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y la voz Salvese el que pueda. Las tropas de Bolívar se desorganizaron y no hubo modo de contenerlas; la batalla estaba perdida, y sin la oportuna llegada del escuadrón de Rivas Dávila que impidió la persecución, el desastre habría sido completo. Con todo, la batalla causó á los republicanos una pérdida de mil hombres entre muertos y heridos.

Esta victoria estimuló á Monteverde á enviar de Puerto Cabello 1200 hombres al mando del Coronel Salomón, con el fin de invadir los valles de Aragua y llamar la atención de los patriotas. El 20 de Noviembre presentóse en efecto Salomón en las alturas de Vijirima.

Bolívar después de la rota de Barquisimeto había venido á Valencia á reorganizar el ejército mientras Urdaneta recogía los dispersos, y contramarchaba á San Carlos. Estaba pues en Valencia, cuando Salomón se presentó en las alturas de Vijirima, y ordenó batirlo.

De Carácas acudió el general Ribas con 700 hombres para esta operación; Bolívar mismo llevó 1,300 desde Valencia. El 25 de Noviembre fué atacado Salomón, y después de

un reñido combate, retrocedió á sus posiciones en la montaña, retirándose por la noche á Puerto Cabello. Precisaba ahora destruir á Ceballos, vencedor en Barquisimeto, y para ello dispuso Bolívar que Campo Elias dejando en Calabozo una división de 1000 hombres para observar á Boves, se dirigiera á San Carlos con el resto de sus fuerzas. Allí las encontró Bolívar y con estos y otros cuerpos que llevó él mismo de Valencia reunió una fuerza de 5000 hombres. La dividió en cuatro cuerpos : vanguardia al mando del Coronel Manuel Manrique; centro á cargo del Coronel Florencio Palacios; retaguardia regida por Villapol, y reserva á las órdenes de Campo Elias.

El Jefe realista Yañez había ocupado para esa fecha á Araure, y Ceballos se hallaba allí con sus tropas. A ese punto se dirigió Bolívar con las suyas cuando lo supo, y á él llegó el 4 de Diciembre. Al día siguiente comenzaron los reconocimientos, y no fué sino cuando la vanguardia republicana estaba ya destruida por el enemigo, que el resto del ejército patriota pudo darse cuenta de las ver

daderas posiciones de Ceballos y de Yañez.

Reparado en parte este desastre por la organización que Bolívar diera en el campo á las fuerzas, rompiéronse de nuevo los fuegos y la infantería realista se desordenó, declarándose poco después en completa derrota.

Todos huyeron dejando en el campo más de 1000 muertos. La persecución fue muy activa; y se hicieron más de 600 prisioneros españoles ó canarios que fueron fusilados.

Ceballos huyó á Guayana, y de allí pasó á Coro; Yañez fué al Apure.

La victoria de Araure fué muy favorable á la causa republicana, porque aseguró por lo pronto la posesión del Occidente; pero quedaban todavía, Boves encerrado en las llanuras de Carácas, donde acababa de obtener un triunfo sobre Aldáo, sucesor de Campo Elias, que le permitió aumentar sus hordas á más de 4,000 hombres, y Monteverde encerrado en Puerto Cabello; motivos ambos de alarma y de amenaza para el porvenir.

Mucho se ha escrito contra Mariño, porque en aquellas circunstancias no prestó con sus

tropas á Bolivar un apoyo franco y decidido que habría bastado para destruir á Boves, y precipitar el término de la guerra. Pocos hombres han sido peor juzgados que aquel valeroso y modesto Jefe, tan noble en sus aspiraciones, como gallardo y leal en su persona y en sus sentimientos.

Mariño había libertado las provincias Orientales, y sus compatriotas le habian nombrado Dictador. Bolívar había redimido el Occidente, y merecido por sus triunfos el mismo título. El derecho de ambos era idéntico; las aspiraciones eran las mismas. La ambición no es, á veces, un defecto, sino una noble cualidad, y la ambición de Bolívar era ciertamente mucho más grande que la de Mariño. ¿Por qué no se entendieron aquellos dos hombres en bien de la común patria? La razón era obvia; porque Bolívar tenía una inteligencia propia y privilegiada, y la de su competidor, era pobre para regir un Estado.

Bolívar concebía y ejecutaba, en tanto que Mariño, de carácter débil y complaciente, ejecutaba simplemente las concepciones de sus

Tenientes y amigos, entre los cuales algunos había dominados por una ambición desenfrenada é insensata. Si Mariño hubiera desconocido abiertamente la autoridad de Bolívar Y proclamado la independencia de las provincias Orientales, habría sido ménos perjudicial á la causa general, que limitándose á prestar algunos auxilios á Bolívar, siempre á medias y con extrañas reservas. Su error consistió en la debilidad del carácter, pero no en el exceso de su ambición, como lo han escrito algunos. Los sitiados en Puerto Cabello comenzaron á sentir los efectos del hambre. Ceballos había pedido desde Coro refuerzos á Monteverde : al fin se decidió éste á enviar en su auxilio el regimiento de Granada, del cual apénas llegaron 400 hombres, después de una penosísima marcha por el camino de la Costa.

Cansados los sitiados de las torpezas de Monteverde, le depusieron el 28 de Diciembre de 1813, y pocos días despues se embarcó para Curaçao. Así terminó su carrera el llamado Pacificador y Capitán General, violador de la capitulación de San Mateo.

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