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DIARIO DE SESIONES

DE LAS

CORTES CONSTITUYENTES.

PRESIDENCIA DEL SEÑOR MADOZ.

SESION DEL VIERNES 22 DE DICIEMBRE DE 1854.

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SUMARIO. Abrese á las dos y cuarto. Se lee y aprueba el Acta de la anterior. Ocupa la tribuna el Sr. Ministro de Fomento y lee un proyecto de ley confirmando la exencion de pago de derechos de portazgos, pontazgos y barcajes, concedida por Real decreto de 17 de Enero de 1853 á los trasportes de granos, y pasa á las secciones. Dáse cuenta de haber nombrado presidentes y secretarios dos Comisiones.— Excusan su asistencia á las sesiones los Sres. Pereira, Ros de Olano y Mac-Crohon por hallarse enfermos. Pasa á la Comision de Presupuestos una exposicion del Ayuntamiento de Toro pidiendo la modificacion de las bases de la contribucion de subsidio y de comercio. El Sr. Moncasi anuncia una interpelacion al Gobierno sobre la inconveniente lentitud con que se procede al armamento de la Milicia Nacional. Contestacion del Sr. Ministro de la Guerra. Manifestacion del Sr. Moncasi. El Sr. Presidente da por terminado este asunto. El Sr. Gaminde anuncia una interpelacion al Gobierno sobre el destino de las sumas procedentes de la exencion del servicio de las armas. Contestacion del Sr. Ministro de la Guerra.⇒ Da aquel las gracias. Se lee una proposicion de ley, del Sr. Rodriguez Pinilla, para que los pósitos del Reino se conviertan en Bancos de labradores. Discurso del mismo en su apoyo. Del Sr. Ministro de Fomento. Rectifican ambos señores. Se toma en consideracion y pasa á las secciones. Continúa la discusion pendiente sobre el proyecto de ley fijando la fuerza del ejército para el año de 1855. Concluye su discurso el Sr. Labrador. Discurso del Sr. Ministro de la Guerra. Manifestacion del Sr. Ministro de la Gobernacion. Discurso del Sr. Alfonso, de la Comision. Rectifican los Sres. Labrador y Ministro de la Guerra. No se toma en consideracion la enmienda en votacion nominal. Se suspende la discusion. A propuesta del Sr. Presidente acuerda el Congreso reunirse en secciones. Dáse cuenta de haber nombrado presidente y secretario la Comision encargada de dar dictámen sobre la proposicion de ley relativa á la supresion del impuesto de consumos y establecimiento de una contribucion sobre la renta pública y sueldos de carácter fijo. El Sr. Acha excusa su asistencia á las sesiones por hallarse enfermo. Orden del dia para mañana: continuacion de la discusion pendiente; dictámen y voto particular sobre supresion de la contribucion de consumos y derechos de puertas; dictámen sobre la informacion parlamentaria en averiguacion de ciertos actos de Doña María Cristina de Borbon; dictámen y voto particular sobre la proposicion del Sr. Moreno Barrera acerca de facultades de las Córtes Constituyentes y sancion Real, y proposiciones pendientes. Se levanta la sesion á las cinco.

Abierta á las dos y cuarto, se leyó y aprobó el Acta | ció que pasaria á las secciones para el nombramiento de la anterior.»> de Comision.

Dióse cuenta de que la Comision encargada de dar El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Ministro de Fomento dictamen sobre la proposicion de ley relativa á la abotiene la palabra.

Ocupando dicho señor la tribuna, leyó un proyecto de ley confirmando la exencion de pago de derechos de portazgos, pontazgos y barcajes, concedida por Real decreto de 17 de Enero de 1853 á los trasportes de granos (Véase el Apéndice á este Diario), y se anun

licion de la pena de muerte por delitos políticos habia nombrado presidente al Sr. Corradi y seeretario al Sr. Gonzalez (D. Ambrosio), y la que entendia en el proyecto de ley para la organizacion del Estado Mayor del ejército, á los Sres. Marqués del Duero y Zúñiga,

Igualmente se dió cuenta de una comunicacion del Sr. Pereira, en que participaba que no podia asistir á las sesiones por una desgracia de familia, y de otras dos en que manifestaban igual imposibilidad los señores Ros de Olano y Mac-Crohon á causa de hallarse enfermos.

A la Comision de Presupuestos pasó una exposicion del Ayuntamiento de la ciudad de Toro pidiendo la modificacion de las bases de la contribucion de subsidio y comercio.

El Sr. PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Moncasi.

El Sr. MONCASI: Tengo que hacer una interpelacion al Gobierno de S. M. sobre la inconveniente lentitud con que se procede al armamento de la Milicia Nacional.

cia las noticias que el Gobierno ha dado al simple anuncio de una interpelacion. Sin embargo, mi interpelacion queda en pié porque tengo que exponer algunas ideas particulares, y me reservo hacerlo para el lunes, dia designado por el Reglamento para ello.

El Sr. PRESIDENTE: Esta es una interpelacion anunciada, á la cual, no obstante, ha contestado el señor Ministro de la Guerra; en su consecuencia, queda terminado este incidente.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Gaminde tiene la pa labra.

El Sr. GAMINDE: Tengo que hacer una interpelacion al Gobierno de S. M. En 1.o de Noviembre existian ó debian existir en las arcas del Tesoro 70.778.000 reales del fondo de sustitucion del servicio militar. Por disposicion de los Gobiernos anteriores al actual se distrajeron de ese fondo, por un lado 34 millones que se aplicaron a los presupuestos generales del Estado, y

El Sr. Ministro de la GUERRA (Conde de Lucona): por otro lado sobre 15 millones para atenciones del Pido la palabra.

El Sr. MONCASI: Yo bien sé que el Gobierno se hallará dispuesto á contestar en este momento à mi interpelacion; pero no siéndome posible explanarla hoy por el mal estado de mi salud, me reservo para otro dia que por el Reglamento me sea permitido.

El Sr. Ministro de la GUERRA (Conde de Lucena): Sin perjuicio de contestar á S. S. cuando explane su interpelacion, no tengo inconveniente en manifestar que está muy lejos de hacerse con lentitud el armamento de la Milicia Nacional; y sin perjuicio de corresponder al Sr. Ministro de la Gobernacion lo concerniente á la Milicia Nacional, como yo he repartido por mi Ministerio cuanto armamento disponible habia, no solamente en los parques, sino el sobrante de todos los cuerpos, lo digo á S. S.; añadiendo que el Gobierno se a poderó hasta de 3.000 fusiles construidos para la isla de Cuba, y pagados por sus fondos, que ya iban á ser embarcados en San Sebastian, y fueron entregados á la Milicia Nacional de Aragon. Y ȧ propósito voy ȧ leer una nota que tengo aquí, y que me eché en el bolsillo hace tres dias, teniendo noticia de esta interpelacion, porque soy hombre prevenido y acostumbro á tener mis cuentas arregladas.

Resulta que desde el mes de Agosto hasta 1.o de Noviembre, segun datos oficiales que tengo de las provincias, dados por los capitanes generales y Direccion de artillería, se han entregado á la Milicia Nacional 92.330 fusiles, 3.609 sables, 1.523 lanzas y 907 pistolas. Puedo asegurar, segun datos extraoficiales que tengo, que el armamento entregado hasta 1.o de Noviembre á la Milicia Nacional de España pasa de 100.000 fusiles. Además, el Gobierno tiene mandado comprar otros 10.000 en Bélgica, y tambien ha encargado á nuestras fábricas, tanto de Astúrias cuanto de las Provincias, que hagan todo el armamento que sea posible. Su señoría verá cómo el Gobierno no ha descuidado tanto como cree el armamento de la Milicia Nacional. Y puedo asegurar en corroboracion, que hoy no existe en los parques de la Nacion ni un solo fusil útil, y que los que quedan, que son unos 30 á 50.000, están completamente inútiles, y nunca se los entregaria á la Milicia Nacional, porque en vez de servir para defensa, servirian para perjuicio.

Ministerio de la Guerra.

En los estados que presentó dias pasados el señor Ministro de Hacienda con los presupuestos generales, no constan en la deuda flotante sino 20 millones y pico; y convencido como estoy de que los deseos del actual Ministerio no son de defraudar á los pueblos de esta cantidad de 70 millones que tantos sudores les ha costado, me tomo la libertad de preguntar si a pesar de no hallarse en los presupuestos presentados por el señor Ministro de Hacienda más que los 20 millones de que he hablado, piensa aplicar el Gobierno á enganche de sustitutos esos 70.778.000 rs, que deben existir en caja.

Dias pasados en una de las secciones tuve el gusto de oir al señor general O'Donnell decir que pensaba aplicar los 20 y pico millones que constan en el estado de la deuda flotante á ese objeto; pero como además de esos 20 millones hay otros 34 que fueron aplicados, como he dicho anteriormente, á los presupuestos generales, espero de la bondad de los Sres. Ministros se sirvan decirme si el país puede contar con que esos 70.778.000 rs, que existian en 1.° de Noviembre (y desde entonces tengo motivos para creer que se habrán aumentado en alguna cantidad, aunque pequeña) se aplicarán á la compra de soldados.

Pregunto esto, repito, porque he visto con sentimiento que en el importe de la deuda flotante presentada por el Sr. Ministro de Hacienda no están calculados más que unos 20 millones de ese fondo, y estoy seguro que esta es una equivocacion que el Gobierno se apresurará á rectificar.

El Sr. Ministro de la GUERRA (Conde de Lucena): Yo no podré contestar más que à una parte de la interpelacion del Sr. Gaminde. Todo lo que es de Hacienda corresponde al Ministro de ese ramo, y desde ahora me declaro completamente lego en la materia. Lo que podré asegurar al Sr. Gaminde es que el Gobierno está resuelto á que los fondos que se han pagado por sustitucion militar se empleen en el objeto con el cual se sacaron; que para esto se han tomado todas las medidas que están en su mano; desde que me he encargado del Ministerio de la Guerra se han dado diferentes circulares para facilitar el alistamiento voluntario, y recien temente se ha mandado establecer banderas, no solo

El Sr, MONÇASI: He oido con grande complacen- en las capitales, sino tambien recorriendo los distritos

y los pueblos de mayor vecindario, á fin de facilitar el alistamiento voluntario, pues el Gobierno desea que la contribucion de sangre sea todo lo menos gravosa posible á los pueblos.

Puedo añadir tambien que cuando por el Ministerio de la Guerra se han pedido fondos al de Hacienda para los pagos que debian hacerse á los alistados voluntariamente, el Sr. Ministro de Hacienda siempre ha estado dispuesto á facilitarlos. En cuanto á lo demás que el Sr. Gaminde ha preguntado, el Sr. Ministro de Hacienda podrá contestar, que yo no.

El Sr. GAMINDE: Doy gracias al Sr. Ministro de la Guerra.

Se leyó una proposicion de ley, del Sr. Rodriguez Pinilla, para que los pósitos del Reino se conviertan en Bancos de labradores. (Véase el Apéndice octavo al Diario núm. 39.)

En su apoyo expuso

El Sr. RODRIGUEZ PINILLA: No voy á ocupar la atencion de las Córtes con una cuestion política; voy a discutir en terreno más humilde, si bien no ménos importante. Esas cuestiones sobre retruécanos de voces, sobre significacion de palabras, sobre personalidades, y hasta sobre las partes de la oracion, no van á ser objeto del debate en este momento; trataré ahora únicamente de una medida dirigida á fomentar la agricultura, como una de las cosas que más esperan de nosotros los pueblos que nos han mandado á este sitio.

No es esta, señores, una cuestion nueva, ni yo pretendo el mérito de la originalidad. En el Parlamento de 1841 se presentó ya un proyecto análogo, si bien con alguna diferencia respecto al que acaba de leerse, por un celoso Diputado que por desgracia no se sienta en estos bancos; pero la oportunidad, esa palabra que mata aquí casi todos los pensamientos más benéficos, hizo que fracasase la sancion de ese proyecto. En aquella legislatura, no solo se propuso un proyecto análogo al que he tenido el honor de presentar a las Córtes Constituyentes, sino que se aceptó por el Congreso y por una Comision de su seno, y hasta el mismo Gobierno de aquella época prometió reducir en breve término aquel pensamiento á ley que presentaria al mismo Congreso. De aquella época data este proyecto benéfico, que no es solo anhelado de los legisladores, sino de los escritores públicos. El pensamiento benéfico de los pósitos, concebido en siglos anteriores, fué el de fomentar la agricultura; pero desgraciadamente, esa institucion ha dado ocasion á mil fraudes, distrayéndose con freeuencia sus fondos para otras atenciones. El medio, pues, de reformar los abusos que se han notado, tanto de parte de la administracion de los pósitos, como de parte de las autoridades que tienen la vigilancia de ellos, y como de parte de los mismos pueblos, en donde suelen abusar de esos fondos y aprovecharse de ellos los más hábiles en daño de los más menesterosos y hombres de bien; el medio de reformar, digo, tanto abuso, el medio más expedito y fácil, es la creacion de Bancos agrícolas, constituidos de una manera independiente de las autoridades políticas y administrativas, con un tipo fijo del cual no puedan salir los gerentes respecto al coste de administracion y al rédito del capital invertido.

De esta manera se logrará el pensamiento que se tuvo presente al crear los pósitos, que fué el de fomen

tar la agricultura, reuniendo en ellos los fondos necesarios para darle el impulso y desarrollo que intenta.

Creo que lo dicho baste para mover el ánimo de los Sres. Diputados á que tomen en consideracion el proyecto de ley que he tenido el honor de presentar, á fin de que una Comision se encargue de dar sobre él su dictámen, reservándome explanar en su dia la forma y accidentes del proyecto.

El Sr. Ministro de FOMENTO (Luxán): Señores, de ninguna manera se opone el Gobierno á que se tome en consideracion y siga los trámites del Reglamento el proyecto de ley que ha presentado el Sr. Diputado por Salamanca: es cosa utilísima, necesaria. Los pósitos pudieran ser útiles; pero su administracion no es la mejor, ni la más exacta y ventajosa, y han dado lugar a muchísimos disgustos y á pleitos sin término, que han ocasionado la ruina de infinidad de familias.

El Gobierno por su parte tiene preparados sobre este asunto importantes trabajos: desde que tengo la honra de hallarme al frente del Ministerio de Fomento, me he ocupado de formular un proyecto de ley sobre establecimiento de Bancos agrícolas: es negocio difícil, sumamente importante; es preciso meditarlo mucho para presentarle con la copia de datos convenientes, à fin de que produzca el pensamiento benéfico de fomentar nuestra agricultura prestándole el auxilio que necesita.

Me ha parecido oportuno presentar estas observaciones, para hacer ver que el Gobierno no se descuida en este punto importante, como no se descuida en otros muchos de fomento, como, por ejemplo, en mejorar y hacer más útiles á la agricultura y á las artes una porcion de animales domésticos.

En este concepto, y para concluir, repito que ni me opongo ni se opone el Gobierno á que el proyecto pase á las secciones, teniendo en cuenta las Córtes que el Gobierno se ha ocupado ya y se ocupa de este asunto, y que no tardará mucho en traer un proyecto sobre Bancos agrícolas.

El Sr. RODRIGUEZ PINILLA: Desde luego, bajo la fé que me inspiran las palabras que acaba de dar, y las muchas garantías que tiene dadas á la Nacion y á la Asamblea el Sr. Ministro de Fomento, procurando por todos conceptos el fomento y prosperidad de los ramos que están á su cargo, desde luego yo retiraria el proyecto, si no fuera porque hay infinidad de obstáculos, independientes de la voluntad del Sr. Ministro, que pudieran impedirle llevar á efecto los benéficos planes que más de una vez ha manifestado aquí, así como se lo impidió más de una vez á otros señores que le han precedido.

En comprobacion de esto mismo he citado ya un ejemplo diciendo que en el año 41 se presentó un proyecto análogo que se tomó en consideracion por el Congreso. En aquella época el Ministro del ramo dijo que tenia nombrada una Comision que se ocupaba del mismo asunto; el autor, en su consecuencia, retiro el proyecto; mas desde aquella época el tal proyecto no se ha presentado. No quiero decir que el Sr. Luxán no intente de todas veras llevar a cabo ahora su pensamiento; indudablemente lo llevará, y sin duda con mayor inteligencia y más acierto que yo, porque tiene muchísimas más dotes y muchos más medios para mejorar mi pensamiento; pero bien conoce la Asamblea que, independientemente de la voluntad del señor Ministro, pueden ocurrir dificultades y conflictos que hagan imposible el que realice su promesa. Por con-

siguiente, aceptando la bellísima oferta del Sr. Ministro de Fomento, insisto sin embargo en mi proposicion, rogando á la Asamblea se sirva tomarla en consideracion y acordar que pase á las secciones.

El Sr. Ministro de FOMENTO (Luxán): Yo rogaria al Sr. Diputado tuviese presente que el Gobierno no se opone á que la proposicion se tome en consideracion y que pase á las secciones.

Respecto a las dificultades que puedan presentarse para que cumpla la palabra que solemnemente doy hoy á S. S. y á los demás Sres. Diputados, puede creer lo que tenga por conveniente; lo que yo por mi parte puedo asegurar á S. S. es, que si soy Ministro de Fomento, aunque sea poco tiempo, el proyecto vendrá á las Córtes.

No tengo más que decir à S. S.»

Prévia la oportuna pregunta, fué tomada en consideracion y pasó á las secciones la proposicion.

El Sr. PRESIDENTE: Orden del dia. Discusion pendiente sobre el proyecto de ley fijando la fuerza del ejército para el año de 1855. (Véase el Apéndice al Diario núm. 32, y Diario núm. 40.) El Sr. Labrador continúa en el uso de la palabra.

El Sr. LABRADOR: Señores, estaba tratando ayer, cuando terminó la sesion, de la influencia que deben tener en los ejércitos dirigidos por ilustres generales, los talentos de los hombres que conducen la milicía, y que en circunstancias dadas pueden levantar ejércitos casi como por encanto.

Tenemos algunos ejemplos que pudiera citar, señores, y sin ir muy lejos, los encontraremos en la guer ra de la Independencia. En la guerra de la Independencia, invadido el territorio por huestes numerosas mandadas por los mejores capitanes del siglo, el pueblo español se levantó como un solo hombre, se presentó al combate, y en medio de carecer de instruccion se organizaron ejércitos. Al poco tiempo de empezada la guerra, esos hombres que procedian, señores, de todas las clases de la sociedad, esos hombres sin instruccion, que quizás nunca habian manejado las armas, alcanzaban victorias de las tropas más aguerridas del mundo.

Habia tambien derrotas, oigo decir: ciertamente; pero el resultado es que la terminacion de aquella guerra fué muy gloriosa para la Nacion española: hoy dia se vanagloría de aquella lucha, y yo creo que será una de las glorias mayores que tiene la España y que recordarán con orgullo las generaciones venideras.

Otro tanto sucedió, señores, en la guerra civil. En la guerra civil hemos visto formarse prontamente los ejércitos; hemos visto a un hombre de mucho espíritu, á un hombre reformista, á D. Juan Alvarez y Mendizábal, cuyo nombre yo pronuncio con respeto, le hemos visto, repito, levantar prontamente un ejército de 100.000 hombres, y á estos 100.000 hombres, ó mucha parte de ellos, ponerse prontamente en campaña, como ayer he dicho. Si, pues, llegase otra circunstancia análoga, otra guerra, yo creo que estando al frente del Gobierno de la Nacion el ilustre general Espartero; yo creo que estando al frente del ejército generales tan distinguidos como los que hoy le dirigen, y que han dado dias de gloria à su Pátria, prontamente se podrian formar esos ejércitos si fuese necesario, si acaso hubiese una invasion carlista. Creer otra cosa seria

tener en poca estima los conocimientos y el prestigio de esos generales.

Presentarse al combate con un ejército de 60 ú 80.000 hombres para destruir las maquinaciones de 500 ó 600 hombres que pudiesen invadir nuestro territorio, poca gloria puede reportar á nadie. Es mayor gloria la que se alcanza cuando con ménos fuerza se vence y se hallan medios de conservar la tranquilidad y de evitar los trastornos. Yo creo que si se tienen presentes los ejemplos de la historia, se encontrarán capitanes que con fuerzas muy insignificantes han vencido á fuerzas numerosas, efecto de la mejor organizacion que tenian.

Se apoya tambien el Gobierno para pedir 70.000 hombres, en las críticas circunstancias en que se encuentra Europa. Señores, yo creo que cualquiera que sea la situacion que hoy dia ocupen los ejércitos, cualesquiera que sean los compromisos que hayan adquirido las grandes Potencias del continente, yo creo que los podemos mirar con bastante tranquilidad, teniendo presente la situacion geográfica de España.

La España, que es la Nacion más distante del teatro de la guerra, que hasta ahora no tiene compromisos adquiridos en esa lucha; la España, que quizás pueda conservarse neutral en ella, ¿será posible, señores, que tenga más temor que cuando estaban solas las dos Naciones que principiaron esa lucha con el Emperador de las Rusias? No es posible; y tanto no lo es, cuanto que las probabilidades de tener que tomar parte en la guerra de Oriente se disminuyen. Digo esto, porque desde que he visto asociada al Austria à la Francia y á la Inglaterra, he creido que habia mucha más seguridad de conservar la tranquilidad en esta parte del continente. Yo veria quizás más amenazada la situacion de Europa si no tuviese lugar la concurrencia de esas Naciones y si no hubiese quizás otras inmediatas al teatro de la guerra que tendrán que seguir la misma marcha; pero cuando veo asociarse y agruparse a las Naciones más poderosas de Europa, encuentro en ello una garantía para las Naciones de segundo y tercer órden, que en medio de esa lucha solo deben ocuparse en producir y en reparar los males que les causaran las guerras que hayan tenido que sostener. Nuestro pueblo tiene ejemplos que imitar en la conducta que han seguido otros países con nosotros, no haciendo más que observarnos en las luchas que hemos tenido, y que nos han costado muchos hombres y muchos millones.

Señores, una de las ofertas que se hicieron al ejército en el alzamiento de Julio, fué la rebaja de dos años en el servicio de las armas á los que entonces le componian. Y hé aquí cómo en parte eso ha quedado inútil, porque no se ha hecho más que traspasar las obligaciones que tenian empeñadas un cierto número de soldados á otros hombres á quienes se llama al servicio. Esta es la verdad; pues si hubieran continuado permaneciendo en el servicio esos dos años, no habria hoy necesidad de nuevas quintas, siempre gravosas para los pueblos, y mucho más cuando son tan frecuentes: los gastos del primer equipo siempre son costosos, y figuran en el presupuesto. Hé aquí por lo que digo que se ha relevado del servicio á los soldados licenciados, segun las ofertas del Gobierno y de las Juntas, para arrancar nuevos brazos á otras familias. Esto no tiene contestacion.

Segun los datos del Gobierno, han debido licenciarse 44.000 hombres, si no me equivoco. Yo espero que el Sr. Ministro de la Guerra, cuando se ocupe de con

testar á mi discurso, se servirá hacerse cargo de esta observacion: si resultan licenciados 40.000 hombres despues del alzamiento de Julio, comprendiéndose los que se deban licenciar hasta el 31 de Diciembre próximo. Creo no me equivoco, pues se me dice que el año anterior (y téngase esto muy presente) habia 24.000 hombres más de los que ahora se piden; la fuerza del ejército en el año último era de 94.000 hombres, de los que, quedando hoy un contingente activo de 54.000, segun nos manifestó ayer el Sr. Ministro de la Guerra, es claro que han debido licenciarse 40.000 hombres. Pues bien; si de éstos se piden 25.000, el alivio será para 15.000 hombres, puesto que los 25.000 vienen ȧ reemplazar á los licenciados en cumplimiento de las ofertas que se les hicieron en el pronunciamiento.

Tambien se nos habla de la situacion de nuestras colonias de Ultramar en relacion con las Repúblicas vecinas; y en medio de que manifiesta el Gobierno, y se complace en ello, que se encuentran en el estado más satisfactorio, sin embargo, entra en consideraciones por las cuales se viene en conocimiento que la isla de Cuba necesita en el año próximo de un refuerzo de 9 á 10.000 hombres. Estos 9 à 10.000 hombres se obtienen, segun nos manifestó el Sr. Ministro de la Guerra, de dos modos: ó por enganches voluntarios, ó por alistamientos en los cuerpos del ejército, en caso de que los enganches no produzcan la fuerza que se necesita. A los soldados que se les dé de baja en la Península, se les rebajan dos años de servicio. Hé aquí cómo tambien considero este sistema gravoso porque con estas rebajas anuales se producen necesariamente los gastos de trasporte y otros para conducir á América á estos soldados, lo cual no puede ménos de gravar al presupuesto. Estas pequeñas cifras y sumas reunidas forman, señores, un conjunto de mucha consideracion, que no podemos ménos de apreciar en la situacion apurada del Tesoro. Yo creo que para conservar en paz y hacer que reine la tranquilidad en las provincias de Ultramar, puede aplicarse tambien el mismo sistema que indico, y que considero muy conveniente para la Península.

Hay, señores, que resolver aquí muchas cuestiones de interés público, ya para aquellos naturales, ya para la Península. Estas cuestiones se resuelven en el arancel de aduanas. Yo no comprendo cómo nueve provincias que deben considerarse como hermanas, en las que debe haber mancomunidad de intereses para estrecharse más y más los vínculos de amistad en todos conceptos, no comprendo, digo, cómo hay un interés grande, decidido, en recargar las producciones de unos y otros países, neutralizando y destruyendo las transacciones mercantiles, que seguramente son las que enriquecen á los pueblos cuando se dirigen y desenvuelven bajo los buenos principios de la economía política. Dia llegará en que nos ocuparemos de estas cuestiones y en que podré explanar más mi pensamiento; pero en tanto, bueno fuera que el Gobierno de S. M. se convenciese de que no solo es necesario dom inar allí é imponer á los extranjeros con las fuerzas que desde la Península se envien, sino tambien introducir la confianza, procurando aumentar de dia en dia en aquellos naturales el amor à la Metrópoli y con seguir que si algun dia tuviesen que rechazar otra invasion extranjera, lo hagan, no solo por defender å la madre Pátria, sino tambien llevados de un pensami ento grande de utilidad para ellos mismos; porque gol o así, señores, solo cuando se defienden los intereses

propios, es cuando se estrechan más y más los lazos para resistir todos los ataques, vengan de donde quieran. Yo creo, pues, señores, ó me equivoco mucho, que los 9 ó 10.000 hombres que se han de sacar para el servicio de América lo serán en su mayor parte de los regimientes de la Península.

Se dice en el preámbulo del proyecto de ley que el reemplazo se hará, ó por enganche voluntario, ó sacados de los cuerpos del ejército, si los enganches no diesen la fuerza suficiente. En este caso, señores, si solo tenemos hoy 70.000 hombres de ejército, y de éstos. han de sacarse en el año próximo para enviar á América 9.000, veo que las necesidades del servicio de la Península solo requieren 61.000 hombres, Hablo en el concepto de ser sacada esta fuerza en su totalidad de los cupos del ejército; pues en ese caso era necesario que aquí, partiendo de ese principio, se pidiese mayor fuerza. O se necesitan para el servicio de la Península los 70.000 hombres que se piden, ó no. Si es necesario reemplazar el ejército de Cuba con parte del de la Península, creo que se nos exageran las atenciones del servicio aquí; y digo que se nos exageran, porque tengo presente una nota puesta en un documento oficial en que se dice «que en las Baleares, para donde solo se destinan 3.794 hombres, se han de aumentar hasta 5.000 por la mayor extension dada á las fortificaciones, sacándose la fuerza de los demás distritos.>>

Yo no encuentro base fija, cierta, que determine y fije la fuerza de cada distrito. En el estado se presenta la cifra de la fuerza que en concepto del Gobierno se necesita para cada uno de los 14 distritos militares en que se divide la Península. Pues bien; si por una parte se disminuyen estos contingentes para cubrir las atenciones de la isla de Cuba, y por otra se sacan de ella los soldados que hacen falta para defender las Baleares, punto tan interesante y estratégico, creo que he estado acertadísimo ayer al exponer que las necesidades de la Península no eran tales como las presentaba el Gobierno; cuando no hay una justa exactitud en algunos cálculos, no será muy aventurado decir que han podido cometerse otros errores en la materia.

Examinando este mismo proyecto respecto de las fuerzas de las islas Baleares, encuentro tambien una diferencia, y deseo que el Sr. Ministro de la Guerra desvanezca la duda que tengo. Se dice que del cuerpo de ingenieros habia en Castilla la Nueva 1.600 hombres, y en las Baleares 800; total 2.400. En un Estado que tengo à la vista, núm. 2.o, hallo que la fuerza de ingenieros es de 2.000 hombres, y no sé cómo de 2.000 hombres pueden destinarse 800 á un punto y 1.600 á otro. Son cantidades enteramente distintas, y en documentos de esta importancia, en documentos que se presentan á las Córtes, no deben aparecer estas equivocaciones.

La fuerza de ejército que se pide à la Nacion para el año 1855, fijándola en 70.000 hombres, considerada con relacion à los brigadieres y oficiales generales que hay en España, revela quizás la causa por la cual pueda verse el interés que hay en sostener este ejército. Para un ejército de 70.000 hombres contamos 666 oficiales generales, que están en relacion de uno por cada 105 soldados. Y apreciando el número de oficiales inferiores con relacion al de soldados, están en la proporcion de uno de aquellos por cada seis ó siete de éstos. Hé aquí un legado de nuestras guerras y de nuestras revoluciones. Reconozco que el Sr. Ministro de la Guerra ha dado recientemente un paso muy acertado y

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