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3,000 infantes. La lucha era muy desigual por el número, y la destrucción de la fuerza republicana fué completa, completa, escapándose apénas Campo Elías y algunos de los suyos.

Bolívar comprendió al punto la gravedad del peligro, é hizo situar inmediatamente diversas fuerzas en La Victoria para contener á Boves. Allí estaba ya el valeroso Ribas con 1000 hombres, cuando Boves atacó la plaza el 12 de Febrero. La situación de los patriotas era muy angustiosa. Reducidos al recinto de la plaza, en ocho horas de combate habian perdido ya la mitad de sus fuerzas. Á Ribas tan valeroso cuanto sereno, le habian muerto ya tres caballos.

El conflicto era inminente cuando de súbito se apercibe una densa nube de polvo en el camino de San Mateo. Comprende Ribas que eran los refuerzos que Bolívar enviaba, y facilita su entrada destinando un cuerpo de jinetes y cazadores á recibirlos. Ribas aprovecha la llegada de esta tropa; sale de la plaza, acomete con furia al enemigo y le obliga á retirarse en completo desórden, quedando dueño del

campo. Pero el peligro no estaba sino conjurado.

Por orden de Bolívar fueron ejecutados todos los españoles y canarios que existian en las prisiones de Carácas y la Guaira. Las ejecuciones á cargo del Gobernador militar Coronel Arizmendi duraron tres días. Existian como 800 presos en la Guaira y 400 en Caracas. Esta horrible matanza fué calificada de diverso modo por los amigos y enemigos de Bolívar. Tal vez no eran todos culpables; tal vez había entre ellos algunos inocentes, y muchos incapaces de hacer daño; pero de esto no puede juzgarse con acierto sino retrotrayendo las cosas al día de la ejecución. No había en ella cobardía ni premeditada crueldad. Aquel acto pareció inevitable á Bolívar para la seguridad de la causa, cuya defensa le había sido encomendada. Era él, sólo llamado á decidir de la necesidad y á asumir ánte su conciencia la responsabilidad moral del hecho, del mismo modo que aceptaba ante sus enemigos las consecuencias materiales.

Sea de esto lo que fuere, es lo cierto que

Rosete seguía asesinando patriotas en los valles del Tuy, sin respetar siquiera á los que se refugiaban en los Templos, y que las poblaciones emigraban en masa para salvarse de sus crueldades; de tal modo que Ribas, que salió en su persecución y le derrotó el 20 de Febrero, encontró en Ocumare más de 300 cadáveres de niños y mujeres insepultos....

Preparóse Bolívar, despues que Boves se retiró de La Victoria para resistirle en San Mateo, lugar accidentado y montañoso, donde le sería ménos difícil vencerle, y agrupó allí una fuerza que apénas llegaba á 1800 hombres de todas armas, con cuatro piezas de artillería.

el

Los combates parciales comenzaron 28 de Febrero. En este día obtuvo Boves algunas ventajas, pero fué herido y suspendió el ataque. Su rival Campo Elías, herido también, murió dias después. Mientras el Jefe realista se aprestaba de nuevo al combate, tuvo Bolívar ocasión de socorrer á Carácas que se veía de nuevo amenazada por la reaparición de Rosete y destacó de sus exiguas fuerzas

300 hombres al mando del bizarro Coronel Mariano Montilla, en auxilio de la misma Ciudad. Boves, á quién Bolívar pareció más débil que ántes intentó por medio de sus Tenientes varios ataques, pero sin éxito, hasta el 20 de Febrero, en que compareció personalmente en el campo: organizó allí sus huestes el 25 comenzó el asalto.

Encarnizada fué la lucha y hábilmente sostenida por ambas partes, y tal vez la fortuna habría coronado de laureles al despotismo si en el momento en que las turbas de Boves se apoderaban del parque de los patriotas, su intrépido y valerosísimo guardián, el granadino Antonio Ricaurte, no hubiera sacrificado noblemente la vida en holocausto de su patria, poniendo fuego á los pertrechos. La explosión fué terrible, espantosa; la columna de Boves quedó carbonizada, y los pocos que sobrevivieron á la catástrofe se pusieron en fuga. Boves se retiró, dejando en el campo 800 hombres entre muertos y heridos.

Rosete era entónces motivo de gran inquietud. Antes de llegar las tropas que Bolívar ha

bía enviado en auxilio de Carácas, organizóse allí una expedición contra aquel al mando de Arizmendi, compuesta de 800 hombres, casi todos estudiantes y jóvenes de las mejores familias.

Todos fueron sacrificados el 16, salvándose apénas Arizmendi con algunos Oficiales. Montilla Ꭹ Ribas se encargaron de vengar aquel desastre, y el 20 encontraron á Rosete en Ocumare, y le derrotaron de tal modo, que escapó milagrosamente.

En estas circunstancias presentóse en el Campo el Ejército de Oriente al mando del General Mariño. Fiel éste á las promesas que hiciera á Bolívar, traía consigo un ejército de 3500 hombres, la mayor parte de caballería.

Muy á tiempo llegó este auxilio, porque Boves, al tener la noticia, levantó el sitio de San Mateo, y corrió á su encuentro. No le encontró en la Puerta, sitio donde lo buscaba, sino en Bocachica, lugar que eligió el General Mariño. Fuéronse allí á las manos el 31 de Marzo, y Boves, disperso y batido por el Jefe Oriental, tuvo que retirarse en la tarde,

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