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estas provincias y la Gran Bretaña, es necesario delegar comisionados cerca del Gobierno de S. M. B. que presenten los votos sinceros y generosos de Venezuela para estrechar más y más estos vínculos; reclamen sus derechos y entablen relaciones de recíproca utilidad entre estos habitantes y los vasallos de S. M. B. y conviniendo á estas Provincias no interrumpir la comunicación y buena armonía que existen entre ambos pueblos tan necesarias para la confianza y seguridad comercial. Por tanto he venido en nombrar, como en virtud de las presentes digo y nombro, en primer lugar al Caballero Coronel D. Simón de Bolívar; en segundo al comisario. ordenador D. Luis Lopez Mendez, y en calidad de auxiliar al Comisario de Guerra y Oficial 1.° de mi Secretaría de Estado, D. Andrés Bello, para que pasando á la Corte de Londres presenten á S. M. Británica por medio de su secretario de Estado la respetuosa consideración de este Gobierno den Cuenta de la instalación de la Suprema. Junta Gubernativa de las Provincias de Venezuela, en quien ha recaido por substitución de los derechos del Pueblo en fuerza de mi imposibilidad y de la disolución. del Gobierno que provisionalmente me representaba en la Península, la Soberanía de las mismas Provincias: reclamen la alta protección de S. M. B. ofrezcan por parte de este nuevo Gobierno la más cordial alianza, bajo la garantía de las disposiciones pacíficas y amistosas en que se hallan estos Pueblos con respecto á los vasallos de la Gran Bretaña y sean el órgano de las comunicaciones que exijan entre unos y otros la necesidad y buena correspondencia y no se opongan á las leyes fundamentales de la Monarquía Española.

Hágase entender á los interesados por la Secretaría de

relaciones exteriores y tómese razón en las demás de este diploma. Dado en el Palacio de la Suprema Junta de Carácas á seis de Junio de mil ocho cientos diez, seIlado con el de mis armas y refrendado por el expresado Secretario.

JOSÉ DE LAS LLAMOSAS,
Presidente.

MARTIN TOVAR PONTE,
Vice-Presidente.

JUAN GERMAN ROSCIO, Secretario de Relaciones Exteriores.

EXCMO. SEÑOR,

El Coronel D. Simón de Bolívar y el Comisario ordenador D. Luis Lopez Mendez están encargados por la Junta Gubernativa de Venezuela de conducir al Soberano de la Gran Bretaña los votos que hacen unanimemente los habitantes de estas provincias por la felicidad de su reinado y por la gloria de sus armas contra el enemigo común.

Los papeles que llevan consigo estos comisionados instruirán suficientemente á V. E. de los motivos que han producido en Carácas el establecimiento de un Gobierno más análogo á las circunstancias y más propio para precaver los riesgos inminentes de que nos hallamos amenazados. La sabiduría y justicia de V. E. nos hacen esperar que aplaudirá la conducta de un Pueblo. generoso, fiel á sus deberes y cordialmente amigo de la

Inglaterra; del pueblo que alzó en América los primeros gritos contra el opresor de la Europa, invocando la unión con la potencia que acaudillaba los esfuerzos de la libertad continental, y que consecuente á sus principios y á su conducta anterior ha dado á los demás de América el ejemplo más saludable en estas circunstancias, por que es el que mejor concilia los intereses particulares de los habitantes del Nuevo Mundo con los de todo el Imperio Español.

Será sensible que las pasiones de algunos individuos interesados en eternizar la antigua servidumbre americana, conspiren á denigrar nuestros motivos y á atribuirnos principios incompatibles con los deberes de Ciudadanos Españoles, cuando sólo se nos oye reclamar los que corresponden á este honroso carácter.

Esperamos que V. E. se digne acoger las solicitudes que los Comisionados llevan el encargo de presentarle, de aceptar el testimonio de nuestro respeto y consideración.

y

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Excmo Señor Ministro de Estado de S. M. Británica.

En los testimonios precedentes se destaca un « de», antepuesto al apellido de Bolívar, que

pudiera tener sabor de aristocracia en paladares demagógicos. Bolívar, luego de haber regresado á su país, suprimió la partícula. Nadie, sin embargo, con más derecho que él á usar adjuntos al apellido signos que expresan el merecimiento personal en los pueblos cultos Ꭹ civilizados, siendo así que á su familia estaban vinculados el Marquesado de Bolívar, el Condado de Caporete y el Señorio de Aroa.

Tal punto, nimio en apariencia, es de suyo importante porque este y otros dieron pretexto á escritores españoles para azotar el rostro de Bolívar con la acusación calumniosa de aristocrata.

En la mayoría de las Repúblicas de la América española, las ideas democráticas arrastraron en pos desbordamientos de pueblos, hechos de antiguo á servidumbre colonial que envilece, y exaltaron vulgaridades odiosas. La reacción se entronizó. Túvose entónces por incompatible con las nuevas instituciones políticas el uso de títulos y condecoraciones, y el mérito, despojándose de su representación, arrojó condecoraciones Ꭹ títulos á la hoguera

inextinguible de una igualdad social ficticia, tan mal entendida como practicada. Se confundía malamente la igualdad política que engendra la República, para cubrir con un mismo manto á los ciudadanos todos, con la igualdad social, siempre inasequible, cualesquiera sean las formas de gobierno. Justo y plausible es buscar la igualdad procurando elevarse en alas del mérito á la cumbre donde viven los ciudadanos más distinguidos de un país, pero injusto y censurable despeñar á estos de la altura en que están para que se arrastren abajo, en union de los que no pudieron llegar á ella por falta de mereci

mientos.

El Gobierno Británico, ligado á España por tratados de alianza, no podia en aquellos momentos hacer un recibimiento oficial á los Comisionados de Carácas, sin faltar á graves deberes internacionales. Por otra parte, deseoso de obtener en América las ventajas posibles para su comercio, no le convenía desairar á los enviados de Venezuela, sino agasajarles para recabar de ellos algún acuerdo mediante

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