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lución de la plaza de Guayaquil .....n ilegítimamente y con dolor se

parte del Perú. Cree S. E. e.

que la mu

re..... danza ocurrida en ....... favor de los Generales La Fuente .... marra es un acontecimiento oportuno ........ acelerar la terminación de la gue.....perando S. E. de parte de los nue.... Jefes de esa República una comport....n que corresponda á los sentimientos que antes han manifestado, tan enteramente contrarios á los del Gran Mariscal La Mar, autor exclusivo de la injusta agresión á Colombia, contra todos los sentimientos nacionales de nuestros hermanos del Perú.

El Señor Coronel Antonio Guerra, encargado de poner esta comunicación en manos de V. S., va autorizado por S. E. el Libertador para dar explicaciones sobre los puntos á que se contrae esta nota, y á oir cuanto V. S. quiera manifestarle relativo al mismo contenido. Soy de V. S. con perfecta consideración su muy atento obsecuente servidor,

TOMÁS C. MOSQUERA.

La Prensa Peruana, pág. 2 del núm. 8, tomo III, año 1829.

REPÚBLICA PERUANA

Comandancia General del Departamento de Guayaquil, á 24 de Junio de 1829

Al Señor Fefe del E. M. G. Libertador.

SEÑOR CORONEL

El que suscribe, al contestar á V. S. su nota de hoy, quiere que recuerde á S. E. que el que habla no es una autoridad capaz de resolver por sí lo que le exige V. S.; pues sólo es el subordinado de un Jefe que está bien inmediato, y que se halla facultado ampliamente para tratar al objeto.

Habla V. S. de cuidado por entrar en negociaciones, cuando supone que el Perú se halla hoy con dos Gobiernos. El adjunto impreso, que el que le firma tiene el honor de remitir, hará ver á S. E. no existen tales dos Gobiernos, así como le manifestarán los deseos del Jefe Supremo de la Nación peruana por que nos abracemos cuanto antes como hermanos.

El Señor Coronel Antonio Guerra, que V. S. dice trae facultades de hablar en la materia, ha oído al infrascrito particularmente, y podrá instruir á V. S., para que lo haga á S. E., de cuanto se podía decirle en una entrevista.

Sírvase V. S. admitir los votos de la más perfecta consideración que le presenta su atento obsecuente servidor,

MIGUEL BENavides.

La Prensa Peruana, tomo III, núm. 8, pág. 2, año 1829.

REPÚBLICA DE COLOMBIA. ESTADO MAYOR GENERAL DE S. E. EL LIBERTADOR

Cuartel general en la Barranca, á 25 de Furio de 1829-19.o

Al Señor Coronel Comandante General de las tropas peruanas que ocupan á Guayaquil.

SEÑOR CORONEL

Tuve el honor de poner en conocimiento de S. E. el Libertador la nota del oficio de 24 del corriente, á que V. S. adjuntó un impreso para que S. E. conozca las miras pacíficas del Gobierno del Perú. Por la nota del Ministro de la Guerra, el Illmo. Señor Gran Mariscal Gamarra, ha visto S. E. que el Gobierno provisorio desea que inmediatamente se ponga Su Ilustrísima en comunicación con el Jefe de las fuerzas colombianas á fin de tratar sobre la celebración de un convenio militar de suspensión de hostilidades que subsista hasta tanto esté reunido en Congreso y delibere sobre la gran cuestión de la paz ó de la guerra. Tan uniformes sentimientos á los que han animado á S. E. el Libertador desde que se hizo inevitable esta guerra y la disposición que V. S. ha manifestado al Señor Coronel Guerra para celebrar una suspensión de hostilidades mientras que pueda obtenerse un armisticio con el Gran Mariscal Gamarra para la evacuación de Guayaquil y la cesación de hostilidades marítimas, ha resuelto S. E. que insinúe á V. S. nombre un Jefe bastantemente autorizado para que, reunido á otro que nombrará S. E., se concluya desde luego este negocio.

Informado S. E. el Libertador por el Señor Coronel A. Guerra que estaba V. S. dispuesto á dar transporte para que siguiese un parla

mento cerca del Illmo. Señor General en Jefe, ha resuelto mandar al Señor Coronel edecán de S. E., Carlos E. Demarquet, cerca del Jefe Supremo del Perú y el Señor Coronel A. Guerra al cuartel general de S. I. el Gran Mariscal con el mencionado objeto de concluir un armisticio para la evacuación de Guayaquil y cesación de hostilidades marítimas, á cuyo objeto va bastantemente autorizado.

Tengo la honra de repetir á V. S. mis consideraciones respetuosas, con que soy de V. S. muy atento obediente servidor,

TOMÁS C. MOSQUERA.

La Prensa Peruana, página 2, número 8, tomo III, año de 1829.

ANEXO NÚM. 20.

Comunicaciones de D. Agustín Gamarra, General en Jefe del Ejército peruano, al Ministro de la Guerra sobre celebración de armisticio con Colombia.-Respuesta del Ministro de la Guerra, D. José Rivade neyra.-Julio de 1829.

EJÉRCITO NACIONAL. —GENERAL EN JEFE.—NÚMERO 52

Cuartel General en Piura, á 6 de Julio de 1829.

Al Señor Ministro de Estado en el Departamento de la Guerra.

SEÑOR MINISTRO

Acabo de recibir la adjunta comunicación de la Secretaría general de S. E. el Presidente de la República de Colombia, que en copia tengo la honra de acompañar á V. S. por el acelerado conducto de un extraordinario, á fin de que se sirva elevarla al conocimiento del Supremo Jefe de la República, igualmente que la contestación en que, por ser obra del momento, me he fijado, y de la que presento en ésta un ligero análisis.

Por el contenido de la referida copia inclusa verá V. S. que esta nota me fué dirigida con anticipación al recibo de las comunicaciones de que di aviso en la nota oficial núm. 8, y de las que en seguida, y al propio objeto de proponer la suspensión de hostilidades, se sirvió V. E. pasarle por conducto mío, y marcharon igualmente el día 2 del corriente. Estoy seguro de que aquélla llegó á manos de S. E. el Presidente de Colombia un día después que mandó escribir la adjunta. Así

que está desengañado que mis proposiciones son absolutamente conformes con las intenciones de nuestro actual Gobierno, como se lo confirmarán las posteriores que dentro de tercero día llegarán también á su poder.

Salvado de este modo el vacilante concepto que había formado S. E. el Presidente de Colombia de la unidad inexpugnable de los sentimientos nacionales que nos animan, es indispensable analizar las condiciones esenciales que exige para acordar la cesación de hostilidades. Aseguro á V. S. de buena fe que me toma de nuevo esta manera de solicitar armisticios, ligándolos á calidades que deben ser el resultado del tratado definitivo de paz. De otra suerte, es preciso convenir en que se trata de abusar, de contado, de la buena disposición que manifiesta el Perú para dar término decoroso á los desastres de una contienda escandalosa. Exigir inmediatamente la entrega de los elementos de guerra, sin saberse con certidumbre si será ó no preciso continuarla, es lo mismo que debilitarnos sin la menor garantía, para contar con una fuerza marítima de que hoy carecen, y con los demás artículos necesarios para habilitar sus fuerzas sutiles. Si la cesación de operaciones activas se entiende por armisticio, no comprendo que, para entrar en una medida militar tan sencilla, sea preciso haberse puesto de inferior condición de la que se tenía antes de la suspensión de hostilidades. La misma proposición es una nueva hostilidad; y, á mi modo de entender, se quiere aprovechar de los instantes de un cambiamiento que habrá creído menos feliz de lo que en realidad ha sido Afortunadamente estamos reconcentrados en votos, sentimientos y fuerzas, y no se puede, sin hacerse una injusticia ó un nuevo insulto, demandarnos una condición desconocida en esta clase de negocios. Ya no cabe duda en que toda la República marcha por el nuevo orden con admirable entusiasmo y complacencia. Su dignidad y honor nacional ocupan sus primeras atenciones. Es cierto que desea la paz; mas también creo firmemente que se conmoverá en masa, y preferiría morir antes que volver á pasar por humillaciones que la degraden.

Bajo de este supuesto he creído de mi deber diferir por ahora el consentimiento en la entrega de los elementos de guerra y buques que se piden en los artículos 2.° y 4.° de la minuta de condiciones, y proponer por mi parte una solicitud que, bajo las leyes de la reciprocidad, acredite nuestra buena fe y sostenga siempre el decoro de nuestras armas. La nulidad absoluta y perpetuo olvido de los Tratados de Girón y la proscripción de los decretos injuriosos al Perú dictados á consecuencia del infortunado suceso de Tarqui, serán los primeros

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