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Cartagena llevan en grande abundancia. Velez es ciudad de españoles del mismo tamaño y calidad de la Palma. Ibague, es lo mismo, y solo se aventaja en crias de ganado mayor. Mariquita, es lugar de españoles, de quinientos vecinos y muchos indios. En ella son las minas mas famosas de plata que hay en todo el reino. Tocaima es ciudad de españoles igual á Mariquita.. Es famosa por lo delicado de sus frutas, y de buenos edificios, aunque suelen serle muy perniciosas las inundaciones del rio, por lo cual está ménos habitada que antigua: mente. Caseres, la Gruta y la Victoria son pequeños lugares de muchas.minas de oro, no muy ricas ni pobladas por falta de indios que las cultiven. Los Remedios, por otro nombre las Quebradas, es un asiento de minas de oro que se saca continuamente por el beneficio de mil y quinientos negros esclavos. Zaragoza es ciudad de mil vecinos españoles muy ricos, por las minas de oro mas abundantes de todo el reino. Hállase aquí el metal no en vetas, sino en unas como bolsas ó socabones de la tierra en que trabajan tres mil negros esclavos. La tierra es mal sana. Sogamoso es un insigne pueblo de diez mil indios, grandes idólatras, por haber estado aquí el mas famoso adoratorio de su infidelidad, gente inculta, dada á hechicerías y enteramente ignorante de nuestra santa ley, aunque ha setenta años que se bautizaron. En la vega de Santa Fé, hay diez ó doce pueblos de indios de tres mil almas cada uno, y treinta semejantes en la comarca de Tunja..

raras

Volviendo á lo interior del nuevo reino, (prosigue el mismo padre) Cosas de aquel pais. es constante tradicion entre los indios que habrá mil y quinientos años, los cuales cuentan como nosotros por el sol, que vino á esta su tierra del Oriente, un hombre venerable de color blanco, vestido talar, y ca, bello rubio hasta los hombros, que les predicó la verdadera ley y les enseñó á bautizar los niños, de que conservan hasta hoy la ceremonia de bañar los recien nacidos en el rio. Dicen que caminaba en un camello, de que dan las señas puntuales, siendo así que nunca los hubo en esta tierra. Este hombre fué tenido de ellos en grande veneracion, y refieren que cuando iba á predicar de unos pueblos á otros se le abrian las rocas y le formaban caminos llanos. Esta especie de calzadas, como las vias romanas, duran hasta hoy, y les llaman las carretas, y de ellas he visto dos. La una on un pueblo llamado Bojaca, de tres loguas de largo, muy ancha y pareja, y lo mas de ella va por la ladera de una grande y áspera sierra. Verdaderamente si no

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fué hecha con milagro, es de las obras mas grandes que se pueden ver de la antigüedad. La otra es en un pueblo de Bogotá á cuatro leguas de la capital de Santa Fé, y de donde ella tomó el nombre. Tendrá legua y media de largo, y de ancho poco mas de un tiro de piedra, tan pareja y derecha como si se hubiera hecho á cordel. Otras muchas hay en varias partes, á que los indios tienen tanta veneracion, que aunque los españoles caminen por ellas, ellos se apartan á un lado, como lo he observado muchas veces. Las mayores están en la provincia de Sagamoso, donde es tradicion que murió aquel hombre admirable, y que allí está su cuerpo y el del camello enterrados. Si esto no es fábula, se puede creer que los discípulos de los apóstoles hubiesen algunos pasado á estas regiones, como se refiere de los indios del Cuzco en el Perú, que tienen semejante tradicion. Despues dicen haberse aparecido entre ellos una muger anciana que les predicó dogmas contrarios á los de aquel hombre santo, aunque ni de unos ni de otros dan razon. Dejó esta muger cuatro hijos, llamados Cuza, Chibchacum, Bochica y Chiminiguagua. A estos como á su madre, que llamaron la diosa Bagué, erigieron templos y estátuas como á dioses, ofreciéndoles oro, esmeraldas, plumeria, frutas, y todo cuanto lleva la tierra. De aquí pasaron como los romanos á dar estos mismos honores á los que morian de sus caciques. A sus sacerdotes los creen descendientes del sol. A esta dignidad se preparan con grandes ayunos y terribles penitencias. No son casados, y en habiendo llegado á muger quedan contaminados é inmundos para no poder ejercer el ministerio de su sacerdocio. Este, como el principado secular, no pasa entre ellos de padres á hijos, sino de tios á sobrinos. Tienen dioses abogados de todo, enfermedades, partos, frutas, guerra, sementeras. Los ídolos son de palo, piedra, algodon, pluma, y muchísimos de oro, de cuya destruccion ha habido mas celosos que de los demas. A todos los ídolos llaman Tunjos, del nombre de un famoso cacique que lo dió tambien á la ciudad. Algunos traen al pecho una lámina de oro con los nombres de muchos de sus dioses, y á estas nóminas 6 listas llaman Chagualas."

Todo esto es del padre Alonso Medrano. Sin embargo de lo mucho que habian poblado los españoles, permanecian siempre los indios despues de setenta y un años de conquistados, en sus mismas supersticiones. La causa es fácil de descubrir en una tierra de tanto oro que deslumbraba, digámoslo así, los ojos de los descubridores para no dejarles

atender á otra cosa. Las guerras con los panches y otras naciones on los primeros diez años, no dieron lugar á solidarse los indios bautizados en la doctrina del Evangelio. La primera audiencia vino á Santa Fé por los años de 1547. Las religiones que sobrevinieron á la conquista, y que en tantas otras partes de la América habian predicado con tanto fruto, no podian, á pesar de su celo, conseguir alguno en unos indios. que por ser los mas ricos, eran tambien contra repetidas órdenes de S. M., los mas oprimidos. Allégase haber por mucho tiempo carecido el reino de propio pastor, sujeto al obispo de Santa Marta, mas de ciento y cuarenta leguas distante. La catedral no se erigió hasta el año de 1564. El primer arzobispo fué D. Fr. Juan de Barrios y Toledo. Este celosísimo pastor, informado de tan graves daños, juntó para prover á su remedio un concilio provincial de sus obispos sufragáneos de Sta. Marta, Cartagena y Popayan. Una pequeña diferencia entre estos no dejó asistir á uno de ellos, y se disiparon sin efecto las buenas intenciones de aquel prelado, que murió poco despues. Su succesor, el Illmo. Sr. D. Fr. Luis de Zapata, de comun consejo del presidente, audiencia rcal, y todas las personas autorizadas del reino, determinó hacer una visita general de toda su diócesis. A pocos pasos descubrió la mucha idolatría que dominaba aun á los indios. Cuatrocientos de sus sacerdotes y maestros fueron castigados en auto público. El mucho oro de los ídolos y de los templos impidió el éxito de la empresa. Los ministros y demas familia que acompañaban al ilustrísimo no tenian un celo tan puro como el suyo. Sin saberlo el piadoso arzobispo tomaban para sí mucho de aquel oro, entrándose por las casas y hermitas de los indios á quitar las ídolos y cuanto á ellos se ofrecia de algun valor: este desórden hacia persuadir á los naturales que la guerra se hacia mas contra sus riquezas, que contra la religion de sus mayores. Por otra parte, los ministros reales que veian defraudarse de una gran parte de aquel tesoro procuraron impedir que se prosiguiese la visita, é informaron de ello al consejo. Murió algun tiempo despues el arzobispo, penetrado del mas vivo dolor, y estuvo vacante la sede diez años, en que echó profundísimas raices el mal. En este intermedio habia venido por presidente de aquella real audiencia el Dr. D. Antonio Gonzalez, y noticioso de la triste situacion de aquellas provincias, pidió á los superiores algunos religiosos de la Compañía. Concediéronsele los padres Francisco de Victoria y Francisco Linero con el hermano Juan Martinez, que estaban para navegar á la provincia del Perú. El tiempo que es,

Ocupaciones de los padres

tuvieron en Santa Fé hizo el presidente las mas vivas diligencias porque fundase allí la compañía. Los ciudadanos que siempre han mostrado un extraordinario afecto á nuestra religion, les dieron proporcionada habitacion y una capilla para el ejercicio de sus ministerios. El padre Antonio Martinez habia bajado del Perú para gobernar aquel pequeño colegio. Con tan bellos principios de fundacion no sabemos por qué causa, vuelto á España D. Antonio Gonzalez, los padres desampararon la tierra y pasaron al Perú conforme á su primer destino.

Tal era el estado del nuevo reino de Granada cuando llegaron á él en Sta. Fé. los dos misioneros de la provincia de México. Sostenidos con toda la autoridad del arzobispo y presidente, comenzaron á ejercitar sus ministe. rios con una aplicacion y un fervor que causaba espanto á cuantos veian á dos hombres solos haciendo guerra á todos los vicios y desórdenes de una populosa ciudad. Recogidos en la pobre habitacion del -hospital, no se les veia jamas en la calle sino para cosas de la gloria de Dios. Su distribucion, segun escribe el padre Medrano, era esta. Por la mañana, despues de haber celebrado el santo sacrificio, visitaban los enfermos del hospital: si habia algunos que quisiesen confesarse, servianlos y consolábanlos, poniendo por cimiento del dia este ejercicio de humildad. Luego se sentaban á oir confesiones hasta las ocho ó nueve de la mañana. De aquí partian sus ocupaciones. El padre Medrano hacia una leccion de teología moral á los clérigos y ministros de indios que por orden del ilustrísimo se juntaban á este efecto cada dia. El padre Figueroa leia gramática á los pages del Sr. arzobispo y algunos otros españolitos de lo mas lucido de la ciudad. El rato que quedaba de la mañana lo empleaban en sus domésticas distribuciones, si les daba lugar el tropel de consultas de parte del Sr. arzobispo, presisidente y oidores, ú otras semejantes personas. Algunos ratos empleaban en aprender uno la lengua Moxca, otro la Pancha, A la tarde salian por las calles acompañados de los niños y los indios, cantando por las calles la doctrina cristiana hasta la plaza, en que uno esplicaba algun punto del catecismo, y otro hacia una exhortacion moral. Por lo comun no volvian á casa sino acompañados de algunos penitentes, con cuyas lágrimas y sincera conversion, bendecia el Señor sus trabajos y los animaba para proseguir con nuevo fervor al dia siguiente. Antes de recogersc volvian á visitar los enfermos del hospital, y las mas noches interrumpian el ténue descanso levantándose á confesiones para que eran buscados de toda la ciudad. Los domingos y los dias de fiesta

añadian por la mañana otro sermon en la Iglesia del hospital. Lo interior de la provincia no ofrece este año cosa particular, ni debemos cansar la atencion de nuestros lectores con la repeticion de unos mismos ministerios, siempre útiles, siempre gloriosísimos; pero que suponemos bastantemente conocidos. El colegio de Guadalajara perdió este año al padre rector Diego de Villegas, en quien la virtud habia obscurecido la nobleza de sus cunas. Hombre verdaderamente religioso é irreprensible en sus palabras, que jamás fueron sino muy necesarias y muy útiles, tiernamente devoto de la Virgen Santísima, abrazó al padre que le dió la noticia de su cercana muerte. En pocos meses que estuvo en aquella ciudad mereció la veneracion de todo género de personas que se mostró bien en su muerte. El convento de monjas y los superiores de las religiones, no contentos con otras públicas demostraciones, le hicieron honras en sus Iglesias. El cabildo eclesiástico hizo el oficio sepulcral, y los distinguidos republicanos pretendian algunas de sus pobres alhajas como prendas de un hombre que juzgaban gozaba ya del Señor.

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Muerte del padre Diego de Villegas.

D. Fr. Domingo de Ulloa obispo de

En Michoacán habia ocupado la silla episcopal el Illmo. Sr. D. Fr. Domingo de Ulloa, del órden de predicadores. Este prelado parecia traer vinculado en su misma sangre y apellido el amor y aficion á la Michoacán. Compañía y el motivo de nuestra confianza y agradecimiento, siendo hermano de la ilustre señora Doña Magdalena de Ulloa, fundadora de los tres insignes colegios de Oviedo, Santander y Villa Garcia, en la provincia de Castilla. Parece que presintieron algunos émulos el favor que pretendia hacer á la Compañía el ilustrísimo, y se armaron desde muy temprano de mil imposturas para prevenirlo. Todas las disipó la presencia del padre rector, que salió mas de una jornada á recibir al Sr. obispo. Las personas mas autorizadas del cabildo habian querido servirse de la habilidad de nuestros estudiantes y direccion de nuestros maestros para algunas funciones castellanas y latinas con que felicitar á su pastor. Halló modo de embarazarlo la envidia; pero no pudo impedir sin embargo que por tres dias continuos, con certámenes poéticos, con panegíricos en prosa y en verso, y otras amenísimas invenciones fuese celebrado en nuestro colegio. Esta quiso S. S. 1. que fuese su primera visita, y no contento con una demostracion de tanto honor, sabiendo por algunos de los capitulares el poco tiempo en que se habian prevenido aquellos festejos, y lo que no les habian permitido ha. cer para mostrar el gozo que sentian de su llegada, concibió tan alta

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