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Más tarde publicaremos por separado otros documentos de más importancia llamados á esclarecer ciertos hechos históricos que estaban envueltos en las sombras de la duda y de las conjeturas.

Las dos cartas que Bolívar dirigió á Miranda al llegar á Carácas, son dignas de la más completa admiración : revelan el militar pundonoroso, honrado y valiente, en lucha contra el infortunio y la adversidad de los humanos sucesos. No pueden leerse estas cartas sin experimentarse una emoción profunda.

«< i La patria se ha perdido en mis manos!...» exclama Bolívar, presa del desaliento. Y era él quien debía salvarla más i tarde, y ser el verdadero padre de la patria y el fundador de la República é Independencia de casi todo un continente!

Caracas 12 de Julio de 1812.

Mi General. Despues de haber agotado todas mis fuerzas físicas y morales ¿con qué valor me atreveré á tomar la pluma para escribir á V. habiéndose perdido en mis manos la Plaza de Pto Cabello? Mi corazón se halla des

trozado con este golpe aún más que el de la Provincia. Esta tiene la esperanza de ver renacer de en medio de los restos que nos quedan su salud y libertad : sobre todo Pto Cabello no espera más que ver parecer el ejército de Venezuela sobre Valencia para volverse á nosotros; pues nada es más cierto que aquel pueblo es el más amante á la causa de la Patria, y el más opuesto á la tiranía española. Á pesar de la cobardía con que al fin se han portado los habitantes de aquella ciudad, puedo asegurar que no por eso han cesado de tener los mismos sentimientos. Creyeron nuestra causa perdida por que el ejército estaba distante de sus cercanías.

El enemigo se ha aprovechado muy poco de los fusiles que teníamos allí pues la mayor parte de ellos los arrojaron á los bosques los soldados que los llevaban, y los otros quedaban muy descompuestos en suma creo que apénas lograrán doscientos por todo.

Espero se sirva V. decirme qué destino toman los oficiales que han venido conmigo. Son excelentísimos, y en mi concepto no los hay mejores en Venezuela. La pérdida del Coronel Jalon es irreparable, valía él solo por un ejército.

Mi General: mi espíritu se halla de tal modo abatido que no me hallo en ánimo de mandar un solo soldado: pues mi presunción me hacía creer que mi deseo de acertar, y el ardiente zelo por la Patria suplirian en mí de los talentos de que carezco para mandar. Así ruego á V. ó que me destine á obedecer al más infimo oficial, ó bien que me dé algunos dias para tranquilizarme y recobrar la serenidad que he perdido al perder á Pto. Cabello: á esto se añade el estado físico de mi salud que después de trece noches de insomnio, de tareas y de cuidados gravisimos,

me hallo en una especie de enagenamiento mortal. Voy comenzar inmediatamente el parte detallado de las operaciones de las tropas que mandaba, y de las desgracias que han arruinado la ciudad de P to. Cabello, para salvar en la opinión pública la elección de V. y mi honor. Yo hice mi deber, mi General, y si un soldado me hubiese quedado, con ese habría combatido al enemigo. Si me abandonaron no fué mi culpa. Nada me quedó que hacer para contenerlos, comprometerlos á que salvasen la Patria; pero; ah! ésta se ha perdido en mis manos. De su súbdito.

S. BOLÍVAR.

Carácas 14 de Julio de 1812.

Mi general lleno de una especie de vergüenza me tomo la confianza de dirigir á usted el adjunto parte, que apénas es una sombra de lo que realmente ha sucedido.

Mi cabeza y mi corazón no están para nada. Así, suplico á usted me permita un intérvalo de poquísimos dias para ver si logro reponer mi espíritu en su temple ordinario.

Después de haber perdido la mejor plaza del Estado, ¿cómo no he de estar alocado, mi general?

¡De gracia, no me obligue usted á verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy desgraciado y basta.

Soy de usted, con la mayor consideración y respeto, su apasionado súbdito y amigo que

B. S. M.

SIMON BOLÍVAR.

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Hé aquí el parte original dirigido por Bolívar á Miranda en su cuartel general y firmado de su puño y letra, conforme con el borrador que aparece publicado en las Memorias del General O'Leary. Muy plausible y digna de elogio es la intención que guió la pluma del distinguido publicista Guzman (Antonio Leocadio) al escribir con motivo de estos sucesos el notable folleto publicado en Carácas en Agosto de 1876. Pero contiene errores históricos que deben ser rectificados, pues ni el suceso ocurrió el 29 de Junio, como lo asegura el escritor, ni los partes que ha consultado para referirlo son auténticos.

HONORABLE GENERALÍSIMO,

Cumpliendo con mi deber tengo el dolor de haceros una relación circunstanciada de los sucesos desgraciados que han obligado á la Plaza de Puerto-Cabello á sucumbir.

Hallándome en mi posada á las doce y media de la tarde el dia 30 del próximo pasado, llegó apresuradamente el teniente Coronel Miguel Carabaño, á darme la noticia de que en el Castillo de San Felipe se oía un ruido extraordinario, y se había levado el Puente, según se le acababa de informar por una mujer. Que el Coronel Mires había ido inmediatamente á saber la novedad que ocasionaba aquellos movimientos. Aún no habia bien llegado al Castillo dicho Oficial, cuando se le intimó desde lo alto de la fortaleza que se rindiese, ó se le haría fuego á lo cual respondió con la negativa, y revolviéndose hácia el bote que le había conducido allí, se reembarcó y volvió á la Plaza.

Inmediatamente despues de este acontecimiento empezó el fuego del Castillo sobre la ciudad, enarbolando una bandera encarnada, y victoreando á Fernando 7o.

Un momento ántes de comenzar el fuego habia venido á mi casa el Comandante del Castillo Teniente Coronel Ramon Aymerich, á quien pregunté qué novedad era aquella que sucedía en el Castillo, y me respondió ignorarla entonces supe que el Oficial destacado allí, era el Subteniente del batallon de Milicias de Aragua, Francisco Fernandez Vinony, el cual, de acuerdo ó seducido por los presidiarios y reos de Estado que estaban en aquella fortaleza, se habria sublevado para cooperar con las fuerzas del enemigo. En consecuencia, mandé reunir todas las tropas que se hallaban dentro de la Plaza, y al mando del Coronel Mires, y Teniente Coronel Carabaño, tuvieron órden de cubrir los puestos más avanzados hácia el Muelle y la fortaleza del Corito; así lo ejecutaron y rompieron el fuego de artillería y fusilería contra los rebeldes; el que fué suspendido poco

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