Imágenes de páginas
PDF
EPUB

para siempre el poder español en Nueva Granada. Hagamos una ligera descripción de tan brillante suceso.

Ascendía el ejército de Barreiro á 3,000 hombres; el de Bolívar apénas contaba dos mil. El combate comenzó á las dos de la tarde entre las respectivas descubiertas, en las inmediaciones del puente de Boyacá; cada fuerza buscó sin embargo sus posiciones antes de declararse en formal batalla. Las columnas principales de Barreiro se situaron en una altura con una batería de artillería en el centro y dos cuerpos de caballería á los costados. Tenían además en la cañada que mediaba entre ambas alturas, un batallón.

El ejército patriota marchó sobre el enemigo en línea de batalla. Anzoategui desalojó de la cañada el batallón realista; el combate se hizo general, las columnas realistas perdieron las alturas y no pudieron recuperarlas; sus granaderos de á caballo emprendieron la fuga; simultáneamente la vanguardia de Barreiro fué derrotada por el ala izquierda del ejército republicano. No había retirada posible.

El ejército realista se rindió á discreción, quedando en poder del vencedor sus jefes, casi todos los oficiales, 1600 soldados, todo el armamento, municiones, artillería Ꭹ caballos. Sólo se salvaron unos 50 hombres que huyeron al principio de la batalla.

El Virey Sámano, al saber el día nueve lo ocurrido en Boyacá, se puso en fuga, dejando en Bogotá un millon de duros y cuanto allí había, y con algunos empleados principales y su guardia se dirigió velozmente á Honda. Calzada, que había sido enviado allí por Morillo, se retiró á Quito con 400 hombres.

Bolívar hizo su entrada triunfal en Bogotá el 10 de Agosto á las cinco de la tarde, en medio de las aclamaciones populares más entusiastas, pero no se embriagó con tan gloriosa victoria; ántes bien, consagrándose á aprovecharla, destinó varias fuerzas á Popayán para combatir á La Torre, otras á Pamplona con Soublette; y envió á Guayana fuertes sumas en dinero para auxiliar á los patriotas de aquella región, y en fin, organizó el país granadino en sus diversos ramos admi

nistrativos. Una gran Asamblea popular le aclamó Libertador de la Nueva Granada.

Nombró Bolívar á Santander Vice-Presidente de la República, y marchó hácia el Norte con fuerzas considerables. El 26 de Setiembre ya estaba en Puerto Real, al día siguiente en camino para el Socorro, y de allí á Guayana.

Digamos, pues, lo que había ocurrido en el

Oriente de Venezuela desde la ausencia de Bolívar. Urdaneta había salido para Margarita á encargarse del mando de las legiones extranjeras, que en realidad no constituían por el número ni por la calidad un auxilio valioso. Ántes al contrário formadas imprudentemente en Europa, habíanse hecho ofertas á los alistados, que la República no podía cumplir, y de ahí los disgustos de muchos al llegar á Margarita. Si á esto se agrega que el general Arismendi se oponía á dar á Urdaneta el contingente de 500 hombres que Bolívar había ordenado, se comprenderá que le fué forzoso á aquel jefe el retardar la campaña sobre las provincias de Barcelona y Cumaná que Bo

lívar le encomendó á su salida para la Nueva Granada. Ni paró en esto, porque Urdaneta, decidido á hacerse respetar, tomó en sério el asunto, y harto ya de subterfugios y de amenazas hizo presos en un buque de guerra á los sediciosos, y el mismo Arismendi fué preso después y remitido á Angostura para ser juzgado.

Al fin salió Urdaneta para Barcelona con 1,200 ingleses y la escuadrilla; pero careciendo de caballería, y hallándose casi todos los pueblos de la provincia ocupados por realistas, difícil si no imposible habría de serle el comunicarse con Bermudez. Si á esto se agrega que las tropas inglesas disgustadas, y en su mayor parte ébrias, habian comenzado á desertarse, se caerá en la razon de haberse frustrado la expedición de Urdaneta.

Reembarcóse este jefe para Cumaná el primero de Agosto, y después de un imprudente y desfavorable ataque contra la plaza se dirigió á Maturín, donde entregó el mando de sus fuerzas á Mariño en cumplimiento de una órden del Gobierno de Guayana.

Hemos dicho ya que Bolívar, después de haber libertado la Nueva Granada, se puso en marcha para Guayana. Antes de llegar á Angostura, circularon sus enemigos la noticia de que venía derrotado por Barreiro, solo y fugitivo. El Congreso estaba reunido todavía. Varios diputados partidarios de Mariño y Arismendi pretendieron que se juzgara á Bolivar por desertor, fundándose en que había emprendido sin permiso de aquel Cuerpo, la campaña de la Nueva Granada. Tal proyecto no era sino el pretexto de una conjuración que debía efectuarse más tarde en el seno del Congreso para obtener la renuncia del VicePresidente Zea, su reemplazo con Arismendi que estaba preso, y la proclamación de Mariño como general en jefe del ejército de Oriente.

Á los conspiradores se les logró el deseo á pesar de los esfuerzos de Urbaneja, ministro de lo Interior é interino de la Guerra, enderezados á disuadirles de llevar á término tal proyecto. Arismendi, á quién se libró triunfalmente de la prisión para llevarle al Congreso,

« AnteriorContinuar »