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tradice muchas de las apreciaciones históricas hechas hasta hoy con referencia á las dificultades que, según se asegura, tuvo el gobierno de Carácas para recibir á tan digno huésped.

Acaba de recibir S. A. con el Oficio de Vd. de 10 del corriente los despachos de cuya direccion se encargó Vd. en Londres, Curaçao y á bordo del bergantin Argos.

Al instruirse de dicho oficio, S. A. ha tenido presente igualmente el otro que Vd. remitió desde Londres el 3 de Agosto último. Uno y otro no respiran más que amor á la Patria; y esta virtud de que Vd. manifiesta estar profundamente penetrado, su concepto público, sus antiguas negociaciones en favor de la América, y las particulares recomendaciones que han hecho en fayor de Vd. los Comisionados de S. A. en Londres, D. Luis Lopez Mendez y D. Simón de Bolívar, han recibido de S. A. el correspondiente permiso para que Vd. pueda pasar á esta Ciudad con la brevedad que guste.

Al entrar en esta Ciudad, Vd. desconocerá sin duda la Patria de quien se separó en años pasados. Entónces ella estaba oprimida y degradada por el despotismo y la tiranía las bendiciones que el Cielo había prodigado sobre estos países, eran infructuosas bajo el influjo de unos enemigos de la humanidad, y cada Ciudadano aislado al parecer entre sus propias paredes, apénas podía consultar por su tranquilidad. Es muy distinta al presente la perspectiva que esta misma Patria ofrece á las miras de Vd. Á la antígua tiranía ha sucedido un Gobierno, cuyo único objeto es la felicidad de los

Pueblos que le están á cargo: no hay mejora que no se procure emprender; y cada ciudadano, intimamente persuadido de que sus primeros deberes son hácia la Sociedad, no es su propio interés, sino el bien común el que solicita en todas sus acciones.

Vd. va á aumentar el número de estos y cuanto mayores son las ventajas que han proporcionado á Vd. la ilustración, la experiencia y el conocimiento de las Cortes extrangeras, tanto más son las obligaciones que Vd, ha contraido en favor de un país que le vió nacer, y ahora lo recibe. Tales son las esperanzas que el que Pueblo de Carácas ha concebido al saber la llegada de Vd; y S. A. concediéndole el permiso que Vd. solicita para venir á esta Ciudad, crée que serán realizadas. Á este efecto y de su órden superior lo comunico á Vd. para su inteligencia.

Dios gue á Vd. m3 a3. Carácas Diciembre 11 de 1810.

Señor D. Francisco Miranda.

JUAN G. ROSCIO.

Y si algo faltara para comprobar lo dicho y esclarecer los proyectos del general Miranda, la siguiente carta que dirigió al Gobierno Británico desvanece no sólo aquella duda, sino también algunas otras que tienen relación con el infortunado General.

Carácas 7 de Enero de 1811.

Al nobilísimo Marqués de Wellesley.

De conformidad con mi correspondencia escrita y verbal con V. E. acerca del estado político de Sur-América, y particularmente de la provincia de Venezuela, salí de Inglaterra el 10 de Octubre, llegué á Barbada el 19 de Noviembre, á Curaçao el 28 del mismo y desembarqué en la Guaira el 10 de Diciembre último. El Gobierno y pueblo de Venezuela me recibieron con gran júbilo, amistad y afecto, confiriéndome en el acto recompensas civiles y militares. Por estos medios espero ejercer la influencia requerida con el objeto de promover los intereses de la Gran Bretaña de un modo compatible con la prosperidad y seguridad de estas provincias.

Á mi llegada á esta Capital comuniqué al Gobierno las miras y deseos del de S. M. B. con respecto á la seguridad de estas provincias, y al apoyo que ellas debian al mismo tiempo dar á la causa española en la península. Encontré sus sentimientos en perfecto acuerdo con las miras de V. E. y no dudo que proseguirán en la misma línea de conducta moderada, que se ha observado hasta hoy, á pesar de las provocaciones y del violento proceder de los Agentes de la Regencia española en Puerto-Rico, sin los cuales no habria ocurrido disturbio alguno en Coro ni en Maracaibo, ni en esta Capital, donde sus maquinaciones obligaron al Gobierno á tomar violentas medidas muy agenas á sus deseos y al espíritu de conciliación que estaban siguiendo; se han reparado ya los daños y nada turbará, así lo espero, la tranquilidad de que se disfruta en esta Capital.

El muy honorable Nicolas Wansittart, como dije á V. E. es mi apoderado; y como mi patria me ha comferido ya cargos militares incompatibles, según lo concibo, con cualquier emolumento extrangero, suplico á V. E. se sirva disponer el ajuste de mi pension de conformidad con el memorandum que dejé cuando salí de Inglaterra, reiterando mis más sinceras gracias al Gobierno Británico, por el apoyo y pensión que me concedió, mientras mi residencia en Inglaterra fué necesaria con el fin de promover la emancipación y proteger los intereses de las colonias Sur-Americanas.

En carta particular á Sir Richard Wellesley he mencionado algunas circunstancias relativas al interior de la provincia de Carácas y al limítrofe reino de Santa Fé de Bogotá. Si los hechos allí referidos interesan de algun modo á V. E, puede tenerlos como ciertos.

Con el mayor respeto y la más alta consideración quedo de V. E., Milor, su muy obediente y humilde servidor.

FRANCISCO DE MIRANDA.

Hemos copiado esta carta, así como los documentos insertos anteriormente, en los archivos de Londres, con la generosa venia del gobierno británico.

III

No terminó el año de 1810 sin acontecimientos de alguna gravedad. Casi todas las provincias de Venezuela secundaron el movimiento de Carácas; pero las de Guayana, Coro y Maracaibo pretendieron contrarrestarlo con las fuerzas militares de que disponian. Esta resistencia contribuyó poderosamente á fomentar la reacción en el sentido español, y á encender en el ánimo de los patriotas y autores del movimiento iniciado en 19 de Abril, el deseo de llegar á la verdadera fórmula de la revolución, ó sea á la independencia de Venezuela.

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