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continuar defendiendo el honor nacional, hasta perecer ó triunfar: que no podia dejarse engañar por las promesas lisongeras de libertad dadas por los constitucionales españoks, en materia de independencia eran de los mismos sentimientos que los realistas mas acérrimos; que la constitucion española no daba garantías á los americanos; recordaba la exclusion de las castas hecha en la constitucion de Cádiz, la disminucion de los representantes americanos, y por último, el poco caso que se hacia de estas leyes liberales por los vireyes. Concluía exhortándole á tomar el partido nacional, á abandonar una bandera que deshonraba á los americanos, y le invitaba á tomar el mando de los ejércitos nacionales, de que el mismo Guerrero estaba entonces encargado.

Esta carta, que estaba escrita en tono enérgico y contenia juiciosas observaciones, fué contestada por Iturbide diciendo en pocas líneas á Guerrero, que deseaba entrar con él en conferencias acerca de los medios de trabajar de acuerdo para la felicidad del reine; esperando que quedaria satisfecho de sus intenciones.

La primera entrevista que tuvo lugar entre los dos caudillos, parece que se verificó en un pueblo del Estado de México, aunque sobre esto no están conformes los historiadores. Alaman niega que se llevase á cabo tal entrevista; Zavala afirma que supo los pormenores de ella, por habérselos comunicado el mismo general Guerrero. Nosotros no tenemos motivo para dudar de esta última asercion del ilustre autor del "Ensayo histórico de las revoluciones de México."

Refiere éste que antbos jefes se acercaron el uno al otro con cierta desconfianza, evidentemente muy fundada por parte de Guerrero, pues conocidos como eran los antecedentes de Iturbide, se extrañaba con justicia que cambiase de opinion de una manera leal y sincera. Sin embargo, sanguinario y cruel como era, inspiró al fin cierta confianza por el principio del honor militar de que hacia alarde en todas

sus cosas.

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El dia de la entrevista, las tropas contendientes se hallaban á tiro de cañon una de otra. Iturbide y Guerrero se adelautan, se encuentran y se abrazan. Iturbide dice el primero: "No puedo explicar la satisfaccion que experimento, al encontrarme con un patriota que ha sostenido la noble causa de la independencia, y ha sobrevivido él solo á tantos desastres, manteniendo vivo el fuego sagrado de la libertad. Recibid este justo homenage à vuestro valor y á vuestras virtudes." Guerrero, profundamente conmovido, contestó: "Yo, señor, felicito á mi patria, porque recobra en este dia un hijo, cuyo valor y conocimientos le han sido tan funestos." Ambos jefes estaban como oprimidos bajo el peso de tan grande suceso: ambos derramaban lágrimas que hacia brotar un sentimiento grande y desconocido.

Puestos ya de acuerdo, comunicáronse sus planes. Iturbide manifestó al virey que la revolucion estaba concluida, y los disidentes sometidos á sus órdenes. Y al mismo tiempo que se ocupaba de esto, habia despachado emisarios de toda su confianza, para atraer al plan de independencia á muchos jefes distinguidos del ejército español, como eran Quintanar, Barragan y Parres en Michoacan; Bustamante y Cortazar en Guanajuato, y otros en diversos puntos, poniendo especial cuidado en ganarse al general Negrete, que aunque español, era de ideas liberales y habia dejado entrever opiniones favorables á la independencia.

Iturbide necesitaba dinero para emprender esta nueva campaña y una feliz combinacion de circunstancias vino á proporcionárselo. Con la noticia de la pacificacion del Sur, salió de México para Acapulco una conducta de 525.000 pesos de que se apoderó Iturbide en el camino, aunque con promesa solemne de pagarla despues, asegurándose por algunos que este paso fué dado de acuerdo con los principales dueños del dinero. De cualquier modo que fuese, medidas de esta naturaleza no son justificables, y la de que nos ocupamos quedó establecida como un precedente que á menudo encuentra repeticiones en nuestra historia. "Por tales

medios, dice el citado Alaman, empleados con mucha habilidad, pero que el honor y la buena fé reprueban, aunque los autorizan tantos ejemplos, en las recientes revoluciones, así en Europa como en América, Iturbide en los tres meses que habia tenido á su cargo la comandancia general del Sur, abusando de la confianza del virey, burlándose de su credulidad, y empleando contra el gobierno las tropas y los recursos que el mismo gobierno habia puesto sin detenerse á su disposicion, se hallaba al frente de una fuerza considerable, contaba para sostenerla con mayores fondos que los que el virey podia reunir entonces, habia extendido sus relaciones, enviando comisionados á varios jefes principales del ejército, y habia prevenido todos los elementos necesarios para ejecutar el grande movimiento que intentaba, siendo muy de notar, que habiendo tantas personas desde Veracruz á Guadalajara en el secreto de lo que se iba á hacer, el virey no hubiese tenido indicio alguno de ello, y estuviese enteramente ignorante de una conspiracion extendida por todas partes, lo que sin duda procedia de que la opinion pública estaba preparada y de que los decretos de las cortes sobre reformas religiosas, habian cambiado en favor de la revolucion, que era generalmente deseada, los mas poderosos resortes que hasta entonces habian estado conteniéndola. El momento de la explosion era, pues, llegado."

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