Poesías líricas de la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda

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L. Lopez, 1877 - 396 páginas
 

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Página 67 - Ni se conoce de la tierra el lloro : Allí el amor y la virtud proclaman Espíritus vestidos de luz pura, Que cantan el Hosanna en arpas de oro. Allí el raudal sonoro Sin cesar corre de aguas misteriosas Para apagar la sed que enciende...
Página 3 - ¿Qué a tu dominio inmenso No sujetó el Señor ? En cuanto existe Hallar tu ley y tus misterios pienso : El universo tu ropaje viste, Y en su conjunto armónico demuestra Que tú guiaste la hacedora diestra. ¡ Hablas ! Todo renace ; Tu creadora voz los yermos puebla ; Espacios no hay que tu poder no enlace ; Y rasgando del tiempo la tiniebla, De lo pasado al descubrir ruinas, Con tu mágica voz las iluminas.
Página 77 - Mas los pueblos sabrán en su conciencia Que el que los rige libres sólo es fuerte; Que el que los hace grandes sólo es grande!
Página 1 - ¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente! ¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo la noche cubre con su opaco velo, como cubre el dolor mi triste frente.
Página 59 - ¡Poder que me arrastras! ¿Serás tú mi llama? ¿Serás mi océano?, ¿mi sierpe serás?... ¿Qué importa? Mi pecho te acepta y te ama, ya vida, ya muerte le aguarde detrás. A la hoja que el viento potente arrebata ¿de qué le sirviera su rumbo inquirir?... Ya la alce a las nubes, ya al cieno la abata, volando, volando le habrá de seguir.
Página 275 - Desenterrad la lira de Tirteo, y al aire abierto, a la radiante lumbre del sol, en la alta cumbre del riscoso y pinífero Fuenfría, allí volaré yo, y allí cantando con voz que atruene en derredor la sierra, lanzaré por los campos castellanos los ecos de la gloria y de la guerra.
Página 242 - ¡Canto la Cruz! ¡Que se despierte el mundo! ¡Pueblos y reyes, escuchadme atentos! ¡Que calle el universo á mis acentos Con silencio profundo! ¡Y tú, supremo Autor de la armonía, Que prestas voz al mar, al viento, al ave, Resonancia concede al arpa mía, Y en conceptos de austera poesía El poder de la Cruz deja que alabe ! Se asombra el orbe, se conmueve el cielo, De ese nombre al lanzar eco infinito, Que aterroriza al inmortal precito En su mansión de duelo.
Página 65 - ... vuela a las playas de Iberia; tristemente en son confuso la dilata el viento ; el dulce canto en mi garganta hiela, y sombras de dolor viste a mi mente. ¡Ay! que esa voz doliente con que su pena América denota y en estas .playas lanza el Océano, «murió, pronuncia, el férvido patriota...» «murió, repite, el trovador cubano» ; y un eco triste en lontananza gime: «¡murió el cantor del Niágara sublime!
Página 55 - A EL. En la aurora lisonjera De mi juventud florida , En aquella edad primera — Breve y dulce primavera , De tantas flores vestida — Recuerdo que cierto día Vagaba con lento paso Por una floresta umbría , Mientras que el sol descendía Melancólico á su ocaso. Mi alma — que el campo enajenaSe agitaba en vago anhelo, Y en aquella hora serena — De místico encanto llena...
Página 36 - Y a ocultarse va, sereno, en el seno de la mar, y del cielo cae, en tanto, leve llanto, sin cesar. Con su riego, mil olores dan las flores del pensil, halagadas por la brisa, blanda risa del abril. Busca el nido do se mece y adormece luego, al...

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