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tanto tesón y energía, que en nada contuvo en lo sucesivo al Cantón de Porto-Viejo ni al Batallón de Libertadores para que secundasen esta misma decisión. Los hechos han sido notorios: cualquier colorido que después se les haya dado ha sido efecto de reflexiones y opiniones particulares que no deben entorpecer el giro en los grandes negocios de tendencia nacional.

V. E., en fin, ha visto ayer la gloriosa entrada de S. E. el Libertador Presidente, victoreada por toda la Capital, que proclamaba con entusiasmo á Guayaquil incorporado á Colombia. En este acto solemne y augusto no ha intervenido fraude ni artificio, porque el buen pueblo está suficientemente ilustrado en la materia, de que tanto se le ha tratado en los papeles públicos.

Tenemos, pues, la absoluta pluralidad de la Provincia en favor de la agregación. Los demás pueblos son en realidad unos territorios de los propietarios de la Capital, como lo han dicho los impugnadores del manifiesto de Porto-Viejo sobre su incorporación á Colombia. La clase notable y propietaria de la Provincia está unánimemente decidida por la misma agregación. Consistiendo, pues, en estas voluntades la terminación de este negociado, urge apresurarlo con solemnidad en favor de la República. Si el voto de los Representantes fuese contrario al de sus comitentes, se tendría por un acto de singular opinión: aguardarlo es inútil, porque dilata el cumplimiento que merece el plácito espontáneo y solemne de un pueblo que quiere leyes, reposo y feli

cidad.

Nosotros, que reconocemos en V. E. uno de los representantes nuestros, le invitamos reverentemente para que finalice este interesante asunto conforme á una decisión tan altamente pronunciada. V. E. es el iris de nuestra prosperidad, y nunca empleará más debidamente sus altas atribuciones que contrayéndolas á sostener y fomentar el bien suspirado de esta Provincia leal y pacífica. Tenga V. E. presente que desde el primer Congreso electoral se conoció la uniformidad de nuestros intereses con los de Colombia, y nuestros Representantes, conducidos entonces por el verdadero bien de nuestra sociedad, dispusieron en el art. 15 del Estatuto que nuestra ordenanza mercantil fuese en lo posible la de Cartagena. Hoy, que vemos en todos ramos legislada la República del modo más sabio y conforme á la dignidad de un pueblo libre, nos apresuramos á buscar en ella estos bienes de paz y felicidad que jamás podremos conseguir en nuestra pequeña extensión por solos nuestros esfuerzos. Queremos tener libertad respetada, seguridad inviolable y propiedad sin turbaciones, para ser considerados nacionalmente,

ponernos en actitud de unir nuestros recursos á los de los pueblos todavía tiranizados y, conduciéndolos al goce de sus derechos, finalizar la obstinada contienda con los peninsulares.

Y exigimos que si en el mismo acto de presentar á V. E. nuestros votos no fuesen elevados por el mismo conducto de nuestro Síndico al conocimiento de S. E. el Presidente de la República de Colombia, lo haga por sí mismo con la protesta correspondiente.

Guayaquil, 12 de Junio de 1822.

VICENTE ESPANTOSO. FRANCISCO DE ARELLANO PACHECO. TOMÁS ESPANTOSO. (Siguen las firmas.)

Anexión de Guayaquil.

SIMÓN BOLÍVAR, LIBERTADOR PRESIDENTE DE COLOMBIA, ETC., ETC., ETC.

¡Guayaquileños!

Terminada la guerra de Colombia, ha sido mi primer deseo completar la obra del Congreso, poniendo las provincias del Sur bajo el escudo de la libertad y de las leyes de Colombia. El Ejército libertador no ha dejado á su espalda un pueblo que no se halle bajo la custodia de la Constitución y de las armas de la República. Sólo vosotros os veíais reducidos á la situación más falsa, más ambigua, más absurda para la política como para la guerra. Vuestra posesión era un fenómeno que estaba amenazando la anarquía; pero yo he venido, guayaquileños, á traeros el arca de salvación: Colombia os ofrece por mi boca justicia y orden, paz y gloria.

¡Guayaquileños! Vosotros sois colombianos de corazón, porque todos vuestros votos y vuestros clamores han sido por Colombia, y porque de tiempo inmemorial habéis pertenecido al territorio que hoy tiene la dicha de llevar el nombre del padre del Nuevo Mundo; mas yo quiero consultaros, para que no se diga que hay un colombiano que no ame su patria y leyes.

SIMÓN BOLÍVAR.

Cuartel General en Guayaquil, d 13 de Julio de 1822, 12.°

BARTOLOMÉ SALOM, DEL ORDEN DE LOS LIBERTADORES DE VENEZUELA Y CUNDINAMARCA, CONDECORADO CON LA CRUZ DE BOYACA, GENERAL DE BRIGADA DE LOS EJÉRCITOS DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA, Jefe del ESTADO MAYOR GENERAL, ETC., ETC., ETC.

Á los habitantes de Guayaquil: Salud.

ARTÍCULO I.

S. E. el Libertador ha tomado la ciudad y provincia de Guayaquil bajo la protección de Colombia.

ARTÍCULO II.

El pabellón y escarapela de Colombia los tomará la Provincia como el resto de la Nación.

ARTÍCULO III.

Todos los ciudadanos, de cualquiera opinión que sean, serán igualmente protegidos y gozarán de una seguridad absoluta.

ARTÍCULO IV.

Colombia será vitoreada en todos los actos públicos, así militares como civiles.

ARTÍCULO V.

La autoridad de S. E. el Libertador y sus subalternos ejercerán el mando político y militar de la ciudad y provincia de Guayaquil.

ARTÍCULO VI.

Se encarga á los ciudadanos el mayor orden, á fin de evitar las disensiones que han ocurrido.

ARTÍCULO VII.

Las antiguas autoridades han cesado en sus funciones políticas y militares; pero serán respetadas como hasta el presente y hasta la convocación de los representantes de la Provincia.

Por orden de S. E. el Libertador, publiquese por bando.

Guayaquil, Fulio 13 de 1822.-12.

BARTOLOME SALOM.

EXPOSICIÓN QUE HIZO S. E. EL LIBERTADOR Presidente de COLOMBIA Á LA JUNTA DE GUAYAQUIL, POR EL órgano de su SECRETARIO GENERAL, CoRONEL JOSÉ GABRIEL PÉREZ.

S. E. el Libertador de Colombia, para salvar al pueblo de Guayaquil de la espantosa anarquía en que se halla y evitar las funestas consecuencias de aquélla, acoge, oyendo el clamor general, bajo la protección de la República de Colombia al pueblo de Guayaquil, encargándose S. E. del mando político y militar de esta Ciudad y su Provincia, sin que esta medida de protección coarte de ningún modo la absoluta libertad del pueblo para emitir franca y espontáneamente su voluntad en la próxima congregación de la representación.

Guayaquil, Julio 13 de 1822.-12.

J. GABRIEL PÉREZ,

Secretario General de S. E. el Libertador.

Al Señor Secretario General, Coronel J. Gabriel Pérez.

El Gobierno y pueblo de Guayaquil se han considerado siempre bajo la protección de la República. Y aunque no deba llamarse anarquía el que algunos pocos del pueblo hayan levantado el pabellón de Colombia, ni la más ó menos exaltación con que otra parte del mismo pueblo ha manifestado su júbilo y su opinión (cuyos pequeños esfuerzos se contuvieron desde su principio con una insinuación del Gobierno), sin embargo, deseando evitar todo motivo de inquietud y discordia, se ha comunicado á los Cuerpos que S. E. el Libertador ha resuelto encargarse del mando político y militar de la Ciudad y la Provincia, cesando desde luego el Gobierno en las funciones que le había confiado el pueblo.

Lo que participo á V. S. de orden del Gobierno para conocimiento de S. E.

Dios guarde á V. S. muchos años.

Guayaquil, Fulio 13 de 1822.

PABLO MERINO.

Procedimiento para regularizar la anexión.

En la ciudad de Guayaquil, á trece de Julio de mil ochocientos veinte y dos: Habiéndose reunido en esta sala capitular un Cabildo extraordinario que pidió el Señor Procurador General D. José Leocadio Llona, se trató y acordó el particular siguiente por los señores que componen la Excma. Municipalidad de esta Capital.

El citado Señor Procurador General por sí, y á nombre de los que suscriben, presentó una representación en que algunos vecinos de esta Ciudad solicitan que inmediatamente se dirija por conducto de la Municipalidad al Excmo. Sr. Presidente Libertador de la República de Colombia, y dijo: Que bien pública era la aclamación con que todo el pueblo había recibido á dicho Sr. Libertador á su llegada á este puerto; el entusiasmo y decisión con que se han pronunciado por la incorporación de esta Provincia á la República de Colombia, cuyas justas leyes y respeto harían sin duda á Guayaquil y su Provincia que estos sentimientos de justicia y gratitud habían sido repetidos en diversos actos; que en los momentos críticos de la transformación política de esta Capital desde luego se adoptó un Estatuto Provisorio, obra del momento y las apuradas circunstancias que exigían precaver una anarquía. Que este pueblo, recomendable por tantos títulos á la gran República, á quien pertenece, había obedecido á las autoridades, prueba nada equívoca de su moderación y tranquilidad. Que el mismo exponente había cumplido las obligaciones á que por su empleo estaba constituído con el celo y actividad que es bien notorio; pero que es llegado el caso de perfeccionar la obra de nuestra agregación á Colombia, elevando la mencionada representación al Excmo. Señor Presidente para los efectos á que se refiere, y á dar á toda la Provincia un testimonio verdadero del esplendor á que está llamada.

Y habiéndose leído la representación á que se contrae el Señor Procurador Llona y meditado lo conveniente acerca de su contenido con reconocimiento de las firmas, cada uno de los señores de esta corporación expuso su parecer en el modo siguiente:

El señor Regidor Saens, dijo: que las ciento noventa y tres firmas de la representación no son bastantes para la decisión interesante de la Provincia, sin embargo de que la mayor parte de los suscriptores no son vecinos, y que por último se debe juntar el Colegio electoral, según está dispuesto por el Superior Gobierno legítimo que tenemos.

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