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DE LA

HISTORIA DEL ECUADOR

DESDE SU ORIJEN HASTA 1845

POR

PEDRO FERMIN CEVALLOS.

«La historia no es mas que la
repeticion de los mismos hechos
aplicados a hombres i épocas di-
ferentes.>>

CHATEAUBRIAND.-Memorias

de Ultratumba.

TOMO III.

LIMA.

IMPRENTA DEL ESTADO, CALLE DE LA RIFA, N. 58

1870.

FOCLEA

- 4 JUL 1966

LIBRARY

1

CAPITULO I.

Primera idea de emancipacion-El doctor Espejo i el marques de Selva Alegre-Estado político de España en 1808Ajitacion de los pueblos de la presidencia-Arribo del presidente conde Ruiz de Castilla-Conjuracion de agosto-El nuevo gobierno-Restablecimiento del antiguo---El presidente Montúfar----Arresto de los patriotas---Su proceso i resultados---El Comisionado rejioDesconfianzas recíprocas del gobierno i de los pueblos.

á

I.

El doctor Espejo, conocido ya de los lectores, cuyo talento despejado unia suma aplicacion á las letras i deseos vivos de saber lo que jeneralmente ignoraban los americanos, era uno de los pocos hombres que conocían el derecho público i algunos otros ramos de las ciencias sociales. Impresionado i dolorido, mas que otros de sus compatriotas, del estado de humillacion de la patria, sin duda por pertenecer mas inmediatamente á la raza vencida por Pizarro, echaba de cuando en cuando algunas frases punzantes, aunque indiscretas, contra el gobierno, hasta el término de

haber escrito un opúsculo titulado La Golilla. El opúsculo no se publicó; pero, echada á volar la voz de haberse escrito, los gobernantes comenzaron á perseguirle, en son de honrarle con comisiones honoríficas, i La Golilla labró conocidamente sus desgracias por el delito de haber satirizado al gobierno i gobernantes.

Parece que el opúsculo fué escrito en 1787, pues por este año fué cuando principiaron á menudear la vijilancia i persecuciones contra Espejo, terminando por su destierro á Santafé, á pesar de que entonces era casi imposible que pensase en la emancipacion de su patria. Mui pronto se intimó en Santafé con los literatos de mayor nombradia i con los patriotas mas distinguidos, quienes, por 1790, tenian calados ya los mas de los sucesos de la revolucion francesa. Sus conexiones se estrecharon mui especialmente con don Antonio Nariño, republicano fogoso que, como Espejo, no podia avenirse con el gobierno de los reyes.

De vuelta á Quito, despues de tres años de ausencia, se encargó de la redaccion del periódico titulado Primicias de la cultura de Quito i comenzó á obrar con suma actividad por el establecimiento i conservacion de la Escuela de la Concordia. Destinábala en sus adentros, de conformidad con los proyectos concertados con los señores Nariño i Zea i otros colonos de Quito i el Perú, á que sirviera de madre á otras i otras sociedades subalternas que debian establecerse en varios puntos, con el fin de instilar i difundir con prontitud i seguridad algunas ideas de independencia. Entre las cincuenta i ocho personas de que se compone la lista de sus miem

bros, se encuentran muchos nombres de las mismas que poco despues prepararon i ejecutaron la revolucion: los marqueses de Selva Alegre, Maensa, Miraflores, Villaorellana i Solanda, don José Ascásubi, don José Cuero, don Gabriel Alvarez, don Pedro Montúfar, don Juan Larrea, etc. etc.; i, entre los supernumerarios, don Antonio Nariño, don Martin Hurtado, don Francisco Antonio Zea, don Ramon de Argote, don Jacinto Vejarano, etc.

Cuantos se hallaban instruidos del secreto aceptaron el proyecto con regocijo, i se determinaron á obrar con actividad i entusiasmo; maș, á la muerte del periódico i persecuciones de que fué víctima el caudillo Espejo, superó el espanto de la realizacion i se abatieron los ánimos. No se establecieron las sociedades, i siguió sin interrupcion aquel sosiego con el cual habian nacido i estaban casi avenidos nuestros padres. El fuego revolucionario no podia surjir de aquel estado yerto de tantos i tan sosegados años, i fué necesario que la Francia conmoviese el mundo para que tambien América participase del cataclismo político de 1789, apénas conocido de mui pocos en la presidencia.

Cuando en 1794 aparecieron pegadas á las paredes de algunas calles de la ciudad unas banderillas, que contenian las palabras Salva cruce, libertatem et gloriam consequuto i las Salva cruce, liber esto, la vista de los gobernantes se clavó al principio en un pobre hombre que rejia una escuela de primeras letras, llamado el maestro Marcelino, sin mas ni mas que por la semejanza de la letra de las banderillas con la suya, i le prendieron i se apuraron los interrogatorios, sin

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