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quejaba de que Bolívar le hubiera tratado con injusticia al calificar en su presencia y de un modo público á Sucre, como el más digno de los generales de Colombia, y se hubiera expresado con cierta dureza de lenguage en la Junta que convocó consultarle acerca de la conveniencia de reasumir el mando; junta, en la cual Urdaneta opinó en contra del deseo de Bolívar. Á su turno se quejaba éste, de que Urdaneta Ꭹ Córdova hubieran influido con sus obsesiones hasta hacerle desistir de su proyecto de indulto en favor de los conjurados del 25 de Setiembre, y también de sus inconsultos procederes respecto del proyecto de monarquía.

El Congreso nombró Presidente al señor Joaquin Mosquera y Vice-Presidente al general Caicedo. Ausente aquel en Popayán, fué llamado el segundo á encargarse del Poder ejecutivo, lo que hizo, aunque con alguna repugnancia.

Bolívar decidió expatriarse, y vendiendo cuanto tenía, vajilla, alhajas y caballos reunió diez y siete mil pesos: palpitante demostración de su pureza é integridad !

El Congreso le concedió al día siguiente de su partida una pensión vitalicia y un voto de honores y gracias, digno de sus merecimientos. La partida de Bolívar se había fijado para el 8 de Mayo, pero como era preciso que en su dramática existencia, ocurriera siempre algo que perturbara hasta el más noble de sus propósitos, sucedió que la víspera del viaje se amotinaron vários cuerpos de tropas venezolanas, al mando del general Portocarrero, produciendo en la ciudad grande y general consternación. Felizmente este incidente no tuvo más consecuencia que el envío de dichas tropas á Venezuela, que era lo que ellas deseaban, pero sirvió de ruin pretexto á los enemigos de Bolívar para acusarle injustamente de complicidad en el movimiento. Esto no impidió, sin embargo, el viaje de Bolívar hasta Cartagena, que se efectuó el 8 de Mayo.

Su ausencia tenía que producir grandísimo efecto en Colombia; con él desaparecía el único prestigio que hasta entonces había contenido tantas absurdas ambiciones. Con la separación y expatriación del hombre superior,

los demás habían quedado igualados. Lícito era ya lanzarse en las aventuras.

Colombia se había desmoronado. El Ecuador no tardó en declararse en estado libre é independiente, y encargó del mando supremo al general Florez, el cual convocó para el 10 de Agosto un Congreso constituyente que debería reunirse en la Ciudad de Rio-Bamba.

En Venezuela el Congreso constituyente, convocado para justificar el alzamiento de Paez, abrió sus sesiones el 6 de Mayo. Excitado á continuar ejerciendo el mando supremo mientras se tomaba alguna decisión, presentó aquel su renuncia. Como ésta no era sino una farsa que por frecuente se ha hecho ya despreciable en casi todos los países de América, el Congreso no la aceptó, y Paez continuó ejerciendo el cargo de Jefe supremo de la República. Inspirado el constituyente venezolano en un sentimiento de implacable odio contra Bolívar, previno al de Colombia que para llegar á un acuerdo era indispensable que aquel se alejase del territorio de la República! Hasta los más queridos compatriotas de

Bolívar le habían abandonado! Paez era el nuevo astro destinado á brillar en el oscuro cielo de la patria, como el íris en medio de la tempestad!

Debe confesarse, sin embargo, que la opinión del pueblo venezolano en favor de la transformación política fué casi unánime, bien que no lo fuera la odiosidad contra Bolívar, sentimiento explotado por sus enemigos hasta con crueldad. Hubo pocos disidentes en varios puntos de la República, y aun se pusieron en armas invocando el nombre de Colombia Ꭹ de Bolívar; pero al fin tuvieron que rendirse, porque en el fondo el pensamiento de separar á Venezuela del resto de la confederación, era verdaderamente popular en dicho país. Lo mismo habría sucedido en Nueva Granada si el Congreso de Cúcuta hubiera establecido la capital en Carácas, en vez de establecerla en Bogotá.

Quedó, pues, consumada la separación, y proscrito Bolívar de su propia patria, en virtud de un decreto que expedió el Congreso constituyente, el 10 de Setiembre. Publicamos en

seguida este documento, en el cual no se acordaron siquiera á Bolívar sus títulos de Libertador y padre de la patria.

El Congreso constituyente de Venezuela, considerando:

1° Que después que Venezuela proclamó los principios de su política franca y liberal, y que el Congreso mostró su indulgencia en favor de algunos individuos, que se habían desviado de la senda trazada por la opinión general, no faltan personas que intentan todavía turbar la tranquilidad y el órden establecido;

2o Que estos conatos y proyectos se apoyan principalmente en la mansión que hace el general Simón Bolívar en el departamento del Magdalena, después de haber renunciado el destino de Presidente de Colombia, nombrádose su sucesor constitucionalmente, y aún después de haber obtenido su pasaporte para Europa, según lo anuncian los papeles públicos de Cartagena;

3° Que es tanto más insidiosa la conducta del general Bolívar cuanto que, sin embargo de no tener ya carácter público, ha tratado de fomentar la insurrección de Rio Chico, dirigiéndose oficialmente al Gobierno de Bogotá, según lo demuestra la contestación del ministerio del Interior fecha 21 de Julio;

4o Que desde allí promueve todavía el general Bolívar, por medio de sus agentes, la sedución de los incautos, y amenaza con hostilidades á su misma patria, cuyos ciudadanos fueron instrumentos de su gloria,

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