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los independientes, ordenó la retirada, dejando en poder de Aguila los cañones ganados en Orizaba, y cuya conduccion no era posible por entre aquellas ásperas serranías y fragosísimas sendas. La Gaceta de México, al anunciar el combate de Aculcingo le llamó "completa derrota de Morelos..... Diez dias despues de esta escaramuza, salia de Tehuacan el bravo general con direccion á Oaxaca, al frente de mas de 5,000 hombres y cuarenta piezas de artillería....

L.

Retrogrademos algunos dias. Apénas hubo regresado Morelos de su expedicion á Orizaba; se dedicó en Tehuacan á organizar sus tropas, desplegando en esta tarea su portentosa ac tividad. Logró proveer de fusiles á muchos de sus soldados, armados hasta entonces con hondas y flechas; dividió su fuerza en batallones, y nombró intendente de ejército al Sr. Sesma, anciano benemérito, patriota honradísimo y de infatiga ble actividad, que prestó importantes servicios á la causa de la independencia.

Morelos proyectaba una expedicion á Oaxaca, pero queriendo tener ocultos sus planes hasta última hora, fué impenetrable aun para sus mas queridos y distinguidos oficiales. Confió, sin embargo, su secreto al intendente Sesma; y este digno patriota, no queriendo hacer acopios de víveres, porque una medida semejante revelaria la proyectada expedi

cion, de su propio peculio hizo algunas compras de provisiones con las cuales pudo el ejército emprender la marcha.

Entre tanto, Morelos habia llamado á todos sus tenientes á Tehuacan. Los Bravos y Galeanas recibieron el mando de las fuerzas que allí estaban acampadas. El intrépido Matamoros, que como hemos dicho ántes, se hallaba situado en la hacienda de Santa Clara, acudió tambien á la voz de su ilustre jefe, y pasando por Molcajac y Tlacotepec, entró á Tehuacan al frente de dos mil quinientos hombres perfectamente organizados, ocho cañones y un obús. Morelos quiso premiar los afanes del general Matamoros, y desde luego lo nombró su segundo. Reunidas ya todas las fuerzas de que se podia disponer, dióse la órden de marcha; y sin saber el ejército adonde queria conducirle su invencible caudillo, salió de Tehuacan el 10 de Noviembre, dirigiéndose al sureste.

LI.

Oaxaca ofrecia un imponente aspecto de defensa. Cuarenta y dos parapetos, en cuya construccion se habian gastado ochenta y tres mil pesos, formaban el perímetro, fortificado con cuarenta piezas de diversos calibres. La Soledad, Santo Domingo, el Cármen y San Agustin, eran otras tantas fortalezas, especialmente el segundo de estos puntos, que los realistas no habian descuidado de aprestar á la defensa. Mas de dos mil hombres guarnecian la plaza á las inmediatas ór

denes de Bonavia y de Régules. El mando supremo lo ejercia el teniente-general Gonzalez Saravia, quien nombrado por el gobierno de España comandante general de las armas en todo el vireinato, acababa de llegar á Oaxaca procedente de Guatemala.

Elementos tan formidables de resistencia envanecieron de tal suerte á los defensores de Oaxaca, que no obstante tener noticia de la salida de Morelos de Tehuacan y de su marcha hácia la ciudad, no creyeron que se atreviese á atacarla. Se imaginaron que el verdadero rumbo que llevaba el general mexicano era hácia la costa del Pacífico, del lado de Acapulco; y que su aproximacion á Oaxaca solo tendria por objeto amagarla á su paso, sin intentar un sitio ni mucho menos tomarla por asalto.

Solamente así puede comprenderse el error gravísimo que cometieron, no cuidando de disputar al ejército independiente el paso de barrancas, rios y desfiladeros que se multiplican en el trayecto de Tehuacan á Oaxaca; puntos ventajosos todos ellos y en los que una corta fuerza hubiera detenido con buen éxito á las divisiones de Morelos, embarazadas con sus cañones, cuyo trasporte se hacia á brazos por aquellos fragosos caminos. Catorce dias tardaron en recorrer los independientes la distancia que separa á Tehuacan del ameno valle en que se asienta Etla, y cada uno de ellos testigo fué de las fatigas que hubieron de soportar los bravos soldados de Morelos. Los rios de Quiotepec, de Cuicatlan y de las Vueltas, crecidos aun en el mes de Noviembre, parecian otros tantos fosos avanzados de los realistas que se abrigaban tras los muros de Oaxaca; vencidos estos obstáculos presentábanse las erguidas y agrestes cimas de la Sierra-Madre, cuya principal cordillera, al recorrer toda aquella provincia, arroja al norte y al medio-dia sus intrincadas ramificaciones; y superadas estas dificultades, luchaban los soldados de Morelos con el hambre, que comenzó á sentirse en el ejército desde su llegada á Cuicatlan. Por eso, cuando los independientes treparon á las cumbres de San Juan del Rey, y mira

T. IV.-7.

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