Conquista de las islas Malucas al rey Felipe Tercero nuestro señor

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Imp. del Hospicio provincial, 1891 - 407 páginas
 

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Página l - Sí, que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean. Horas hay de recreación, donde el afligido espíritu descanse. «Para este efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan, con curiosidad, los jardines.
Página cliii - ... o como la nuestra merced fuese, lo cual visto por los del nuestro Consejo, y como por su mandado se...
Página cliv - ... y tasa, hasta que antes, y primero, el dicho libro esté corregido y tasado por los del nuestro Consejo; y estando hecho, y no de otra manera, pueda imprimir el dicho principio y primer pliego...
Página cliii - Por lo cual os damos licencia, y facultad, para que por tiempo de diez años primeros siguientes, que corran y se cuenten desde el día de la fecha de ella, vos o la persona que vuestro poder hubiere, y no otro alguno, podáis imprimir y vender el dicho libro...
Página cliii - Consejo, por cuanto en el dicho libro se hicieron las diligencias que la premática últimamente por nos fecha sobre la impresión de los libros dispone; fue acordado que debíamos mandar dar esta nuestra cédula para vos, en la dicha razón, y nos tuvímoslo por bien.
Página cliv - Alguaciles de la nuestra Casa, Corte y Cancillerías, y á todos los Corregidores, Asistente, Gobernadores, Alcaldes mayores y Ordinarios, y otros Jueces y Justicias cualesquier de todas las ciudades, villas y lugares de los nuestros Reinos y Señoríos...
Página lxviii - Pues cuando me quisiera dar propicio Marón para su fábrica centones, ¿Quién sabe cuál surgiera el edificio? Con mármoles de nobles inscripciones (Teatro un tiempo y aras) en Sagunto Fabrican hoy tabernas y mesones. Ya me parece, pues, que al mismo punto Que me retiro á vida libre y sola, Imitaciones y advertencias junto.
Página cxi - Y mientras gime entre Caribdi y Scila tu verdad por causídicos malditos, de quien la fe, como la voz, se alquila; hasta que huyendo interesales gritos, de los confusos tribunales vuela, o se ahoga en los pérfidos escritos; y mientras la ambición y la cautela apresuran las vidas en palacio, que a la corriente edad bate la espuela, viviré yo en mí mismo, a libre espacio, con Jerónimo, Ambrosio y Augustino, y alguna vez con Píndaro y Horacio.
Página cix - Luego, cercando prevenida leña, de parto cacarean cien gallinas, junto de una cocina no pequeña; donde extendida entre las dos esquinas blanquea una vajilla, que se iguala (si ya no excede) a porcelanas finas.
Página cx - Y que á mis horas ciertas comu y ceno, Con la resolución que lo ejercita Un sano, que reniega de Galeno, Y con puntualidad tan exquisita Como la indispensable que el sol tiene Para ilustrar los signos que visita.

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