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padre Alonso Sanchez.

diante ellas comuniquen su doctrina y predicacion en toda esta Nueva-España en la mejor via y forma que podemos; hacemos gracia y donacion, pura, perfecta é irrevocable de las dichas casas y huertas, donde solian y acostumbraban vivir los vicarios y beneficiados de aquel pueblo de la dicha Compañía de Jesus para que sean suyas, y como suyas vivan y residan en ellas ahora y para siempre jamas. Con tanto, que si en: Igun tiempo dejare la Compañía las dichas casas y huerta, y de residir en dicho pueblo, vuelvan al señorío y posesion de la Iglesia y del beneficiado que en ella fuere, el cual desde ahora viviera en las casas que en la dicha peticion se declara que están cerca de la Iglesia de dicho pueblo. Dada en México á 22 dias del mes de junio de 1582. -Petrus, Archiepiscopus mexicanus."

En consecuencia de esta determinacion, se pusieron luego los edictos para el beneficio, y entre todos los rivales, tuvo el Sr. arzobispo la benignidad de escoger el mas adicto á la Compañía, reconociendo con suma prudencia, como habia ya dicho al padre Plaza, las disenciones que podrian sobrevenir entre dos poseedores de una misma Iglesia. Aun con toda esta precaucion, el suceso no verificó sino demasiadamente los justos temores del ilustrísimo.

Ocupacion de En Filipinas por este mismo tiempo dos jesuitas de bien diferente calos padres en racter hacian al público los mas importantes servicios. El padre AntoFilipinas, y embajada del nio Sedeño se instruyó con brevedad en la lengua mas universal de la isla, y comenzó luego á ejercitar con los naturales del pais todos los ministerios de la Compañía. El padre Alonso Sanchez, despues de haber ayudado y sido como la alma del primer sínodo que convocó el celoso obispo, fué enviado á Macao, única ciudad que ocupaban los por. tugueses en las costas de la China, á la embocadura del rio de Canton á 22 grados y 9 minutos de la latitud. Los portugueses, que se habian establecido en ella desde el tiempo del emperador Kia-tsmg, en recompensa del importante servicio que hicieron al estado, haciendo retirar al pirata Chang-si-la que tenia sitiada á Canton, los navíos portugueses, que se hallaban en la rada, hicieron frente á este corsario á instancias de los mandarines que les convenia tener propicios para el comercio. En su fuga sorprendió la ciudad y puerto de Macao, en que fué muerto por los europeos. Esta se hizo muy en breve el centro de todo el comercio del Asia. Sus nuevos dueños fortificaron la plaza con una gruesa muralla y dos castillos del lado de la tierra, por el Norte, donde un itsmo muy ang osto une la ciudad con la isla del mis

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mo nombre. Hemos dado estas señas circunstanciadas, porque en todos los antiguos manuscritos y aun en la historia de Filipinas del padre Colin la hallamos con el nombre de Machan 6 Machain una de las molucas, difundir una suma obscuridad á todo este pasage de la historia. El fin de esta espedicion fué traer á los portugueses de Macao al reconocimiento y homenage de Felipe II, en quien por la muerte desgraciada del rey D. Sebastian, se habian unido las dos coronas de Castilla y Portugal. El padre Alonso Sanchez desempeñó esta comision con todo aquel suceso y brevedad que se esperaba de su actividad y su elocuencia. Despues de haber sido arrojado á las costas de la China, y visto varias ciudades cuya curiosa relacion podrá verse en la citada historia de Filipinas, arribó á Macao. La Providencia dispuso encontrase allí personas de grande representacion, por cuyo medio ganase los ánimos para una sujecion tan no esperada y tan contraria á la inclinacion portuguesa. Se halló con el Illmo. D. Melchor Carnero, obispo de Nicea, y tres patriarcas de Etiopía con el padre Alejandro Valegnano, conductor de los príncipes del Japon, que pasaron á Roma á rendir la obediencia en nombre de su nacion al Sumo Pontífice Gregorio XIII. Accion que vió con pasmo la Europa como prueba nada equívoca de los tra' ajos y sudores de la Compañía, que en vano ha procurado despues desfigurar la envidia. Ayudaron tambien al feliz éxito de aquella árdua empresa, el Illmo. D. Leonardo Sea, obispo de Macan, y D. Juan de Almeida, gobernador de aquella plaza. Unos espíritus tan racionales entraron luego en las ideas del padre Alonso Sanchez, y su autoridad, junta á las privadas conversaciones y poderosa energía del enviado, reunieron lo restante del pueblo para la jura del nuevo monarca. Macao fué la primera ciudad de la Asia que reconoció á Felipe II, y á su ejemplo y diligencias del padre Alonso Sanchez, le rindieron todas las demas una gustosa y pronta obediencia. Este solo ejemplo daria á conocer que la fidelidad y el celo para con los reyes sus soberanos ha sido siempre uno de los caracteres que han distinguido á la Compañía, y bastaria para convencer y llenar de confusion á sus antiguos y modernos calumniadores, si una ciega é inveterada pasion fuera capaz de convencerse ó de avergonzarse.

Concluida tan felizmente esta negociacion, y no hallando barco en que volver derechamente á Manila, se embarcó en uno que habia para el Japon y debia volver luego á Filipinas. En este viage naufragó á la costa oriental de la isla de Formosa. Esta region, cuya situacion

y

y naturaleza habia sido hasta ahora tan poco conocida de los geógrafos, acaba de recibir una grande luz en este siglo con el nuevo mapa que del imperio de la China trabajaron por órden del emperador Canchi los misioneros jesuitas, y publicaron el año de 1717. El tomo 8.o de las Cartas edificantes y la historia general de viages que compiló Mr. Prevost, nos dá una idea completa de este pais. Una larga cade. na de montañas lo parte de Norte á Sur. La costa occidental la ocupan los chinos desde los años de 1561. La oriental unos isleños bár. baros de quienes verosimilmente no podian los náufragos esperar buen cuartel. Una gran parte de la tripulacion habia perecido en el mar. El padre Alonso Sanchez mostró bien toda la estension de su caridad de su génio en unas circunstancias tan críticas. Muy lejos de aquel abatimiento que inspiran las desgracias, animaba á todos con su ejemplo. Trató lo primero de fabricar algunas barracas en que pudiesen hospedarse, y luego de fortificarlas contra los insultos de los paisanos que se dejaban ver á lo lejos armados de sus flechas. Se le ofreció fabricar de las reliquias del navío maltratado un pequeño barco en que volver á Macao. Este trabajo era necesario, pero muy difícil. Todo lo allanó con su industria y con su ejemplo.. Era el primero en cual. quier género de fatiga, y haciendo alternativamente los oficios de capitan, de constructor, de vigía, de cocinero, de piloto, logró conducir despues de algunos meses pasados en una suma incomodidad aquella pobre gente, segunda vez á Macao. El capitan D. Juan de Almeida escribió al gobernador de Filipinas D. Gonzalo Ronquillo, en estos términos.,,Fué nuestro Señor servido que la nao que iba al Japon se perdiese, y que entre las personas que escaparon fuese uno el padre Alonso Sanchez que mostró bien en la ocasion su valor y espíritu en lo mucho que allí hizo en servicio de S. M. y de V. S. que le son en grande obligacion, así por lo mucho á que se arriesgó en emprender este viage, como en los muchos trabajos que en él ha pasado. ¡Qué bien supo escojer V. S. para esta empresa persona tal cual se requeria! &c." De aquí volvió con felicidad á Manila por marzo de 1583.

Año de 1583. Sus grandes talentos no permitieron que se le dejase por largo tiempo en quietud. En efecto, á fines de este mismo año le fué necesario hacer segundo viage á Macao, en cuyo éxito interesaba no ménos el rey que los particulares de aquella república. El padre Antonio Sedeño, solo con un hermano coadjutor en toda la isla de Leon, empleó este tiempo en enseñar á los naturales las artes mas necesarias para

la vida. El cultivo de los campos, la arquitectura y otras semejantes mecánicas, en que despues han mostrado tanta habilidad los filipinos que le reconocen por maestro. Edificó la primera casa de piedra que se vió en aquel pais, y fué la del Sr. obispo, y succesivamente otras muchas, manejando él mismo con una humildad que encantaba la es- ' cuadra y el nivel, y sufriendo los yerros de aquellos peones novicios con una paciencia y dulzura inalterable. La Nueva-España no nos ofrece en todo este interválo cosa alguna digna de atencion fuera de los ordinarios ministerios y misiones, si no es la reunion de los tres colegios seminarios. Estando la provincia escasa de sugetos pareció mcjor que los colegiales de S. Miguel, S. Gregorio y S. Bernardo, se redujesen á uno solo, á quien desde entonces parece habérsele dado el nombre de S. Ildefonso, que con tanta gloria ha conservado hasta el presente. Con el nombre de S. Miguel se instituyó poco despues una especie de congregacion de indios en el colegio de Puebla, y el de S. Gregorio se reservó al seminario de la misma nacion en México.

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Reunion de

los tres seminarios en el de S. Ildefon

so.

Año de 1584

Seminario de

S. Martin en

A estos precedió el Seminario de S. Martin, fundado á diligencias de la Compañía en el pueblo de Tepotzotlan. D. Martin Maldonado, caeique de los principales del pueblo, despues de haber hecho al colegio Tepotzotlán. la donacion de casa y huerta que arriba referimos, fué el autor de este pensamiento. En una asamblea de los de su nacion, propuso que en los tiempos de la gentilidad, sus antepasados, tenian en las principales poblaciones casas de comunidad, y maestros que instruyesen la juventud en las obligaciones políticas, y en las ceremonias de su bárbara religion. Este cuidado, dijo, nos intéresa infinitamente mas en la ley santísima, que por nuestra dicha profesamos. La caridad de estos padres nos escusa la pena de buscar maestros, que jamás podriamos hallar tan cabales. Yo pensaba, pues, agregar nuestra juventud á su di. reccion en una casa comun, donde gozasen mejor de su doctrina, y se formasen á la virtud con sus domésticos ejemplos. Para su subsistencia, desde ahora destino una parte de mis tierras. Se determinó luego dar á la Compañía unas casas vecinas á la Iglesia y plaza del pueblo, y se añadieron algunos otros cortos retazos de tierra. Aquí se juntaron como treinta colegiales hijos de caciques. Fuera de la religion y la urbanidad, se les enseñaba el canto eclesiástico y demas ceremonias para el servicio de los altares. Se ocupaban en la direccion de cste colegio uno ó dos sugetos de la Compañía, sábios en la lengua mexicana y otomi, y tenian ouidado de la escuela de leer y escribir, don

de se cultivaban en el uso de nuestra lengua. Esto que mandó despucs tan apretadamente el concilio mexicano, como uno de los medios mas oportunos para la propagacion de la fé, y que los reyes de España habian encargado en muchas cédulas, y últimamente insertaron en mas de un lugar de su sábia y piadosa Recopilacion de leyes de Indias, fué materia de ofension para algunos espíritus preocupados. El grande esmero y aplicacion con que se cultivaban los génios de los indios, enfureció á aquellos que querian se mantuviesen en su antigua rusticidad para tenerlos siempre espuestos á sus violencias. Por otra parte, al beneficiado, que se habia proveido el año antecedente por adicto que se mostró á los principios á la Compañía, presto le comenzó á dar celos la grande estimacion y ternura con que nos miraban los indios, y el concurso libre y voluntario á las exhortaciones y confesonario nuestro. Despues de haberse quejado inútilmente y de haber padecido largo tiempo un tormento, en que á nadie podia culpar sino á sí mismo, hubo de renunciar el beneficio. Lo mismo hicieron consecutivamente algu nos otros; y siendo así que gozaban plenamente de todo el ejercicio de su jurisdiccion, y en ninguna manera se les disminuian las obvenciones, por no recibir nosotros aun aquellas limosnas de misas que se reciben lícitamente en todas partes, sin intervencion alguna de la autoridad ó el interés, se hizo crímen á los jesuitas del celo con que les aliviaban la pesada carga del oficio parroquial y cuidado de las almas. Era ya por este tiempo virey de México y presidente de su real auSr. arzobispo diencia el mismo arzobispo D. Pedro Moya de Contreras, que por muer. gradúen los jesuitas en te del Exmo. Sr. D. Lorenzo Suarez de Mendoza, que habia muerto á la Universi- 20 de junio de 1583, conde de la Coruña, habia tomado posesion del gobierno, juntamente con el cargo de visitador general, de que aun en vida del mismo conde le habia venido cédula. Este príncipe, cada dia mas inclinado á favorecer á la Compañía, y por la autoridad y cargos que le merecian sus grandes cualidades, cada dia mas en estado de poderlo hacer, resolvió conceder á los jesuitas el privilegio de graduarse en la Universidad sin propinas algunas, creyendo que sobrada mente le pagaban con el cuidado de la instruccion de la juventud, en que daban á la real Universidad tanto lustre, con lo cual pretendia abrir camino á su antigua pretension, de que tuviese la Universidad algunos maestros de la Compañía. Sentian con el arzobispo y virey muchas personas del claustro, algunos por inclinacion, pocos por lisonja, y los demas por fuerza. Nuestra religion, no tuvo por bien admitir este honor.

se

Pretende el

dad sin propi.

nas.

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