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Al recibir Bolívar la noticia de tan feliz suceso, redobló marchas en solicitud de Tiscar, pero éste que por los fugitivos había sabido lo ocurrido, abandonó á Barinas, retirándose á Nutrias perseguido por Jiraldot, y de allí á Angostura.

En Barinas organizó Bolívar sus fuerzas ; creó el batallon de Valerosos Cazadores al mando del Comandante español Santinelli, y montó sus primeros cuerpos de caballería.

En seguida dispuso que Ribas siguiera al Tocuyo, que las tropas de Jiraldot regresaran de Nutrias para seguir con ellas á Ospino, Araure y San Carlos, y Urdaneta, nombrado Jefe de vanguardia fué llamado á Guanare. Las fuerzas realistas comprendiendo mal los movimientos de Bolívar, contribuyeron al buen éxito de la campaña, pues el jefe español Oberto que mandaba una columna de 800 infantes y 190 jinetes, fué batido Ribas que sólo tenía 500, en el sitio de los Horcones el 22 de Julio, dejando en su poder armas y bagajes; y Bolívar pudo, como resultado de esta victoria y de la retirada hacia Valencia de

por

las fuerzas españolas al mando de Izquierdo, ocupar la ciudad de San Carlos el 28 de Julio.

Allí pasó revista á 2,500 hombres y siguió al encuentro de Izquierdo que tenía otros tantos, la mayor parte veteranos. Encontráronse las avanzadas el 31 en las sabanas de los Pegones. Esquivó Izquierdo el combate y siguió replegándose hacia Valencia; pero Bolívar que comprendía la importancia de destruir aquella fuerza, antes de que se guareciera en la Serranía, donde habría sido imposible atacarla, hizo montar en las grupas de los caballos cuantos infantes pudo y desmontarlos repentinamente al llegar frente al enemigo. Trabóse allí un combate sangriento, y fué tan grande el arrojo, que desordenado y acribillado el ejército de Izquierdo, todo él quedó en poder de Bolívar, escapando á duras penas un Oficial que llevó á Monteverde la noticia del suceso.

Izquierdo mismo herido en el campo, donde peleó valerosamente, fué trasportado á San Carlos que le sirvió de tumba.

El 1.o de Agosto continuó Bolívar su marcha hácia Valencia. Monteverde que la defendia

huyó á Puerto Cabello con 250 infantes y algunos caballos. El ejército republicano ocupó el 2 aquella ciudad y continuó ya sin dificultad hasta Caracas, haciendo su entrada triunfal en esta Capital el 7 de Agosto.

¡Maravillosa campaña emprendida con 400 hombres desde Cúcuta hasta Carácas!

¡Cuán gloriosa para Bolívar y sus nobles compañeros José Felix Ribas, Urdaneta, D'Eluyar, Jiraldot y los demás!

Bolívar habia concedido desde La Victoria una honrosa capitulación á Fierro, teniente de Monteverde, encargado por éste de la defensa de Carácas, pero no le aguardó en la ciudad, sino que abandonando sus tropas y partidarios, se había embarcado para Puerto Cabello.

Deseoso Bolívar de no mancillar su triunfo con represalias ni violar su decreto de guerra sin cuartel, nombró una comisión compuesta en su mayor parte de españoles, de los mismos que á merced suya habian quedado por la fuga de Fierro, para que, entendiéndose con Monteverde en Puerto Cabello, le exigieran la

ratificación del convenio que les garantizaba la vida. Negóse éste á toda avenencia, dejando así abandonados al rigor del vencedor aquellos infelices que sólo él comprometiera.

El 8 de Agosto anunció Bolívar el restablecimiento de la República, bajo los auspicios del Congreso Granadino, y asumió el mando dictatorial como General en jefe del ejército, hasta la conclusión de la guerra.

Este acto fué lógico y necesario. Los pueblos no hacen Dictadores, los dictadores se hacen ellos mismos, cuando los precisa un país.

Dejemos un instante á Bolívar en Caracas, que le saludaba ya con el título de Libertador, mientras reseñamos concisa y rápidamente los demás sucesos ocurridos en Venezuela desde el día en que Bolívar se embarcó en Agosto del año anterior para Curaçao y Cartagena.

VI

Violada por Monteverde la capitulación que había celebrado con el General Miranda, entregóse aquel Jefe á todo género de persecuciones contra los patriotas. Casi todos fueron reducidos á prisión, desposeidos de sus bienes, y atormentados de la manera más brutal : algunos perecieron en las prisiones, otros fueron enviados á España con grilletes.

Á tiempo que Bolívar salía de Curaçao para la Nueva Granada, con el propósito de hacer la gloriosa campaña que acabamos de narrar,

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