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que hacemos de los orígenes del régimen parlamentario en nuestra patria, con la intención de dar á la publicidad otro trabajo.

Grande y justificado fué el júbilo del Congreso al saber la noticia de la victoria de Carabobo, y en el acto promulgó un decreto en homenaje á Bolívar y al ejército vencedor bajo sus órdenes. Otra de sus preferentes ocupaciones, fué juzgar de la renuncia que aquel había hecho desde Barinas del cargo de Presidente de la República que le confiriera el Congreso Venezolano. Era esta la tercera vez, pero no la última, que Bolívar renunciaba su autoridad, más bien para pulsar la opinión pública, que con el deseo sincero de retirarse del poder, y por tercera vez fué desestimada su demanda.

El Congreso de Cúcuta nombró en consecuencia el 7 de Setiembre á Bolívar Presidente de Colombia por una gran mayoría, y VicePresidente á Santander; elecciones acertadísimas, porque no existían en Colombia dos hombres más competentes para el desempeño de estas magistraturas.

Bolívar, que recibió en Maracaibo los oficios en que se le llamaba, pusóse en camino y llegó al Rosario el 29 del propio mes. Lo mismo hizo Santander. El 3 de Octubre prestaron ambos magistrados el juramento legal ante el Congreso, y firmó Bolívar la Constitución promulgada por aquella corporación. No nos detendremos en hacer aquí el análisis de esta carta, algo parecida á la que se promulgó en Guayana en 1819, porque las Constituciones no han ejercido nunca influencia alguna en la suerte de los pueblos Sur-Americanos. Las leyes han sido buenas, pero los llamados à aplicarlas no han cumplido con sus deberes.

Constituyó en seguida Bolívar su Gobierno, compuesto del Dr. Gual, ministro de Relaciones Exteriores, Castillo Rada, de Hacienda, Restrepo, secretario del Interior, y el coronel Briceño Mendez de Guerra y Marina, y poco después emprendió la gloriosa campaña del Sur. Antes de narrarla, digamos como concluyó la guerra en Venezuela.

Promulgábase en Carácas la nueva Consti

tución en Enero de 1822 á disgusto de todos, porque señalaba á Bogotá como capital de la República, á tiempo que el general Soublette era nombrado director de la Guerra é Intendente del Departamento de Venezuela, y Paez, comandante general del mismo. Entre ambos jefes debían surgir ciertas desavenencias, hijas de la naturaleza misma, á veces incompatible de sus respectivos cargos.

Sucedió, pues, que habiendo dejado La Torre, ántes de encerrarse en Puerto Cabello, varias fuerzas en el Tocuyo, y enviado en su auxilio á Morales, dispuso Soublette batirlas, y ya se ejecutaban sus órdenes cuando Paez ordenó que se suspendieran los movimientos. Esto fué causa de que Soublette se trasladara á Valencia, para celebrar allí una entrevista con Paez, la cual no tuvo resultado favorable, puesto que fuerza fué que cediera la voluntad del director de la guerra quien regresó desairado á Carácas. Faltó, pues, concierto entre las dos autoridades principales, y Soublette se trasladó en persona al teatro de la guerra.

La hacían por Coro y Maracaibo los rea

listas, y contra ellos marchó el coronel Piñango con dos mil infantes y 200 jinetes ligeros. Hubo en la provincia de Coro algunos encuentros parciales que, unidos á las marchas, bastaron para cansar la tropa de Piñango que se retiró á Carora, para reunirse á Soublette.

Las tentativas realistas contra Maracaibo se frustraron por entonces, pues la fuerza que al mando de Ballesteros había desembarcado cerca de la ciudad, se rindió, después de crudísimo combate, al cuerpo republicano que salió á batirla, y la otra columna que amenazaba por Perijá, capituló con el general Lino Clemente, comandante general del Zulia, y se rindió con 562 hombres.

Soublette logró á duras penas reorganizar la fuerza de Piñango y salió de Carora el 18 de Mayo hacia Coro con 864 hombres. El resto de aquella división se componía de enfermos que fué preciso dejar.

El 25 derrotó una columna realista al mando de Sicilia, y el 7 de Junio libró nueva acción cerca de Dabajuro contra Morales que

tenía fuerzas mucho mayores, y aún alguna artillería. Recio fué el combate, y muy dignamente sostenido por el jefe republicano. Cierta habría sido la victoria, á ser mejor la calidad de sus tropas; pero apénas había en la división 400 veteranos; los demás eran bisoños, y Soublette tuvo que retirarse á Carora á donde llegó el 13. Rehecho más tarde, ocupó la provincia de Coro el 25 de Julio con más de 2,000 hombres; pero Morales se había retirado ya á Puerto Cabello, por lo cual Soublette encomendó la defensa de aquella provincia á Torrellas y se dirigió rápidamente á Valencia.

La Torre, nombrado capitán general de Puerto Rico, había llamado á Morales para entregarle el mando; y el nuevo capitán general de Venezuela tenía que hacer algo extraordinario que acreditara su autoridad. El plan no le salió mal al principio, pero al fin fué desastroso para su causa, porque la independencia de Venezuela quedó para siempre consumada.

Fué el hecho quo Morales engañó á los republicanos con una salida que desde Puerto

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