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D. Manuel Ignacio Molina. (Original).

Nota de secretaría :

<< Se transcribió á San Martín » (1).

Réplica del diputado Molina.

que

Excmo. Señor. Los sentimientos V. E. manifiesta en su oficio de 19 del corriente, corresponden á la idea que justamente se tiene de sus virtudes, y á la esperanza que han concebido los pueblos de sus mejoras. Es sensible que las razones que V. E. indica, sean un obstáculo á la ejecución del lleno de sus benéficos deseos; pero sería mucho más, si abandonados á la desesperación se desatendiese en concurrir con lo posible al gravísimo mal que nos amenaza. Las operaciones combinadas de los ejércitos enemigos que dominan el Norte y la parte occidental de este continente, ofrecen un muy pronto contraste á todas las empresas de la patria, cualquiera que sea la suerte de nuestras armas en el Perú. Chile es la ciudadela de la América, y este solo punto es bastante para que, tarde ó temprano, puedan los metropolitanos dictar la ley; aun suponiéndonos en la más completa posesión del resto del continente, que lo componen los dos Virreinatos. Esta es la única y más preciosa ocasión de prevenir nuestra ruina. La mayor parte de los chilenos, en la esperanza de sacudir el yugo al primer esfuerzo de sus colindantes, cuidan hasta hoy de no comprometer sus relaciones con las del enemigo. Aguardan con impaciencia el momento de unir sus brazos al poder auxiliador, que ofrezca su apoyo á sus empeños; y en estas circunstancias, la vista sólo de la fuerza exterior, hará prodigios en el genio y valor de aquellos habitantes. Si pasase este momento de entusiasmo, la desesperación necesariamente producirá en ellos muchos afectos, más análogos á su bienestar, á su tranquilidad, á sus intereses, y menos favorables al éxito de la grande empresa. La expulsión de los enemigos, cuyos intereses se identificasen con los del país (lo que no puede dejar de suceder en la duración de su dominación), sería un imposible. No hay esfuerzo alguno que prometa tan estupendo suceso.

(1) El borrador de esta nota de puño y letra de Guido existe en el Arch. Gral. y su original en el de Mendoza. M. S. S.

Así es que, en la dificultad de disponer de un número imponente de tropas en auxilio de los occidentales por las urgencias del Estado en la provincia, de los que pueden asegurar algún éxito en el Perú, produciría grandes ventajas la remisión á Cuyo de unos 500 hombres, de que sin gravamen puede disponer el Estado, y reemplazarlos muy luego, reclutando. Este auxilio, reunido á la fuerza efectiva que hay en Mendoza, con dos mil fusiles más, que es decir dos mil hombres, porque en razón de nuestras armas debemos contar la suma de nuestras fuerzas, podría formar una expedición respetable, y lejos de temerse su diminución, se puede asegurar su aumento en la proporción á la proximidad de los países dominados por el enemigo.

De este modo, salvados todos los inconvenientes indicados en la Junta del 17, y cualquiera que puedan ofrecer las actuales circunstancias de nuestras relaciones políticas, contribuirá V. E. al grande fin, sin que de suerte alguna venga á ser onerosa esta disposición, que por otra parte, tiene la ventaja de que en un caso extraordinario que pudiera ocurrir entretanto, la fuerza será siempre disponible al punto necesario, desde el lugar que ocupase en su tránsito.

(Sigue un plan por cuenta del diputado Molina, de una expedición de 500 hombres sobre Coquimbo, que era el de Carrera y el propuesto recientemente por el Gobierno, tan victoriosamente anonadado por San Martín, que prueba lo poco que habían adelantado las ideas militares de la vulgaridad al respecto).

Durante estas oscilaciones militares, es preciso que el tráfico sea proporcional á las circunstancias; y todo ordinario y extraordinario en favor de Chile, será una propiedad de nuestro Estado. Estas ventajas consiguientes al progreso indicado, entrarán en resarcimiento de los daños que ha originado la incomunicación con aquella región occidental, en que se calcula la falta de millón y medio de pesos, que dejaban sus relaciones mercantiles con esta capital; y en cajas del erario, por medio de la aduana de Mendoza, cuatrocientos mil, haciéndose por lo mismo más sensible el menoscabo, que resulta de ciento noventa mil en el sostén de las tropas que guardan la provincia de Cuyo.

Todo conspira, Señor Excmo., á la necesidad de apresurarnos á

la ejecución de esta última medida, que atento el ningún riesgo que envuelve y poco costo que demanda, tengo el honor de proponer á V. E., conformándome al voto y espíritu universal de los pueblos que me han ratificado su confianza, interponiéndome para su logro y no dudo sellará V. E. con el efecto su eterna gratitud en el corazón de los americanos, que reconocerán en su brazo protector el favor de la libertad y redención que aclaman.

Buenos Aires, Diciembre 29 de 1813. - Manuel Ignacio Molina. Excmo. Sr. Supremo Director del Estado. (Original.)

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Quedo impuesto de lo que con fecha 19 del ppdo. dice el Sr. Director al Comisionado de los Cabildos de estas provincias, don Manuel Molina, referente á la imposibilidad absoluta de mandar este año una expedición de armas sobre el reino de Chile, que V. se sirve transcribirme en oficio de la misma fecha. Mendoza, enero 2 de 1815. — JOSÉ DE SAN MARTÍN.- Al Sr. Secretario de la Guerra interino. (Original.)

Protesta del cabildo de Mendoza.

Ha recibido este Cabildo la contestación relativa á la comisión de nuestro diputado don Manuel Ignacio Molina. Ella es bastante .isonjera, por insinuar V. E. no distar de uniformidad en un proyecto que sólo tiene por objeto el interés del Estado. Este pueblo, y los restantes que componen la provincia, se han sacrificado, por medidas que en este verano, el enemigo limitrofe seria destruido, y cesarían los temores. El estado de decadencia en que quedarían, si un año sufren por sí solos la guarnición que sostienen, caso será tal que no podrán responder de sí mismos. Esta municipalidad que ve tan de cerca los graves males que deben irrogarse si se despre

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cia la oportunidad de la estación, se cree sin responsabilidad ante este pueblo, por no haber sido omisa en representarlos. V. E., como digno padre en quien depositaron su confianza todos los Unidos, no descuidará en remediar el reflujo que debe tener en ellos con no adoptar estas medidas.

Por la insurrección de las provincias españolas, se halla al déspota tan inhábil para atacar esas costas del Plata, y su guarnición expedita para dirigirse á remontar los Andes y fijar una época feliz en la reconquista de un reino, que conforme es interesante evacuado del enemigo, es perjudicial bajo su dominio. Sobre todo al presente, los vecinos de la provincia protestando buena fe hacen el último sacrificio de sus personas, no sólo por el vehemente amor á la patria, sino porque se convencen de la impotencia á que serán reducidos, si subsisten en inacción las milicias de esta provincia.

Es igualmente sensible perder la oportunidad de tan bella disposición de ideas de estos vecinos, que después veríamos infructuosamente arruinados. En este concepto, el Cabildo con su representante espera, que en la angustia del tiempo, empeñando V. E. su poder, disponga oportunamente los recursos que se pretenden.

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Mendoza, diciembre de 1815. Juan de Dios Correa. José Clemente Benegas - Antonio Villagrún. — Juan Francisco Delgado. - José Vicente Zapata. José Cabrera. - Narciso Laguna. Excmo. Sr. Supremo Director del Estado. (Original.)

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APENDICE N.o 9, AL CAP. XI, § II

DOCUMENTOS RELATIVOS AL DESARROLLO DE LA IDEA DEL PASO DE LOS ANDES á principios de 1816, y primeros planes de San Martín sobre la reconquista de Chile. (Originales.)

El gobierno propone a San Martin hacer una expedición parcial á Chile.

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Reservadisimo. Después de haber considerado detenidamente las comunicaciones de los agentes de V. S. en el reino de Chile, que he recibido en los correos anteriores, he procurado combinarlas con la relación circunstanciada que me ha hecho don Diego Guzmán, remitido á aquel país por orden de este gobierno al mismo fin, y combinando todas las noticias, puedo deducir, que la fuerza del enemigo en dicho reino no pasa de tres mil seiscientos hombres, cubriendo varios puntos en el territorio de trescientas leguas, con escasez de armamento, poca disciplina y mucho descontento en el país que ocupan.

En este estado, parece de probabilidad se decida el Gral. Marcó á transmontar los Andes, y atacar á esa provincia con la división de dos mil hombres que se supone disponibles, debiendo reducirse por ahora á la defensiva, hasta que la nieve del invierno obstruya los caminos, y se contraiga á engrosar sin temor el ejército de su mando dejando sin objeto durante la estación los tropas acantonadas en esa provincia.

Desde entonces, debe suponerse, que el enemigo libre de cuidados, al paso que oprime á su salvo á los habitantes de Chile, formará un cuerpo de ejército, cuyas divisiones auxilien por puertos intermedios al Gral. Pezuela, tomando al mismo tiempo una actitud ofensiva para la primavera siguiente.

Con este motivo, el gobierno cree de importancia suma, que en la imposibilidad de abrir por ahora la campaña con una expedición formal contra las tropas de Santiago, existiese durante el invierno en alguna provincia del reino una fuerza con el armamento y movilidad suficiente, que llamando la atención de los enemigos,

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