealtad al gobierno á que habia servido, el triunfo de la independencia era ya indubitable y debia consagrarse á la causa de su patria, no menos por obligacion que por interes, pues siendo una de las personas mas influentes por su carácter y por las propiedades de su esposa, debia tratar de que la suerte del pais dependiese siempre de los sugetos mas á propósito para gobernarlo; consideracion que la clase propietaria hubiera debido tener siempre muy presente, para que la suya fuese mas segura. Una vez decidido el marques, Iturbide le confió el mando de la division de vanguardia, que debia componerse de las tropas que iban llegando de Puebla, pues siempre siguió la máxima de hacer absoluta confianza de los que se declaraban en su favor, manifestando mayor aprecio á los que mas constantes habian sido en servir al gobierno. Tomadas estas y otras medidas concernientes al sitio de México, se puso en camino para Córdoba.

O-Donojú salió de Veracruz el 19 de agosto, luego que recibió la invitacion que Iturbide le hizo para trasladarse á aquella villa. Estimulábalo á

El tratado de Córdoba fué una confirmacion del plan de Iguala, aunque con una variacion esencial que consistió, en que ademas de llamar al trono del imperio mexicano al rey Fernando VII y á sus hermanos D. Cárlos y D. Francisco de Paula, se hizo tambien mencion del príncipe heredero de Luca, sobrino del rey, pero se omitió el nombre del archiduque Cárlos de Austria, y por la no admision de los infantes de España, quedó la libre eleccion del monarca á las córtes del imperio, sin que hubiese de recaer precisamente en príncipe de casa reinante, como se requeria por el plan de Igua la, que era lo mismo que dejar el trono abierto á la ambicion de Iturbide. O-Donojú debia nombrar dos comisionados para presentar este tratado al rey, mientras las córtes del imperio le ofrecian la corona con todas las formalidades debidas, y por su medio á los príncipes de su casa. Determinábase con mas precision que en el plan de Iguala, el carácter y funciones de la junta provisional de gobierno, que habia de estar revestida del poder legislativo hasta que se verificase la instalacion de las córtes, en todos los casos que no diesen lugar á esperar la reunion de éstas, sirviendo al mismo tiempo de cuerpo auxiliar y consultivo á la regencia, compuesta de tres individuos nombrados por la junta y encargada de ejercer el poder ejecutivo, conformándose en todo á la constitucion y leyes vigentes en cuanto no se opusiesen al plan de Iguala, mientras las córtes formaban la constitucion del imperio. O-Donojú debia de ser individuo de la junta; los demas, aunque no se espresó, habian de ser escogidos por Iturbide entre los primeros hombres del imperio, designados por la opinion general, por sus virtudes, empleos, fortunas, represen

TRATADOS celebrados en la villa de Córdoba el 24 del presente, entre los Sres. D. Juan O-Donojú, teniente general de los ejércitos de España, y D. Agustin de Iturbide, primer jefe del ejército imperial mexicano, de las Tres Garantias. Pronunciada por Nueva-España, la independen

tacion y concepto, en número suficiente para que la reunion de luces asegurase el acierto en las determinaciones. Los demas artículos hasta el 14, fueron reglamentarios para la ejecucion de estos puntos principales: por el 15, se declaró la facultad que tendrian para salir de Nueva-España con sus caudales los europeos residentes en ella, que no quisiesen permanecer en el pais en el nuevo sistema político establecido en él, haciéndola recíprocacia de la antigua, teniendo un ejército que sostupara los mexicanos establecidos en España, en los poquísimos casos que pudiera haber; pero por el 16, se hizo obligatoria la salida dentro del término que la regencia prescribiese, para los empleados públicos ó militares notoriamente desafectos á la independencia, y siendo un obstáculo para el cumplimiento de lo convenido en este tratado, la ocupacion de la capital por las tropas espedicionarias, O-Donojú se comprometió en el artículo 17 y último, á emplear su autoridad para que veri-lítico de este reino, nombrado por S. M. C., quien ficasen su salida sin efusion de sangre y mediante una capitulacion honrosa.

Tal fué el célebre tratado de Córdoba, considerado como un golpe maestro de política, tanto por parte de Iturbide como de O-Donojú, El sin embargo, no alteró en nada el plan de Iguala que era la base de la revolucion, sino en el artículo relativo al llamamiento de las personas que habian de ocupar el trono, siendo muy probable que O-Donojú, empeñado únicamente en asegurar éste á los príncipes de la casa de España, no advirtiese la variacion muy sustancial que Iturbide habia introducido, que era tal que bastaba para minar todo el edificio que se habia levantado. Por lo demas, no teniendo O-Donojú otra representacion, como lo dijo en el preámbulo del mismo tratado, que la de su carácter de capitan general y jefe superior político, la cual era insuficiente para este género de compromisos, el tratado era en su esencia nulo, por falta de poder para celebrarlo por una de las partes, pues Iturbide tenia todo ol necesario, dándoselo la uniformidad con que la nacion se habia declarado por su plan, que hubiera quedado solemnemente sancionado con aquel reconocimiento, Iturbide conocia bien la falta de representacion bastante en O-Donojú, pues cuando dijo á éste que no podia tratar con Novella por no reconocer en él mas autoridad que la que le habia dado una revolucion, no podia ocultársele que O-Donojú no tenia facultades algunas para celebrar un contrato, ni menos que éste era de ningun valor sin la aprobacion del rey y de las córtes: pero no debia detenerse en estas dificultades, cuando la ventaja esencial que el tratado le proporcionaba, consistia en la division completa que este suceso habia de causar entre los que sostenian todavía la causa del gobierno, y en el artículo último, en virtud del cual se le abrieron sin sangre las puertas de la capital, aunque no fué todavía sin resistencia.

viese este pronunciamiento, decididas por él las provincias del reino, sitiada la capital en donde se habia depuesto á la autoridad legítima, y cuando solo quedaban por el gobierno europeo las plazas de Veracruz y Acapulco, desguarnecidas y sin medios de resistir á un sitio bien dirigido y que durase algun tiempo, llegó al primer puerto el teniente general D. Juan O-Donojú, con el carácter y representacion de capitan general y jefe superior po

deseoso de evitar los males que afligen á los pueblos en alteraciones de esta clase, y tratando de conciliar los intereses de ambas Españas, invitó á una entrevista al primer jefe del ejército imperial D. Agustin de Iturbide, en la que se discutiese el gran negocio de la independencia, desatando sin romper los vínculos que unieron á los dos continentes. Verificóse la entrevista en la villa de Córdoba el 24 de agosto de 1821, y con la representacion de su carácter el primero y la del imperio mexicano el segundo; despues de haber conferenciado detenidamente sobre lo que mas convenia á una y otra nacion, atendido el estado actual y las últimas ocurrencias, convinieron en los artículos siguientes que firmaron por duplicado para darles toda la consolidacion de que son capaces esta clase de documentos, conservando un original cada uno en su poder, para mayor seguridad y validacion:

1. Esta América se reconocerá por nacion soberana é independiente, y se llamará en lo sucesivo "Imperio Mexicano."

2. El gobierno del imperio será monárquico constitucional moderado.

3. Será llamado á reinar en el imperio mexicano (prévio el juramento que designa el artículo 4. del plan), en primer lugar el Sr. D. Fernando VII, rey católico de España, y por su renuncia ó no admision, su hermano el serenísimo Sr. infante D. Cárlos; por su renuncia ó no admision, el serenísimo Sr. infante D. Francisco de Paula; por su renuncia ó no admision, el serenísimo Sr. D. Cárlos Luis, infante de España, antes heredero de Etruria, hoy de Luca, y por renuncia ó no admision de éste, el que las córtes del imperio designen.

4. El emperador fijará su corte en México que será la capital del imperio.

5. Se nombrarán dos comisionados por el Exmo. Sr. O-Donojú, los que pasarán á la corte de España á poner en las reales manos del Sr. D. Fernando VII, copia de este tratado y esposicion que le acompañará, para que sirva á S. M. de antecedente mientras las córtes le ofrecen la corona con to

ambos no recaigan en una misma autoridad, ejercerá la junta el poder legislativo, primero, para los casos que puedan ocurrir y que no den lugar á esperar la reunion de las córtes, y entonces procede de acuerdo con la regencia; segundo, para servir á la regencia de cuerpo auxiliar y consultivo en sus determinaciones.

das las formalidades y garantías que asunto de
tanta importancia exige, y suplican á S. M. que en
el caso del artículo 3.o, se digne noticiarlo á los
serenísimos señores infantes llamados en el mismo
artículo, por el órden que en él se nombran, inter-ra
poniendo su benigno influjo para que sea una per-
sona de las señaladas de su augusta casa, la que
venga á este imperio, por lo que se interesa en ello
la prosperidad de ambas naciones, y por la satis-
faccion que recibirán los mexicanos en añadir este
vínculo á los demas de amistad con que podrán y
quieren unirse á los españoles.

6. Se nombrará inmediatamente, conforme al espíritu del plan de Iguala, una junta compuesta de los primeros hombres del imperio, por sus virtudes, por sus destinos, por sus fortunas, representacion y concepto, de aquellos que están designados por la opinion general, cuyo número sea bastante considerable para que la reunion de luces asegure el acierto en sus determinaciones, que serán emanaciones de la autoridad y facultades que les concedan los artículos siguientes.

7. La junta de que trata el artículo anterior, se llamará junta provisional gubernativa.

8. Será individuo de la junta provisional de gobierno el teniente general D. Juan O-Donojú, en consideracion á la conveniencia de que una persona de su clase tenga una parte activa é inmediata en el gobierno, y de que es indispensable omitir algunas de las que estaban señaladas en el espresado plan, en conformidad de su mismo espíritu.

15. Toda persona que pertenece á una sociedad, alterado el sistema de gobierno, ó pasando el pais á poder de otro príncipe, queda en el estado de libertad natural para trasladarse con su fortuna adonde le convenga, sin que haya derecho para privarle de esta libertad, á menos que tenga contraida alguna deuda con la sociedad á que pertenecia por delito, ó de otro de los modos que conocen los publicistas: en este caso están los europeos avecindados en Nueva España, y los americanos residentes en la Península; por consiguiente serán árbitros á permanecer adoptando esta ó aquella patria, ó á pedir su pasaporte, que no podrá negárseles, para salir del imperio en el tiempo que se prefije, İlevando ó trayendo sus familias y bienes; pero satisfaciendo á la salida por los últimos, los derechos de esportacion establecidos ó que se establecieren por quien pueda hacerlo.

16. No tendrá lugar la anterior alternativa respecto de los empleados públicos ó militares que notoriamente son desafectos á la independencia mexicana; sino que estos necesariamente saldrán de este imperio dentro del término que la regencia prescriba, llevando sus intereses y pagando los derechos de que habla el artículo anterior.

9. La junta provisional de gobierno tendrá un presidente nombrado por ella misma, y cuya elec- 17. Siendo un obstáculo á la realizacion de este cion recaerá en uno de los individuos de su seno ó tratado la ocupacion de la capital por las tropas de fuera de él, que reuna la pluralidad absoluta de la Península, se hace indispensable vencerlo; pero sufragios; lo que si en la primera votacion no se como el primer jefe del ejército imperial, uniendo verificase, se procederá á segundo escrutinio, en- sus sentimientos á los de la nacion mexicana, desea trando á él los dos que hayan reunido mas votos. no conseguirlo con la fuerza, para lo que le sobran 10. El primer paso de la junta provisional de recursos, sin embargo del valor y constancia de digobierno, será hacer un manifiesto al público de chas tropas peninsulares, por la falta de medios y su instalacion y motivos que la reunieron, con las arbitrios para sostenerse contra el sistema adoptademas esplicaciones que considere convenientes pado por la nacion entera, D. Juan O-Donojú se ofrera ilustrar al pueblo sobre sus intereses y modo de proceder en la eleccion de diputados á córtes, de que se hablará despues.

11. La junta provisional de gobierno nombrará en seguida de la eleccion de su presidente, una regencia compuesta de tres personas de su seno ó fuera de él, en quien resida el poder ejecutivo, y que gobierne en nombre del monarca, hasta que éste empuñe el cetro del imperio.

12. Instalada la junta provisional, gobernará interinamente conforme á las leyes vigentes en todo lo que no se oponga al plan de Iguala, y mientras las córtes formen la constitucion del Estado. 13. La regencia, inmediatamente despues de nombrada, procederá á la convocacion de córtes conforme al método que determine la junta provisional de gobierno, lo que es conforme al espíritu del art. 24 del citado plan.

14. El poder ejecutivo reside en la regencia, el legislativo en las córtes; pero como ha de mediar algun tiempo antes que éstas se reunan, para que

ce á emplear su autoridad, para que dichas tropas verifiquen su salida sin efusion de sangre y por uns capitulacion honrosa.

Villa de Córdoba, 24 de agosto de 1821.-Agustin de Iturbide.-Juan O-Danojú.-Es copia fiel de su original.-José Dominguez.

CORDOVA (FR. ANDRES DE): uno de los primeros franciscanos que vinieron á nuestro país recien hecha la conquista. "Este siervo de Dios, dice el padre Torquemada, fué lego simple, mas muy sabio en las cosas del espíritu y servicio del Señor. Vino de la provincia de San Gabriel y es el undé cimo en número entre los doce. Los viejos santos de esta provincia daban testimonio de su mucha religion y virtud, y cuán ejemplar obrero fué en esta viña de Cristo. Aprendió la lengua mexicana y en ella predicó muchas veces a los naturales: discurrió por diversas partes para convertir infie les, siendo mandado por la obediencia; conviene á saber: México, Michoacan y Jalisco. Pasó santamente á la vida inmortal á recibir el premio de sus

santos trabajos. Sus huesos están con mucha veneracion, guardados en una caja de piedra, detras de el altar de la capilla mayor del convento de Etzatlan de la provincia de Jalisco, con los de otros cuatro santos frailes que fueron muertos por los indios infieles, en defensa de la santa fe católica."-J. M. D.

CORINTHIOS (EPÍSTOLA PRIMERA DE SAN PABLO Á LOS): San Pablo escribe esta carta á los fieles de Corintho, para hacer cesar las disputas que se habian suscitado entre ellos, reprender algunos desórdenes y abusos que se habian introducido y responder á varias preguntas que le habian hecho por escrito. Escribióla el apóstol desde Épheso, se gun se infiere del cap. XVI, v. 8; y probablemente hácia el año 56 de Jesu-Christo.-F. T. A. CORINTHIOS (EPÍSTOLA SEGUNDA DE SAN PABLO Á LOS): esta carta fué escrita desde Macedonia como un año despues de la anterior, y enviada por medio de Tito y de Lucas á los fieles de Co. rintho, unos veinte y cuatro años despues de la muerte de Jesu-Christo. En ella refuta el apóstol las calumnias que esparcian contra él los falsos apóstoles; y á las falsas virtudes y dones de éstos opone su vocacion, revelaciones, dones, trabajos y persecuciones, dando al mismo tiempo admirables

documentos de divina sabiduría.—F. t. a. CORO: viento. (Véase VIENTO.) CORO: medida. (Véase MONEDAS.) CORO: reunion ó concurso de muchos que cantan ó tañen á un tiempo: en hebreo majhol, que tambien significa flauta, Ps. cl. 4.—) CORONA DE ESPINAS. (Véase JESU-CHRISTO.)

-F. T. A.

-F. T. A.

CORONA DE GLORIA: está reservada á los que han combatido con valor y sido fieles hasta la muerte, i Cor. ix. 25. ii Tim. iv. 8. i Petr. v. 4. Jac. i. 12. Apoc. ii. 10. iii. 11.-F. T. a.

CORONAS: usábanse antiguamente de varias materias y formas para adorno de los sacerdotes, de los reyes y capitanes, de los esposos en las bodas, &c. El nombre de corona es á veces sinónimo de diadema, tiara, mitra, &c. La diadema ó corona era á veces una faja de lino blanco rodeada á la cabeza, Apoc. xix. 12.—f. t. a.

CORRALES: congregacion del distr. y part. de Paspaquiaro, depart. de Durango; dista 46 leguas de la capital y 6 de su cabecera.

CORRALES (BATALLA DE LOS): 1814. En la Nueva Galicia, las operaciones mas activas eran en los contornos de la laguna de Chapala, en los cuales y en el ataque de la isla de Mescala, las armas reales habian sufrido algunos reveses. Desde el campamento establecido en Tlachichilco, al Norte de la laguna, las fuerzas marítimas reunidas allí hos tilizaban á los de la isla, que con sus canoas armadas salian á la ribera á proveerse de víveres y leña, mientras que las tropas de tierra les estorbaban sus desembarcos. Al Sur de la laguna operaba con estos objetos la seccion del teniente coronel D. Manuel Arango, con quien se juntó la que mandaba Cuellar en el pueblo de Teocuicatlan, y el 1.o de mayo salieron á atacar á la reunion de insurgentes que

| capitaneaba D. José Trinidad Salgado, situándose en la estancia de los Corrales. Salgado, fingiendo retirarse, ocultó su principal fuerza en el monte, y solo dejó á la vista una partida, en cuya persecucion se empeñó Arango; mas encontrándose rodeado, quiso retirarse, y cargando entonces Salgado con todas sus fuerzas, huyeron los realistas perdiendo cuatro cañones, mucha parte de su armamento, y número considerable de muertos y prisioneros, entre los cuales se contaron Arango, Cuellar y el padre capellan. Llegó á la sazon el Dr. Cos, que se habia separado del congreso por habérsele nombrado comandante de las provincias de Guanajuato y Michoacan, á la última de las cuales pertenecian las tropas que habian obtenido esta ventaja, el cual mandó fusilar á Arango, y dirigió una proclama á los soldados por su buen comportamiento. Hizo lo mismo Morelos, el 9 de aquel mes, desde el cuartel de los "cincuenta pares," que era el cerro de Atijo, concediéndoles por premio una palma en el brazo izquierdo, arriba del codo.

CORRALITOS: mineral del part. de San Juan del Rio, distr. y depart. de Durango; dista 46 leguas de la capital y de su cabecera.

CORREA (PRESBÍTERO D. JOSE MARIA): este es uno de los muchos eclesiásticos que al sonar el grito de Dolores, y durante la guerra de independencia, dejaron sus hábitos pacíficos para empuñar la espada é improvisarse generales. Las campañas del cura Córrea, las dejó consignadas en un manifiesto, especie de autobiografía, que nos da mas cabal idea del individuo, que la que pudiéramos formarnos por unalarga relacion. Este curioso documento dice así:

"En 12 de noviembre de 1810 se descolgaron sobre mi pueblo los genios del mal, Cruz y Trujillo: mi adhesion al sistema no dejó de traslucirse, por lo que me ví condenado á ser pasado por las armas, sin embargo de que no me comprobaban delito alguno. Mandáronme con cartas al virey Venegas, quien me remitió al arzobispo Lizana, y éste me privó de mi beneficio. Succedióle el cabildo en el gobierno por su muerte, y siguiendo sus máximas, ó sea venerando sus caprichos, me obligó á poner coadjutor sin oirme, y me condenó á la

miseria.

"A pocos dias volé á mi curato, y ví que mi coadjutor se habia ausentado: me presenté al comandante D. J. Antonio Andrade, que venia como fiera rabiosa á asolar á Nopala: le hice algunos obsequios, agazajándolo como á un príncipe, y le franqueé víveres; así es que entró de paz y sin estrépito; pero como este tigre (1) solo se alimentaba con sangre, salió á hacer una correría por los cerros de aquel lugar, y despues de confiscar los pocos bienes de los infelices indios, condujo á mi casa cural una cuerda de diez y ocho indizuelitos pastores y leñeros (entre ellos dos jovencitos españoles muy honrados). Entró lleno de triunfo y algazara, mon

[1] Esta esposicion es literal del manifiesto, no se crea que la ha inventado el historiador. Está llena de dignidad y fuego que caracterizaba á este escelente y buen patriota.

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Andrade diria, ¿cómo este hipócrita párroco á quien hace diez dias ví postrado y cosido con el polvo, cubierto de lágrimas, y elevando sus manos hácia mí, ahora me derrota y confunde? ¿De dónde ha cambiado por la estola del santuario la banda de general, y el humo del incensario por el del cañon? ¿Cómo ha reunido esta tropa? ¿cómo la ha equipado? &c., &c.

tado en ira y rebosando orgullo, gritando á gran- | ra mí enriquecido de despojos. Esta victoria fué des voces........ mueran, mueran estos traidores á 26 de setiembre de 1811. insurgentes. Al momento salí á defenderlos en consorcio de los mas dignos vecinos del pueblo; interpuse mis respetos, alegué, me anonadé, gemí.... mas no pude evitar aquel horrendo sacrificio. El zaguan de mi casa fué la cruenta ara en que aquellos Abeles derramaron su inocente sangre. ¡Ah qué horror! Su candor, su modestia, sus ayes lastimosos, sus miembros destrozados, sus corazones palpitantes, su humeante sangre ¡tantas víctimas! Hé aquí el instante de mi inauguracion en el campo de Marte. No era yo un hombre sino una leona á quien han robado sus cachorros. Aquella sangre vilmente derramada clamaba á mi oido con acento agudo incesante: juré por el Ser que existe antes del tiempo, vengarla..... Abandoné la oliva del santuario, y empuñé la espada del celo.

Andrade habiendo inmolado los corderos dió sobre el pastor, y decretó mi muerte; mas un aviso oportuno hizo que me fugase á los bosques donde encontré á un capitan de América llamado D. Andres del Pino, en el sitio de Nayi, quien como á las nueve de la noche recibió órden de D. Miguel Arriaga, comandante de una division de cuatrocientos hombres, en que le ordenaba pasase á recibir

las mias.

Voló la fama de este acontecimiento, y los plácemes y vivas que me tributaban mts compatriotas, compensaban superabundantemente mis fatigas, especialmente cuando recibí el despacho de brigadier y comandante en jefe de Huichapan y Xilotepec, por la junta de Zitácuaro.

En desempeño de mis deberes marché á la villa del Carbon, donde se hallaba el coronel D. Antonio Columna aniquilando aquellos pueblos; le presenté batalla, pero tan enérgica, que ví, llegué y vencí, estrechándolo á una violenta fuga, en que perdió el honor, y despues la vida (de una fiebre.)

Concluida esta accion marché para el puesto de Calpulalpan, en donde ataqué un convoy, no llevando mas de doscientos hombres, y siendo la tropa que lo custodiaba mas de mil y quinientos de todas armas, fuera de arrieros y traficantes: los puse en dispersion quitando mas de quinientos tercios de abarrote, azúcares, ropa, &c. Mis reclutas alanceaban á los chaquetas con mas denuedo y coraje que D. Quijote las manadas de carneros.

Con el botin comencé á uniformar mi division: la aumenté hasta el número de quinientos soldados Torrecuadra, que se hallaban arrasando aquella vique despaché para Cadereita á atacar á Sierra, y lla y pueblos inmediatos, deteniéndome con solos cincuenta hombres en Nopala para combinar mis

enemigo.

Arriaga que me conocia, mandó formar la tropa de su mando y me proclamó su comandante, haciendo que en el acto se me reconociese con esta investidura. Fueron en vano mis humildes y tenaces súplicas y escusas. Por último acepté contra mi voluntad y mandé hacer alto ínterin ponia un oficio á Chito Villagran, dándole parte de lo acaecido y pidiéndole me auxiliase con su division, que constaba de cien dragones y sesenta infantes. No se detuvo un instante este jóven: marchó en el momento, y se puso á mis órdenes: le previne se pusiese en movimiento combinado, y resolvió ata-planes, y poner en salvo el armamento quitado al car á Andrade que se hallaba en mi curato desconsolado y furioso por no haber logrado la presa; pero en breve lo consolé presentándome á su vista con seis carabineros haciéndole fuego, al que contestó con el de un cañon, echándome encima toda su caballería. En este acto puse en dispersion mi naciente grupo, y á fuego vivo le impuse respeto, y saliendo en retirada hasta la Venta Hermosa, donde no esperaba mi division. Esta, pues, se presentó tan bizarra que intimidó á Andrade, que se gloriaba de envolver cinco mil hombres ó cabras (así llamaba á sus paisanos los americanos) con quince de los suyos. Hizo pues, formaciones, evolucionó, se me fué encima creyendo intimidarme; pero yo le recibí con firmeza, y desprecio: salí al encuentro, y en el primer choque le maté un oficial y seis infantes, cuyo golpe le intimidó en términos que se vió obligado á colocarse tras de unas cercas y un arroyo, y despues de un vivo fuego de mas de cuatro horas, observó que le cerraba por los flancos é impedia la retirada. Al instante cobardemente corrió cubierto de ignominia á merced de la noche, de jando el campo lleno de heridos y cadáveres, y pa

En 2 de noviembre de 1811, á pesar de que Andrade reunido con el teniente coronel Castro y Michilena me opusieron una fuerza de mil y quinientos soldados de línea, impuse respeto con aquel puñado de hombres que me acompañaban: salí en retirada para mi destino dejando burladas sus tres divisiones que penetraron hasta Huichapan, desde donde pusieron el ridículo parte al gobierno de México de que me habian matado el caballo, y quebrado una pierna, quedando muertos en el campo mas de quinientos de mi division, y que el infame Correa no volveria jamas á presentarse ante sus huestes vencedoras, y que aun seria dificil sobreviviera á sus heridas é infortunio; pero el mutilado Correa el 11 del citado noviembre presentó (segun el parte de Sierra y Torrecuadra) veinte mil hombres en la accion que gané ese dia, y solo eran quinientos con tres cañoncitos, aunque el parte asegura que batí con cuatro, y dos culebrinas. El miedo multiplica los objetos, y hace ver prodigiosos fantasmas á los azorados.

Al regresarme de Cadereita en fines de noviem

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