Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Esta última circunstancia prueba, no solo que la mision de Nahuelhuapi estaba en el territorio de Chile, sino tambien ademas que no pertenecia a la jurisdiccion de Cuyo, lo que guarda la mas perfecta consonancia con lo que he manifestado en la pájina 409 de este volúmen, i en otros lugares de esta obra.

IV.

El jesuita Miguel de Olivares, en la HISTORIA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS EN CHILE, capítulo 17, párrafos 7, 8 i 9, pájinas 502 i siguientes, refiere prolijamente el restablecimiento de la mision de Nahuelhuapi por el padre Felipe de la Laguna.

De la mision apostólica i gloriosa de Nahuelhuapi; i con cuántos trabajos se mantuvo.

«El primer apóstol de esta trabajosísima mision fué el venerable mártir padre Nicolas Mascardi, como se dirá en su vida. Quien la volvió a fundar de nuevo i a proseguirla, fué el padre Felipe Vander-Meren, o de la Laguna, que así le llamaron aquí por significar eso su nombre en idioma flamenco, de donde era el padre. Mas las circunstancias con que se fundó esta segunda vez son dignas de saberse, i no me parece que se deben omitir. Todo lo que aquí se dijere lo supe del mismo padre Felipe, de su compañero el padre Juan José Guillermo, i tambien por haberlo visto.

«Fué señalado el padre Felipe de la Laguna (llamémosle así, que es mas fácil que Vander-Meren) a los dos años de llegar a Chile para la mision de Chiloé; i el año de 1702, corriendo aquellas misiones, como era de costumbre, estando en las islas de Calbuco, llegaron allí unos indios puelches de nacion, confinantes con los poyas; i dijeronle cómo eran naturales de la provincia de Nahuelhuapi, ennoblecida con la apostólica vida i glorioso martirio del venerable padre Nicolas Mascardi, que, treinta años ántes, les habia predicado enseñado la fe, que todavía conservaban, aunque el padre fué muerto, en que ellos no habian cooperado, ni sus parientes (i en esto no decian bien); que harto lo habian sentido, por acordarse mucho de aquel santo padre, que tanto les quiso i enseñó, de cuya doctrina se acordaban, guardando la fe de los españoles, cuya amistad deseaban grandemente; i que la venian a solicitar por aquellos trabajosos caminos. Aseguráronle que, si pasase a sus tierras, sería bien recibido; i que tendrian a gran fortuna el verle en sus tierras; i que en ellas asentase casas e iglesia, como la tenian los padres de Chiloé; que no descaban otra cosa, que el ser buenos cristianos. El padre

[ocr errors]

Felipe los recibió con agrado, i los agasajó, i sacó un vaso de vino, i les brindó. Aquellos respondieron:--vino nó; que el santo padre Mascardi nos dijo que no lo bebiésemos (¡miren qué recabitas!); i así no lo bebemos.—Todo esto fué finjido, que bien lo bebian. Luego dijeron dos o tres que se querian confesar. Llevólos el padre a su toldo, donde los confesó, aunque no sabemos cómo la hicieron, si fué de todos sus pecados, i con el debido dolor; mas el padre quedó admirado de ver lo bien que les instruyó el padre Mascardi, pues, en tantos años, sin pasto espiritual, se acordaban de los requisitos del santo sacramento de la penitencia; i que ellos de su propio motivo hubiesen solicitado el sacramento repugnante a la carne i

sangre.

«Visto esto, le pareció al fervoroso padre que ya habia hallado el lleno de sus deseos; i que esta era la preciosa margarita que habia venido a buscar desde Flandes por tantos caminos i navegaciones; i teníase por dichoso de haberla encontrado. Mas, opusiéronsele delante muchas dificultades: la distancia de los superiores, sin cuya licencia no se podia dar paso; i el permiso de parte del gobierno, sin cuyo consentimiento no se podian levantar iglesias, ni misiones nuevas; i todo mui distante por tantas mares i tierras de infieles. Mas el celoso padre, con una cierta confianza en Dios, que habia de facilitar los medios i abrir el camino a tan gloriosa empresa, prometió a aquellos indios puelches, que cuánto ántes iria a sus tierras; i desde entónces, se resolvió con todas sus fuerzas a vencer todas las dificultades para conseguir esta mision.

«Veamos cómo Dios, con su alta providencia, facilita las cosas que nos parecen imposibles, i se consiguió cuanto este fervoroso padre deseaba. Por diciembre de 1702, llegó pliego de gobierno para esta provincia de Chile; i hallando difunto al padre Matías Merlebeh, a quien venía la patente de rector del colejio de Chiloé, fué el padre Felipe de la Laguna subrogado en su lugar. Juntamente escribia nuestro padre jeneral que, en cuanto a la profesion del padre Felipe, aunque estaba bien informado de su virtud, mas no en cuanto a la suficiencia de sus letras, por no haber llegado sus informes de Flandes, no se la podia enviar absolutamente; i encargaba al padre provincial que avisase al padre Felipe que se examinase si queria, i que hallándole los requisitos necesarios en materia de doctrina, le diese la profesion de cuarto voto, i que en caso de no querer examinarse, en llegando los informes de su primitiva provincia, se daria en otro despacho la providencia conveniente. En esta conformidad, le escribió el padre provincial, señalándole por rector, i dán

dole facultad de pasar a Chile, en conformidad de lo que nuestro padre disponia. Por marzo de 1702, recibió este pliego, con el eual entró en notables cuidados, sin saber qué resolver. Por una parte, abandonaba su profesion, por no dejar de servir en aquella mision, pareciéndole que, por buscar su decoro, que para servir a Dios no le hacía falta, no se debia esponer a los riesgos del mar. Por otra, se le representaba que aquella era disposicion de Dios, para que solicitase la mision de los puelches, para que cumpliese la palabra que les

dió.

«Ya se determinaba a quedar, cuando, encomendándose a Dios i al glorioso San José, en cuyo dia estaba, i hacía un año que por su medio habia recibido la salud corporal, i perfeccionado el buen estado de su alma, como se dice en su vida, dice el mismo padre en un papel, que, habiendo resuelto el quedarse en Chiloé, se halló totalmente mudado, i con una fuerte emocion interior, que juntamente le hablaba i le decia:-Yo no te hice reetor para que te quedases en Chiloé, sino para habilitar tu persona, i facilitar que pases a Santiago. Quiero de ti que vayas a tratar de la mision de los puelches i poyas, i que trabajes en la demanda hasta morir, dejando lo demas a mi providencia. Para esto, está detenido este navío aquí tantos meses, sin salir por los vientos contrarios. Luego tendrá buen tiempo, i hará viaje.—Fué esta habla tan clara, i venía tan acompañada con las señales que pradentemente persuadian que la habla era de Dios. Habia estado un bajel en el puerto de Chacao, donde el padre se hallaba cuando recibió el pliego, el cual, ya cargado i con todos los despachos, no habia podido salir, porque, aunque lo habia intentado, siempre le salia el viento en contra; por cuya dilacion, el maestre estaba notablemente pesaroso, Llegó a hablar el padre de su viaje; i él esplicó su afliccion i atrasos. Consolóle el padre diciéndole:-No se aflija, que Dios le detenia porque me llevase, que luego tendrémos viento sur favorable.-Embarcóse el padre; i al punto, entró el viento que se deseaba, que en breve los puso en el puerto de Valparaíso, de donde pasó a Santiago, i llegó a principios de abril.

«Fué bien recibido de los superiores, a quienes representó que solo se habia valido de la licencia de pasar a Santiago, no para' examinarse, sino para fundar la mision de los puelches, que en lo demas cedia a cualquier derecho, que podia fundar la licencia de nuestro padre. Era a la sazon provincial el padre Simon de Leon, sujeto a toda luces grande, así por sus eminentes letras, como por el gran talento de gobierno que el Señor le habia dado. Este alabó su humilde resignacion, i le dijo que, puesto que habia llegado, hiciese

ambas cosas, que la una no se oponia a la otra, pues para todo habia tiempo, i que los superiores le traian para un fin, i Dios para otro. Sujetóse a este dietámen tan prudente, i luego empezó a repasar los puntos de las materias que le señalaron; i en un mes, se halló hábil para ponerse a la censura de cuatro examinadores, de quienes salió aprobado de los maestros de Chile, como lo habia sido tambien por los de Flandes, como se supo despues por carta de nuestro padre Miguel Anjel. Habiendo salido aprobado, hizo la profesion el dia 9 de mayo, pasena del Espíritu Santo.

«Luego trató el padre Laguna de su principal negocio, i por lo que habia hecho el viaje. Mucha dificultad halló en los nuestros por las muchas que tenia el fundar en parte tan retirada, sin comunicacion de Chile, por estar en lo último de los indios de guerra, i por Chiloé mas de cincuenta leguas de Castro, i habiéndose de trasportar todo a hombros de indios i por agua, habiendo mucho mar i dos lagunas, cada una de siete a ocho leguas de navegacion, divididas estas lagunas entre sí con la cordillera de por medio, i la laguna de Todos Santos, separada del mar de Chiloé por mas de ocho leguas de unas montañas impenetrables, llenas de barrancas i pantanos, que todo está despoblado. A todas estas dificultades, respondió el padre, i lo facilitó con los superiores que le concedieron la licencia, si sacase el consentimiento del señor gobernador.

«Alegre con esta licencia, dispuso negociar con Dios el beneplácíto del gobierno. Valióse de los padres i hermanos de casa para que le ayudasen a alcanzar de Dios el que pudiese mover al señor presidente, le concediese poder fundar la mision; i todos liberalmente le ofrecieron ayunos, disciplinas, silicios i misas los padres, comuniones los hermanos. Lo mismo hicieron las relijiosas carmelitas descalzas de esta ciudad, con su priora la madre Teresa Francisca del Niño Jesus, quienes por escrito ofrecieron un gran tesoro de estas riquezas espirituales. Con esto, entró en posesion de alcanzar lo que tanto deseaba. Hubo tambien revelacion de que lo conseguiria, pues el hermano Alonso López se lo aseguró de parte de la madre de Dios. Juntamente el mismo padre Felipe tenia como una cierta satisfaccion, que era como una luz que le aseguraba que alcanzaria su pretencion. Determinó hablar al señor presidente; i llegando a su presencia, pidió un santo cristo, el cual traído, se hincó de rodillas delante de él; i sacando un papel del pecho que llevaba escrito, i obtenida la licencia de Su Señoría para leerlo, empezó en el tenor siguiente:

«-Yo, Felipe de la Laguna, de la Compañía de Jesus, prometo

a la Santísima Trinidad, delante de María Santí-ima i de toda la corte celestial, que diré treinta misas, i ayunaré treinta dias a pan i agua para la prosperidad eterna i temporal del señor gobernador i presidente, don Francisco Ibáñez de Peralta, caso que concediere hoi lo que le vengo a pedir a favor de los indios puslches i poyas.— Estas formales palabras son sacadas de un escrito suyo. Oíle decir al mismo padre que tambien tenia el papel que leyó treinta disciplinas i treinta silicios, i de procurar que otros hiciesen las mismas obras de penitencia por el mismo fin. Oyó el piadoso gobernador, con atencion, ternura i compuncion, el modo sencillo con que proponia el relijioso padre su pretencion, i conoció que era negocio de Dios; i al punto le respondió que desde luego le concedia lo que le suplicaba a favor de aquellos bárbaros. De que el padre le dió humildemente las gracias, i se retiró al colejio, donde dió cuenta a los superiores de lo que habia negociado, i a todos los padres i hormanos las gracias de lo que le habian ayudado con sus oraciones, que, mediante ellas, habia conseguido tan buen despacho. Todo esto lo ejecutó, hincándose de rodillas en el suelo, delante de los superiores i demas sujetos, como tambien lo ejecutó delante de las madres carmelitas, de que todos quedaron confundidos i edificados.

«Publicóse en la ciudad de Santiago la determinacion que se habia tomado, i cómo el padre Felipe partia a los poyas, a fundar casa e iglesia, i predicar el san to evanjelio, que todos celebraron, i muchos concurrieron con sus limosnas para que el padre se aviase de lo necesario para aquella nueva mision, donde era preciso llevar i conducir un todo. Que no ignorándolo el padre Lagura, de lo que le dieron los piadosos caballeros i mercaderes, que, edificados de ver su celo i solicitud de aquellas pobres almas, los mas olvidados, le ofrecian, dispuso cuanto le pareció preciso para su mision, pues, en espacio de solo tres meses, se recojieron mil pesos, i las alhajas necesarias para casa e iglesia; i al fin de ellos, se halló desembarazado para poder emprender su viaje.

«Salió de Santiago, a 23 de agosto de 1703, para la mision de los puelches i poyas, donde habia de hacer alto. Contar todos los sucesos de su viaje, trabajos, riesgos de la vida, i tanto como padeció por los indios intermedios, esto se queda para su vida, que escribió el padre Juan José Guillermo, su compañero i testigo de vista; i yo procuraré decir algo de este venerable i apostólico padre. Basta por ahora decir que, el dia 23 de diciembre, llegó al término de su peregrinacion solo, sin compañero, porque uno de los trabajos que padeció fué la enfermedad grave del compañero que le habian señalado,

« AnteriorContinuar »