Imágenes de páginas
PDF
EPUB

cuyo conocimiento podrá dictar las órdenes y medidas que estime más convenientes y de su justificado agrado, que es el objeto que me obliga á este informe en cumplimiento de mis deberes y obsequio al mejor servicio de la patria y justa defensa del honor de la división, que en mi compañía ha sabido sacrificarse heroica y extraordinariamente por el bien de la América. - Cuartel en Valle grande 31 de octubre de 1814. Juan Antonio Álvarez de Arenales. Sr. Brigadier y General en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú. - Es copia. Dr. Bustamante, secretario.

APÉNDICE N.o 3, AL CAP. IV, § VIII-X Y CAP. V, § X

CORRESPONDENCIA del General Belgrano con San Martin en 1813 y 1814, sobre asuntos públicos, antes y después de conocerse personalmente. (Autógrafos.)

Lagunillas, 5 de setiembre de 1813. Ay! amigo mio ¿qué concepto se ha formado de mi? por casualidad, ó mejor diré, porque Dios ha querido, me hallo de general sin saber en qué esfera estoy no ha sido esta mi carrera, y ahora que tengo que estudiar para medio desempeñarme, cada día veo más y más las dificultades de cumplir con esta terrible obligación.

Creo á Guibert el maestro único de la táctica, sin embargo, convengo con V. en cuanto á la caballería respecto de la espada y lanza; pero habiendo de propósito marchado cuando llegué á este Ejto., más de 30 leguas hacia el enemigo con una escolta de ocho hombres con lanzas, y sin ninguna otra arma, para darles ejemplo, aun así no he podido convencer, lo conozco, á nuestros paisanos, de su utilidad; sólo gustan del arma de fuego y la espada sin embargo, saliendo de esta acción he de promover, sea del modo. que fuese, un cuerpo de lanceros, y adoptaré el modelo que V. me

remite.

Mila (de la Roca) no me ha escrito este correo, ó su carta se ha traspapelado; me priva, por consiguiente, del cuaderno suyo de que V. me habla, y lo siento infinito: la abeja que pica en buenas flores proporciona una rica miel ¡ojalá que nuestros paisanos se

TOM. IV.

14

dedicasen á otro tanto y nos dieran un producto tan excelente como el que me prometo del trabajo de V.; pues el principio, que vi el correo anterior relativo á la caballería me llenó, y se lo pasé á Díaz Vélez para que lo leyese.

Ya el gobierno me escribió acerca del capitán Orr; se verá por estos países en un mundo nuevo, y estoy cierto que se admirará de nuestros trabajos que son inmensos, y mucho más nuestra caballería, toda con armas de fuego, casi sin arma blanca, y la más de ella á pie, porque no hay cómo montarla.

Crea V. que jamás me quitará el tiempo, y que me complaceré con su correspondencia, si gusta honrarme con ella, y darme alguno de sus conocimientos para que pueda ser útil á la patria, que es todo mi conato. Es de V. apasionado, - Manuel Belgrano. Sr. D. José de San Martín.

[ocr errors]

Humahuaca, 8 de diciembre de 1813. Paisano y amigo: No siempre puede uno lo que quiere, ni con las mejores medidas se alcanza lo que se desea he sido completamente batido en las Pampas de Ayouma cuando más creía conseguir la victoria; pero hay constancia y fortaleza para sobrellevar los contrastes y nada me arredrará para servir, aunque sea en la clase de soldado, por la libertad é independencia de la patria.

Mucho me alegraré que venga el refuerzo ofrecido, que ponen algunos en duda con las nuevas noticias de España, si no fuéramos españoles, debió haber estado conmigo antes de la acción de Salta; pero debe verificarse el proverbio, después del asno, etc., ó lo que es lo mismo, socorro de España.

He celebrado que venga el coronel Alvear, y más ahora que V. me confirma las noticias que tengo de sus buenas cualidades: mucha falta me han hecho los buenos jefes de división porque el general no puede estar en todas partes: uno de ellos faltó á una orden mía, y he ahí el origen de la pérdida de la última acción, que vuelvo a decir, ha sido terrible, y nos ha puesto en circunstancias muy críticas.

Somos todos milicianos nuevos, con los resabios de la fatuidad

española, y todo se encuentra, menos la aplicación y contracción para poderse desempeñar; puede que estos golpes nos hagan abrir los ojos, y viendo los peligros muy de cerca, tratemos de otros esfuerzos que son dados á los hombres que pueden y deben llamarse tales.

En verdad que estoy con mil atenciones, porque tengo que volver á empezar mis trabajos, pero esto no me impide para contestar á V. decirle y que soy su Manuel Belgrano, Sr. D. José de San Martín.

Humahuaca, 17 de diciembre de 1818. Mi amigo: No sé decir á V. lo bastante cuánto me alegro de la disposición del gobierno para que venga V. de jefe del auxilio con que se trata de rehacer este desgraciado ejército : créolo que haga V. otra cosa más que le pido, para que mi gusto sea completo, si puede serlo!

Vuele V., si es posible; la patria necesita de que se hagan esfuerzos singulares, y no dudo que V. los ejecute según mis deseos para que yo pueda respirar con alguna confianza, y salir de los graves cuidados que me agitan incesantemente.

Crea V. que no tendré satisfacción mayor que la de estrecharlo entre mis brazos, y hacerle ver lo que aprecio el mérito y la honradez de los buenos patriotas como V., de quien soy, sinceramente, - Manuel Belgrano. Sr. D. José de San Martin.

Jujuy, 23 de diciembre de 1815.- Mi querido amigo y compañero: Crea V. que he tenido una verdadera satisfacción con la suya del 6 del cte., que ayer recibí, y que mi corazón toma un nuevo aliento cada instante que pienso que V. se me acerca; porque estoy firmemente persuadido de que con V. se salvará la patria, y podrá el ejército tomar un diferente aspecto: soy solo, esto es hablar con claridad y confianza; no tengo ni he tenido quien me ayude, y he andado los países en que he hecho la guerra como un descubridor. En fin, mi amigo, espero en V. compañero que me ilustre, que me

ayude, y conozca la pureza de mis intenciones, que Dios sabe no se dirigen ni se han dirigido más que al bien general de la patria y sacar á nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían.

Celebro los auxilios que V. trae así en armas como en municiones, y particularmente los dos escuadrones de su regimiento; porque ellos pueden ser el modelo para todos los demás en disciplina.

De los enemigos diré á V. que tengo noticias se hallan en Tupiza y Suipacha, según unos con 500 hombres, según otros 800, y que éstos decían que su objeto era perseguirnos hasta que abandonásemos este punto y Salta, donde permanecerán hasta reformarse, y seguir su incursión. Como generalmente he visto realizado, cuanto se ha hablado por los soldados de aquel ejército, á quienes me parece manifiestan los jefes todos sus planes para consultar su voluntad, creo que tal vez verifiquen ese desatinado proyecto, acaso aumentando su fuerza con algo más, sin embargo de que conceptúo que no pueden dejar abandonado el Perú, y que cada vez que aumenten su dominación, aumentarán también el número de sus enemigos.

Mi pensamiento actual, porque no puedo más, es figurar que voy á hacer la defensa de este punto; atraer por este medio las gentes, obligar á que no desmayen estos pueblos, ganar tiempo para echar abajo cuanto pueda, y detener al enemigo, y que sus marchas no sean tan aceleradas, ú obligarlos á que se desprendan de fuerzas, distrayéndolos de Cochabamba, cuya provincia me presumo sc encuentra por nosotros hasta lo extremo, lo mismo que Santa Cruz, por la clase de gobernadores (Arenales y Warnes) que puse allí, y no menos la de Chayanta y parte de la Paz.

Así es que estoy haciendo mi papel con un puñado de fusiles, y tengo mi avanzada de cerca de 200 hombres en Humahuaca, treinta leguas de aquí, y voy a poner una partida de 25 facinerosos con un sargento desaforado que se les vaya hasta las inmediaciones, y les haga la guerra por cuantos medios le ocurran, para que no crea el enemigo, que abandonamos todo.

Al mismo tiempo estoy meditando montar los cazadores, y sacar cuantos sean buenos de los cuerpos para aumentarlos, y ponerlos al mando del coronel Dorrego, único jefe con quien puedo contar,

por su espíritu, resolución, advertencia, talento y conocimientos militares, para que en caso de una retirada me cubra la retaguardia, y acaso pueda sostenerse de esta parte del Pasaje, ó Río del Juramento, á fin de que el paso en caso de creciente, si viniese el enemigo, no sea más fácil conseguirlo sin pérdida, ó la menor posible.

Mi objeto siempre ha sido en mi retirada caminar hasta Tucumán, y si me persiguiera el enemigo, hacer en aquel punto el último esfuerzo con la caballería que se pudiera juntar, dando un ataque á la brusca, prevaliéndome del entusiasmo de aquella gente, y de que e enemigo no podía presentarse con tanta caballería, y que su infantería no es maniobrera, y es, sin duda, peor que la nuestra, aunque en estas dos acciones últimas ha ganado la superioridad, que yo atribuyo á sus mejores jefes de división.

Si el enemigo no bajase, lo que por otra parte también dudo, pues debe ser su idea perseguirnos hasta más no poder, trataremos entonces de formar el ejército bajo el mejor pie, y no movernos al interior mientras no tengamos una satisfacción completa de las tropas, así en su disciplina y subordinación, como en la instrucción. y sentimientos de los oficiales que examinaremos por los medios. que estén á nuestros alcances.

Si el enemigo bajase con la fuerza que se dice tener, ó menos que la nuestra, y aun igual, lo debemos atacar, previendo el que no se refuerce demasiado, y con el objeto de que no saque mulas ni ganados de que carece sumamente en el Perú, y como que se halla á tanta distancia del centro de sus auxilios, en el contraste que padezca, le ganaremos cuanto trajese, pues nunca podrá tener á su favor el país que lo detesta.

En fin, mi amigo, hablaría más con V. si el tiempo me lo permitiera; empeñese V. en volar, si le es posible, con el auxilio, y en venir á ser no sólo amigo, sino maestro, mi compañero, y mi jefe si quiere; persuádase que le hablo con mi corazón, como lo comprenderá con la experiencia constante que haga de la voluntad con que se dice suyo. Manuel Belgrano. Sr. D. José de San

Martín.

« AnteriorContinuar »