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huyó á Puerto Cabello con 250 infantes y algunos caballos. El ejército republicano ocupó el 2 aquella ciudad y continuó ya sin dificultad hasta Caracas, haciendo su entrada triunfal en esta Capital el 7 de Agosto.

¡Maravillosa campaña emprendida con 400 hombres desde Cúcuta hasta Carácas!

¡ Cuán gloriosa para Bolívar y sus nobles compañeros José Felix Ribas, Urdaneta, D'Eluyar, Jiraldot y los demás!

Bolívar habia concedido desde La Victoria una honrosa capitulación á Fierro, teniente de Monteverde, encargado por éste de la defensa de Carácas, pero no le aguardó en la ciudad, sino que abandonando sus tropas y partidarios, se había embarcado para Puerto Cabello.

Deseoso Bolívar de no mancillar su triunfo con represalias ni violar su decreto de guerra sin cuartel, nombró una comisión compuesta en su mayor parte de españoles, de los mismos que á merced suya habian quedado por la fuga de Fierro, para que, entendiéndose con Monteverde en Puerto Cabello, le exigieran la

ratificación del convenio que les garantizaba la vida. Negóse éste á toda avenencia, dejando así abandonados al rigor del vencedor aquellos infelices que sólo él comprometiera.

El 8 de Agosto anunció Bolívar el restablecimiento de la República, bajo los auspicios. del Congreso Granadino, y asumió el mando dictatorial como General en jefe del ejército, hasta la conclusión de la guerra.

Este acto fué lógico y necesario. Los pueblos no hacen Dictadores, los dictadores se hacen ellos mismos, cuando los precisa un país.

Dejemos un instante á Bolívar en Caracas, que le saludaba ya con el título de Libertador, mientras reseñamos concisa y rápidamente los demás sucesos ocurridos en Venezuela desde el día en que Bolívar se embarcó en Agosto del año anterior para Curaçao y Cartagena.

VI

Violada por Monteverde la capitulación que había celebrado con el General Miranda, entregóse aquel Jefe á todo género de persecuciones contra los patriotas. Casi todos fueron reducidos á prisión, desposeidos de sus bienes, y atormentados de la manera más brutal : algunos perecieron en las prisiones, otros fueron enviados á España con grilletes.

Á tiempo que Bolívar salía de Curaçao para la Nueva Granada, con el propósito de hacer la gloriosa campaña que acabamos de narrar,

embarcóse en Güiria para Trinidad el jóven Santiago Mariño que desde 1810 había servido la causa de la patria en tierras del Oriente, y tenía para 1812 el grado de Coronel, bizarramente ganado. Dirigíase á Trinidad con el fin de concertar allí los medios de salvar á su patria.

Reunidos sus amigos é informados de que Monteverde había desconocido la capitulación hecha con Miranda, resolvieron de común acuerdo volver á Venezuela en són de guerra, y nombraron al Coronel Mariño Jefe supremo de la expedición con plenitud de facultades.

Mariño y sus compañeros Piár, los hermanos Bermudez, Valdés y otros no ménos valerosos, desembarcaron en la Costa de Güiria el 18 de Enero de 1812.. Allí sorprendieron un destacamento de 300 hombres al mando del Jefe realista Gabazo, y se apoderaron de cuanto tenía.

Con esta victoria aumentaron sus fuerzas, y siguieron á Maturín. Atacado en el tránsito uno de los Bermudez (Bernardo) por Cerveriz á la cabeza de 400 realistas, tuvo la buena

suerte de derrotarlo hasta dispersar su gente, y en seguida ocupó el pueblo de Maturín.

Llegaron estas novedades á conocimiento de Monteverde, el cual envió á Cumaná una columna de 300 infantes, al mando del vizcaino Zuazola. Hizo éste de las suyas contra los patriotas que no pudieron escapar á su venganza. Baste decir que degolló y desorejó tantos infelices, que una vez hizo á sus amigos los Catalanes que residian en Cumaná el regalo de varios cajones de orejas, con las cuales adornaron estos las puertas de sus casas, usándolas también en sus sombreros como escarapelas !.....

Creyendo Zuazola tan fácil destruir á los patriotas armados, como asesinarlos cuando inermes, dirigió uno de sus tenientes hácia Maturín donde aquellos estaban organizándose, el cual les atacó el 20 de Marzo á la cabeza de 1500 hombres. Piár, que defendía la plaza, tenía apénas 500, fingió retirarse, pero observando el desórden en que le seguia la tropa realista, ignorante de aquella treta, volvió cara con los suyos en el momento oportuno, y les

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