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padres señalados enfermaron tan gravemente en el puerto de S. Lúcar, que el celosísimo prelado tuvo la mortificacion de volver sin ellos á su Iglesia. Murió poco despues lleno de años y merecimientos, y consolado con la firme esperanza de que vendrian despues de sus dias á Michoacán los jesuitas, como expresamente afirmó no pocas veces. Algunos años despues el noble y poderoso caballero D. Alonso de Villaseca, procuró por medio de sus agentes en Europa, que pasase á estos reinos la Compañía, poniendo á este efecto dos mil ducados en España, y ofreciendo lo demas que se necesitara para su transporte y subsistencia. Finalmente, la llama que hasta entonces no habia prendido, digámoslo así, sino en el pecho de uno ú otro particular, se estendió luego por todo el cuerpo de la ciudad, y aun del reino.

El virey, la audiencia, la ciudad, el inquisidor mayor D. Pedro Moya de Contreras, el Sr. Villaseca, y muchos otros particulares, de comun acuerdo, determinaron escribir á S. M. sobre un asunto tan inte. resante. Justamente llegaron estas cartas á tiempo que acababa el rey de recibir otras de los reinos del Perú, en que el virey de Lima, la audiencia y la ciudad, daban á S. M. las gracias de haberles enviado poco ántes al padre Gerónimo Portillo, y sus fervorosos compañeros. Esta misteriosa contingencia dió á conocer al prudente príncipe lo que podia esperar de la pretension de la audiencia de México. Despachó luego cédula al padre Manuel Lopez, provincial de Castilla, en estos términos, que significan bastantemente el celo verdaderamente católico de Felipe II, y su afecto particular á la Compañía. „Venerable y de,,voto padre provincial de la órden de la Compañía de Jesus de esta „provincia de Castilla. Ya sabeis que por la relacion que tuvimos de ,,la buena vida, doctrina y ejemplo de las personas religiosas de esa ór„den, por algunas nuestras cédulas, os rogamos á vos, y á los otros pro„vinciales de dicha órden, que en estos reinos residen, señalásedes y ,,nombrasedes algunos religiosos de ella, para que fuesen á algunas ,,partes de las nuestras Indias á entender en la instruccion y conver,,sion de los naturales de ellas, y porque los que de ellos habeis nom„brado han sido para pasar á las nuestras provincias del Perú y la Flo,,rida, y otras partes de las dichas Indias, donde mandamos y ordenamos residiesen y se ocupasen en la instruccion y doctrina de los di„chos naturales, y tenemos deseo de que tambien vayan á la Nueva,,España, y se ocupen en lo susodicho algunos de los religiosos, y que allí se plante y funde la dicha órden, con que esperamos será nuestro TOMO I.

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Escribe la ciudad al rey

y éste á San Borja.

fundadores.

,,Señor servido por el bien comun que de ello redundará en la conver,,sion y doctrina de los dichos indios; por ende vos rogamos y encar,,gamos, que luego señaleis y nombreis una docena de los dichos reli. „giosos, que sean personas de letras, suficiencia y partes, que os pare,,ciere ser necesarias para que pasen y vayan á la dicha Nueva-Espa,,ña, á se ocupar y residir en ella en lo susodicho en la flota que este ,,año ha de partir para aquella tierra, que demas del servicio que en ,,ello hareis á nuestro Señor, cumplireis con lo que sois obligado, y de ,,como así lo hiciéredeis nos dareis aviso para que mandemos dar órden ,,como sean proveidos de todo lo necesario á su viage. De Madrid á ,,1.o de marzo de 1571. Yo el rey, Por mandado de S. M. Antonio

,,de Eraso."

Respondió á S. M. el padre Diego Lopez, que la resolucion de aquel negocio, y eleccion de los sugetos, pertenecia privativamente al padre general. Despachó luego el rey correo á Roma con carta al general y encargos para que su embajada hiciese toda diligencia para el pronto éxito de la pretension. Oyó S. Francisco de Borja con increible Señálanse los júbilo la peticion del rey católico. Prontamente señaló con el padre Sanchez doce sugetos de las provincias de Toledo, Castilla y Aragon, que hubiesen de navegar en la próxima flota. El padre Pedro San chez destinado provincial de la nueva provincia, era un sugeto muy digno de que cayese sobre él la eleccion del santo Borja. Antes de entrar en la Compañía, habia sido miembro muy distinguido de la Uni. versidad de Alcalá, su doctor, catedrático y rector; lo fué despues del colegio de Salamanca, y gobernaba actualmente con grande acierto el de Alcalá, cuando recibió la órden de pasar á la América. La carta del padre general decia así:,,Quisiera que la armada que va á la Nue,,va-España, diera lugar á que nos vieramos antes que V. R. se embar. ,,cara; mas porque mi jornada se hará conforme á como querrá cami,,nar el Sr. cardenal Alejandrino, legado á la M. C. y al rey de Portu,,gal, con quien su Santidad me ha mandado vaya, que creo será muy ,,poco a poco por ser muy flaco; y aunque está ya de partida la ar,,mada, como entiendo se hará á la vela al fin de agosto, para lo cual „S. M. por una su carta me ha pedido doce sugetos, y es V. R. uno de „los que para esta nueva empresa he escogido. Vaya, padre mio, con ,,la bendicion de nuestro Señor, que si no nos vieremos en la tierra, es,,pero en su divina Magestad nos veremos en el cielo. Y con la bre,vedad que sea posible, se parta con los demas de esa provincia, que

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„aquí diré á Sevilla. De todos vá V. R. por superior y provincial de la Nueva-España. Placerá á la infinita misericordia del Señor daros ,,á todos copiosa gracia, ut referatis fructum sexagésimum, et centesi„mum. Enviarse há á Sevilla su patente. Creo que ya en Madrid esta„rá pasada la licencia, y lo que será menester. Y para procurar en "Sevilla su viático, flete y matalotage, será bien ir con tiempo. De „Roma á 15 de julio de 1571. Francisco.

Los nombres de estos doce sugetos, expresa el mismo S. Francisco de Borja en carta escrita al padre provincial de Toledo, en estos términos,,,Para la mision de Nueva-España he hecho eleccion de doce que S. M. pide, y son estos. De la provincia de V. R., el padre Pedro Sanchez, rector de Alcalá por provincial: el padre Eraso: el hermano Camargo en Placencia: Martin Gonzalez, portero de Alcalá, y Lope Navarro, residente en Toledo. De Castilla irán, el padre Fonseca, el padre Concha, el padre Andres Lopez, el hermano Bartolomé Larios, y un novicio teólogo. De Aragon, los hermanos Estevan Valenciano y Martin Mantilla." Recibidas estas cartas, partió prontamente el padre Dr. Pedro Sanchez á despedirse de los duques del Infantado, á quienes debia particular estimacion. Estos señores que le amaban como á padre, procuraron por todos caminos impedir su viage, escribiendo para el efecto al padre provincial de Toledo. Pero como la partida no dependia de su arbitrio, se escusó éste con la determinacion del padre general, á quien pasó luego la noticia. Su paternidad muy reverenda procuró satisfacer con la importancia del asunto á los Exmos. duques, que no fueron los únicos en procurar se impidiese el viage del provincial. Los Exmos. de Medina, Sidonia, lo pretendieron con mas ardor, y cuasi lo hubieran conseguido si el mismo padre llevado del amor de la obediencia no hubiese aquietado sus ánimos, para que aunque con dolor, le concediesen su grata licencia para embarcarse, y aun le regalasen con muchas y preciosas reliquias de las que adornaban la capilla de su Exma. casa.

De Guadalajara pasó el padre provincial á la corte á besar la mano á S. M., y ofrecerle de parte del padre general y de sus compañeros, sus personas y obsequios. El rey que tenia largas noticias de la doctrina y eminente virtud del padre Sanchez, gustó mucho de conocerle, y dió despues benignamente las gracias al padre general de haber destinado á las Indias un sugeto de tan celebrado mérito. Dió órden á la casa de contratacion en Sevilla para que se les proveyese de todo

Detiénense

no sin espe cial providen

cia.

lo necesario, lo que aun prescindiendo de la órden de S. M., ejecutó muy gustosamente D. Juan de Ovando, presidente del real consejo de Indias, que habia tenido en Salamanca estrecha amistad con el padre provin cial, y amaba tiernamente á la Compañía. Por mucha diligencia que hizo el padre Pedro Sanchez para su despacho en la corte de Madrid, no pudo llegar á Sevilla, donde le esperaban los demas compañeros hasta el 10 de agosto, puntualmente el mismo dia en que se hizo á la vela la flota de S. Lúcar. El sentimiento de no haber podido cumplir con los órdenes de S. M. bajo cuya proteccion y á cuyas espensas pasa ban á la América, y de haber perdido un convoy tan apetecible en la carrera de Indias, afligió no poco á los padres; pero la série del tiem. po descubrió los ocultos designios de la Providencia. La flota habia salido muy tarde, y por próspera que fuera la navegacion era preciso les cogiesen los movimientos del equinoccio, cuasi sobre las costas de la América: alléganse los nortes, que desde principios de octubre, has. ta fines de enero son los vientos reinantes de estos mares. Los mas de los navios sin poder tomar el puerto de Veracruz, mas temible aun en el Norte, que los mares mismos, naufragaron en las costas vecinas con pérdida de toda la gente, y lo mas precioso de la carga.

Partida la flota, quedaba á los misioneros el consuelo de los galeo. nes, que estaban surtos en el puerto, á cargo del adelantado D. Pedro Melendez, que á principios de aquel año habia llegado de la Florida. Los galeones habian de hacer escala en Cartagena, y pasar de allí á la Habana, de donde juzgaban muy fácil el transporte á Veracruz. Habíase ya alcanzado de S. M. la gracia de que en estos puertos se diese á los padres de su real erario lo necesario á su sustento, y se te nia ya ajustado el pasage en el galeon S. Felipe. Algunas personas muy afectas á los padres, les representaron lo avanzado de la esta. cion, lo dilatado del viage, en que emplearian forzosamente otro tanto tiempo, y aun mas de lo que podian esperar en el puerto, las incomodidades de los puertos, y la dificultad de hallar en la Habana barco pronto á Veracruz, que en aquellos tiempos era muy raro. Estas razones de que el mismo general D. Pedro Melendez estaba persuadido, obligaron á los padres á deshacer el viage; pero logrando la ocasion el padre Sanchez, escribió al padre Antonio Sedeño, que pasase á Nueva-España á dar al virey y audiencia, noticia de las causas de su demora, y á prevenirles hospicio en las ciudades por donde hubiesen de pasar. Partieron poco despues los galeones á principios de enero,

el de S, Felipe en el golfo de las Yeguas prendió fuego'sin que pudie. ra librarse un solo hombre. Era visible el cuidado con que velaba el cielo sobre la mision en América, en que no pudieron dejar de conve‣ nir aun sus mismos émulos, y cuyos efectos admiramos aun hoy, pudiendo afirmar que en doscientos años no ha perecido mision alguna de cuantas han venido á la provincia de Nueva-España.

Ni fueron estas solas las felices consecuencias de la detencion de los padres en Sevilla. Entretanto, habia llegado ú España el eminentísimo Alejandrino, legado del santo pontífice Pio V, cerca de SS. MM. católica y fidelísima, para unir las fuerzas de estos dos pontífices á las del estado eclesiástico, Venecia y Génova contra el Turco. Habia venido con el eminentísimo S. Francisco de Borja, y habida su licencia, pasó el padre provincial á la corte á recibir de aquel hombre inspirado, las lecciones de prudencia, de caridad, y de fervor con que debia plantarse la nueva provincia. En efecto, se reguló la conducta que debian tener los provinciales de Andalucia con las misiones de América, la de los procuradores de Indias, y diligencias que en la casa de contratacion debian hacer para su despacho, todo conforme á las órdenes de S. M. y á la modestia de la Compañía. Aun mas, como habia sido tanta la detencion, se dió lugar á que ó sus provincias, 6 sus deudos se interpusiesen por algunos de los padres y hermanos destinados á la Nueva-España, y que finalmente hubieron de quedarse en Europa, y fueron los padres Eraso, Fonseca, Andres Lopez, un hermano novicio de la provincia de Castilla y de Aragon: el hermano Estevan Valenciano: en lugar de estos cinco señaló ocho el padre general, 1y fueron el padre Diego Lopez, destinado rector del primer colegio que se fundase: el padre Pedro Diaz, para maestro de novicios: el padre Diego Lopez de Mesa: el padre Pedro Lopez: el padre Francisco Bazan, y tres estudiantes teólogos, Juan Curiel, Pedro Mercado y Juan Sanchez, sacados de las provincias de Andalucia, Toledo y Castilla, Vuelto á Sevilla con su nueva recluta el padre provincial, miéntras se proporcionaba el embarque, repartió á sus compañeros en las ciudades vecinas; Rota, Medina, Sidonia, Cádiz, S. Lúcar, y Jerez de la Frontera, sintieron muy luego la fuerza de sus palabras y ejemplos. Veíanlos en los hospitales y en las cárceles servir humildemente á los presos y enfermos: predicar al rudo pueblo en las plazas: esplicar la doctrina á los niños en las escuelas, y cantarla con ellos por las calles. Estos humildes y provechosos ministerios, juntos con la grande opinion

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