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la Casa Capitular al Templo se hallaba guarnecido de tropas que tributaban á Emparan los honores de ordenanza.

Al llegar éste á la puerta principal de la Iglesia, detúvole bruscamente, asiéndole de un brazo, el valeroso patriota Francisco Salias quien le exigió que volviera al Cabildo porque la salud de la patria así lo demandaba. Sucedió á este hecho un ruidoso tumulto, que no fué parte para quebrantar la animosidad de los conjurados.

Emparan, atónito primero y confuso luego, regresó al Cabildo; las tropas que antes le vitorearan negábanle ahora los honores. La conspiracion triunfaba.

Constituido el Cabildo ante Emparan, la inexperiencia de los revolucionarios habría bastado para darle tiempo de rehacerse moralmente al par que de anularlos, si no hubiera acudido á salvar la situación el Canónigo chileno Doctor José Cortés Madariaga, audaz, inteligente é instruido, quien sin pertenecer al Cabildo, tomó asiento en él á título de diputado del clero y del pueblo.

Madariaga enderezó las cosas con un discurso en extremo viril y elocuente, y pidió, como medida de seguridad, la deposición del Capitan General Emparan, deseada por todos.

Este, queriendo conocer la opinion del pueblo que á la sazon discurría tumultuosamente por la calle, asomóse al balcón, y preguntó en alta voz á la multitud, en la cual había muchos conjurados, si estaba satisfecha de su mando. Madariaga, situándose detrás de Emparan, hizo signos á la turba para que respondiera negativamente.

« No le queremos, » fué el grito general. Tampoco quiero mando, » contestó Emparan mal parado y mohino.

Estas palabras fueron consignadas en el Acta, como renuncia voluntaria de su autoridad.

Al triunfo de la conspiración sucedió el triunfo de la revolución.

El Ayuntamiento se constituyó á seguida en Junta revolucionaria; desconoció la autoridad de la Regencia de Cádiz y declaró que las provincias de Venezuela procederían al estable

cimiento de un Gobierno que ejerciera la autoridad á nombre y en representación de Fernando VII.

Entre las diversas resoluciones tomadas por la Junta de Carácas, una fué el envío de diputados á Lóndres, para participar lo ocurrido al Gobierno Británico, y conocer de cerca qué protección podia alcanzarse. Esta comisión, de la cual fué Bello el secretario, se componía de Bolivar Ꭹ de Lopez Mendez.

Algunas veces nos hemos preguntado qué pudo inducir á Bolívar á aceptar una misión que probablemente sería infructuosa, en vez de ocupar en circunstancias tan graves un puesto militar en el cual pudo haber prestado á su patria servicios más importantes.

En las crónicas de aquella época se dá á este enigma la explicación siguiente. Bolívar, á su regreso de Europa en 1806, había decidido retirarse á la vida privada. Se dedicaba exclusivamente á estudiar y á gobernar sus intereses. Durante los tres años trascurridos hasta 1810 no cesó de protestar contra la tiranía de que era víctima su patria, pero tal vez no le

pareció oportuno el momento para la redención de Venezuela opresa y exangüe; acaso en su claro juicio era inaceptable la fórmula de reconocer la autoridad de un Rey de España.

Corre como válido el rumor de que la revolución del 19 de Abril sorprendió á Bolivar en sus hermosas posesiones de Aragua, y sólo á instancia de sus numerosos amigos se decidió á aceptar la misión en Londres, juntamente con Lopez Mendez y Bello.

Embarcáronse los comisionados y al llegar á Portsmouth el 11 de Julio, dirigieron al Foreign-Office la siguiente carta:

La Suprema Junta Gubernativa, establecida últimamente en Carácas, Capital de las Provincias de Venezuela en la América Meridional, nos ha constituido sus diputados cerca de S. M. B. entregándonos pliegos que debemos poner en manos de V. E.

Tenemos el honor de notificar á V. E. este importante suceso, así como nuestra llegada el día de ayer á esta ciudad, despues de 31 dias de feliz viaje en el Bergantin Wellington de S. M. B. despachado desde la isla de San Tomas por el General Cochrane para conducir nuestras personas á este Reyno.

Una vez que se nos envíe el correspondiente pasaporte,

como lo esperamos de la bondad de V. E. pasaremos sin dilación á esa Capital á cumplir debidamente nuestra comisión.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Portsmouth, Julio 11 de 1810.

SIMÓN DE BOLÍVAR.

LUIS LOPEZ Mendez.

Excmo. Señor Ministro de Relaciones exteriores de S. M. B.

Ya en Londres celebraron una entrevista con el Marqués de Wellesley, secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de S. M. B. V pusieron en sus manos la credencial y la carta de Gabinete en que se participaba el nombramiento.

Publicamos á continuación ambos docu

mentos.

D. Fernando Séptimo, Rey de España y de las Indias &a y en su Real Nombre la Suprema Junta conservadora de sus derechos en Venezuela.

Por cuanto para la subsistencia y conservación de las relaciones amistosas que han existido hasta ahora entre

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