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Bula del Sr.

agradeció la cesion que habian hecho del sitio que hasta entónces verosimilmente ignoraba. Alzó luego la excomunion y dió franca licen. cia para el ejercicio de los ministerios. No contento con esto quiso dar un pruebas mas claras de de su sincera reconciliacion, y ejemplo á sus ovejas del aprecio que debian hacer de la Compañía. Escribió al padre provincial Pedro Sanchez para que volviese á Oaxaca el padre Diego Lopez, y que enviase con él algunos otros padres, para cuya morada dió unas casas en mejor sitio, y mas acomodadas que las que habian dado ocasion á aquel disturbio. Todo el tiempo de su vida se valió de los jesuitas para cuantos árduos negocios se ofrecieron á su mitra, y final. mente, en manos de nuestros operarios, de quienes quiso ser singularmente asistido en su última enfermedad, entregó su alma al Criador en 23 de julio de 1579. Los religiosos, desengañados y persuadidos á ejemplo del Sr. obispo, quedaron despues, y han sido siempre los que mas se han empeñado en favorecernos. Los republicanos que hasta allí nos habian socorrido, lo hicieron con mayor esmero y liberalidad en lo sucesivo. Distinguiéronse mucho D. Francisco Alavez, D. Julian Ramirez y D. Juan Luis Martinez, dean de la Santa Iglesia Catedral. Este último que sobrevivió muy poco á nuestro establecimiento en Oaxaca, dejó al colegio trescientos pesos de renta en cada un año, y que del remanente de sus bienes se fundase á cargo de la Compañía un colegio Seminario con la advocacion de S. Juan; y caso que no tuviese efecto se distribuyese en obras pías, segun la voluntad de los albaceas. Fundóse el Seminario, y fué su primer rector el padre Juan Rogel. Con estos fondos y algunas otras limosnas, el padre Pedro Diaz, que por enfermedad del padre Diego Lopez habia succedido en el gobierno de la nueva fundacion, comenzó la fábrica bastantemente capaz y comoda, y quedó en pacífica posesion la Compañía á fines de aquella primavera.

Este éxito tuvieron las contradicciones de la Compañía de Jesus Gregorio XIII en Oaxaca, glorioso por la favorable sentencia obtenida en los tribunales mas respetables de toda Nueva España; mas por el reconocimiento y honorífica recompensa del mismo prelado D. Bernardo de Alburquerque, por la tranquilidad y honras que le siguie ron con el aplauso y benevolencia de toda aquella nobilísima ciu. dad, é incomparablemente mas, por haber merecido la atencion de la cabeza de la Iglesia, el S. P. Gregorio XIII, en la bula que fué espedida con ocasion de esta fundacion, y comienza Salvatoris Do

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mini, honrosa á la Compañía y á esta religiosísima provincia f. Se mandó asimismo de la curia pontificia una citatoria al Sr. obispo de Oaxaca, para que dentro de dos años hubiese de parecer personalmente en Roma á dar razon de su conducta. El original se conserva aun en el archivo de aquel colegio; pero estando ya el Illmo. no solo desimpresionado, sino hecho aun insigne bienhechor de aquella casa, no pareció notificarla y volver á atizar el fuego apagado.

Con tan sensible proteccion del cielo, comenzaron los dos padres á trabajar con grandes concursos, fruto y aplauso de toda aquella gente. La ciudad sola ofrece un campo dilatado. Es grande y poblada de muchos españoles. Los indios son los mas vivos, cultos y ladinos de toda Nueva-España. El temple, aunque cálido, es muy sano, muy bellas aguas y mucha fertilidad del terreno. A la ciudad dieron sus fundadores el nombre de Antequera, por no se qué pretendida semejanza con la de España. Le concedió Cárlos V el título de ciudad por los años de 1532. Cuando entraron en ella los primeros jesuitas, no habia sino muy pocos templos; en el dia cuenta dos conventos de Santo Domingo, uno de recoletos de S. Francisco, de S. Agustin, de la Merced, de S. Juan de Dios, del Cármen, de Belén, Oratorio de S. Felipe Neri, cuatro conventos de monjas, un colegio de niñas, dos seminarios, fundaciones de los Illmos. señores D. Fr. Bartolomé de Ledesma y D. Nicolás del Puerto, dos hospitales, y como otras nueve ó diez iglesias de diversas advocaciones. La iglesia del convento de San to Domingo es la mejor fábrica de toda Oaxaca. Tomás Gage hace montar su tesoro á tres millones. La Soledad es muy bello templo y un santuario de mucha veneracion. El plan de la ciudad es muy hermoso, sus calles bastantemente anchas y tiradas á cordel. Tiene al Poniente el marquesado ó valle de Oaxaca, de donde toma el nombre comun la ciudad, y sobre que dió Cárlos V á Hernando Cortés el tí. tulo de marqués del Valle, año de 1525. Al Oriente el valle de Tla. colula, al Norte el monte S. Felipe, y al Sur el valle de Zimatlán. No lejos está el pueblo de Xalatlaco, de indios mexicanos, de que cuidó algun tiempo la Compañía, hasta que por justos respetos se descargó de su cuidado. La Catedral la comenzó D. Sebastian Ramirez de Fuenleal, gobernador y presidente de la real audiencia de México. Se

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+ Esta bula está datada en Roma á 30 de octubre de M.D.XXVI, año quinto de su pontificado.

TOM. I.

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Descripcion

de la ciudad

de Oaxaca.

erigió en silla episcopal por nuestro Smo. P. Paulo III en 21 de junio de 1535, bajo el título de la Asuncion de nuestra Señora. Fué el pri mer obispo D. Juan Lopez de Zárate, por muerte de D. Francisco Ji. menez que no llegó á consagrarse. Ha tenido esta Catedral mas obis. pos americanos que ninguna otra iglesia de Nueva-España. El Illmo Sr. D. Juan de Cervantes por los años de 1609 trasladó á ella del puer. to de Aguatulco la Santa Cruz que allí se venera en una hermosa capilla.

El obispado alcanza del Seno mexicano al mar del Sur, y confina con el de Chiapa y de los Angeles. Del uno al otro mar corre como ciento veinte leguas, cincuenta ó poco mas por la costa del Golfo y como ciento por la del mar Pacífico, desde los Mosquitos hasta la embocadura del rio Tlacomama y montes de Ixquiteque. Dos grandes rios, entre otros muchos menores atraviesan cuasi todo su territorio, y entrambos corren de Sureste á Nordeste á desembocar en el Seno mexi. cano, de Alvarado y Goazacoalco. En estas dos poblaciones se han fabricado tal vez muy buenos y fuertes barcos en los años pasados. Enriquecen á estas provincias el cacao, el añíl, el algodon, la miel, cera, seda, y sobre todo la grana ó cochinilla, que cultivan solos los indios por privilegio que han obtenido de nuestros reyes católicos. Las principa les poblaciones de españoles son S. Ildefonso, que llaman de los Zapotecas, como veinte leguas al Este Nordeste de Antequera sobre el rio de Alvarado, y hasta allí se conducen desde la costa de Tacotalpa, rio arriba los efectos de la Europa. La fundó Alonso de Estrada. Santiago de Nexapa dista de Oaxaca como veintidos leguas al Este, sobre un rio del mismo nombre que desagua en el de Alvarado. La villa del Espíritu Santo, fundada por Gonzalo de Sandoval el año de 1522 sobre el rio de Goazacoalco en la costa del Seno mexicano, y cuasi en los confines de Tabasco, dista como noventa leguas de Antequera. El rio de Goazacoalco nace cerca de la costa del mar Pacífico, al pié de una alta serranía que de Sur á Norte, corta todo el obispado, y acaba en el Promontorio ó Sierra de S. Martin, tan conocida de cuantos navegan las costas de Nueva-España. Fuera de estas grandes poblaciones la de Tehuantepeque, puerto del mar del Sur, como á cincuenta leguas de la capital, cuasi en los confines de la provincia de Socunusco, á los 15 grados y algunos minutos de latitud septentrional. El puerto de Aguatulco á la misma costa, á los 16 grados cortos de latitud. Mantienen estos dos puertos comercio con el Perú. El de Aguatulco fué saqueado

por el inglés Francisco Drake, segun se cree, en aquel viage en que dió vuelta á toda la tierra, atravesando por el famoso estrecho de Magallanes. Conforme á esta tradicion, y la relacion de viages que tenemos de este célebre náutico, debió ser por los años de 1578, gobernando aun el Sr. D. Fr. Bernardo de Alburquerque, pues sabemos que emprendió su viage á la mitad del año de 1577.

Algunos le atribuyen segunda invasion en el puerto de Aguatulco Santa Cruz de Aguatulco He wate por los años de 1586. Dicen haber hallado el lugar desocupado que los habitadores habian huido y asegurado en los montes sus familias y sus bienes. Desfogó su cólera en las pobres casas, é intentó quemar una Santa Cruz que desde tiempo inmemorial se conservaba en aquel sitio, que se hizo despues cementerio de una iglesia. La accion nada desdice de la religion y el carácter de los mas celosos luteranos. Refieren algunos que estuvo tres dias haciendo diferentes tentativas para reducirla á cenizas, ó hacerla inútiles pedazos. Vueltos de su fuga los moradores despues que se hizo á la vela, hallaron sin lesion alguna la Santa Cruz en medio de otros muchos leños que habia consumido el fuego. Se procuró autorizar en las mejores formas el suceso, y creció la veneracion tanto, que desde fines de algunos años hubo de trasladarse, como dijimos, á la Catedral, en que se le hace anualmente una solemne fiesta el dia 14 de setiembre. No carece de fundamento discur.

rir que fuese el autor de este atentado el famoso Tomás Candich cele. Cavin dish

bre pirata de los mares de la América. De él concuerdan todos los
autores y relaciones de viages, que fué el tercero que dió vuelta al
mundo por el estrecho de Magallanes, que asaltó, saqueó y quemó el
pueblo é iglesia de Aguatulco el año de 1586. Esto hemos dicho, sin
embargo de la comun opinion que atribuye tan negra accion á Fran-
cisco Drak. Uno y otro era muy á propósito para insultar á la verda-
dera religion; la tradicion del prodigio queda en su vigor. El vulgo pu.
do confundir groseramente los nombres ó creer que era el mismo pira-
ta que allí nabia estado ocho años ántes. Nadie les envidiará la pre-
ferencia; pero por
el segundo está mas clara la cronología. La cruz se
dice ser de una madera muy pesada y diferente de todas las de aquella
provincia. Es constante y piadosa tradicion haberla encontrado los
primeros españoles colocada en las playas de Aguatulco, aunque se ig-
nora desde cuando. Esto ha dado lugar á discurrir que alguno de los
apóstoles ó de sus inmediatos discípulos, hubiese predicado aquí el
Evangelio en los primeros siglos del cristianismo, y con mas verosimi-

Fundacio de
Оахаса.

litud cae la conjetura sobre el apóstol Santo Tomás. En las historias de la Isla española, del Paraguay, de Yucatán, del Cusco y del nuevo reino de Granada, hallamos no poco fundamento para discurrir que haya predicado este grande apóstol en nuestra América. Allégase lo que escribimos del Surita ó sacerdote de Michoacán, y de las fiestas que desde la antigüedad celebraban. Por lo que mira á Aguatulco hay argu. mento aun mas poderoso. Los indios, preguntados, respondieron que en tiempos pasados un estrangero de color blanco y barba venerable la habia colocado en su costa, y que su nombre se conservaba aun en la provincia de los Chontales. Efectivamente, segun escribe Fr. Gregorio García, encontraron despues de algunos años los religiosos del órden de predicadores, que entraron predicando el Evangelio ácia aque. llas partes, que un pueblo de ellos tenia aun el nombre del Santo apóstol.

Se fundó esta ciudad, segun Gil Gonzalez, por los años de 1522, y parece haber sido la ocasion y principio, el viage que hicieron los españoles bajo la conducta del capitan D. Pedro de Alvarado á la conquista de los reinos de Guatemala. Se tienen por unos de los primeres pobladores Juan Nuñez Sedeño y Hernando de Badajoz. No sabemos que costase mucha sangre á los españoles su establecimiento en este pais, ni que algun rey ó potencia allí dominante les defendiese la entrada. Solo sabemos, que visitando despues de algunos años su obispado el Illmo. Sr. D. Fr. Bernardo de Alburquerque, lo visitó con grande acompañamiento y magestad una señora que se decia y era venerada de los naturales como reina ó princesa de la sangre de los antiguos reyes Zapotecas. Esto escribe el R. padre Fr. Francisco de Burgoa: y lo que no se puede dudar es, que era una nacion de las mas opulentas y pulidas de toda Nueva-España. Se fundó Antequera en el valle de Oaxaca, de cuyo nombre es comunmente conocida en la América, y habiendo despues el emperador Cárlos V premiado los grandes servicios de Hernando Cortés con el título de marqués del Valle, en `que quedaba comprendida esta nobilísima ciudad, los vecinos que eran aquellos mismos compañeros que le habían ayudado á la conquista de tan vastas regiones, rehusaron rendirle vasallage. Cortés, cuán celoso de estender los dominios de la religion y de la corona, tan moderado y prudente en sus particulares intereses, no envidió á sus capitanes la arte que habian tenido en sus acciones inmortales. Cedió el derecho que le parecia tener sobre la ciudad, cesó en la construc

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