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todo el departamento de Quito. Se compromete, por tanto, á mandar los cuerpos que sean necesarios, y Guayaquil á facilitar los transportes y víveres para el tránsito y subsistencia en la Provincia, cuyos gastos serán reconocidos en la deuda nacional.

ART. V. Estando Guayaquil bajo la protección de la República é incorporando por este convenio la mayor parte de su fuerza á la División del Sur de Colombia y á las órdenes del Jefe de ella, la Junta Superior concede en nombre de la Provincia, al mencionado Jefe, las facultades necesarias para estipular con el Gobierno de Quito cualquiera negociación que lleve por base la libertad del país, para celebrar alguna suspensión de armas que sea necesaria, y hacer que la regularización de la guerra entre Colombia y España, por el tratado de 25 de Noviembre pasado, comprenda también á la República de Guayaquil.

ART. VI. El Gobierno de Colombia, después de las manifestaciones que ha hecho de aprecio y consideración á los esfuerzos de los hijos de Guayaquil, para romper sus cadenas y elevarse á la libertad y pleno goce de los derechos de la vida civil, reconoce en la Provincia y en sus habitantes los más importantes apoyos de la libertad de Quito, y ofrece recompensar sus generosos servicios y su cooperación á los planes de la República, con todas las ventajas que reclama su situación en el Pacífico.

ART. VII. El presente Tratado, hecho por la Junta Superior de Guayaquil, en nombre del pueblo que representa, y por el General de Brigada Antonio José Sucre, Comisionado del Gobierno de Colombia en virtud de sus poderes, tendrá fuerza, valor y cumplimiento desde el día de la fecha, y cualquiera que sea la forma en que se constituya la Provincia, el Gobierno de ella será obligado á observarlo, como lo será el de Colombia por su compromiso.

Y en fe de que así lo convenimos y acordamos nosotros, el Presidente y vocales de la Junta Superior de Gobierno de la provincia de Guayaquil, D. José Joaquín de Olmedo, D. Rafael Jimena y D. Francisco Roca, y el General de Brigada Antonio José Sucre, Comisionado del Gobierno de la República, firmamos cuatro de un tenor, de los cuales dos quedarán archivados en la Secretaría de la Junta, y dos se entregarán el expresado Señor Comisionado para los usos convenientes.

Guayaquil, 15 de Mayo de 1821.

JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO.-FRANCISCO ROCA.-RAFAEL JIMENA.-ANTONIO JOSÉ SUCRE.

Continuación del plan de anexión.

En la ciudad de Santiago de Guayaquil, treinta y un días de Agosto de mil ochocientos veinte y uno, los Señores Presidentes, Alcaldes y Regidores de este Excmo. Ayuntamiento, convocado en la sala capitular, trataron lo siguiente:

Dicho Señor Presidente expuso: que desde que la Provincia había proclamado su independencia, había reconocido la necesidad de agregarse á una mayor asociación que pudiese protegerla defendiéndola, y proporcionarle todos los medios de adelantar su agricultura, sus artes, su comercio y una buena administración interior bajo de leyes benéficas; que las circunstancias en que se halló la Provincia en el principio de su transformación no permitieron tratar de una agregación desde entonces, pues la incomunicación absoluta con la República de Colombia y la incertidumbre de la suerte del Perú, en cuyas costas acababa de desembarcar el ejército de Chile, era un motivo suficiente para que se suspendiese una deliberación que podría no ser provechosa si se tomaba con precipitación y sin maduro consejo; que posteriormente se halló amenazada la Provincia por las tropas de Quito y Cuenca; y que, por tanto, no debía convocarse la representación provincial, pues en caso de que se verificase una invasión, quedarían los pueblos ocupados sin concurso en la Junta electoral, de donde sólo podían provenir justas reclamaciones y protestas. Finalmente, que habiendo quedado la Provincia libre y sin temor de ser invadida después de la memorable victoria de Yaguachi y después de estar ya abierta la comunicación con los Estados de Colombia y del Perú, había creído el Gobierno que había llegado el tiempo oportuno de reunir dicha representación, como en efecto estaba ya reunida, para que se decidiese de una vez cuál era la voluntad general sobre su agregación, para evitar los males que podían resultar de la incertidumbre de su destino y procurarse los bienes que debían producir una firme y terminante resolución.

Discutidas y pesadas estas razones y las que propuso el benemérito Señor General Sucre, que fué invitado á concurrir á esta sesión, y en la que manifestó sólidamente la conveniencia de esta medida, de que dependía la libertad y seguridad de la Provincia, se acordó que la determinación del Gobierno era justa, política, conveniente y necesa

ria, y que se debían remover todos los obstáculos que se presentasen para que tuviesen el más pronto efecto.

Después de este acuerdo, el mismo Señor General Sucre expuso: que uno de los objetos principales de su comisión cerca de este pueblo era invitarlo á su agregación á la República, representarle las ventajas de la ley fundamental, presentándosela como el verdadero pacto social que debía ser la felicidad y prosperidad del país, cuyas antiguas relaciones con Colombia debían estrecharse cada día más y más, especialmente estando demarcadas por la misma naturaleza, y por la utilidad común, indicando además las principales ventajas de la agregación, con cuyo objeto la había promovido varias veces en el Gobierno, y que últimamente la Junta de Jefes en Babahoyo se la había indicado al mismo Gobierno como una medida indispensable á las circunstancias, concluyendo con que al abrirse de nuevo la campaña contra Quito creía de su deber hacer nuevamente esta invitación para que el Ayuntamiento, que representaba la voz y voluntad del pueblo que le había elegido, expresase su voto en este negocio grave y manifestase cuál era el de la capital, ya que no era posible se verificase en el día la reunión de los Diputados de la Provincia, para cuya salud y libertad había combatido y triunfado la República sin perdonar la sangre de sus hijos; pero que siendo éstos soldados de la libertad, no venía á violentar la voluntad del pueblo, sino que sólo deseaba conocer su voto libre y espontáneo.

El Presidente manifestó entonces que la Ciudad y toda la Provincia debían tener presente para esta declaración el interés público que de ella debía resultar, consultar la bondad y liberalidad de la Constitución y de las leyes del Estado, á que debían agregarse las relaciones que ligaban á ambos pueblos y los sentimientos de gratitud.

El Señor Procurador General, por sí y en voz del pueblo, manifestó que su voto era por la agregación á Colombia, y que conocía que éste era el voto general de la Ciudad. Los demás Señores del Ayuntamiento se pronunciaron abiertamente en los mismos términos y del modo más decisivo en favor de la República, y se recibió con la mayor satisfacción por el Cuerpo y por los vecinos concurrentes esta manifestación, que debía reputarse como una disposición preparatoria de la declaración de la voluntad de la Provincia.

Después de una detenida discusión sobre si se debía mandar hacer por el Gobierno una mera elección de Diputados ó si debían concurrir los mismos que formaron la Junta electoral que nombró el actual Gobierno y sancionó el Reglamento Constitucional, teniendo en con

sideración el artículo del mismo Reglamento y la ley que provisionalmente se observa sobre elecciones y convocaciones de la representación, se resolvió que los mismos Diputados de la primera Junta electoral compusieran la que se va á convocar para tratar de la agregación de la Provincia.

Con lo cual se concluyó esta acta, que firmaron los referidos Señores Presidente, Alcaldes y Regidores, de que certifico.

JOSÉ J. DE OLMEDO.-JUAN JOSÉ CASILARI. PEDRO SANTANDER.-JERÓNIMO ZERDA.-DOMINGO SANTISTEVAN.-IGNACIO ICAZA.-FERNANDO SÁENZ. MIGUEL DE ISURI.-M. TAMA.-MARCOS HIDALGO.-JOSÉ LEOCADIO LLONA. SANTIAGO CARRASCO, Secretario.

Al Señor General A. José de Sucre.

He llegado al fin á esta capital á completar la libertad de Colombia y el reposo del Sur; Guayaquil recibirá todos los auxilios necesarios. para no ser más inquietado. La División del Señor General Torres marcha á embarcarse á los buques surtos en Buenaventura. Yo, con la Guardia, seguiré luego en todo el mes de Febrero la misma dirección.

Para llenar la comisión de devolver los buques necesarios para 2.500 hombres y preparar todo para 4.500, autorizo á V. S. para que tome cuantas medidas sean necesarias al logro de tan importante fin. V. S. se pondrá de acuerdo con el Gobierno de Guayaquil. Pero si éste rehusare algo de cuanto V. S. pida, V. S. está autorizado para hacer por sí mismo aquello que conceptúe necesario para preparar el éxito de la próxima campaña. V. S. deberá tomar las medidas indispensables para llenar las siguientes órdenes:

I.a Me enviará á Buenaventura, en todo el mes de Febrero, buques que puedan llevar 2.500 hombres de la Guardia con víveres suficientes. Estos buques irán saliendo como se vayan preparando, de modo que el último esté á fines de Febrero en Buenaventura.

2.a V. S. preparará víveres necesarios para el mes de Abril, desde esa capital al país enemigo que tenga recursos; debiendo contarse que serán 6.000 hombres los que hayan de mantenerse en dicha marcha. 3.a V. S. hará preparar para el mes de Abril 1.000 caballos herrados y 1.000 mulas, de las cuales la mitad se pedirá á Piura, ofreciendo pagar su valor, y la otra mitad se mandará tomar militarmente en las

provincias de Cuenca y Loja. V. S. arreglará este negocio como mejor le parezca.

a

4.a La División de V. S. deberá constar de 1.400 infantes y 100 caballos por lo menos, todos prontos á marchar el 1.o de Abril y equipados en un todo. Para llenar las bajas de esa División, no debe V. S. ahorrar medio alguno; pues yo tomo sobre mí la responsabilidad de cuantas providencias tome V. S. activas, eficaces y aun violentas.

El tenor de estas órdenes debe V. S. comunicarlo al Gobierno de Guayaquil, manifestándole verbalmente que mis intenciones son llevar á cabo la libertad de Colombia, desde Tumbes hasta las bocas del Orinoco; que los sacrificios que ha hecho Colombia por recobrar su íntegra independencia, no serán frustrados por ningún poder humano de América; y, finalmente, que yo espero que para cuando yo entre en esa ciudad, ya el Gobierno de Colombia habrá sido reconocido por ella, no pudiendo yo hallarme, sin faltar á mi deber y á mi decoro, fuera del territorio de la República.

Dios, etc.

Cali, 2 de Enero de 1822.

BOLÍVAR.

Al Excmo. Señor Presidente del Gobierno de Guayaquil.

Es inmensa la satisfacción que tengo al acercarme á las riberas del Pacífico. Yo espero que mi venida al Sur sea señalada con la victoria y la paz. El Sur no verá más los fuegos enemigos.

En este instante está en marcha la División del Señor General Torres para esa Capital con 2.000 hombres. La Guardia seguirá el mes próximo el mismo destino conmigo.

Yo me lisonjeo, Excmo. Señor, con que la República de Colombia habrá sido proclamada en esa Capital, antes de mi entrada en ella. V. E. debe saber que Guayaquil es completamente del territorio de Colombia; que una provincia no tiene derecho á separarse de una asociación á que pertenece, y que sería faltar á las leyes de la naturaleza y de la política permitir que un pueblo intermedio viniese á ser un campo de batalla entre dos fuertes Estados; y yo creo que Colombia no permitirá jamás que ningún poder de América encente su territorio.

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