Páginas sueltas: (semblanzas y estudios literarios)

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A. Bethencourt é hijos, 1889 - 370 páginas
 

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Pasajes populares

Página 194 - Tú das la caña hermosa, de do la miel se acendra, por quien desdeña el mundo los panales. Tú en urnas de coral cuajas la almendra que en la espumante jicara rebosa; bulle carmín viviente en tus nopales, que afrenta fuera al múrice de Tiro; y de tu añil la tinta generosa émula es de la lumbre del zafiro.
Página 360 - ¿luces, costumbres, religión o leyes. . . ? ¡Si ellos fueron estúpidos, viciosos, feroces y por fin supersticiosos! ¿Qué religión? ¿la de Jesús?. . . ¡Blasfemos! Sangre, plomo veloz, cadenas fueron los sacramentos santos que trajeron. ¡Oh religión! ¡oh fuente pura y santa de amor y de consuelo para el hombre! ¡cuántos males se hicieron en tu nombre! ¿Y qué lazos de amor. . . ? Por los oficios de la hospitalidad más generosa hierros nos dan, por gratitud, suplicios. Todos, si, todos;...
Página 360 - Nos amó hasta morir. — Por tanto ahora En el empíreo entre los Incas mora. «En tanto la hora inevitable vino Que con diamante señaló el destino A la venganza y gloria de mi pueblo. Y se alza el vengador. — Desde otros mares Como sonante tempestad se acerca: Y fulminó. Y del Inca en la peana.
Página 179 - Besé a un hombre, porque toda pasión es insensata. Debo aquí confesar que un beso ardiente, aunque robe la dicha y el sosiego, es el placer más grande que se siente cuando se tiene un corazón de fuego. Cuando toqué tus labios, fue preciso soñar que aquel placer se hiciera eterno.
Página 86 - ... ganado junto a la fuente de la verde loma, decid en qué desierto, en qué collado ha posado su vuelo mi paloma ! Volverá la cercana primavera y tú no volverás, sol de mi día; te aguardo del Cedrón en la ribera: ven, sin temor, levántate, alma mía ! Porque sin verte a mi pesar yo muero, porque ya siento, sin calor, la vida, y el arpa del amor, porque te quiero, la tengo de los sauces suspendida.
Página 86 - Cedrón en la ribera: ven, sin temor, levántate, alma mía ! Porque sin verte a mi pesar yo muero, porque ya siento, sin calor, la vida, y el arpa del amor, porque te quiero, la tengo de los sauces suspendida. Aquí te aguardo en tardes y mañanas y cuento mi dolor a las estrellas viendo las tiendas de Cedar lejanas al blando cabalgar de mis camellas.
Página 360 - ¡Guerra al usurpador!- ¿Qué le debemos? ¿luces, costumbres, religión o leyes...? ¡Si ellos fueron estúpidos, viciosos, feroces y por fin supersticiosos! ¿Qué religión? ¿la de Jesús?... ¡Blasfemos! Sangre, plomo veloz, cadenas fueron los sacramentos santos que trajeron.
Página 87 - Porque a tus ojos, luz de la alborada, Para mirar tu corazón me asomo, Y tu boca cual flor de la granada Para mí guarda cipro y cinamomo. No soy la pecadora Magdalena Que vierte el vaso del aceite santo * A los pies de Jesús : una azucena Le ofrezco sólo a tu celeste encanto.
Página 358 - ¿Quién me dará templar el voraz fuego En que ardo todo yo? Trémula, incierta. Torpe la mano va sobre la lira Dando discorde son. ¿Quién me liberta Del Dios que me fatiga?. . . Siento unas veces la rebelde musa, Cual bacante en furor, vagar incierta Por medio de las plazas bulliciosas, O sola por las selvas silenciosas...
Página 357 - Lánzase á tierra con el hierro en mano , Pues le parece, en trance tan dudoso, Lento el caballo , perezoso el plomo. Crece el ardor. — Ya cede en toda parte El número al valor, la fuerza al arte.

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