Imágenes de páginas
PDF
EPUB

haber leido con aplauso de Córdova y Sevilla, y ocupado en la Nueva-
España puestos muy lustrosos, se redujo á la simplicidad de la infan-
cia, aprendiendo en su vejez las lenguas de los indios, y acomodándo-
se á su rusticidad para ganarlos á Jesucristo. El padre Andres de Car-
ried incansable operario. Los padres Francisco Ramirez y Juan Fer-
ro, cuya memoria vive aun en olor de suavidad en la provincia de Mi-
choacán y nacion de los tarascos, de que pueden llamarse apóstoles, y
otros muy distinguidos en letras y en virtud. Entre todos merece par-
ticular atencion el padre Alonso Sanchez, gran, siervo de Dios, pero de Historia del
padre Alonso
un espíritu vehemente y austero, que fué necesario á los superiores mo-
Sanchez.
derar mnchas veces: magnánimo para emprender cosas grandes cuan-
do le parecian conducentes á la gloria de Dios, y constante y tenaz en
proseguirlas á pesar de las persecuciones y estorbos que á semejantes
empresas nunca deja de oponer el mundo. Para la perfecta inteligencia
de lo que habremos de decir, conviene tomar la cosa desde mas alto, y
hacerles tomar á nuestros lectores una idea justa del carácter de este
hombre raro. Estudiando la filosofia en Alcalá el último año de su
curso, determinó, á imitacion de los antiguos anacoretas, pasar el res-
to de sus dias lejos del bullicio del mundo en la contemplacion y el ayu-
no. Confió su resolucion à un clérigo condiscípulo y grande amigo
suyo. Era de una singular energía y felicidad en esplicarse, y en el
ánimo de un sugeto inclinado á la virtud, tuvieron sus discursos toda la
eficacia que se habia prometido. El buen eclesiástico le aprobó el pro.
yecto y se ofreció á acompañarle. Resolvieron ántes de retirarse visi-
tar á algunos de los principales santuarios de España. De Alcalá sa-
lieron á Guadalupe, de allí á la Peña de Francia, y luego á Monserra-
te en el reino de Cataluña. Caminaban á pié y descalzos, si no es á
la entrada de los pueblos, en que entraban calzados, por evitar la nota.
Mendigaban de puerta en puerta el necesario sustento en trage de pe-
regrinos, y el padre Alonso Sanchez en todo el tiempo de la romería
Iban en silencio y con-

trajo ceñida al cuerpo una soga muy áspera.
tinua oracion que no interrumpian sino para tratar algun rato de su prin-
cipal designio para tomar las medidas conducentes á su ejecucion, y
animarse á la perseverancia. Tal era la disposicion de entrambos áni-
mos, cuando el sacerdote, hombre mas maduro y tambien mas versado
en las cosas de Dios, comenzó á disgustarse de aquel género de vida.
Parecíale que un género de vida tan irregular y tan estraño, no debian
haberlo emprendido sin encomendarlo muecho tiempo al Señor sin ha-

berlo pesado muy maduramente, y sin haber consultado algunos sugetos graves y muy versados en el camino del espíritu. Estos pensamientos le atormentaban bastantemente, y sin embargo, se veia preci-, sado á callar y disimular su congoja. Tenia bien conocido el carácter de su compañero, y veia cuanto le habia costado aquella resolucion, haber cortado el hilo de sus estudios, perdido su colegiatura, y divulgádose ya su ausencia en la Universidad, en que era generalmente conocido y estimado por sus talentos nada vulgares. En esta lucha de pensamientos, habian llegado ya á la sierra, en cuya cumbre está el famoso monasterio de S, Benito y Santuario de Monserrate. Parecióle al buen clérigo tiempo y lugar oportuno para abrirse á su compañero, manifes tándole que le parecia errado aquel camino, que mejor les estaria seguir otra vez el rumbo de sus estudios, ó que á lo menos se siguiese el dictámen de hombres cuerdos é ilustrados, que supiesen discernir el carácter de la verdadera vocacion de Dios. Que si su Magestad los llamaba á estado mas perfecto, tenia la Iglesia religiones santísimas, y diferentes institutos, que podian seguir sin peligro. El padre Alonso Sanchez no pudo oir razones tan graves sin una extrema indignacion, Lo trató de cobarde é inconstante en sus resoluciones, añadió otras muchas injurias con un tono ágrio é insultante, de que quedó bastantemente mortificado el eclesiástico, que se retiró en silencio y, encomendó muy de veras á Dios el éxito de aquella empresa. Visitaron aquel famoso santuario, y el padre Sanchez, que se habia apartado gran trecho de su compañero, salió primero de la Iglesia, y comenzó á visitar las hermitas que están en lo mas alto del monte, en que hacen vida solitaria y penitente algunos de los monges. La vista sola de aquella santa. soledad, aquel silencio, aquella opacidad, todo le inspiraba deseos, ardientes de dejar el mundo y retirarse á pasar semejante vida en los de siertos. Con estas disposiciones Hegó á la última y mas encumbrada hermita, consagrada á S. Gerónimo. Halló sentado á la puerta un anciano monge de rostro venerable y macilento, que con un tono grave, entrad, le dijo: haced oracion y salid luego, que me conviene hablaros. En efecto, al salir de la pequeña Iglesia, le tomó por la mano y llevándolo á una roca algo apartada del camino, le descubrió sus intentos, y lo que habia tenido con su compañero en el camino, Le reprendió severamente su dureza de juicio, y-le mandó seguir el consejo de aquel, piadoso eclesiástico; y no dudeis, le dijo, que hareis en eso la voluntad de Dios.

El buen jóven sobrecogido de temor y persuadido á que Dios para su remedio habia manifestado á aquel siervo suyo sus mas ocultos pensamientos, prometió obedecerle prontamente. Se junto con su compañero refiriéndole el caso y pidiéndole con lágrimas perdon de los exce30s á que le habia conducido su imprudente fervor. Bajaron al monasterio, y despues de haberse confesado y recibido la sagrada Eucaristía, volvieron á Alcalá, donde habiendo el padre Sanchez recobrado su colegiatura, y acabado con grande aprovechamiento el curso de artes, determinó y consiguió con facilidad ser admitido en la Compañía. En el noviciado se distinguió luego entre todos, por un extraordinario fervor y excesiva penitencia, en que tuvieron los superiores mucho que corregirle. Concluidos los dos años, reconociéndose en él un fondo de voluntariedad y un espíritu de singularizarse, determinaron que convenia mortificarle en lo mas vivo del honor, y hacerle conocer cuanto es. te género de mortificacion es mas doloroso y meritorio, que las corporales asperezas. Se le mandó que con sotaná parda caminase á pié al colegio de Plasencia á estudiar la ínfima clase de gramática: señaláronle por contrario un niño muy hábil de feliz memoria y de una gran viveza y prontitud en las reglas del arte. Este, con aquella inocencia propia de su edad, le provocaba cada dia á la disputa, le corregia con mofa el menor descuido, y arguía con él de aquellas menudencias de tiempos, y de declinaciones como con otro su igual. En un ejercicio de tan sensible humillacion perseveró seis meses, con una paciencia y modesta alegría, de que satisfechos los superiores, le mandaron á estudiar la teología al colegio de Alcalá. Aquí fué condiscípulo del padre Juan Sanchez, que confiesa haberse debido toda su aplicacion y aprovecha. miento en las 'matemáticas, en que fué aventajado. Salió el padre Alonso Sanchez excelente teólogo, buen latino, buen orador, y con singulares aplausos de poeta latino y castellano. Acabados sus estudios, conforme al decreto de S. Pio V, que se guardaba en aquel tiempo, hizo su profesion de tres votos, y se ordenó de sacerdote. Despues de algunos años fué elegido rector del colegio de Navalcarnero, cuyo curato estaba á cargo de la Compañía en la diócesis de Toledo. Sus demasiados fervores y la rigidez inflexible de su génio, le atrageron sobre sí y sobre la Compañía la indignacion del gobierno de aquel arzobispado. Para satisfacerle y corregir al padre, lo enviaron con sotana parda á leer gramática al colegio de Carabaca. Este golpe acabó de desengañarlo. Resolvió entregarse del todo á la penitencia y á la ora

[blocks in formation]

Novedades

cen en lo do. méstico.

cion. En ella empleaba constantemente cuantos ratos le dejaba libres la obediencia, cosa que observó despues toda su vida. En este intermedio fué señalado de nuestro padre general para esta provincia. De aquí fué nombrado con el padre Antonio Sedeño para la vice-provincia de Filipinas. Pasó despues de algunos años á la gran China, con el proyecto de establecer entre este imperio y aquellas islas un comercio franco. Penetró mas de setenta leguas de la tierra adentro. Pasó de ahí á Macáo, llevando allá la nueva de la muerte del rey D. Sebastian, y de haberse incorporado el reino de Portugal á la corona de Castilla, en la persona del rey católico D. Felipe II. Sosegó los ánimos conmovidos de aquellos portugueses, y pudo tanto con su autoridad y sus razones, que fué aquella ciudad la primera que en la Asia portuguesa reconoció y juró obediencia á aquel gran príncipe. Navegó al Japon, y habiendo naufragado á la costa de la Formosa, estuvo tres meses en aquellas playas, hasta que de los fracmentos de la nave destrozada, pudieron formar un pequeño barco en que volvió á Filipinas. Todos los órdenes de estas nuevas islas, le nombraron por su procurador á la corte de España, para tratar con S. M. asuntos importantes al comercio y buen gobierno de aquella república, y singularmente sobre la conquista del imperio de la China. Las sólidas razones del padre, su felicidad en proponerlas, y los arbitrios que le sugerian su imaginacion fecunda en este género de espedientes políticos, tenia ya muy inclinado el ánimo del rey y de sus consejeros. Mientras acababan de tomarse las medidas proporcionadas para una empresa de tanta importancia, partió á Roma con la doble comision de tratar con S. S. y con nuestro muy reverendo padre general negocios pertenecientes al gobierno eclesiástico de aquellos paises, y al establecimiento de la nueva vice-provincia. Hizo en aquella capital del mundo su profesion de cuarto voto, y enviado á España por el padre general, murió en el colegio de Alcalá.

Esta série de sucesos tan desiguales y tan varios, le habia profetizaque introdu- do al padre Alonso Sanchez una persona de sublime virtud y probado espíritu desde que leia gramática en el colegio de Carabaca, y testifica el padre Juan Sanchez haberlo oido de su boca, desde que llegó á esta provincia mucho tiempo ántes de que se abriese paso de esta provincia á Filipinas, y sin querer tomar parte alguna en la calificacion de su espíritu, debemos decir, que su conducta iba á causar un trastorno universal en toda la provincia. Luego recien llegado de Europa, se le

observó entregarse con mayor fervor que nunca al retiro, á la penitencia y á la oracion. El noviciado estaba entonces en el colegio máximo. El ejemplo de una vida tan austera hizo una fuerte impresion en los novicios y en los mas sugetos del colegio, en que parecia haber entrado una reforma, aunque como se conoció muy en breve, nada conforme al espíritu de la Compañía. El padre Alonso Sanchez, como hemos ya notado, tenia una singular dulzura, y no menor energía en esplicarse. En sus sermones y en sus conversaciones privadas, pocas, pero eficaces y sostenidas de una conducta tan edificativa y tan constante, estendió muy en breve los ánimos de todos en su imitacion. El padre provincial, aunque gozoso de aquel nuevo fervor, tan digno siempre de aprecio y tan recomendado en la Iglesia, era sin embargo muy prudente y muy ejercitado en la vida espiritual, para no conocer que una penitencia tan rigurosa y una oracion tan continua, no podia dejar de causar un grande atrazo á nuestra juventud en los estudios, y un tedio á los ejercicios y ministerios esteriores, muy ageno de una religion é instituto apostólico. Lleno de estos pensamientos, destinó al padre Alonso Sanchez para rector del colegio Seminario de S. Pedro y S. Pablo. Aquí, sin testigos, ni arbitrios algunos, se entregó á todos los excesos que le inspiraba su génio rígido y austero, á una abstinencia rigurosísima, á un total retiro, á una penitencia continua, pasaba en oracion cuasi todo el dia y la mayor parte de la noche, siempre de rodillas, sin dejar esta postura incómoda, aun el poco rato que daba al sueño. Un género de vida tan irregular, hizo un grande ruido entre los seminaristas. En breve se divulgó á toda la ciudad. Muchos qui. sieron imitarlo, y comenzaban ya á notar que no siguiese el mismo plan el resto de los jesuitas. Entre estos comenzaba á soplar con la diversidad de caminos el espíritu de la disencion. Unos se entregaban mucho á la oracion, y entretanto se desamparaban los ministerios mas esenciales del confesonario, del catecismo y del púlpito. Otros se daban á muchas y ásperas penitencias, y mientras se enfriaba todo el ardor y empeño tan necesarios para los estudios, que profesa la Compaía, se debilitaba la salud, y muchos se inhabilitaban para las demas funciones necesarias á la santificacion de los prójimos, como el tiempo lo dió á conocer bastantemente.

Estos misioneros, habian venido bajo la direccion del padre Pedro Diaz, que con una estrema diligencia concluidos todos sus negocios en entrambas cortes, dió vuelta á la Nueva-España por agosto de 1579,

« AnteriorContinuar »