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el pueblo del Consejo, en seguimiento del último, cuando supo que Morillo había sorprendido sus fuerzas en la Cabrera, y avanzaba. Esto le obligó á emprender precipitadamente la retirada hacia Villa de Cura y Bocachica, pero Morillo les alcanzó y les dió batalla, con buen resultado al principio para la causa de los patriotas, pero con gran desastre al fin, porque la derrota fué completa. Ni se salvaron siquiera los papeles de Bolívar. Urdaneta, Torres, Valdés y otros jefes fueron heridos; pero también Morillo, por lo cual fué trasportado á Valencia.

Retiróse Bolívar al Rastro, y allí rehizo el ejército. En su auxilio vinieron diferentes fuerzas, entre ellas las de Paez, que para aquella fecha había ocupado la plaza de San Fernando. Tenía para el 20 de Marzo 2,800 hombres. Buscóle La Torre que había reemplazado en el mando á Morillo, pero no juzgó conveniente atacarlo, por tener pocos jinetes. Los patriotas le alcanzaron el 26, y le apagaron los fuegos, pero el combate quedó indeciso, y La Torre se retiró hácia Valencia.

Pensó entónces Bolívar en el antiguo plan que Paez y Urdaneta le aconsejaran, y envió al primero al Pao, y á Monagas á Barcelona. Estableció después su cuartel general en Rincón de los Toros, cerca de San José de los Tiznados. Cedeño se adelantó con sus fuerzas hácia el Pao, y Bolívar quedó solo con 300 infantes Ꭹ 700 jinetes.

Al siguiente día en la noche, se salvó milagrosamente, porque habiendo sabido Lopez por un desertor republicano donde dormía Bolívar, y hasta el santo y seña de la división, envió al capitan Renovales con 8 hombres competentes, para que se introdujeran en el campo republicano, y lo asesinaran.

En efecto, penetró Renovales en el campamento, logrando engañar al coronel Santander, que era sub-jefe de Estado Mayor; y á las cuatro de la mañana le hizo creer que venía de practicar un reconocimiento en el campo enemigo por órden del jefe supremo, y que estaba en el deber de darle cuenta de su comisión. Santander, que debía avisarle que todo estaba preparado para la marcha, acompañó á Reno

vales, y le señaló la hamaca en que debía dormir Bolívar. Al verla, disparó Renovales sus armas á quema-ropa, y se retiró creyendo que, efectivamente, había dado muerte á Bolivar. Pero sucedió que éste acabada de levantarse y dispuesto para la marcha, tenía ya el pié en el estribo de su cabalgadura, cuando sonaron los tiros.

El pánico que siguió á esto fué espantoso; y al amanecer, aquella tropa desmoralizada por el suceso que acababa de ocurrir, fué fácilmente batida por Lopez. Los dispersos se reunieron con Bolívar en Calabozo, á donde llegó también Cedeño con parte de sus fuerzas. De allí siguió Bolívar á San Fernando.

Paez que había tenido la fortuna de apoderarse de San Carlos, midió sus armas con La Torre, en las llanuras de Cogedes, y fué derrotado, retirándose al Apure. En San Fernando estaba con Bolívar, cuando se les presentó Cedeño, derrotado por Morales, que con las fuerzas de Lopez ocupó á Calabozo dándole alcance el 20 de Mayo cerca de la Laguna de los Patos. La caballería de Cedeño huyó

vergonzosamente, y los infantes, en número de 250, fueron todos degollados. Paez, con sólo su guardia de honor, contuvo á Morales el 28 del mismo mes en el Guayabal, matándole 200 hombres, y obligándole à retirarse hácia el Sombrero.

Bolívar consideró perdida la campaña de aquel año, después de tantos desastres, y dejando á Paez la defensa de Apure, marchóse con Cedeño, Soublette, Santander y otros á Angostura, con el fin de sacar nuevos recursos de las provincias de Oriente. No podían estas darlos muy abundantes. Cierto que Margarita estaba en paz en poder de los republicanos, pero la capital de Barcelona permanecía en manos de los realistas, y Cumaná estaba completamente perdida.

Á

A pesar de esto Bolívar vigorizó cuanto pudo con sus disposiciones el estado de las cosas, secundado por Bermudez y Urdaneta, y obtuvo que Mariño Mariño cooperara al plan común, dando tregua á sus habituales rencillas. En tal estado, se le presentó Brión, con un parque de ocho mil fusiles, pertrechos, un

tren de artillería y otros efectos de guerra. Este auxilio no podía ser más oportuno.

La fortuna comenzaba á sonreir, cuando llegó al cuartel general la infausta nueva de que las tropas de Apure habían desconocido la autoridad de Bolívar, y nombrado á Paez jefe del ejército y Director supremo del país.

Fué autor principal de éste motín el inglés Wilson, que como otros extranjeros había ido á Venezuela á correr aventuras. Paez desaprobó lo hecho, y ordenó á Wilson que se presentara en Angostura ante Bolívar para explicar su conducta. Este no hizo más que reprenderlo y expulsarlo del país.

De Casanare pidieron á Bolívar un jefe que regularizara las operaciones. En el acto despachó con armas y municiones como jefe de operaciones al general Santander con Lara y otros beneméritos patriotas.

Entre tanto Mariño perdió una división de 1500 hombres que ya tenía organizados en Maturín, y hubo de refugiarse con unos pocos en Santa María. Bolívar, que había salido de

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