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la sentencia, pues segun en ella dijo, "esperaba ver si la pri"sion del caudillo principal, hacia que por salvarle la vida "se presentasen al indulto los que andaban hostilizando en "las diversas provincias del reino, y desestimando las pro"puestas del reo de escribir á los jefes para reducirlos á de"sistir de sus intentos"; (*) conformándose con el dictámen del auditor condenó á la pena capital á D. José María Morelos; pero por respeto á su carácter sacerdotal, ordenó que la ejecucion tuviera verificativo en las afueras de la ciudad, enterrándose el cadáver sin la amputacion de miembro alguno.

Dos dias despues, el 22 de Diciembre de 1815, á las seis de la mañana, el coronel Concha sacó de la prision á Morelos; y haciéndole subir á un coche que iba rodeado de una fuerza numerosa, le condujo á San Cristóbal Ecatepec, pueblo situado á legua y media al norte de México. Aquel era el lugar señalado para la ejecucion. Se habia dispuesto de antemano una comida en un edificio del pueblo, que en otros tiempos sirvió para recibir á los vireyes ántes de su entrada á la capital. Sentóse el héroe á la mesa y comió con grande apetito. Derepente oyó el redoble de los tambores, y levantándose violentamente, exclamó: Esta llamada es para formar: no mortifiquemos mas.... Déme vd. un abrazo, Sr. Concha, y será el último.... En estos momentos entró la escolta

(*) Esta especie solo se halla consignada en la sentencia pronunciada por Calleja. Hemos leido con detenimiento la causa formada á Morelos, cuyo original existe en el Archivo general, y nada hemos encontrado en ella que justifique la afirmacion de Calleja. Como es natural, Alaman se complace en repetir que Morelos hizo tales propuestas al gobierno vireinal, pero este historiador funda su juicio en la sentencia dada por Calleja ¿Es creible que el hombre que por salvar al congreso se dejó prender en Tesmalaca sabiendo la suerte que le estaba destinada, tuviese en sus últimos dias un rasgo tal de flaqueza? Teniendo en cuenta esta ci.cunstancia y la no ménos atendible de que nada se halla á este respecto en la causa original, podemos afirmar que la especie estampada por Calleja solo tuvo por objeto desprestigiar la ilustre memoria de Morelos en el ánimo de los mexicanos.-J. Z.

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que debia conducirle al patíbulo; y mettendo los brazos en su turca, dijo con donaire: Bah, ésta será mi mortaja, pues aquí no hay otra. Acercóse un soldado á vendarle los ojos y él se resistió diciendo: No hay aquí objetos que me distraiyan; mas habiendo insistido el jefe de la escolta, él mismo se vendó.con un pañuelo que sacó del bolsillo. Atados los brazos con los porta-fusiles de dos soldados que le conducian y arrastrando con dificultad los grillos que se le habian puesto al salir de la prision, fué llevado al recinto exterior del edificio. ¿Aquí es el lugar? preguntó con voz enérgica, Sí, le contestaron. Obligáronle á ponerse de rodillas con la .cara vuelta hácia una tápia; dióse la voz de fuego: tronó la descarga, y apénas se disipó el humo, se percibió al cuerpo agitándose en horribles convulsiones; disparáronle una segunda descarga, oyóse un grito penetrante y espantoso, y quedó inmóbil sobre una charca sangrienta el grande, bravo é inmortal Morelos!....

LXXXII.

La saña desplegada por los opresores de México, contra el hombre mas extraordinario que habia producido la gloriosa revolucion de independencia, solo sirvió para infundir ma

yor aliento en los demás caudillos que combatian por la libertad de su pátria. Aquella farsa inícua de la degradacion; aquella sentencia de la Inquisicion; esa alianza del clero con los mandarines españoles en la tarea infame de atormentar los últimos dias de un héroe, no pueden recordarse sin sentir en el alma la mas profunda y generosa indignacion. Despues de todo esto, no podia, no debia haber en el curso de los acontecimientos humanos y en las leyes de la eterna justicia, más que el triunfo de la libertad mexicana sobre ese bárbaro monumento de la Iglesia y de la monarquía, que pesó durante tres siglos en la tierra de nuestros padres. Fué la lucha larga y porfiada; y aun despues de sacudido el yugo que á nuestra pátria agobiaba, trascurrieron cincuenta años de sangre y de lágrimas, para obtener el pueblo mexicano la plena posesion de sus gloriosos destinos, el pleno goce de su libertad, la completa afirmacion de su existencia política.

LXXXIII.

Era Morelos de mediana estatura, robusta complexion y de color moreno; sus ojos oscuros, pero limpios, rasgados y brillantes, eran de una mirada viva, profunda y extremadamente simpática; superábales una ceja poblada y unida, que

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