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con aumentos i crecimientos en su edad i sucesión; siendo, como se deja entender, grata a Dios, Nuestro Señor, la memoria de este dia por las penitencias i actos devotos i relijiosos de los fieles, i que, en ellos, tendrá parte principal este convento que cuida de la devota imajen del santo crucifijo, i asisten muchos al sermón, procesión i celebridad, i a las confesiones i comuniones que se frecuentan en su iglesia este dia, parece de grande retribución de las obligaciones en que estamos al Rei, Nuestro Señor, i a sus gloriosos projenitores ofrecer los merecimientos de este dia de su celebración i sacrificios por la salud de Su Majestad, i por la perpetuidad de la sucesión en la corona i señorío de estos reinos, haciéndole patrón de esta memoria, i obligándonos a ofrecer este obsequio i los necesarios de este dia al intento referido por aumento de la obligación constituida en la escritura de suso citada, i debajo de la misma forma que, en ella, se contiene. I habiéndose oído esta propuesta por los dichos padres de esta congregación, convinieron unánimes en la dicha propuesta, con que se haga como dicho nuestro reverendo padre maestro rector provincial lo propone; i que, a su cumplimiento, se obligaban en la mas bastante forma que haya lugar en derecho; i desde luego, por sí, i en nombre de los demás relijiosos que agora son i en adelante fueren, aplican los sufrajios, penitencias i buenas obras que hicie

ren dicho dia de 13 de mayo en este convento, como en los demás de esta provincia, en memoria del dicho terremoto, por la salud del señor don Cárlos II, Nuestro Rei i Señor Natural, i porque Dios Nuestro Señor sea servido de darle feliz sucesión en la corona i señorío de todos sus reinos, i victoria contra sus enemigos i los de nuestra santa fe católica. I así lo otorgaron i firmaron todos los presentes que irán firmados.-- Doi fe yo el escribano de todo lo dicho, i que conozco a parte de los dichos relijiosos, siendo a todo lo que dicho es presentes por testigos Marcos Gómez de Lamas, Diego de San Martín, i Juan de Maturana, presentes.

«Frai Juan de Toro Mazote, rector provincial.Frai Lorenzo de la Parra, prior-Frai Luis de Alderete, presentado.-Frai Luis de Hevia.-Frai Juan de Miranda.—Frai Agustin Dies.—Frai Miguel de la Orden.-Frai Felipe Maldonado.-Fran Cristóbal Méndez.--Frai Agustín Ibáñez.--Frai Pedro de Suasola.--Frai Andrés de Pereda.Frai Francisco de Laguna.-Frai Lorenzo Herreros.--Ante mí, Pedro Vélez, escribano público.»

Es de presumirse que esta aplicación de sufrajios a la salud de los reyes i a la prosperidad de la monarquía acrecentase la devoción de los fieles a la rogativa de mayo, en un tiempo que se profesaba afecto tan sincero i entrañable al monarca i a cuanto le pertenecia.

Ello es que esta gran solemnidad relijiosa se ha celebrado sin interrupción desde aquella remota fecha hasta nuestros dias.

Las únicas innovaciones que se han introducido en la procesión consisten en la supresión de los penitentes de sangre, i en el cambio de la hora a que se hace, la cual no es ya la noche, sino la tarde.

Entre las personas que dejaron legados para el sostenimiento de esta conmemoración, se cuenta doña Catalina de los Rios apellidada La Quintrala, quien, en un testamento otorgado el 15 de enero de 1665, fundó para este fin un censo, cuya renta ascendia a doscientos pesos anuales.

Creo curioso terminar este capítulo, publicando, por la primera vez, el acuerdo que el cabildo de Santiago celebró con motivo del primer aniversario de aquella desastrosa calamidad.

«En la noble i mui leal ciudad de Santiago de Chile, en 8 dias del mes de mayo de 1648, la justicia i rejimiento de esta ciudad se juntaron en su lugar acostumbrado, i acordaron lo que se sigue:

Este dia, acordaron que, a la procesión que se ha de hacer el miércoles que viene para pedir mi

sericordia a Dios, Nuestro Señor, i nos libre de terremotos como el pasado que sucedió, que el dicho dia, hace un año, el señor correjidor i los señores alcaldes i rejidores, acudan al buen go

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el

bierno de ella; i para que todas las obras penales i penitencias que se hicieren, se procuren hacer en gracia, mandaron que, el dicho miércoles, para buen ejemplo, todas las personas de este cabildo confiesen i comulguen a la misa mayor en la catedral; i se exhorte a todos los del pueblo hagan lo mismo; i en el sermón del domingo, lo pida por cédula que dé el señor procurador jeneral de esta ciudad; i lo mismo se haga todos los años en memoria de las misericordias tan conocidas que Su Divina Majestad hizo con todos los de la república, librándolos de él; i en las puertas de las iglesias, se pongan cédulas para ello; i Su Señoría se sirva proveer lo que mas convenga en la dicha razón se haga.»

XVIII.

Socorros para la ciudad de Santiago.

El primero que acudió al amparo de la arruinada capital del reino de Chile fué el presidente don Martín de Mujica, el cual, según la costumbre establecida, residia entónces en Concepción.

La que va a leerse fué la carta de pésame, por decirlo así, que escribió al cabildo de Santiago.

«No he podido echar de mí el horror en que me ha puesto ese estupendo i pocas veces visto castigo de la poderosa mano de Dios, a que tanto ayudó la gravedad de mis innumerables culpas; ni puedo dejar de hacer nuevo sentimiento, en cada hora, del que tendrá toda esa nobilísima república en tanto mal i en tan miserable estado, descubriendo

por instantes mayores causas de dolor, que, acompañadas de la ternura de sus lágrimas, les faltaran razones para esplicar sus penas, cuya representación me tiene tan suspensa el alma, i el corazón tan lastimado, que no determino la forma

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